En
Brasil suponen que atacaran a los turistas con gases neurotóxicos, polvos bacteriológicos,
nubes radiactivas, y elementos atómicos. Extraído del diario El País.
Nota del autor del blog: por
supuesto que esto es altamente improbable, pues el turista saldrá directamente
del hotel escoltado por soldados, por corredores especiales y se irá directo al
estadio y de igual manera regresara así , y por la noche podrá dormir tranquilo,
pues tal vez se imponga toque de queda con orden de disparar a matar, no se
preocupe no sea miedoso.
Brasil
exhibe su músculo para disuadir a los violentos contrarios al Mundial
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/02/actualidad/1401720384_704416.html
La
presidenta Dilma Rousseff ha decidido no jugársela de nuevo y blindarse ante
cualquier escenario de convulsión social
FRANCHO
BARÓN Río de Janeiro 2 JUN 2014 - 16:46 CET4
Un simulacro
de ataque químico en el metro de Río de Janeiro. / FELIPE DANA (AP)
Ante el
temor que suscita dentro y fuera de Brasil la posibilidad de que se produzcan estallidos violentos durante la Copa
del Mundo, el Gobierno de Dilma Rousseff y las autoridades de los Estados que
acogerán partidos o concentraciones de las selecciones participantes ha lanzado
un mensaje claro: la maquinaria policial-militar ya
se ha puesto en marcha y los radicales tendrán poco margen para el uso de la
violencia. La exhibición de un potente despliegue de medios materiales y
humanos deja constancia de ello: un día se anuncia la intervención del Ejército
en la seguridad de los desplazamientos terrestres de los equipos y al día
siguiente se presenta ante la prensa un draconiano aparato policial o se
realiza un simulacro en el que el Estado exhibe su capacidad de reacción ante
un hipotético (y altamente improbable) ataque
radiológico en una línea del metro de Río. Todo ello ante las cámaras de
medio mundo.
Frente a las
incertezas generadas durante la pasada Copa de las Confederaciones, en la que
millones de brasileños se tiraron a la calle de forma espontánea para protestar
contra sus gobernantes, Brasil ha decidido no jugársela de nuevo y blindarse
ante cualquier escenario de convulsión social. Según anuncian los grupos
contrarios al Mundial, como el Comité Popular de la Copa, las manifestaciones
estarán garantizadas. El Gobierno de Brasilia ha dicho por activa y por pasiva
que no pretende reprimirlas ya que son un síntoma claro de salud democrática.
Lo que no se tolerará, según la propia presidenta, es la violencia
protagonizada por grupos radicales, como los Black Blocs u otros colectivos
descontrolados.
Efectivos
del Ejército, de la Policía y del Cuerpo de Bomberos realizaron ante la prensa
un simulacro de violencia extrema en el metro carioca. Tras una fuerte
detonación, los vagones pararon en una céntrica estación con decenas de extras
teóricamente afectados por una bomba radioactiva.
Las cámaras registraron cómo equipos perfectamente pertrechados con
indumentaria apropiada para ataques químicos, radiológicos, bacteriológicos y nucleares evacuaron
poco a poco a los heridos virtuales y los sometieron a un proceso de
descontaminación radiactiva. El ensayo fue coordinado por mandos del Ejército y
en él se emplearon clínicas de campaña y equipos de alta tecnología desplazados
al terreno.
La
presidenta Rousseff decidió la semana pasada que el Ejército se ocupe de
proteger a las selecciones en la Copa del Mundo
Un día
antes, la Policía Militar de Río desplegó frente
al turístico Pan de Azúcar numerosos efectivos equipados con caballos, perros adiestrados, helicópteros, lanchas, diversos
vehículos y uniformes antidisturbios.
La
fotografía del conjunto fue un claro aviso para navegantes: estamos preparados
para todo. Este lunes un contingente adicional de 1.600 policías recién
graduados comienzan a patrullar las calles de Río en un avance del imponente
despliegue armado que se verá durante el Mundial.
La
presidenta Dilma Rousseff decidió la semana pasada que el Ejército se ocupe de
proteger a las selecciones y delegaciones presentes en la Copa de las protestas
que se puedan producir. La decisión fue adoptada después de que el pasado lunes
un grupo de 300 profesores en huelga rodearan el autobús de la selección
brasileña, aporreándolo y llenándolo de pegatinas reivindicativas. La
presidenta aprovechó la inauguración de una nueva
estación del corredor expreso de autobús (BRT) Transcarioca, que une el megabarrio de Barra de Tijuca con el Aeropuerto Internacional
Antonio Carlos Jobim, para hacer un llamamiento a la calma social:
“Cuando un turista
extranjero o de otro lugar de Brasil viene a esta ciudad, siempre regresa con
la sensación de haber sido bien recibido. Estoy segura de que la población
recibirá a los turistas con cariño, cuidado, respeto y sin violencia”.
La
declaración de Rousseff coincide con la publicación de un sondeo de opinión
realizado en Río por Overview Pesquisa que arroja datos alentadores para el
Gobierno.
El 88,2% de los
encuestados dicen no tener intenciones de manifestarse en las calles durante el
Mundial.
El
45,4% de los
participantes apoyan la celebración del torneo en Brasil, frente al 39,2% que se declara contrario. En cualquier caso, la
pasión por el fútbol vuelve a arrastrar a la inmensa mayoría, ya que el 84% de los cariocas dice tener la intención de ver los
partidos.
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