Grecia
debe salir de la Eurozona para que el pueblo Griego descendiente de la gloria ateniense
y espartana no siga viviendo como un esclavo paupérrimo. Y por supuesto no
pagar la ilegal e ilegitima deuda externa. Con un informe del WSJ
El
fracaso de las negociaciones con sus acreedores empuja a Grecia hacia la
izquierda
http://lat.wsj.com/articles/SB11549835679618334666804580416143707233662?tesla=y
MARCUS
WALKER Y
MARIANNA KAKAOUNAKI
jueves,
22 de enero de 2015 19:44
EDT
El primer
ministro griego, Antonis Samaras, y la canciller
alemana, Angela Merkel, durante una conferencia de prensa en Berlín en
septiembre de 2014. European Pressphoto Agency
ATENAS—El primer ministro de Grecia,
Antonis Samaras, que siente la presión de los electores para poner fin al
régimen de rescate financiero en el que se encuentra su país, solicitó el año
pasado la ayuda de la canciller alemana, Angela Merkel, para aliviar parte de
la deuda.
Merkel le
preguntó a un intérprete que tradujera la frase “alivio de deuda”, según
fuentes, tras lo cual le dijo a Samaras: “No suena tan bien en alemán”.
Fue una
señal de que Grecia podía esperar poca clemencia de sus acreedores, encabezados
por Alemania.
La economía griega, la más atribulada
de la zona euro, sigue sometida a una implacable maquinaria de rescate, armada
a instancias de Berlín, que proporciona asistencia financiera a cambio de reformas e inspecciones
periódicas.
Las
inquebrantables reglas del sistema llevaron al gobierno griego a convocar a
elecciones anticipadas para este domingo, cuyos resultados, si se confirman las
encuestas, podrían dejar el país al borde de abandonar la zona euro.
Los conservadores
liderados por Samaras están por debajo de Syriza en los sondeos, un partido que
promete poner fin a la austeridad impuesta por Europa a cambio de los préstamos
de rescate.
A menos
que Grecia acepte las reformas de mercado, aseguran los funcionarios alemanes,
no recibirá los créditos que necesita para evitar una cesación de pagos a
mediados de año.
Samaras dijo
el jueves en un discurso en televisión que el programa de compra de deuda del Banco Central Europeo incluirá a Grecia sólo si se completa la actual evaluación
del rescate por parte de los acreedores internacionales.
Agregó que
solamente su partido, Nueva Democracia, puede
garantizar que Grecia se beneficie del estímulo del BCE
y que la oportunidad se perdería si Syriza gana las elecciones.
Incluso si
Samaras triunfa el domingo, los crecientes conflictos entre Atenas y sus
acreedores muestran lo difícil que será para cualquier líder griego satisfacer
las demandas de Europa y el Fondo Monetario Internacional sin provocar
turbulencias políticas en el país.
La estricta
receta alemana para que la zona euro se vuelva más frugal y competitiva está
poniendo tal presión sobre sus miembros que 2015 amenaza con ser un año de
agitación política.
En los países del deprimido sur de Europa,
nuevos movimientos como Syriza y la agrupación de
izquierda española Podemos están desafiando a los impopulares partidos
gobernantes.
La renovada
tragedia griega ilustra cómo la prolongada postración de la economía europea se
está transformando en una crisis política y social, erosionando la confianza en
la clase dirigente y las instituciones de la Unión Europea y alimentando el
ascenso de movimientos populistas tanto de izquierda como de derecha.
El siguiente
relato de cómo Atenas y sus acreedores volvieron a encender la llama de la
crisis se basa en entrevistas con 18 altos funcionarios de Grecia, Europa y
otros lugares.
Muchos
funcionarios europeos afirman que Grecia
se ha comportado en forma arrogante al intentar poner fin al control de los
acreedores antes de sanear su economía.
No obstante,
si Samaras pierde el domingo, la rígida maquinaria de Europa habrá sido su
verdugo.
“Siempre les
decimos a los países en crisis que ‘mantengan el curso’” y continúen con políticas dolorosas
si quieren seguir siendo parte de la zona euro, dice un alto funcionario
alemán. “Pero es
difícil para ellos. Lo único que ofrecemos es el garrote”.
Samaras
solía despotricar contra los aumentos de impuestos y recortes de gastos
exigidos por el memorándum de rescate de la zona euro y el FMI. Como líder de
la oposición en 2011, Samaras dijo que el acuerdo “sofoca permanentemente la
economía griega”.
En lugar de
responsabilizar al exceso de deuda del país por las duras medidas, afirmó que
“el memorándum nos ha dejado más cerca de la bancarrota”.
