4 iniciativas
fundamentales en la política exterior secreta de Obama y sus expectativas
futuras Cuba, Irán , TPP y cambio climático
Nota del
autor del blog: la futura presidenta de EEUU será ,la demócrata Hillary Clinton del mismo partido de Obama y es casi seguro
que la política exterior ira por ese camino.
El partido republicano perderá por
oponerse al Obamacare, por oponerse a los suculentos negocios que hará EEUU con
Cuba , por ser contrario a las nuevas tendencias como el matrimonio homosexual,
por los ¿disparates? xenófobos del Sr Trump contra los mexicanos y todos los
inmigrantes, además que el pueblo está cansado de guerras sin fin en Medio
oriente (¿a quien apoyar?¿ a Bashar al Assad?,
¿a Irán ¿a Al Nusra ?; ¿a los Kurdos ? etc.
Cómo
las crisis globales han afectado el legado diplomático de Obama
http://lat.wsj.com/articles/SB11301772451238044816904581082430544232062?tesla=y
Carol
E. Lee y Jay Solomon
Jueves,
2 de Julio de 2015 0:02
EDT
Una de las
prioridades de Obama fue reestablecer relaciones diplomáticas con Cuba. MANDEL
NGAN/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES
Semanas
después de su reelección en 2012, el presidente Barack Obama reunió a su
equipo de política exterior en la Sala de Situación de la Casa Blanca
para establecer la agenda de su segundo período.
Ahora que
estaba libre de las lides políticas de otra campaña presidencial, Obama —según
dijeron participantes de la reunión— quería una
evaluación “visionaria” de todas las políticas de gobierno que valiera
la pena considerar. Nada quedaba fuera
de la conversación.
Lo que
surgió de esa reunión fue una reorientación amplia y fundamental de la política
exterior estadounidense, con cuatro iniciativas
principales:
Concluir un acuerdo nuclear con Irán;
Reanudar las relaciones diplomáticas
con Cuba;
Elevar el cambio climático a un
problema de seguridad nacional,
y completar un acuerdo de libre comercio con
Asia.
Esta
ofensiva de política exterior de Obama, descrita por una decena de funcionarios
y ex funcionarios estadounidenses involucrados en su ejecución, fue un plan
para cumplir con su promesa electoral de
2008 de terminar con décadas de doctrina de política exterior estadounidense
post-Guerra Fría.
En conjunto,
las iniciativas reflejan la creencia de Obama de que, para ganar una influencia estadounidense duradera, los esfuerzos
diplomáticos y económicos son más importantes que el poderío militar.
David
Axelrod, uno de sus
asesores más cercanos desde la campaña de 2008, dijo que las semillas de la agenda de política exterior
del segundo mandato del presidente “se plantaron en los primeros días del primer mandato”.
El camino a
veces ha sido difícil. Las cuatro iniciativas han suscitado controversia: en
tres de ellas (Irán, Cuba y el cambio climático),
Obama desafió a los republicanos y la vieja guardia de la política exterior, y el acuerdo comercial desencadenó un
conflicto en su propio partido.
Otros
problemas, que a los ojos de sus críticos tomaron al presidente desprevenido,
abarrotaron la agenda de política exterior. China fue una prioridad desde el
principio del gobierno, pero Beijing ha desafiado repetidamente a la Casa
Blanca, adoptando una postura militar y económica agresiva en Asia que ha alarmado a los aliados de Estados Unidos.
Después de
que Obama buscara “reiniciar” las relaciones con Rusia durante su primer
mandato, el presidente Vladimir Putin lanzó una campaña de intimidación contra
Ucrania.
Las medidas
de Putin amenazan la cooperación con Moscú, que el gobierno necesita para
lograr algunos de sus otros objetivos, incluyendo la reducción de armas nucleares.
La iniciativa con Irán ha desatado una tormenta en las
relaciones con Israel, y Obama ha tenido que invertir tiempo y capital político
tratando de contenerla.
“Rusia, Irán y China, cada uno a su manera, están
tratando de cambiar el statu quo internacional (...) Los tres consideran que el
orden mundial sostenido por EE.UU. es vulnerable”, dijo Walter Russell Mead, profesor
del Bard College y académico del Instituto Hudson, un centro de estudios de
orientación conservadora de Washington. “Hasta el momento, no parece que el gobierno
de Obama haya logrado cambiar la forma de pensar en ninguna de las capitales de
esos países”.
