Organigrama de los hombres de Saddam Husseim
en la cúpula del Califato de Iraq y la Gran siria (Siria, Palestina, Jordania, Líbano) .
Hombres
de Sadam apuntalan el poder del Estado Islámico
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/12/actualidad/1418399419_314433.html
Exjefes militares del régimen
baazista iraquí vertebran la dirección yihadista
ÓSCAR
GUTIÉRREZ
Madrid
12
DIC 2014 - 22:07 CET3
Miembros del
Estado Islámico desfilan por las calles de Raqa, localidad controlada en el
norte de Siria, el pasado 30 de junio. / REUTERS
Muchos en
Bagdad estaban convencidos este verano de que el Estado Islámico (EI) no
aguantaría mucho al frente de Mosul. Que los extremistas liderados por el
iraquí Abubaker al Bagdadi, sin experiencia en la gestión de un Gobierno,
dejarían su Administración en manos de los baazistas, exmiembros del partido
único que gobernaba Irak antes de la invasión estadounidense de 2003.
Los hombres de Al Bagdadi y los
supervivientes de la guerra en las filas del Baaz han forjado una extraña
alianza con un objetivo:
tomar el
poder. Unos meses después, Mosul sigue en manos
de los yihadistas, y exmandos militares del Ejército de
Sadam Husein, como Abu Muslim al Turkmani o Abu Ali al Anbari, apuntalan
la dirección del grupo yihadista EI.
Precisamente
la operación mediante la que el EI tomó en junio Mosul —ciudad desde donde Al
Bagdadi se autoproclamó califa— recibió el nombre de la “invasión de Abu Abdulrahman Al Bilawi”.
¿Quién es ese tal Al Bilawi al que
honraban los integristas?
Fue, hasta
su muerte en la provincia de Anbar, uno de los jefes del Consejo Militar del
EI. Pero antes de eso, Al Bilawi había sido capitán del
Ejército iraquí a las órdenes de Sadam. Golpes del destino, el ataque
que acabó con la vida de Al Bilawi permitió a los servicios de inteligencia
iraquíes hacerse con documentación sobre el organigrama del grupo integrista.
Alrededor
del califa Ibrahim (nombre de nacimiento de Al
Bagdadi), según coinciden algunos analistas, se levanta una cúpula formada en su mayoría por iraquíes, muchos
baazistas vinculados al régimen de Sadam.
El estudio
de ese organigrama revela que un exmiembro de las fuerzas especiales y de la
inteligencia militar, Abu Muslim al Turkmani, y un
exgeneral del Ejército, Abu Ali al Anbari, son sus dos principales
lugartenientes.
Al Turkmani dirige el Consejo Provincial y las actividades del EI en
Irak,
mientras Al Anbari controla la franja siria en manos de los yihadistas
y es responsable de seguridad e inteligencia en la organización.
Los expertos
apuntan que quizá Al Bagdadi fuera un hombre de
paja detrás de una retahíla de baazistas con ganas de recuperar Bagdad.
“Lo pensé al principio,
pero ahora no estoy tan seguro”, señala Richard Barrett, del centro
de análisis estadounidense The Soufan Group.
Según
Barrett, Al Bagdadi se ha desecho de posibles rivales llegados del Baaz, al
tiempo que ha levantado un “aparato de seguridad implacable” para disuadir a
los posibles disidentes. “Como califa es el líder supremo y tiene una
personalidad suficientemente fuerte como para ejercer su autoridad”,
señala el analista.
Cuesta, sin
embargo, entender qué pueden compartir los yihadistas y los hombres del régimen
de Sadam, nacionalista y laico.
Pero la
sintonía existe.
Una de las piezas que no logró cobrarse EE UU fue Izzat Ibrahim al Duri, El Pelirrojo, hombre duro de la
resistencia iraquí y número dos en el
Gobierno de Sadam.
Al Duri, en
paradero desconocido, alabó en una grabación difundida en julio la lucha del
Estado Islámico y agradeció a su líder —sin nombrar a Al Bagdadi— el perdón
ofrecido a los policías y soldados iraquíes que desertan.
Cercano a Al
Duri en tiempos de Sadam era Abu Ayman al Iraqi, ex
teniente coronel del Ejército.
Al Iraqi es
hoy uno de los hombres fuertes del Consejo Militar del EI, junto a Abu Ahmed al Aluani, el máximo responsable de
este órgano, también exmiembro de las Fuerzas Armadas iraquíes.
Entre los destacados en este consejo, y
elemento clave en el organigrama yihadista, está el checheno
Omar al Shishani, uno de los grandes héroes de los integristas en el
frente de batalla sirio.
Todos estos
primeros espadas, junto al sirio Abu Mohamed al Adnani,
portavoz de la organización, y
Amr
al Absi, responsable de
la propaganda en las redes sociales, forman
parte, según coinciden los expertos, del todopoderoso Consejo
de la Shura, dirigido por Abu Arkan al Ameri,
del que se tienen pocos datos.
Este órgano es la correa de
transmisión entre las directrices de Al Bagdadi y el resto de la organización.
No obstante,
el órgano más poderoso del EI es el Consejo de la
Sharía, supervisado directamente por el califa y formado en su mayoría
por religiosos saudíes para la aplicación
rigurosa de la única ley posible a sus ojos, la islámica.
La
alianza germinó en un penal de EE UU en el sur de Irak
Que Abubaker al Bagdadi, líder del autodenominado Estado
Islámico (EI), entró a principios de 2004 en Camp Bucca, penal de EE UU en el
sur de Irak, parece claro, según coinciden varios informes sobre su pasado.
Cuándo salió es una incógnita. “Ni siquiera los estadounidenses saben
cuánto tiempo pasó allí: si fueron 10 meses o cuatro años”, afirma Guido Steinberg, analista
alemán del SWP (Instituto para Asuntos Internacionales y de Seguridad).
La prisión
fue utilizada por EE UU sobre todo tras el escándalo de abusos a los presos en
Abu Ghraib. Camp Bucca echó el cierre en 2009. Durante esos años, la cárcel
alojó a muchos exmiembros del Ejército iraquí, entonces en el bando de la
resistencia contra la invasión estadounidense. Entre aquellos internos estaban
hombres fuertes hoy de Al Bagdadi como Abu Muslim al
Turkmani, lugarteniente del califa y jefe provincial del EI;
Abu
Ayman al Iraqi, miembro
destacado del Consejo Militar del EI;
o Abu Mohamed al Adnani, portavoz del grupo.
Por el penal
pasó también Haji Baker, excoronel de la Guardia
Revolucionaria Iraquí, considerado el principal asesor del Estado
Islámico de Irak —anterior nombre del EI— en 2010 y figura clave para aupar a
Al Bagdadi a lo más alto de su dirección.
Tanto Steinberg como otros expertos en terrorismo yihadista
creen que en esta cárcel se fraguaron buenas alianzas entre yihadistas y
exmiembros del régimen de Sadam. “Muchos sabíamos”, dijo en julio en
su Twitter James Skylar Gerrond, un militar
destinado en Camp Bucca, “que en lugar de alojar detenidos habíamos
creado una olla a presión de extremismo”.
Por esa olla
también pasaron
Abu
Qasim, al cargo de los
combatientes extranjeros del EI;
Abu
Shema, responsable de
los arsenales;
o
Abu Suja, encargado de
atender a las familias de los yihadistas muertos.
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