¡Por
Allah! ¡Se viene el cuco! La venta masiva de deuda corporativa estadounidense
hoy lunes 14 en el mercado global de bonos ,desencadenará otra ronda de
liquidación de deuda emergente. Los bonos emitidos por empresas de esas
economías emergentes se han más que
cuadruplicado en los 10 años hasta 2014.
La
crisis de los bonos chatarra en EE.UU., con riesgo de contagio
http://lat.wsj.com/articles/SB11622436907919414427704581416591237898926?tesla=y
Oficinas de
Pacific Investment Management Co (Pimco) firma, cuyos fondos de bonos
emergentes han estado bajo presión este año. PHOTO: MIKE BLAKE/REUTERS
Por
Mike
Cherney,
Lesley Josephs y
Sarah
Krouse
Lunes,
14 de Diciembre de 2015
23:40 EDT
La
fuga masiva de inversiones en deuda chatarra se profundizó el lunes en Estados
Unidos, cuando los bonos
de decenas de empresas de baja calificación cayeron a nuevos mínimos y las
acciones de algunas de las grandes firmas de gestión de activos fueron
arrastradas en la misma dirección.
Los
descensos reflejan la acumulación de
preocupaciones sobre el acceso al
financiamiento de empresas de riesgo,
la capacidad para vender bonos de
baja calificación sin descuentos y
el efecto dominó del cierre de un fondo de
bonos basura.
En conjunto, esas preocupaciones alimentan el
temor de los inversionistas de que el sector de fondos
mutuos de EE.UU. enfrente una salida de capitales que ponga a prueba su
capacidad de atender los pedidos de reembolsos.
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El mercado de bonos de alto rendimiento de
EE.UU. ha sido castigado desde que la semana pasada Third Avenue Management
LLC impidió a sus inversionistas retirar dinero de un fondo de deuda chatarra
de US$789 millones, para luego decidir su cierre.
La venta masiva de deuda corporativa
estadounidense encendió las alarmas en el mercado global de bonos y ha reavivado la atención sobre los
mercados emergentes como la siguiente área de mayor vulnerabilidad.
La ola de ventas de bonos chatarra
estadounidenses se
inició en el sector energético, que representa
alrededor de 13% del mercado de deuda como
resultado de la masiva toma de crédito
de la industria para alimentar el auge del esquisto, según Henderson Global
Investors.
Esos bonos
han estado bajo presión en medio de la caída del crudo. El rendimiento promedio
de estos bonos se ubicaba el viernes en torno a 8%
anual, según Markit, frente a un mínimo de 5,8%
a finales de abril.
Los
crecientes signos de tensión en EE.UU. han repercutido al otro lado del
Atlántico. Muchos inversionistas europeos están preocupados de que los fondos
globales de deuda chatarra tengan que vender bonos europeos para cumplir con
los pedidos de reembolsos de sus ansiosos clientes.
El
mercado de bonos basura de Europa equivale aproximadamente a un tercio del de
EE.UU., que es de alrededor de US$1,4 billones, según Henderson Global Investors. El derrumbe del
precio del petróleo ha tenido un menor impacto en
Europa, dado que sólo cerca de 6% de esos
papeles son del sector de energía.
El
rendimiento promedio de los bonos chatarra europeos se ha incrementado de 4,6% al inicio de diciembre a 5,4% el lunes, según
Markit. Los rendimientos aumentan a medida que los precios caen.
La
volatilidad de los bonos en EE.UU. acentúa los temores de que eso pueda acelerar la retirada de capitales de los bonos emergentes.
Los
emitidos por empresas de esas economías se han más que cuadruplicado en los 10
años hasta 2014, según
datos del Fondo Monetario Internacional.
Este año,
los inversionistas ya han estado retirando capitales de esos países, inquietos
por signos de que el endeudamiento se estaba disparando
a niveles difíciles de sostener ante la perspectiva de un alza de tasas de la
Reserva Federal de EE.UU., que en su reunión de este martes y miércoles
puede tomar la decisión de ajustar las tasas de referencia.
