El
barril de petróleo caerá a entre US$ 43 y US$ 50
BofA dice que caerá a US$50
Y Morgan Stanley a US$ 43
Desde
el auge del esquisto en Texas a la lucha por China, así colapsó el petróleo
http://lat.wsj.com/articles/SB12459680462131963761004580337712951077800?tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB12459680462131963761004580337712951077800.html
Por Russell Gold
lunes,
15 de diciembre de 2014
0:02 EDT
Desde la
década del 70, Nigeria ha provisto un suministro
constante de petróleo de alta calidad a las refinerías
en América del Norte, hasta llegar a un millón de barriles diarios en
2010.
Luego, se
produjo el auge de la energía de esquisto y en
julio de este año Estados Unidos dejó de importar petróleo nigeriano.
Desplazados
por la explosión de la producción petrolera estadounidense, millones de barriles de crudo nigeriano ahora se dirigen a
India, Indonesia y China.
No obstante, los productores de Medio Oriente
compiten por los mismos compradores. Esto ha sentado las bases para una batalla
por participación de mercado que podría reconfigurar la Organización de Países
Exportadores de Petróleo y revolucionar el mercado global de petróleo.
Los precios
del crudo cayeron el viernes a su nivel más bajo en cinco años después de que
la Agencia Internacional de Energía (AIE)
recortó su pronóstico de demanda global por quinta vez en seis meses. El
mensaje que recibieron los inversionistas fue que la economía mundial pasará
apuros el próximo año, lo que precipitó un derrumbe de 315,51
puntos, o 1,8%, del Promedio Industrial Dow Jones, que cerró la jornada
en 17.280,83 unidades. Se trató de la mayor
caída porcentual semanal del Dow en tres años.
La AIE ha
recortado desde junio en 800.000 barriles a día su
previsión de demanda para 2015, al tiempo que proyecta que la producción de EE.UU. aumente en 1,3 millones de barriles
diarios.
El descenso
de los precios globales del crudo, desde más de US$110 hasta menos de US$62 el
barril el viernes, ha sido caracterizado como una confrontación entre Arabia Saudita y EE.UU., dos de los mayores
productores del mundo.
La realidad,
sin embargo, es más compleja y los rebeldes libios y
los taxistas de Indonesia juegan un papel importante, junto a
emprendedores texanos y los ministros petroleros de
Medio Oriente. Es un reflejo tanto del creciente suministro de crudo
como del desplome de la demanda.
La situación
no tiene visos de revertirse. Bank of America Merrill
Lynch predice que los precios del crudo en EE.UU. pueden caer a US$50 el próximo año.
El descenso
de los precios globales del crudo ha sido caracterizado como una confrontación
entre Arabia Saudita y EE.UU. Associated Press
Las raíces
del desplome se remontan a 2008, cerca de Cotulla, una diminuta localidad de Texas entre San Antonio y la frontera con
México. Ahí se perforó el primer yacimiento de la formación de esquisto Eagle Ford. En ese entonces, EE.UU. extraía alrededor de 4,7 millones de barriles de crudo
diarios.
En 2009 y
2010, cuando la economía global mostraba signos de una mejoría, la demanda
repuntó y subieron los precios, lo que ofreció un gran incentivo para encontrar
nuevas fuentes. Las empresas estadounidenses empezaron a excavar, tanto en Cotulla como en otros lugares. “Hubo, a falta de una
mejor palabra, una carrera armamentista por crudo y encontramos un montón”,
recuerda Dean Hazelcorn, un corredor de petróleo de la firma Coquest en Dallas.
En la actualidad, unas 200 plataformas de perforación cubren el sur de Texas y
EE.UU. produce 8,9 millones de barriles al día, gracias a Eagle Ford y otros
nuevos campos.
Los
estadounidenses, no obstante, no están consumiendo todo ese nuevo crudo y,
debido a leyes que datan de los años 70,
exportarlo es casi imposible.
Por ello, las refinerías del país han reemplazado el crudo proveniente
de Nigeria, Argelia, Angola, Brasil y prácticamente cualquier otro país
productor con la excepción de Canadá, con petróleo de
Texas y Dakota del Norte.
La OPEP exportó a EE.UU. 180,6 millones de barriles en agosto de
2008, un mes antes del primer pozo de Eagle Ford. En septiembre de 2014,
envió casi la mitad: 87 millones de barriles. La
diferencia equivale a cerca de 100
buques cisterna de crudo menos que llegan a los puertos de EE.UU. y que se
fueron a otros países.