No obstante,
tras ganar las elecciones en junio de 2012, Samaras viajó a Berlín para hacer un mea culpa.
Después de ensayar sus palabras con un grupo de asesores durante seis horas antes
del encuentro, convenció a Merkel de que implementaría
las medidas de austeridad. La canciller lo respaldó, ignorando a otros
—entre ellos su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble — que querían expulsar
a Grecia del bloque monetario.
Durante casi
dos años, Samaras puso en marcha suficientes
medidas exigidas por el plan de rescate para satisfacer a los inspectores del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, un
grupo conocido como la troika. Con cada informe positivo, Grecia se ganó otro
tramo del programa de rescate. El gigantesco déficit fiscal se redujo.
La economía,
sin embargo, se contrajo.
A comienzos de 2014,
el Producto Interno Bruto era 27% menor que antes de la crisis financiera,
el desempleo ascendía a 28% y las familias y las
empresas estaban sumidas en deudas ante el desplome de sus ingresos.
Una crisis
de deuda que empezó con el gobierno había propagado al sector privado y, si
bien la recesión finalmente había terminado, los votantes habían perdido la
paciencia.
El gobierno
y las autoridades europeas festejaron la emisión de bonos de Grecia en abril,
la primera en cuatro años. El país había logrado un leve superávit primario: la
recaudación tributaria cubría los gastos, excluyendo los intereses de la deuda.
Tales
avances, sin embargo, no tenían mucho sentido para los griegos que lo
financiaron con mayores impuestos y profundos recortes de sus sueldos,
pensiones y servicios de salud. “Para muchos griegos
comunes, el superávit primario significa ‘soy más pobre’”, dice Nick Malkoutzis,
fundador de MacroPolis.gr, un sitio de análisis político y económico.
“Pero la esperanza era que habíamos cruzado tambaleando la meta”.
En las
elecciones parlamentarios europeas de mayo, Samaras se enfrentó a una versión
más joven y de izquierda de él: Alexis Tsipras, el líder de Syriza, quien
atribuyó la crisis a la austeridad, no la austeridad a la crisis.
Samaras, en tanto, les dijo a los electores
que las penurias estaban por terminar. “No habrá nuevas medidas”, declaró en una
manifestación en Atenas, y la frase se convirtió en su lema. No obstante, el memorándum del rescate
estipulaba que Grecia tenía que elevar su superávit
primario a 4,5% del PIB y mantenerlo ahí por
varios años.
Syriza ganó
las elecciones europeas.
Samaras hizo
cambios en su gabinete, reemplazando a los ministros
reformistas con populistas que pudieran competir con Syriza.
Su prioridad
era librarse de las amarras del programa de rescate lo antes posible, según
personas que lo conocen. Su plan era que Grecia rechazara los préstamos de
rescate después de 2014 y, en su lugar, se apoyara en las ventas de bonos.
Quería, como mucho, un fondo de garantía de Europa para tranquilizar a los
compradores de bonos.
Las
inspecciones europeas serían minimizadas y el FMI sería enviado de vuelta a
Washington. Samaras esperaba declarar victoria para fines de 2014 y lograr que
el Parlamento griego eligiera un presidente para febrero de 2105. El cargo es
simbólico, pero si no se elige a alguien, se debe convocar elecciones
generales.
Para que el
plan funcionara, Grecia tenía que pasar una evaluación
de la troika que liberaría 7.200 millones (US$8.300 millones) en ayuda.
El problema era la lista de medidas
pendientes de exámenes previos, incluidas reformas al cobro de impuestos, las
pensiones, el empleo, la banca, las hipotecas, los sindicatos, la regulación de
los mercados y las nóminas públicas.
La mayoría
de los funcionarios del gobierno querían diluir las reformas y aplazar las
menos populares. Todas las partes reconocieron que Grecia no podía completar
todos los requisitos para fin de año.
La troika se
reunió con autoridades griegas en París a principios de septiembre para
averiguar cuánto estaba dispuesto a hacer Grecia y propuso postergar la
evaluación y prolongar el rescate hasta 2015, pero eso le negaría a Atenas el
premio de librar al país del programa para Navidad. Los griegos respondieron
que no querían más dinero de Europa o el FMI después de diciembre, cuando el
país recurriría a los mercados de capital. La troika no estaba convencida.
Declan
Costello, negociador de la Comisión Europea, puso fin a las conversaciones en París al leer en voz alta
la lista de reformas que Grecia había rechazado. “Es imposible para nosotros
aceptar que no hagan nada acerca de todas estas”, dijo.