El gobierno
pareció además sorprendido por la rápida expansión de Estado
islámico en Siria e Irak. Hace un año, los colaboradores de Obama se alarmaron cuando éste dijo
públicamente que no tenía una estrategia contra esos militantes. El
comentario indicaba que temía que el problema de Irak, que el presidente
esperaba haber dejado atrás, volvía para descarrilar su agenda.
El
comentario generó un torrente de críticas, que fueron como “un chorro agua fría
en la cara” para Obama, según un alto funcionario del gobierno. Obama accedió a
hacer un esfuerzo concertado para reencarrilar su plan de política exterior,
mientras que la lucha contra Estado
Islámico subía de lugar en su lista de prioridades.
“[Obama] ve estos temas y
dice: ‘Sí, tenemos que lidiar con el terrorismo, tenemos que hacer frente a los
desafíos de seguridad en Medio Oriente, pero no podemos ser consumidos por eso’,
en parte porque esa no es la cuestión ni la región que va a definir los
próximos 50 o 100 años”, dijo Ben Rhodes, un asesor adjunto de
seguridad nacional.
En la
reunión de política exterior de diciembre de 2012, Obama encargó a Rhodes iniciar conversaciones secretas con
Cuba, una iniciativa que desde entonces ha abierto la puerta a la
restauración de las relaciones diplomáticas con La Habana.
Poco después
de la reunión, diplomáticos estadounidenses también ampliaron
los contactos secretos con Irán, que han llevado a Washington a estar a
punto de concretar un acuerdo para frenar el programa nuclear de Teherán a
cambio del levantamiento de sanciones internacionales.
La
estrategia del segundo mandato
Altos
funcionarios de la Casa Blanca dicen que el primer mandato de Obama se definió
en gran parte por la crisis económica mundial, las
guerras en Irak y Afganistán, y las batallas políticas en Washington.
En su segundo mandato, Obama estuvo
más dispuesto a chocar con aliados extranjeros y los líderes demócratas.
Israel
y los estados árabes han
enfrentado públicamente a la Casa Blanca por las conversaciones con Irán, y
muchos legisladores demócratas se
opusieron a Obama por el acuerdo de comercio con Asia, que según sus
críticos podría perjudicar a los trabajadores estadounidenses.
Un esfuerzo
de Obama para asegurar la paz árabe-israelí, impulsado
por el secretario de Estado John Kerry, fracasó.
“Cada presidente tiene
que vivir dentro de los parámetros de la política, y no hay dudas de que hubo
limitaciones a causa de la última campaña”, dijo Axelrod.
“Considerando esto, creo que en realidad [Obama] ha sido muy coherente. Está sintiendo
la presión del tiempo”.
Algunos republicanos acusan a la Casa Blanca de llevar a
cabo una agenda que está debilitando a EE.UU. y sus aliados, al tiempo que divide a Medio Oriente. El acuerdo con Irán, dicen,
deja a ese país aún en condiciones de construir un arma nuclear, y empuja a
rivales como Arabia Saudita a buscar su propia
bomba.
Obama
también enfrenta críticas del Partido Republicano,
que lo acusa de no haber logrado detener
los esfuerzos de Rusia y China para
redibujar las fronteras internacionales. Funcionarios estadounidenses dijeron
recientemente que Beijing había instalado armas en las Islas
Spratly en el Mar de China Meridional, la más reciente instancia de una
vieja controversia sobre la soberanía
del archipiélago, situado en una de las rutas marítimas más transitadas del
mundo.
Las
relaciones se tensaron aún más este mes después de que funcionarios
estadounidenses dijeran que sospechaban que hackers chinos robaron los
registros de personal de más de cuatro millones
de trabajadores del gobierno de EE.UU.
Las
iniciativas de política exterior de Obama se han colado en la campaña
presidencial de 2016. Contendientes republicanos dicen que van a vincular a la
principal candidata demócrata, la ex secretaria de Estado estadounidense
Hillary Clinton, al historial de Obama.
“Corresponderá a nuestro próximo presidente
corregir los errores cometidos por el actual”, dijo el mes pasado el
senador republicano Marco Rubio, candidato a la
presidencia, ante el Consejo de Relaciones Exteriores. “Corresponderá a nuestro próximo
presidente financiar adecuadamente y modernizar nuestras fuerzas armadas.
