Intelectual
francés dice que estamos al borde de la 3era guerra mundial.
El
regreso de los sonámbulos
http://elpais.com/elpais/2014/06/27/opinion/1403882912_018108.html
La situación actual del mundo es más
frágil que en 1914, cuando empezó la I Guerra Mundial
DOMINIQUE
MOISI 29 JUN 2014 -
00:00 CET
El 28 de junio del año 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austro-húngaro,
y su esposa Sofía, duquesa de Hohenberg, fueron asesinados en Sarajevo,
desencadenando una serie de malas decisiones que culminaron en la I Guerra
Mundial.
Un siglo más
tarde, el mundo se encuentra una vez más agitado por el conflicto y la
incertidumbre, como puede verse en Oriente Próximo,
Ucrania, y en los mares oriental y meridional de China.
¿Puede
ayudar una comprensión de los errores cometidos en 1914 a que el mundo evite
otra catástrofe?
Sin duda, el
orden mundial ha cambiado radicalmente en los últimos cien años. Sin embargo,
la creciente sensación de que hemos perdido el control de la historia y las
serias dudas que se ciernen sobre las capacidades y principios de nuestros
líderes brindan cierta relevancia a los acontecimientos ocurridos en Sarajevo
en el año 1914.
Hace apenas
un año, cualquier comparación entre el verano de 1914 y la actualidad habría
parecido artificial. El único paralelo que podría haberse hecho se limitaba a
Asia:
los
expertos se preguntaban si China se estaba convirtiendo de manera gradual en el
equivalente moderno de Alemania durante los tiempos de Guillermo II; además, las tensiones regionales que
se acumulaban con respecto a los reclamos territoriales de China se parecían,
en cierta medida, a la situación en los Balcanes
en las vísperas de la Primera Guerra Mundial.
En los
últimos meses, sin embargo, el contexto global ha cambiado considerablemente. Habida
cuenta de los recientes acontecimientos en Oriente Próximo y Europa Oriental,
uno podría razonablemente decir que el mundo entero ha
llegado a parecerse a Europa en el año 1914.
A
decir verdad, la situación actual podría considerarse aún más peligrosa. Después de todo, hace un siglo, el
mundo no estaba amenazado por el fantasma de un apocalipsis nuclear. Los
instrumentos para un suicidio colectivo de la humanidad todavía no se habían
inventado y la guerra aún podía entenderse como tan célebremente lo expresara
el estratega prusiano Carl von Clausewitz: “la
continuación de la política por otros medios”.
Las armas
nucleares lo cambiaron todo, dando como resultado el equilibrio en la escalada
de terror que produjo la Guerra Fría (a pesar de que esa escalada pudo
producirse varias veces, sobre todo en 1962 durante la crisis de los misiles en
Cuba). Pero, con el tiempo, la llamada “destrucción mutua asegurada” se
convirtió en un concepto cada vez más abstracto.
Los riesgos
reales están fuera de Europa, donde no existe un marco para la paz y las reglas
del juego varían mucho
Irán
está tratando de convencer a Estados Unidos de que un califato fundamentalista que se extienda desde Alepo hasta
Bagdad plantea una amenaza mucho mayor que las armas nucleares. Ucrania, que se encuentra dentro de un conflicto
creciente con Moscú, parece estar más preocupada por un embargo energético
que por el arsenal nuclear de Rusia.
Incluso
Japón —el único país que ha sufrido un ataque nuclear en carne propia— parece
indiferente ante la posesión de armas nucleares por parte de China, ya que
asume una postura firme frente a su cada vez más poderoso vecino.
Nota del autor del blog: Japón tiene
unas 300 K g de plutonio que se rehúsa a
devolver a EEUU y 5 Kg son una bomba a parte de sus centrales atómicas que también
fabrican plutonio, otros países necesitarían años en obtener tecnología atómica
; Japón en cambio los puede hacer de un día al otro y tienen toda la
infraestructura necesaria.
En pocas
palabras, parece que la “bomba” ya no ofrece el máximo nivel de protección.
Este desplazamiento ha sido impulsado, al menos en parte, por la expansión a
nivel mundial de las armas nucleares. Era mucho más fácil convencer a los
países de que aceptaran un conjunto común de reglas cuando, a pesar de sus
ideologías irreconciliables, en última instancia compartían una gran parte de
la cultura occidental.
Aquí es donde radica la segunda
diferencia fundamental entre el año 2014 y el 1914: Europa ya no
es el centro del mundo.
La Kiev de
hoy no se puede comparar a la Sarajevo de hace un siglo. Un conflicto que
comienza en Europa ya no podría convertirse en una guerra mundial —sobre todo
porque gran parte de Europa está conectada a través de la Unión Europea, la
cual, a pesar de su impopularidad actual, hace que la guerra entre sus miembros
sea un hecho impensable.
Frente a
este panorama, los riesgos reales están fuera de Europa,
donde no existe un marco para la paz y las reglas del juego varían mucho. En este
contexto, la creciente angustia del mundo —intensificada por el recuerdo del
asesinato del archiduque Fernando— es absolutamente congruente.
Un
Estado yihadista emerge en Oriente Próximo.
Los países
asiáticos, siguiendo el ejemplo de China, han comenzado a crear islas artificiales en el Mar Meridional de China para
fortalecer sus reclamaciones territoriales en dicho lugar. Y el presidente ruso
Vladimir Putin está persiguiendo abiertamente sus anacrónicas ambiciones
imperiales.
En 1914, los
líderes europeos, al no obtener concesiones satisfactorias que zanjaran sus
diferencias, se resignaron a la inevitabilidad de la guerra (algunos con más
entusiasmo que otros). Como el historiador Christopher Clark ha dicho, “caminaron
como si fueran sonámbulos” hacia la guerra. Si bien el año 2014
aparentemente tiene poco en común con el año 1914, comparte una característica
fundamental: el riesgo de que un entorno político y de seguridad que cada vez
se hace más complejo vaya a abrumar a líderes que son nada excepcionales. Antes
de que dichos líderes despierten y vean los riesgos, la situación podría
descontrolarse.
Dominique
Moisi es profesor en el Institut d’études politiques de París (Sciences Po),
asesor sénior en el Instituto Francés de Asuntos
Internacionales (IFRI) y profesor visitante en el King's College de Londres.
Traducido
del inglés por Rocío L. Barrientos.
© Project Syndicate, 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario