La
banca de la Yihad
http://elpais.com/elpais/2014/06/23/opinion/1403515516_692045.html
Los radicales islámicos han creado su
propio sistema financiero
LORETTA
NAPOLEONI
De lectura obligada para guerrilleros islámicos, es una intelectual e ideòloga y experta en lucha contra las guerrillas de las filas de la burguesía imperialista tiene doctorado en economía y tambien es filòsofa y ha estudiado en Reino Unido y EEUU
¿ Porque estudiar sus teorías y escritos ?
Porque según un experto chino, Sun Tzu de la guerra de hace 1500 años que inspiro a Napoleón, Maquiavelo y Mao Tse Tung recomienda:
..."Si conoces a
los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no
conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás
otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en
cada batalla...."
obvio que el
califato de Irak y el Levante también
tiene que estudiar a Sun Tzu y Mao Tse
tung que tienen libros d e guerrillas.
El
Arte de la Guerra RESUMEN de Sun Tzu (PARTE 1)
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/3945918/El-Arte-de-la-Guerra-RESUMEN-de-Sun-Tzu-PARTE-1.html
25 JUN 2014
- 00:00 CET
La lucha
contra el terrorismo y la crisis económica han producido una jungla de
legislaciones por las que resulta cada vez más difícil avanzar.
En materia
de blanqueo de dinero y de evasión fiscal, además, países como Suiza se han encontrado a menudo en el ojo de un
huracán normativo creado por el legislador extranjero,
y se ha penalizado a bancos internacionales por haber infringido, a veces sin
darse cuenta, las reglas de la Patriot Act, la legislación antiblanqueo estadounidense
aplicada en todas partes y a todas las transacciones en dólares.
Todo ello ha
ralentizado el funcionamiento de la organización financiera y abierto nuevas
oportunidades a un sistema bancario informal, constituido por instituciones ad
hoc que operan fuera del tradicional, entre las cuales se encuentran también
los hedge funds y las family
office.
Pero, sobre
todo, la excesiva reglamentación ha influido negativamente en el acceso al
crédito por parte de los pequeños y medianos inversores.
Bajo este
punto de vista es justo afirmar que, especialmente en los países más castigados
por la crisis económica, le ha cortado las alas a la recuperación.
Mientras el mundo se dedicaba al
patrullaje de los flujos monetarios y financieros, un grupo de yihadistas inspirados en
las hazañas de Abu Musab al Zarqawi creaba, en un plazo de cuatro años, una economía valorada hoy en unos
2.000 millones de dólares, y lo hacía en la más absoluta ilegalidad, incluso cometiendo crímenes de indescriptible
atrocidad en el marco del conflicto sirio.
Todo ello ha
pasado inadvertido hasta hace algunas semanas, cuando fueron incautados más de 100 pendrives que contenían las finanzas
y estados de cuenta del Estado Islámico de Irak y el
Levante (EIIL).
¿Cómo es posible que al sistema de
control existente se le pasara por alto el espectacular ascenso de esta
organización?
La respuesta
más sencilla es la siguiente: el EIIL utiliza solamente
dinero en efectivo.
Siguiendo
casi paso a paso el plan de acción diseñado por al Zarqawi,
Abubaker al Bagdadi, el líder del EIIL, ha enganchado a la organización
a la economía de guerra siria.
Con el
dinero de sus patrocinadores ha conquistado territorios estratégicos a lo largo
de la frontera con Irak, apoderándose de pozos
petrolíferos del Gobierno de Damasco y revendiéndole algunos a un alto precio.
En
colaboración con los jefes de las tribus locales ha puesto en pie un sistema de
contrabando de importación y exportación, embolsándose los correspondientes
porcentajes de entrada y de salida.
Nota del autor del blog : eso en
realidad son los impuestos de un estado
paralelo
A ello hay que añadir el sistema de tasación
que atañe a todo aquel que aborde una actividad económica dentro del propio
territorio iraquí: solamente en Mosul ese sistema ha producido ocho millones de dólares.
El modelo
financiero es el clásico del Estado-caparazón, similar a la gestión de la OLP en Líbano, al enclave de las FARC en Colombia y a las regiones controladas por los narcotalibanes.
El grupo
armado utiliza la guerra para enriquecerse y reforzarse militarmente, pero a
diferencia de las FARC o de los narcotalibanes, dependientes del contrabando de
droga, las fuentes de rédito son diversas y, por lo
tanto, más sólidas.
Antes de la
conquista de Mosul se calcula que la facturación
del EIIL podría cifrarse en torno a los 500 o 600 millones de dólares; después
del saqueo del banco nacional en Mosul y del armamento abandonado por el
ejército iraquí se habla de 1.000 o 2.000 millones de
dólares. Un dinero que los yihadistas transportan en efectivo al
interior del Estado-caparazón. Imposible, por lo tanto,
interceptarlo con los sistemas de seguridad a nuestra disposición.
Desde el día
siguiente al 11 de septiembre, la yihad se alimenta del dinero en efectivo y de
los correos que lo mueven.
Cuando, en 2006, al Zarqawi fue avistado cerca de la frontera
entre Siria e Irak, encrucijada importantísima para el contrabando que, desde
hace al menos dos años, está en manos del EIIL, en el vehículo en el que
viajaba se encontró un maletín con más de 300.000
dólares en efectivo. Sin embargo, poco o nada se ha hecho para bloquear
ese tipo de financiación, es más: a juzgar por el éxito del EIIL en Siria, el
problema se ha relegado.
Hoy, cuando el Estado Islámico de Irak y del Levante se
encuentra a menos de 50 kilómetros de Bagdad y amenaza la estabilidad de Irak, tal bloqueo ya no puede hacerse.
Las
consecuencias de su victoria, esperemos que
improbable, serían desastrosas para la economía mundial.
El precio del petróleo volvería a ponerse por las nubes y el pánico haría que
se desplomasen los mercados como sucedió en 2003, la fragilísima recuperación
económica desaparecería y no hay que excluir que la deflación
pudiera transformarse en depresión.
Ante estos
escenarios apocalípticos es justo preguntarse si la lucha contra la
financiación del terrorismo islámico ha fracasado porque se ha combatido en
frentes equivocados y con instrumentos inadecuados, por ejemplo la Patriot Act,
que se hizo gravitar sobre los costes de seguridad de los bancos con
escasísimos resultados. Preguntas, estas, a las que será preciso dar una rápida
respuesta si se quiere evitar una nueva oleada de terrorismo.
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