Corresponderá a nuestro próximo presidente restaurar la fe de nuestro pueblo en
la promesa y el poder del ideal estadounidense”.
“Hemos
cometido algunos errores peligrosos en los últimos años”, sostuvo este mes el senador republicano Lindsey Graham al anunciar su
candidatura presidencial para 2016. “El
gobierno de Obama, y algunos de mis colegas en el Congreso, reemplazaron la
sólida estrategia de seguridad nacional por fantasías”.
Funcionarios
de la Casa Blanca dicen que Obama ha reforzado el prestigio de EE.UU. en el
extranjero, en parte debido a la reducción del ejercicio del poder militar en
favor de la diplomacia.
Las
ambiciones de política exterior de Obama se remontan a los primeros días de su
presidencia, dicen asesores actuales y pasados. Dos semanas antes de las
elecciones de 2008, Obama convocó a expertos en política exterior, incluyendo a
su principal asesor de Oriente Medio en ese momento,
Dennis Ross, y al ya fallecido enviado especial del Departamento de
Estado, Richard Holbrooke, a un hotel de Chicago
para trazar la agenda de su primer mandato.
Entre las
prioridades de Obama se encontraba terminar de forma
paulatina con la guerra en Irak y contener a los talibanes en Afganistán,
dijeron participantes de la reunión. Invirtiendo el rumbo de su predecesor
George W. Bush, Obama también quería involucrar a Irán
y su aliado regional más cercano, el presidente sirio Bashar al-Assad.
Semanas
después de asumir el cargo, Obama envió la primera de
al menos cuatro cartas al líder supremo de Irán, ayatolá Ali Khamenei, llamando
a mejorar las relaciones, dijeron funcionarios estadounidenses. También envió
emisarios de alto nivel a encontrarse con colaboradores de Assad en Damasco. Ni Irán ni Siria se hicieron eco de sus propuestas.
Nota del autor del blog El que se trago el cuento de la colaboración fue el coronel
Libio Gadafi que terminó muerto en la vía pública amarrado y torturado,
Otros
objetivos globales de la Casa Blanca durante el primer mandato de Obama, como
mejorar las relaciones con Cuba, Corea del Norte y
Rusia, quedaron en el camino debido a la resistencia política interna y
los cambios de poder en Pyongyang y Moscú.
Los éxitos
del presidente en su primer período incluyeron la muerte de Osama bin Laden y la finalización del New START, un tratado de control de armas nucleares
firmado con Moscú antes de que Putin recuperara la presidencia rusa.
Obama
también retiró todas las tropas estadounidenses de Irak a finales de 2011 y
supervisó una reducción significativa de las fuerzas estadounidenses en
Afganistán. Los críticos dicen que la retirada de Irak permitió que Estado
Islámico floreciera. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Irak rechazó una continuación de la presencia militar de
EE.UU., y no le dejó otra opción a Obama.
Después de
su reelección en 2012, Obama estaba decidido a completar sus promesas de
campaña, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, y sentía que podía tomar más
riesgos políticos. Algunas de las
críticas más incisivas a los esfuerzos de Obama, incluyendo su acercamiento a
Irán, han venido de los demócratas.
Oportunidades
globales
Los cambios
internacionales también le dieron confianza a Obama, dijeron funcionarios del
gobierno. A fines de 2012, las sanciones
internacionales contra Irán, por ejemplo, redujeron sus exportaciones de
petróleo a la mitad. En opinión de la Casa Blanca, esto hizo que Khamenei estuviera más dispuesto a negociar sobre el
programa nuclear de Irán.
Además, la
economía global se estabilizó, fortaleciendo la influencia de Obama en política
comercial. Por su parte, los hermanos Castro de Cuba
quedaron aislados tras la muerte a principios de 2013 de Hugo Chávez, el
hombre fuerte de Venezuela que era su principal aliado latinoamericano.
Después que Obama le pidiera a Rhodes que sostuviera reuniones secretas con diplomáticos cubanos,
funcionarios de ambos gobiernos se reunieron en hoteles
de Toronto y Ottawa durante meses antes del anuncio de las
conversaciones en diciembre.
Las
negociaciones nucleares de Irán requirieron maniobras aún más secretas. Durante casi un año, a partir de
marzo de 2013, un equipo de negociadores estadounidenses se reunió clandestinamente con sus homólogos iraníes en Nueva York, Ginebra y el sultanato de Omán en el Golfo
Pérsico.
