Plantas
más productivas, gracias a sensores
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Solo con la
ayuda de alta tecnología se pueden cultivar plantas que rindan lo que la
población mundial y su consumo masivo exigen. Todo empieza con la
identificación de las semillas que sobrevivan los cambios de clima.
Birgit
Fricke, de la Universität Köln, en un campo de investigación de cultivos.
La
producción agraria tendrá que elevarse en los próximos años, si se quiere
asegurar la alimentación de la creciente población mundial de más de 7 mil millones de personas. Y si ese aumento de la
producción agraria no quiere seguir haciéndose a espensas del medio ambiente,
tendrá que hacerse con la ayuda de innovaciones
tecnológicas: una tarea para científicos y cultivadores.
Las
características genéticas de las plantas se identifican por la secuencia de sus
genes, un proceso conocido como genotipado o genotipificación; pero también a través de la fenotipificación, o sea la observación del comportamiento de su crecimiento en determinados
suelos y condiciones climáticas.
El fin de
estos estudios debe ser el que las plantas tratadas sean altamente productivas,
no importa si han sufrido bajo heladas o sequías.
¿Qué tanto más puede crecer la
cebada?
Para
constatarlo, científicos usan sensores sobre cultivos que son escaneados para
tomar imágenes tridimensionales, como lo explica la geógrafa de la Universidad de Colonia, Nora Tilli:
"Antes de sembrar
cualquier planta, escaneamos primero todo el campo para obtener imágenes de
alto resolución. Una vez las plantas comienzan a crecer, medimos el crecimiento
y la superficie de las plantas cada dos semanas. Así logramos registrar el
crecimiento de las plantas con una resolución de un centímetro”.
Con imágenes
de tan alta resolución se pueden identificar mejor cuáles son las plantas que
mejor crecen. De la altura, los científicos deducen la
cantidad de biomasa, agrega Dirk Hoffmeister,
también de la Universidad de Colonia: “En el campo se puede observar, a simple
vista, que las plantas sembradas a un lado no han crecido tan bien como las del
otro”.
¿Qué se esconde bajo tierra?
Sensores para mejores cosechas
Si una
planta crece mucho o no es solo parte de la información que los científicos
necesitan para escoger la más exitosa. Debajo
del suelo se esconden muchos factores importantes, como la humedad y la
fertilidad.
“Hay diferencias, pero
también preferencias de los cultivadores. El crecimiento de las plantas
depende, en gran parte, de las características de los suelos. Por eso el
cultivador necesita mucha más información de los suelos en los que piensa
cultivar algo”,
explica el
profesor Heiner Goldbach, agrónomo de la Universidad de
Bonn.
Informaciones
que recibe, por ejemplo, de Stefan Pätzold, quien
inspecciona el suelo con un espectrómetro de rayos gama,
un sensor que detecta radioactividad natural, calcio
y otros elementos. Los iones de calcio actúan
como co-factor en muchas reacciones enzimáticas, intervienen en el metabolismo
del glucógeno, y junto al potasio y el sodio regulan en el cuerpo humano la
contracción muscular, por ejemplo.
“Gracias
al espectrómetro de rayos gama podemos establecer la distribución de calcio en
los suelos. Una vez identificado el calcio y otros elementos, analizamos la
relación con los contenidos de arcilla y arena”, agrega Pätzold.
Nota del autor del blog: creo el aparato emite
neutrones de una fuente radiactiva y al caer en un nucleo de calcio digamos,
emite se vuelve radiactivo y emite un
rayo Gamma y este es detectado con sensores y tubos multiplicadores algo asi .
Luz como instrumento de diagnóstico
Hay algo
igualmente importante que se esconde bajo la tierra: los nematodos, que son microscópicos gusanos que atacan las raíces.
Un mal que Birgit Fricke, de la Universidad de Bonn, detecta con
sensores de luz espectral, sin necesidad de arrancar las plantas. La luz
espectral mide distancias de entre 300 y 1.700 nanómetros. Las plantas poseen
ondas de 550 nanómetros. Birgit Fricke explica el proceso: “La luz solar que
cae sobre las plantas es, en gran parte, reflejada. La parte que penetra las
hojas es transmitida por la fotosíntesis y también reflejada”.
La intensidad de las señales de la
luz que una planta refleja está relacionada con el estrés al que está sometida
por los ataques de parásitos. “Con el cálculo de algoritmos se puede
establecer la población de gusanos que ataca una planta y así poder emitir un
diagnóstico temprano sobre el estado de las plantas”, concluye
Fricke.
Los
sensores se convierten
así, en un instrumento confiable para garantizar mejores cosechas, y con ellas,
asegurar la alta producción.
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