En EE.UU.,
las acciones de algunos fondos que cotizan en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés)
basados en deuda de alto rendimiento
cayeron nuevamente el lunes después de sufrir el viernes.
Las acciones
del ETF iShares iBoxx $ High Yield Corporate Bond
retrocedieron 0,87% el lunes tras una caída de 2% el
viernes, la peor desde 2011.
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Muchos de
los bonos individuales más negociados también tuvieron un lunes en rojo,
incluyendo la deuda de la empresa de servicios de electricidad Dynegy Inc., el conglomerado de cable Charter
Communications Inc. y la energética Oasis Petroleum Inc.
Las acciones
de las empresas de gestión de activos que cotizan en bolsa también sufrieron
por las preocupaciones que disparó la situación de Third Avenue Management. Los
títulos de Waddell & Reed Financial Inc. cayeron
más de 7,7%. Las acciones de Franklin Resources Inc., el operador de
fondos de inversión con la mayor cartera de bonos
basura, bajaron 3,3%. Los títulos de Affiliated Managers Group Inc., que
posee una participación en Third Avenue, bajaron 6,7%,
mientras que los del gigante de los fondos BlackRock Inc. bajaron 1,5%.
“Parece una reacción un
poco exagerada en las acciones sobre la base a las noticias específicas, pero
alienta cierta preocupación de que podríamos estar en el final de un ciclo
económico”, dijo
Luke Montgomery, analista de Sanford Bernstein.
La sangría
del mercado ha puesto un renovado enfoque en la liquidez del mercado de bonos,
así como en la posibilidad de comprar y
vender deuda fácilmente sin sufrir importantes descuentos. Muchos
inversionistas dicen que los bancos, que tradicionalmente
servían como corredores, han reducido sus inventarios de bonos en
respuesta a las nuevas regulaciones posteriores a la crisis, y que ese cambio
ha hecho más costosas las transacciones con deuda empresarial.
Wil Stith,
gerente de portafolio de Wilmington Trust, dijo que era una suerte que su firma
no necesitó vender deuda del sector energético o minero la semana pasada. “Si
hubiésemos tenido que hacerlo, habría sido muy difícil”, dijo. “La
liquidez es terrible”.
Algunos
operadores dijeron que los mayores descensos se limitaron a la deuda basura,
aquella que tiene calificaciones por debajo de BBB-. Mary
Talbutt, gerente de cartera y corredora de Bryn Mawr Trust Co., cuenta que no
estaba teniendo problema en las transacciones con deuda de empresas que tienen
calificaciones de grado de inversión.
En los años
posteriores a la crisis financiera, los inversionistas se volcaron a la deuda
basura aprovechando los bajos precios de los bonos y apostando a que la
economía estadounidense se dirigía hacia la recuperación. Pero desde entonces, han retirado dinero de los fondos de
inversión de alto rendimiento por tres años consecutivos, según datos de
Thomson Reuters Lipper, incluyendo US$10.500 millones en lo que va de este año.
Los
bonos estadounidenses de alto rendimiento y la deuda de los países emergentes,
tanto soberana como empresarial, comparten varias características. Pueden ser lucrativas, ya que pagan
cupones generosos para atraer a los inversionistas. Sin embargo, tales retornos
reflejan el mayor riesgo de problemas potenciales, entre ellos un pobre
gobierno corporativo o cambios bruscos en la rentabilidad.
Hasta hace
poco, los beneficios potenciales de la deuda de mercados emergentes habían
dominado el interés de los inversionistas. Ahora, parte de la preocupación es
que los fondos que invierten en ese tipo de deuda puedan retraerse con la misma
facilidad con que llegaron.
“La
deuda de los mercados emergentes ha aumentado sustancialmente: un alto apalancamiento en un escenario de endurecimiento de las condiciones
de financiación representa un desafío importante”, advirtieron en un informe
reciente los analistas de Morgan Stanley.
