El
escándalo de la FIFA coloca a América Latina bajo la mira
http://lat.wsj.com/articles/SB11686311099010934519204581012270223192358?tesla=y
Por Santiago Pérez y Juan Forero
miércoles,
27 de mayo de 2015 22:09
EDT
Agentes de
la FBI se preparan para entrar las oficinas de la Concacaf,
la confederación de fútbol que rige a
Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, en Miami Beach, Florida, el
miércoles. Reuters
SÃO
PAULO—Los arrestos de
ejecutivos y ex ejecutivos de la FIFA en una amplia investigación de Estados
Unidos ha abierto la ventana a la corrupción y mala
gestión integradas que están poniendo trabas al fútbol en uno de sus
campos más fértiles, América Latina.
De 14 personas —funcionarios de
la FIFA, ex funcionarios y ejecutivos de la TV deportiva— que
enfrentaron cargos de crimen organizado, fraude
electrónico y conspiraciones por lavado de dinero, 13 pertenecían a
organizaciones de América Latina y el Caribe.
Esto no lo
pasaron por alto los aficionados del fútbol desde Brasil
a México, países donde los equipos profesionales están en rojo, los
escándalos de corrupción son comunes y la violencia arruina los juegos.
“El fútbol
es una de las mayores corporaciones del mundo, y siempre ha habido sospechas
sobre este tipo de vínculos, que está gestionado por personas que no tienen que
responder al sistema de justicia”, indicó Roberto Bermudez, un profesor de
periodismo deportivo en Buenos Aires y ex asesor deportivo en el Congreso de
Argentina. “Creemos que la corrupción está matando al juego, y la violencia
también”.
En
Brasil, el senador Romario Faria, que ayudó a liderar a Brasil a su cuarto Mundial en 1994,
dijo, “quiero felicitar al FBI y a la policía suiza por su operación”,
refiriéndose al trabajo en equipo que condujo a las detenciones en Zúrich.
Hinchas de
Ecuador durante el Mundial 2014. Getty Images
La
formulación de cargos del Departamento de Justicia de EE.UU., que abarca
delitos que se habrían llevado a cabo a lo largo de 24 años, comunicó que los directivos de fútbol recibieron más de US$150 millones en
sobornos y coimas de ejecutivos de marketing deportivo a cambio de derechos de
transmisión y marketing. Fue en Sudamérica, que produce algunos de los
mayores jugadores del mundo —incluyendo el argentino Lionel Messi y el
brasileño Neymar—donde se centró gran parte de la corrupción.
Para
los hinchas de la región, el deporte es parecido a una religión, con estadios vendidos por completo
y partidos transmitidos en horario estelar por todo el continente. Pero el fútbol, dicen expertos e hinchas, está
en problemas, enlodado en el escándalo y la mala gestión.
En algunos
países, los juegos son considerados demasiado peligrosos para que los hinchas
ordinarios asistan. En Argentina, cuatro jugadores del
club River Plate fueron recientemente hospitalizados después de que los
fans del equipo opositor, Boca Juniors, los rociaran con gas pimienta. En Perú, Manuel Burga, que dirigió la Federación
Peruana de Fútbol durante 12 años, fue obligado a salir el año pasado después
de acusaciones de mal manejo, y tras haber superado una tasa de desaprobación
de 80% en una encuesta del periódico El Comercio.
En
Brasil, un país con una
enorme base de fans, los principales 20 equipos
profesionales vieron un alza en la deuda de 18% en 2014 frente al año
anterior, indicó la consultora del negocio deportivo BDO. Los problemas
monetarios acosan a los clubes locales, aunque las federaciones de fútbol que
dirigen el deporte son consideradas gallinas de huevos de oro.
Para muchos
observadores que siguen el deporte de cerca, los problemas del fútbol en
América Latina provienen de corrupción en organizaciones con una inadecuada
responsabilidad y una limitada rotación de directivos que gestionan millones de dólares de lucrativos acuerdos de patrocinios y
transmisiones de TV.
