EEUU
utiliza a los negritos como tiro al balnco y mata aprox en 2013 a 8025
negritos.
Nota del autor del blog: 750
instancias policiales de EEUU reportaron 463 aniquilamientos pero solo d e las
13000 dependencias policiales
Entonces si 750 reportaron 463 muertitos
Las 13000 deberian reportar ...........x
muertitos.
X = 8025 negritos mayormente muertos a
diferencia de Reino unido con cero muertos en 2013 y Canada casi con cero
muertos.
EE
UU se revuelve contra un sistema violento y criminalizado
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/12/actualidad/1418412309_808732.html
Las
protestas, que llegan este sábado a Washington, ofrecen rasgos nuevos de un
hartazgo generalizado en la sociedad norteamericana
VICENTE
JIMÉNEZ
Nueva
York
12
DIC 2014 - 20:37 CET41
Un
manifestante durante las protestas de Ferguson.
/ LUKE SHARRETT (BLOOMBERG)
Los casos
Garner y Brown, epítome de sucesos en los que la violencia policial y las
disfunciones del sistema judicial en Estados Unidos se hacen patentes,
presentan elementos recurrentes de décadas pasadas (afroamericanos muertos a
manos de la policía con las consiguientes protestas por los derechos civiles) y
otros más innovadores. Las características de las protestas (generalizadas,
pacíficas, persistentes y mayoritariamente llevadas a cabo por blancos), sus
demandas (la reforma de una Justicia híper criminalizada) y el consenso que han
provocado entre republicanos, demócratas y la población en general, no visto
desde el 11-S, han sorprendido a políticos y analistas. Lo que se ventila no es
sólo una cuestión racial, sino el hartazgo hacia un sistema que tiende a la
paramilitarización. La ola llega este sábado a Washington, donde está convocada
una marcha para reclamar al Congreso medidas contra la violencia policial.
La brecha
racial sigue ahí. Las cinco muertes de afroamericanos desarmados registradas en
los últimos meses son el último pespunte de un hilo robusto y resistente. Según
el Centro para el Control de Enfermedades (CDC), desde los años sesenta la
mortalidad de los afroamericanos en enfrentamientos con la policía es cuatro
veces superior a la de los blancos. Un joven negro tiene 21 veces más
posibilidades de ser detenido por la policía. Un cuarto de los afroamericanos
entre 18 y 34 años se ha sentido maltratado por las fuerzas de seguridad. Sin
embargo, las principales protestas de las últimas semanas han sido racialmente
transversales, sin apenas distinción de edad o condición.
En 1992,
cuando la policía de Los Ángeles apaleó al afroamericano Rodney King, se desató
una ola de violencia en los barrios negros que dejó 52 muertos. Ahora, salvo en
Ferguson (Misuri), donde el 60% de la población es afroamericana, las protestas
han sido pacíficas, con grupos no muy numerosos, bien organizadas y en zonas
céntricas y pudientes de las ciudades, como Times Square o Union Square en
Nueva York. El fenómeno ha recorrido el país y más allá. Una concentración en
Londres esta semana dejo 76 detenidos.
Con los
gritos de “No puedo respirar" o “Sin justicia no hay paz” los
manifestantes han denunciado la indiferencia de las autoridades hacia el uso
excesivo de la fuerza, los “homicidios justificados”, en terminología policial.
Sorprendentemente, no hay datos fiables sobre el número de personas que mueren
en encuentros con la policía. La única estadística es la del FBI: 463 muertos
en 2013, la cota más alta en dos décadas. Sin embargo, esos datos, que se
refieren a situaciones en las que presuntamente se estaba cometiendo un crimen,
son resultado de la información que aporta una mínima parte de la policías
locales (apenas 750 cuerpos de un total de 13.000). Ningún organismo federal ni
estatal tiene interés en hacer un recuento que podría resultar estremecedor.
Como contraste, sólo seis oficiales de media son procesados por homicidio al
año, según datos de la Bowling Green University.
Un joven
negro tiene 21 veces más posibilidades de ser detenido
Es cierto
que esos datos se producen en un país donde, según un informe de Small Arms
Survey, hay cerca de 90 armas por cada 100 habitantes, y en el que, sólo en
Nueva York, hay unos 200.000 sucesos armados cada año. Pero la comparación con
otros países donde abundan las armas entre la población deja en muy mal lugar a
Estados Unidos: en el vecino Canadá, el noveno país del mundo en posesión (31
por cada 100 habitantes), las estadísticas de “homicidios justificados” están
casi a cero. En los últimos 30 años, las operaciones de los cuerpos de
intervención especial policial, dotados con armamento militar, han pasado de
3.000 (1980) a 50.000.