Los 15 mayores fondos de deuda de mercados emergentes
atrajeron una entrada neta de capitales de US$65.700
millones entre 2009 y 2014, según Morningstar, a pesar de las salidas
netas en 2013 y una recuperación tibia en 2014. Uno de los mayores fondos de
este tipo, gestionado por Stone Harbor Investment Partners Ltd., tuvo un
momento de auge en el que los activos bajo gestión pasaron de US$880,8 millones a finales de 2009 a US$6.000 millones en
noviembre pasado.
Esos mismos 15 fondos, incluidos los
gestionados por Pacific Investment Management Co. (Pimco), T. Rowe Price y HSBC
Global Asset Management, han estado bajo
presión este año. Sus salidas netas
de dinero hasta noviembre totalizaron US$4.900
millones, más de lo que salió en todo 2013.
En el último
mes, el valor global de los bonos de mercados
emergentes ha caído alrededor de 2%, según el J.P. Morgan Emerging
Market Bond Index, aunque aún registra una mejora de 1,1% respecto de finales
del año pasado.
Los volúmenes de operaciones en deuda emergente
se encuentran en sus menores niveles en años, y la creciente dificultad y
el costo de entrada y salida de estos mercados han dejado a muchos
inversionistas con mucha disponibilidad de efectivo para el que no les resulta
fácil encontrar destino.
“Cuanto más liquidez
bombearon los bancos centrales, menos y menos líquidos se han vuelto los
mercados”, dijo
Ashley Perrot, jefe de renta fija para Asia de UBS Global Asset Management.
Los problemas de los fondos que invierten principalmente en deuda
chatarra estadounidense podrían tener un derrame directo, ya que muchos de ellos asignan una parte de sus fondos
—a veces hasta 20%— a deuda de mercados emergentes, dice Barclays. Incluso si parte de esa deuda tiene buen
desempeño, los administradores de dinero podrían vender los valores que les
generan ganancia si necesitan liquidez para atender los pedidos de reembolsos.
Al mismo
tiempo, los fondos que están obligados a invertir sólo en deuda de alta calidad son forzados a deshacerse de sus tenencias a
medida que la rebaja de calificación empuja a muchos de esos títulos desde grado de inversión a deuda chatarra.
Algunos
gestores de activos argumentan que el efecto multiplicador de los problemas en
los bonos de alto rendimiento de EE.UU. puede ser limitado a medida que los
inversionistas nerviosos respecto de los mercados emergentes muevan su dinero.
“Ha habido fuertes
salidas de fondos [de los bonos de mercados emergentes] al principio del año”, dijo Arthur Lau, codirector de renta
fija de mercados emergentes en PineBridge Investments. “¿Puede
la ola de ventas de bonos basura de EE.UU. desencadenar otra ronda de
liquidación de deuda emergente? Podría ser posible, pero el margen de
maniobra es limitado”.
En
Europa, el nerviosismo
de los mercados se reflejó en parte en el mayor costo del seguro contra el
riesgo de default: asegurar por dos meses US$10
millones en bonos europeos de alto rendimiento con swaps a cinco años
subió a un máximo de US$360.000 anual el lunes,
según Markit, frente a US$339.000 el viernes y US$294.000 hace una semana.
La deuda
relacionada con commodities fue golpeada con especial dureza. El costo anual de asegurar contra incumplimiento US$10 millones de la deuda de la siderúrgica ArcelorMittal
pasó el lunes de US$87.000 a US$923.000, según
Markit. Los inversionistas tuvieron que pagar US$310.000 para asegurarse contra
un incumplimiento en los bonos de Thyssenkrupp AG, un alza de US$50.000 en un
día.
Se trata de
“un paso significativo. Muestra que definitivamente que se está sintiendo algún
dolor”, dijo Simon Colvin, analista de Markit.
“Cuando la gente tiene
salidas [de fondos], vende lo que puede vender, no lo que quiere vender”, dijo Antoine Cornut, director de
inversiones de Camares Capital LLP, un gestor de inversiones de crédito con
sede en Londres, con US$550 millones en activos.
—Fiona Law, Christopher Whittall, Anjani Trivedi, Matt Wirz y
Corrie Driebush contribuyeron a este artículo.
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