La
guerra prudente contra el califato
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/31/actualidad/1422732920_424441.html
EE UU opta
por una campaña larga y sin triunfalismos. Los
yihadistas solo han perdido un 1% de terreno en
Irak y la ciudad clave de Kobane, en Siria
GRÁFICO Los
bombardeos contra el Estado Islámico
JOAN
FAUS
Washington
31 ENE 2015 - 23:25 CET
Un soldado
kurdo en el pueblo de Kobane (Siria). / BULENT KILIC (AFP)
Las
lecciones del pasado —desde Vietnam hasta Irak— imponen la cautela. La campaña
que lidera Estados Unidos contra posiciones del grupo yihadista Estado Islámico
(EI) parece una guerra prudente. A casi seis meses del inicio de sus bombardeos
en Irak y a más de cuatro en Siria, la Administración de Barack Obama rehúye
fijar la duración de su estrategia o los pasos siguientes. Y minimiza
indicadores sobre la evolución del conflicto.
El Pentágono
habla desde el primer día de una campaña de “años”.
Y en ocasiones, como hizo esta semana su portavoz, John Kirby, la concreta
entre “tres y
cinco, probablemente”. Pero sin revelar cómo se llegará hasta allí.
Para algunos analistas y políticos,
evidencia una falta de estrategia. Para otros, refleja la experiencia en la última década en Afganistán e Irak: dos guerras sin victoria, y mucho más largas y costosas de lo pensado.
Sobre todo en Irak: tras la salida en 2011 de las tropas estadounidenses y por
la caótica evolución de ese conflicto. Aún pesa la imagen de 2003 —tras 40 días
de intervención— del entonces presidente George W. Bush
anunciando en un portaaviones el fin de las operaciones de combate bajo
un cartel de “Misión cumplida”.
La retórica
oficial se repite al valorar la derrota esta semana de los yihadistas suníes en
la ciudad siria de Kobane, fronteriza con Turquía y blanco de la mayoría de los
ataques aéreos de la coalición liderada por EE UU. El Departamento de Defensa
evita cantar victoria y enfatiza el mantra de que la campaña será “larga,
difícil, con éxitos y fracasos”.
De hecho,
los bombardeos apenas han mermado los dominios del EI en Irak y Siria. La
conquista de Kobane —por la combinación aérea y de lucha sobre el terreno de
milicias kurdas— ha sido el primer gran hito, aunque se mantienen los
bombardeos en los alrededores de la ciudad.
La retórica
oficial se repite al valorar la derrota esta semana de los yihadistas suníes en
la ciudad siria de Kobane
Anthony
Cordesman, un veterano
analista de CSIS —un centro de análisis en Washington— que ha sido asesor de la
OTAN y de los departamentos de Estado y Defensa, cree que la expulsión de los
extremistas de Kobane es más simbólica que un acierto estratégico. Ve una “guerra
muy incierta”. “No se han resuelto los problemas de EE UU
con Turquía, ni con los kurdos, ni preparado el terreno para ganar estabilidad
en Irak o Siria”, afirma por teléfono. Como prueba de que no será
fácil, la Casa Blanca ha incrementado el gasto en defensa en su propuesta de
presupuesto de 2016 que enviará el lunes al Congreso, en un desafío a los actuales
recortes automáticos.
El esmero en
la cautela del Pentágono genera fricciones internas y ecos del pasado. Ante
algunas críticas sobre la lentitud de la campaña, Lloyd
Austin, el general del Comando Central del Ejército —encargado de los
bombardeos—, desveló la semana pasada en una entrevista que los ataques han matado a cerca de 6.000 militantes del EI -y un
número sin concretar de civiles-, sobre un total de hasta 30.000 milicianos yihadistas. Pero el secretario de
Defensa saliente, Chuck Hagel, tardó poco en matizarle al subrayar que “contar
cuerpos” no es un indicador de éxito. “Estuve en una guerra en la que
se contaban muchas bajas cada día. Y la perdimos”, dijo en alusión a Vietnam.
La Casa Blanca ha incrementado el
gasto en defensa en
su propuesta de presupuesto de 2016 que enviará el lunes al Congreso
El futuro
también divide. Austin avanzó que EE UU e Irak han iniciado preparativos para
lanzar una contraofensiva en verano con el objetivo de expulsar al EI de Mosul, la segunda ciudad del país y que
capturó en junio en un rápido avance en el norte ante la huida de buena parte
de las fuerzas de seguridad iraquíes. Kirby replicó con un aviso: es
“increíblemente prematuro y probablemente inútil” hacer previsiones. Entre 2003
y 2012, EE UU invirtió cerca de 25.000 millones de
dólares en entrenar y equipar al Ejército iraquí. Ese fracaso es otro
factor de prudencia en la campaña actual, que también incluye un programa de
entrenamiento.
En
Irak, EE UU y otros países occidentales bombardean posiciones del EI, y tienen asesores sobre el
terreno —sin función de combate— que ayudan y preparan al Ejército iraquí. En Siria, los ataques son estadounidenses y de naciones árabes.
No hay despliegue sobre el terreno dada la enemistad con el régimen de Bachar
el Asad, que también combate al EI. El Pentágono ultima su plan de entrenar y
armar en Oriente Próximo a unos 5.000 rebeldes moderados sirios. Cordesman cree
que es una cantidad “demasiado limitada” para revertir la balanza.
Según
Washington, los bombardeos han frenado el avance del EI, y han menguado su
liderazgo y su capacidad de comunicarse y atacar. Pero tienen poco impacto en
el territorio. En Irak, los yihadistas solo han cedido alrededor de un 1% de
sus dominios, según el Pentágono. En Siria, pese a la
pérdida de Kobane, se han expandido en el centro y el oeste, desbancando
a los rebeldes moderados que EE UU pretende ayudar.
El
Pentágono cree que la campaña durará
entre tres y cinco años
Para Nicholas Heras, investigador de CNAS, otro think tank,
eso manifiesta una prudencia positiva de EE UU, que no achaca a una falta de
estrategia: “Indica una consciencia de que es un asunto complicado”. Heras
disecciona un enrevesado rompecabezas en Irak y Siria que llevará tiempo
solventar e invita a no precipitarse. En el primero, el objetivo es reducir las
tensiones sectarias para desarrollar una sólida oposición armada y civil a los
yihadistas. En el segundo, apoyar a los debilitados rebeldes moderados para que
derroten a los extremistas y, a la larga, fuercen la salida de El Asad.
Cordesman
coincide con el Pentágono en que la campaña está en una fase muy inicial y de
que la solución al ascenso del EI no solo es militar ni estadounidense. “Es
una batalla en religión, ideología, economía y política. Los gobiernos de la
región tienen que asumir el liderazgo en eso”, sostiene. Y también
elude vaticinios: “En estas guerras, a menudo los cambios son inesperados.
Adquieren un impulso que no está relacionado con un análisis cuidado. El tiempo
es un producto muy relativo e incierto”.
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