Samaras
acudió a un poder superior. En su visita el 23 de septiembre a la canciller
alemana, le pidió que entendiera que no podía promulgar tantas medidas
impopulares en 2014. Si Europa presionaba demasiado, tendría que lidiar con un
gobierno mucho menos cooperativo liderado por Syriza, advirtió.
Las reformas
difíciles podrían posponerse, así como las medidas pendientes, bajo un acuerdo
posrescate menos riguroso que libraría a Grecia de las cadenas de la troika.
“Queremos declarar
victoria”, dijo
Samaras a Merkel. “Sería un gran éxito para Europa” si Grecia, el país más
afectado por la crisis, pudiera graduarse del rescate.
Merkel
preguntó si los mercados de deuda estaban listos para financiar a Grecia, según
personas presentes. De lo contrario, Grecia necesitaría más que protección por
sobregiro de Europa. Necesitaría otro rescate.
La canciller
dijo que la próxima fase del plan de rescate aún requeriría inspecciones
exhaustivas, con la inclusión del FMI. De otra forma, no habría garantías de
que Grecia continuaría con sus reformas. Instó al primer ministro griego a
completar la evaluación de la troika.
Un viaje de
la troika a Atenas una semana después no logró avances sobre las reformas en
disputa.
En octubre,
Grecia propuso una ley fiscal que enfureció a la troika. Permitiría a muchos
griegos con deudas impositivas pagarlas en 100 cuotas
mensuales.
Un derrumbe de los precios de los
bonos griegos ese mismo mes socavó las esperanzas de Grecia de levantar fondos
por cuenta propia.
La venta generalizada reflejó las sospechas de
los inversionistas de que la evaluación de la troika no estaba yendo bien, así
como temores de un cambio de gobierno en las elecciones previstas para febrero.
Las partes
se volvieron a reunir en París en noviembre. Los funcionarios griegos, que
ahora temían no superar la prueba de la troika, hicieron algunas concesiones.
El FMI mantuvo sus exigencias de duras reformas laborales
y de pensiones. El organismo también quería medidas de austeridad adicionales
para que el previsto déficit fiscal no se viera afectado por una caída de los
ingresos tributarios.
El BCE, que suele observar en silencio las negociaciones
de la troika, respaldó la postura del FMI de que Grecia estaba haciendo muy
poco. Incluso la Comisión Europea, que mostró más consideración al costo
político de las reformas, sintió que las concesiones de Grecia sobre los
impuestos y las pensiones no bastaban.
El 30 de
noviembre, los griegos, cada vez más nerviosos, envían las nuevas concesiones
por correo electrónico. Las propuestas causaron un descontento público después
de que se filtró la noticia.
El FMI
quería más. Alemania concluyó que Atenas no entendía: no habría dinero para
países que no hicieran sus tareas. Incluso la comisión no estaba satisfecha.
“Al final del día,
habían alcanzado el límite de los que podían hacer”, cuenta un funcionario en Bruselas.
“Y realmente no era suficiente”.
A Samaras se
le acabó el tiempo para proclamar las victorias que había buscado antes de que
el Parlamento griego votara por un presidente.
A principios
de diciembre, Samaras y sus asesores más cercanos concluyeron que la
supervivencia del gobierno requeriría una jugada riesgosa.
Adelantaron
la votación presidencial y pospusieron el acuerdo con la troika hasta 2015.
Apostaron a
que suficientes legisladores respaldarían al nominado por el gobierno porque,
de lo contrario, las elecciones anticipadas podrían hundirlos junto con el
resto del país.
La jugada falló. Samaras no logró elaborar un
mensaje que tuviera un amplio apoyo. Un gobierno que había prometido poner fin
al rescate, limitar las medidas, echar al FMI y aliviar la deuda se había
quedado con las manos vacías.
Los funcionarios de la zona euro
ahora creen que Grecia necesitará un rescate más largo. El ganador de las elecciones del
domingo deberá cerrar una brecha aún más grande.
—Gabriele Steinhauser contribuyó a este artículo.
Nota del autor del blog : tal vez
gane Syriza según las encuestas aunque para mi es más de lo mismo, esos
izquierdistas electoreros son populistas como digamos los que tiene el poder en
Venezuela.los verdaderos izquierdistas no toman el poder con las urnas sino con
las armas. Digamos para los pueblos árabes Los hermanos musulmanes ganaron en
Egipto y luego los identificaron y casi todos están en la cárcel ¿que ganaron
con las elecciones? Todo sigue igual y peor los militares son los dueños de Egipto.
Solo el método de Al qaeda o del Estado Islamico disminuye su poder.
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