Hector
Aguilar Camin, un
prominente escritor mexicano e hincha del fútbol, dijo que no era sorprendente
que la mayoría de los sospechosos en el
escándalo vienen de la región. “Cuando revisas los procesos en nuestros
países, ves tantos conflictos de intereses, cadenas de corrupción y compras
ocultas”, dice. “El futbol es una de las actividades más visibles del
planeta, y económicamente de las más opacas”.
El dinero
que el fútbol genera en países con débiles sistemas judiciales ha sido un
catalizador para sobornos y mordidas.
La inclusión
de equipos mexicanos desde principios de los 1990 en torneos de fútbol
sudamericanos como la Copa Libertadores y la Copa América, aunado a la
creciente popularidad del deporte en EE.UU., alimentó varios complots a medida
que los ejecutivos deportivos intentaron retener lucrativos derechos de medios
y marketing, según la acusación.
Según la
acusación del Departamento de Justicia de EE.UU., los
argentinos Alejandro Burzaco, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis habrían
acordado pagar US$110 millones en sobornos a
funcionarios de fútbol para obtener valiosos derechos de transmisión de la
Conmebol, la confederación sudamericana de
fútbol, y Concacaf, la confederación de Norte y
Centroamérica y el Caribe. En mensajes separados el miércoles, tanto la
Conmebol como la Concacaf declararon su apoyo y su disposición a colaborar con
las investigaciones.
Datisa, una empresa de propiedad de tres
empresarios argentinos, firmó un contrato de US$317,5
millones en 2013 con la Conmebol y otro de US$35 millones con la Concacaf
para obtener derechos exclusivos mundiales para las ediciones de 2015, 2019 y
2023 de la Copa América. Los contratos también incluyen la Copa América
Centenario de 2016, que se llevará a cabo en ciudades en EE.UU. e incluirá a la
selección nacional de EE.UU. y otros equipos de la Concacaf.
Datisa acordó hacer pagos a más de cinco
funcionarios de la confederación de fútbol a lo largo de los contratos. “Al
menos US$40 millones se han pagado hasta la fecha”,
afirmó la acusación.
“Cuando veo
tanto dinero en juego, no me sorprende que haya personas en el medio que están
involucradas”, indicó un prominente ejecutivo que ha trabajado con Torneos y
Competencias SA, una empresa de transmisión deportiva mencionada en la
acusación y liderada por Burzaco.
La
implicación tiene una amplia importancia en Brasil, en donde la presidenta
Dilma Rousseff dijo que “servirá para ayudar al fútbol brasileño”.
Quizás las
acusaciones más significantes de posibles delitos que incluye a brasileños
giran en torno a
la empresa de marketing deportivo Traffic. La empresa negoció los
derechos internacionales de televisión para los partidos de clasificación para
el Mundial de 2014, que se llevó a cabo en Brasil, y colaboró con una firma
llamada World Sport Group para comprar los
derechos internacionales de TV de la Copa de Oro y la Liga de Campeones de la
Concacaf, según su sitio web.
El dueño de la firma, el empresario brasileño
José
Hawilla, está cooperando
con la FBI en su investigación de la FIFA, dijo un abogado de Hawilla. Bajo el
acuerdo, Hawilla ha reconocido delitos de lavado de dinero, fraude, extorsión,
y ha acordado devolver US$151 millones. Su
cooperación podría tener un impacto de alto alcance en la investigación su
firma tiene los derechos de la Copa Libertadores.
Las
acusaciones de corrupción han rondado entorno al deporte durante años en
Brasil, un país que ha jugado un papel enorme en el desarrollo del fútbol
global, tanto en la cancha como en la junta directiva de la FIFA.
El fútbol
global fue dirigido por el empresario de Rio de Janeiro
João Havelange durante dos décadas hasta 1998, cuando se retiró de la
FIFA. También era miembro del Comité Olímpico Internacional,
puesto que dejó en 2011 entre acusaciones de corrupción. Un comité de ética
después halló que había aceptado sobornos, que Havelange, de 99 años, niega.
—John Lyons contribuyó a este artículo.
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