Las
protestas no han tenido, hasta el momento, ninguna expresión antisistema. Al
contrario, el departamento de Educación de Nueva York y la Universidad de
Columbia ha sido condescendientes con ellas. Aunque la canciller educativa de
la ciudad, Carmen Fariña, prohibió que se suspendieran clases para asistir a
manifestaciones, alentó asambleas en los centros para que profesores y alumnos
debatieran sobre el tema. El rector de Columbia ha permitido a sus estudiantes retrasar
sus exámenes de fin de año si consideran que la tensión de las últimas semanas
pudiera afectar a su rendimiento. La universidad californiana de Berkeley,
nostálgica de sus protestas contra Vietnam, sede del Free Speech Movement de
los años sesenta, ha protagonizado alguna de las protestas más encendidas.
La gran
novedad de la indignación no se ha traducido en exabrupto violentos, sino en un
cuestionamiento profundo del sistema. La muerte de Eric Garner se produjo en
Nueva York cuando era detenido por vender cigarrillos en la calle. Es, por lo
tanto, un suceso que ataca el corazón de la teoría social de las ventanas rotas
y su traducción perversa en la lucha contra el pequeño delito en un sistema
híper criminalizado. George Will, uno de los grandes articulistas
conservadores, denunciaba esta semana en su columna de The Washington Post la
inaceptable intromisión en la vida de las personas por la vía de un Código
Penal desproporcionado en una suerte de “exhibicionismo moral” de los
legisladores.
El 70% de
los estadounidenses ha cometido algún delito sin saberlo
Según
Douglas Husak, de la Rutgers University, el 70% de los estadounidenses ha
cometido algún delito sin saberlo. Eso sucede en un país que, con el 5% de la
población mundial, posee al 25% de los presos del planeta. Según la Heritage
Foundation, los tipos penales han pasado de 3.000 en 1980 a 4.450 en 2008, una
línea que continúa con un nuevo delito por semana. Dicha fundación denuncia que
tres de cada cinco plantean una exigencia penal desproporcionada, motivo por el
cual el sistema envía tanta gente a prisión (más de dos millones).
Pocas
instituciones judiciales han recibido tantas críticas estas semanas como el
Gran Jurado (23 ciudadanos buenos que, a petición del fiscal del distrito, determinan
si un presunto delito es perseguible). Juristas de todo signo han alertado en
los medios sobre una posible colisión de intereses cuando el interpelado es un
policía, dado la estrecha relación del ministerio público y los agentes en su
tarea diaria. Jay Sterling Silver, jurista de la universidad Saint Thomas de
Miami, considera necesario una investigación independiente cuando el encausado
es un miembro del cuerpo de policía.
En los casos
de las muertes de Michael Brown en Ferguson y Eric Garner en Nueva York, los
fiscales encargados de dirigir la investigación del gran jurado, Robert
McCullock y Daniel Donovan, eran conocidos por su proximidad y condescendencia
con la policía de su distrito. El fiscal, a lo largo de las deliberaciones del
gran jurado, juega un papel fundamental, ya que es el que elige los testigos,
organiza los testimonios y selecciona las pruebas. Los trabajos del gran jurado
son, además, secretos.
Los expertos
afirman que el sistema hace muy difícil que un gran jurado pueda presentar
cargos contra un agente por uso excesivo de la fuerza, algo difícil de medir.
En 1999, la ciudad de Nueva York vivió una situación parecida a la actual.
Cinco afroamericanos desarmados murieron en encuentros con la policía en el
plazo de cinco semanas. Ninguno de ellos fue acusado por el gran jurado. Según
datos de la Bowling Green University, solo 41 policías recibieron cargos
penales de un gran jurado en un periodo de siete años que concluyó en 2011.
Durante ese tiempo, los “homicidios justificados” conocidos cometidos por la
policía llegaron a 2.500.
El pasado
mes de marzo, el Tribunal Supremo falló a favor de unos agentes de policía de
Arkansas que mataron a tiros a una pareja que se había dado a la fuga tras ser
interceptado su vehículo por llevar un faro roto. La familia de las víctimas
denunció a los agentes por uso excesivo de la fuerza. El vídeo de los hechos
muestra a los agentes tiroteando el vehículo. No sirvió de nada. El alto
tribunal consideró que las víctimas, que recibieron quince tiros, habían puesto
en peligro la vida de personas con su temeraria conducción.
Incluso en
el caso de que un fiscal federal decida seguir adelante con el procedimiento
tras la negativa del gran jurado y presente cargos por presunta violación de
los derechos civiles de la víctima es muy improbable que el tema prospere, ya
que es muy difícil demostrar la voluntariedad del policía en su acción. Todos
los investigados afirman que lo sucedido fue un accidente o una respuesta ante
el temor a perder la vida.
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