Durante
mucho tiempo, parecía que el creciente apetito global de crudo absorbería todo
ese petróleo. Para 2011, los precios empezaron a oscilar entre US$90 y US$100
el barril y se estabilizaron en esa banda.
Una nueva
tendencia, sin embargo, tomó por sorpresa a los observadores del mercado.
Muchos analistas vaticinaron en marzo que la demanda global de crudo crecería
en 1,4 millones de barriles en 2014 para alcanzar 92,7 millones de barriles al
día.
La
proyección, sin embargo, resultó ser excesivamente optimista. Vikas Dwivedi, estratega de energía de Macquarie Research, estima que una marcada
desaceleración global eliminó parte de la demanda. Al mismo tiempo, varias monedas asiáticas se debilitaron
frente al dólar.
El costo de
llenar el tanque de gasolina en Indonesia, Tailandia,
India y Malasia aumentó en los momentos en que estos países reducían
paulatinamente los subsidios al combustible. La gente empezó a conducir menos.
“La demanda cayó por un precipicio”, dice Dwivedi.
El alza del
suministro y la caída de la demanda ejercieron presión sobre los precios. Sin
embargo, la violencia en Irak mantuvo alta la cotización del crudo ante los
temores de que Estado Islámico pudiera recortar la producción del país.
Luego, dos
eventos sacudieron el mercado. A fines de junio, The
Wall Street Journal informó que Washington había
autorizado la exportación de crudo por primera vez en una generación.
Si bien la
medida era limitada, los precios empezaron a caer desde sus máximos de mediados
de año.
El 1 de
julio, los rebeldes libios decidieron abrir Es Sider y
Ras Lanuf, dos terminales de exportación clave que habían estado
cerrados por un año, y su crudo empezó a llegar a
Europa.
El petróleo nigeriano, que ya había sido desplazado de EE.UU. y Canadá,
también fue reemplazado en Europa. Nigeria
empezó a exportar a China.
Los precios
empezaron a ceder. A fines de julio, el barril de crudo de EE.UU. cayó por
debajo de US$100. A principios de septiembre, la AIE subrayó la perspectiva de
una “desaceleración pronunciada en el crecimiento de la demanda”. Un mes
después, los precios estaban en menos de US$90 el barril.
Para
mediados de septiembre, Petroleum Intelligence Weekly,
un boletín muy seguido por la industria, dijo que ambos lados del Atlántico
estaban “inundados de crudo”. Nigeria, sostuvo, “necesita encontrar clientes
(...) en Asia”.
Arabia
Saudita, no obstante, no quería que Nigeria forjara relaciones de largo plazo
con refinerías en Asia. Para fines de septiembre, los
sauditas recortaron su precio de crudo oficial en Asia en US$1 el barril.
En una semana, Irán y Kuwait siguieron el ejemplo.
Dos semanas
después, la AIE volvió a reducir su
proyección de crecimiento de la demanda en 2014 en 200.000 barriles diarios
a un aumento anual de 700.000 barriles, casi la mitad de lo que había previsto
a principios de año. La noticia produjo una caída de casi US$4 por barril.
Para ese
entonces, el mercado parecía estar en
caída libre.
El precio
perdió más de US$1 el barril en ocho de las 23 jornadas de octubre. La atención
de los corredores se posó sobre la OPEP, que a menudo ha estabilizado el
mercado con recortes de la producción cuando los precios caían y con
incrementos cuando subían. Muchos miembros de la OPEP, dependientes del dinero
que generan del petróleo para financiar programas sociales, se rehusaron a
reducir su producción.
Arabia
Saudita, el principal
productor de la OPEP, también sentía la competencia de otros países, dice Abudi Zein, director de operaciones de la firma de
investigación de mercado ClipperData.
Colombia,
por ejemplo, que habitualmente ha enviado la mayor parte de su crudo a EE.UU.,
está encontrando su mayor comprador este año en China, un mercado crucial para
la OPEP, indica el analista. “Para los sauditas, Asia es su mercado de
crecimiento”, explica. “Los nigerianos y colombianos están siendo
expulsados de sus mercados naturales en América del Norte. Arabia Saudita tenía
que hacer algo”.
En su
reunión en Viena a fines de noviembre, la OPEP mantuvo su producción intacta. Los
precios del crudo en EE.UU. y Europa cayeron otros US$7 el barril. El
miércoles, cuando se le consultó a Ali al-Naimi, el ministro de petróleo de
Arabia Saudita, si la OPEP recortaría pronto sus exportaciones, respondió: “¿Por qué deberíamos reducir la producción? ¿Por qué?”.
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