El
rol de la FED es tan o más importante que la de la casa Blanca en la prosperidad
económica de EEUU . Por Paul Krugman
El Presidente Reagan y Paul Volker presidente de la FED de ese entonces
Paul Krugman
da a entender que el partido republicano de EEUU son una manga de idiotas e
ignorantes económicos.
Los
presidentes y la economía
http://economia.elpais.com/economia/2015/01/09/actualidad/1420811799_157143.html
La mejora de
la economía es sin duda uno de los factores por los que el índice de aprobación
del presidente Obama está aumentando
PAUL
KRUGMAN
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ENE 2015 - 14:56 CET52
El
presidente de EE UU, Barack Obama, interviene en un acto sobre el sector
inmobiliario en Phoenix (Arizona) el 8 de enero de 2015. / SAUL LOEB (AFP)
De repente,
o al menos eso parece, la economía estadounidense tiene mejor aspecto. Hace ya
algún tiempo que las cosas pintan bien pero, a estas alturas, los síntomas de
la mejoría —aumento del empleo, un PIB
que crece con rapidez, la recuperación de la confianza ciudadana— son
inconfundibles.
La mejora de
la economía es sin duda uno de los factores por los que el índice de aprobación
del presidente Obama está aumentando.
Y es
palpable la sensación de pánico de los
republicanos, a pesar de su victoria en las elecciones de mitad de mandato.
Esperaban presentarse a las de 2016 en medio de un contexto de fracaso; ¿qué van a hacer si la economía marcha
bien?
Bueno, ese
es su problema. Lo que yo quiero plantear, en cambio, es si todo esto tiene
algún sentido.
¿Qué
influencia ejerce en cualquier caso el ocupante de la Casa Blanca en la
economía?
La respuesta que suelen dar los economistas,
al menos cuando no están a sueldo de los políticos, es “ no mucha”.
¿Pero es esto diferente en esta
ocasión?
Para entender
por qué los economistas suelen quitarle importancia a la función de los
presidentes, vamos a repasar un episodio muy idealizado de la historia
económica de EE UU: la recesión y recuperación de la
década de 1980.
La derecha,
por supuesto, recuerda esa década como una época de milagros propiciados por el
bendito Reagan, que bajó los impuestos,
conjuró la magia de los mercados y condujo al país a una creación de empleo
jamás igualada, ni antes ni después.
En realidad,
los 16 millones de puestos de trabajo que se crearon en Estados Unidos durante
el mandato de Reagan solo están un poco por encima de los 14 millones que se
habían creado durante los ocho años anteriores.
Y durante el
mandato de un presidente posterior —Bill como se llame— se crearon 22 millones
de puestos de trabajo. Pero ¿qué más dan los números?
En cualquier
caso, sin embargo, los análisis serios del ciclo empresarial de la época de
Reagan le dan muy poca importancia a Reagan y destacan, en su lugar, la función de la Reserva Federal, que determina la
política monetaria y es en gran medida independiente del proceso político.
A principios
de la década de 1980, la Reserva, dirigida por Paul Volcker, estaba decidida a
reducir la inflación, aun pagando un alto precio por ello; aplicó unas medidas
más estrictas e hizo que se disparasen los tipos de interés, lo que situó los tipos hipotecarios por encima del 18%.
Lo que se
produjo a continuación fue una grave recesión que trajo consigo cifras de paro
de dos dígitos, pero también acabó con
la espiral de precios y salarios.
Luego, la
Reserva decidió que Estados Unidos ya había sufrido bastante. Aflojó un poco
las riendas, lo que provocó una caída en picado de los tipos de interés y un
aumento de la construcción de viviendas. Y la economía se recuperó.
Reagan se llevó el mérito político
del “despertar de Estados Unidos”, pero fue Volcker el verdadero responsable
tanto de la crisis como del auge económico.
La cuestión
es que, normalmente, es la Reserva, y no la Casa Blanca, la que controla la
economía.
¿Pero debemos aplicar esta misma
regla al mandato de Obama? No del todo.
Por un lado,
la Reserva ha tenido dificultades para coger impulso tras la crisis financiera
de 2008, porque la enorme burbuja inmobiliaria e hipotecaria ha tenido como
consecuencia que el gasto privado responda relativamente poco a las variaciones
de los tipos de interés.
En esta
ocasión, la política monetaria tenía mucha necesidad de apoyarse en un aumento
temporal del gasto público, lo que significa que el presidente podría haber supuesto
una gran diferencia.
Y así fue,
durante un tiempo; puede que, desde el punto de vista político, el estímulo económico de Obama haya sido un
fracaso, pero la inmensa mayoría de los economistas cree que ha servido para
suavizar la recesión.
Sin embargo,
desde entonces, la devastadora oposición republicana ha contrarrestado con
creces el esfuerzo inicial. De hecho, el gasto federal ajustado según la
inflación y el crecimiento demográfico es más bajo ahora de lo que lo era
cuando Obama accedió al cargo; en el mismo momento del
mandato de Reagan, había aumentado más de un 20 %. Para que luego digan
de la política fiscal.
Sin embargo,
hay otro aspecto en el que podríamos afirmar que Obama ha supuesto una gran
diferencia.
A la Reserva le ha costado mucho coger fuerza,
pero al menos ha tratado de impulsar la economía; y lo ha hecho a pesar de los
feroces ataques de los conservadores, que la han acusado una y otra vez de
"degradar el dólar" y de sentar las bases para una inflación descontrolada.
Si
Obama no hubiese protegido su independencia, es muy posible que la Reserva hubiera sucumbido a las
intimidaciones y subido los tipos de interés, lo cual habría sido desastroso.
De modo que, indirectamente, el presidente ha ayudado a la economía al
defenderla de las hordas de la restricción crediticia.
Y por
último, pero no menos importante, aunque podamos pensar que a Obama le
corresponde poco o ningún mérito por las buenas nuevas sobre la economía, el
hecho es que sus adversarios llevan años afirmando que su mala actitud —se sabe
que ha dejado caer, de vez en cuando, que algunos banqueros se han comportado
mal— es, de algún modo, responsable de la mala situación económica. Ahora que
su mandato está conociendo un inesperado auge económico, no pueden dar marcha
atrás y quitarle toda la responsabilidad sin más.
Entonces, ¿es el presidente responsable de la
aceleración de la recuperación? No.
¿Podemos, no obstante, afirmar que nos está yendo mejor de lo que nos iría si
la Casa Blanca hubiese estado en manos del otro partido? Sí. ¿Quienes culpaban
a Obama de todos nuestros males económicos parecen ahora unos canallas y unos idiotas? Sí, así es. Y ello se debe a
que, en efecto, lo son.
Paul Krugman
es profesor de Economía de la Universidad de Princeton y premio Nobel de
Economía de 2008.
© 2015 New York Times Service.
Traducción
de News Clips.
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