Los
estadounidenses volaron en aviones del gobierno sin identificación. A veces,
estuvieron a punto de cruzarse con colegas del Departamento de Estado que
viajaban a las mismas ciudades por otros asuntos, de acuerdo con los
participantes en las conversaciones con Irán.
Cuando los
objetivos de la política de cambio climático de Obama fueron obstaculizados por
un Congreso de mayoría republicana, el presidente trató a avanzar con sus
propuestas de forma internacional. Durante una reunión en un centro turístico
de California en junio de 2013, Obama le planteó al
nuevo presidente de China, Xi Jinping, forjar un
acuerdo climático entre Washington y Beijing. Esto fue seguido por reuniones privadas entre colaboradores y
una carta presidencial secreta. Estos
esfuerzos produjeron nuevos compromisos para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero.
Cuando las
iniciativas secretas de Obama para Irán y Cuba finalmente salieron a la luz,
fueron criticadas por haber sido ejecutadas sin el conocimiento de aliados
cercanos de EE.UU., como Israel, Arabia Saudita y
Colombia.
“Es un gobierno que en
su proceso de pensamiento y toma de decisiones se ha vuelto muy centralizado,
quizás el más centralizado desde Nixon y Kissinger”, dijo Brian
Katulis, un alto miembro del Center for American
Progress, un centro de estudios de orientación de izquierda Washington.
El
presidente confía en gran medida en asesores alejados de las personalidades
establecidas de su primer mandato, como Hillary
Clinton, Ross y el secretario de Defensa Robert Gates.
Obama ha
reunido un grupo de colaboradores cuyos puntos de vista a menudo están en
desacuerdo con la corriente principal de Washington, y más en línea con su propio
pensamiento. Entre ellos se incluyen Rhodes, la
asesora de seguridad nacional Susan Rice, la
embajadora en Naciones Unidas Samantha Power y
el experto en Medio Oriente Robert Malley,
personas conectadas con Obama desde su primera campaña presidencial.
Malley, el
principal asesor para Medio Oriente del Consejo de Seguridad Nacional, ha
argumentado durante años que para estabilizar Medio Oriente, Washington debía
involucrar a Irán y a sus aliados. Antes de unirse al equipo de la Casa Blanca,
Malley hizo contactos con miembros de Hamas y Hezbolá, organizaciones
terroristas según EE.UU. Esto provocó la ira de los
grupos de presión pro-Israel durante la campaña de 2008, que lo
obligaron a renunciar. Ahora, Malley integra el equipo que negocia con Irán.
Colin
Kahl, asesor de
seguridad nacional del vicepresidente Joe Biden, también
defendió el involucramiento de Irán antes de sumarse a la Casa Blanca el año
pasado. “Un acuerdo podría potenciar a los pragmáticos [dentro de Irán],
dándoles una gran victoria, permitiéndoles tal vez recuperar mayor influencia
en la política exterior de Irán e impulsar una reforma interna”, dijo
Kahl el mes pasado.
Los próximos
meses podrían definir el legado de política exterior de Obama y delinear la
seguridad nacional estadounidense durante años, según la Casa Blanca y sus
críticos.
Después de
haber logrado el compromiso de China, Obama está presionando por un acuerdo
internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero durante
la cumbre que se llevará a cabo en diciembre próximo en
París.
El Congreso,
por su parte, aprobó un proyecto de ley que le dará al presidente la autoridad
para concluir negociaciones sobre el acuerdo de libre
comercio con 12 naciones del Pacífico antes del fin de su segundo
mandato. Obama ya selló el proyecto con su firma.
Además, el
presidente espera completar un acuerdo con Irán en los
próximos días.
El mes
pasado, Obama recibió a los líderes de seis países árabes en su retiro
presidencial de Camp David, Maryland., para promocionar los beneficios de un
acuerdo nuclear con Irán.
Algunos le
advirtieron a Obama que levantar las sanciones económicas contra Teherán, y
liberar ingresos de petróleo congelados por unos
US$150.000 millones, podrían alimentar la inestabilidad. Argumentaron
que Teherán usaría ese dinero para financiar a Hamas,
Hezbolá y sus aliados en Siria, Irak y Yemen.
Obama no se dejó persuadir.
“El presidente parecía
totalmente convencido de sus puntos de vista”, dijo un funcionario árabe que
estaba presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario