Comienza
el periodo de turbulencias en los precios de la compra - venta de las acciones del Dow Jones que desembocara
en el crash bursátil del 2016 según analista
senior de Ruarte reports Washington López.
Nota del autor del blog: lo leí en
el diario gestión en la edición impresa, el artículo de fondo era sobre el
espectacular aumento en la cotización del oro en el futuro cercano.
Más
sobresaltos en el horizonte de los índices bursátiles de EE.UU.
http://lat.wsj.com/articles/SB11231496520570843963504580633260916505910?tesla=y
Por
E.S. BROWNING
lunes,
11 de mayo de 2015 0:03
EDT
Operadores
en la Bolsa de Nueva York. Bloomberg News
Después de
un 2013 en que se batieron todas las marcas, los gestores de fondos han
advertido que los avances de las acciones estadounidenses serán más débiles y los vaivenes más violentos.
Tenían
razón, y se prevé que las oscilaciones continúen.
La economía
estadounidense está creciendo y la Reserva Federal está dispuesta a hacer lo
que sea necesario para que no se estanque, pocos gestores de fondos proyectan
un mercado a la baja, es decir una caída de 20% o más.
No obstante, las fluctuaciones
bruscas de menor envergadura se han vuelto más comunes.
“Esperamos que siga adelante
y se acelere”,
señala Kristina Hooper, estratega de inversión
en EE.UU. de Allianz Global Investors, que
gestiona unos US$499.000 millones.
La
volatilidad ha quedado en evidencia en los últimos días, conforme los índices
bursátiles se desplomaban para después recuperarse y cerrar el viernes cerca de
sus máximos. El Promedio Industrial Dow Jones cayó a inicios de la semana
pasada, pero el viernes trepó 267,05 puntos, o 1,5%, para quedar en 18.191,11 unidades. La divulgación del informe de
empleo de abril en EE.UU., que sugirió que la economía se expande a un ritmo
moderado que le permite a la Fed tomarse su tiempo antes de subir las tasas de
interés de corto plazo, contribuyó a la euforia.
Cuando los
inversionistas hablan de volatilidad, a menudo se refieren al Índice de Volatilidad (VIX, por sus siglas en inglés)
que elabora el Mercado de Opciones de la Bolsa de Chicago (CBOE).
El VIX es
más un indicador de temor que de volatilidad. Evalúa la demanda de opciones y
los inversionistas compran más opciones cuando están preocupados de que se
produzcan nuevas caídas. El VIX ha subido algo últimamente, pero no mucho, lo
que insinúa que los temores no son generalizados.
Una
mejor manera de medir el grado de volatilidad es contar los días en que el Dow
Jones sube o baja 1% o
más frente a la jornada previa.
Eso ha
ocurrido en casi 30% de las sesiones de este año,
según el grupo de análisis de datos del mercado de The
Wall Street Journal. La cifra está muy por encima del promedio de 23%
calculado a partir de 1902, según Ned Davis Research.
El Dow fue más moderado entre 2012 y 2014, cuando los movimientos bruscos
promediaron 13% del total.
Esta medida
indica que la volatilidad está casi de vuelta a los niveles de 2011, cuando las preocupaciones en torno a la crisis
europea y la situación fiscal de EE.UU. tenían a los inversionistas con los
nervios de punta.
Ese año, el Dow Jones subió a cayó 1% o más en una jornada 35% de las
veces. “Si la volatilidad siguiera en aumento, sería una preocupación”,
reconoce Will Geisdorf, estratega global de Ned Davis Research. “Pero como
viene de niveles tan bajos, no es suficiente para amenazar el mercado alcista”
en la actualidad, expresa.
De todos
modos, numerosos gestores de fondos han
estado trasladando dinero fuera de EE.UU. al opinar que las acciones de otros
países, que son más baratas, subirán más. Glenmede
Trust Co., que supervisa unos US$30.000 millones en activos, ha dirigido más dinero que lo habitual hacia Europa
Occidental y Asia, aunque preserva grandes posiciones en EE.UU.
“Nuestras expectativas en
EE.UU. se han moderado”, indica Jason Pride, estratega de inversión de Glenmede, quien proyecta
una ganancia promedio anual de entre 4% y 5% en EE.UU.
en los próximos 10 años, incluyendo el reparto de dividendos. “A nivel
internacional, seguimos contemplando retornos de entre 7,5% y 11%, dependiendo
del mercado”, agrega.
El
índice S&P 500 creció 32%, incluyendo dividendos, en 2013 y 14% en 2014. En lo que va del año, acumula un alza de 2,8%, sin contabilizar dividendos.
Los
analistas y los gestores de fondos han vuelto a sonar las alarmas al decir que
los principales índices bursátiles de EE.UU. podrían retroceder 10% o más, algo
que ni el Dow Jones ni el S&P 500 han hecho desde 2011.
Se trata del tercer lapso más prolongado sin una caída de 10%
desde 1929, según Bespoke Investment Group. Los
tres períodos de estabilidad se produjeron después de 1990, una era en la que
las recesiones han sido más frecuentes y la Fed se ha esmerado en respaldar la
estabilidad económica.
“La gente
debería ciertamente estar en alerta para una corrección de 10% o más”, dice
Hooper, la estratega de Allianz.
Los gestores
de fondos atribuyen la volatilidad a dos factores.
El primero son los
altos precios de las acciones.
Después de triplicar el mínimo de 2009, el S&P 500 se transa a 21 veces las ganancias
netas de las empresas en los últimos 12 meses, muy por
encima del promedio histórico de 15,5 veces, según Birinyi Associates.
Cuando los precios son altos, es más
probable que los operadores de corto plazo vendan y tomen ganancias al primer
asomo de problemas.
La
Fed, mientras tanto, está reduciendo sus políticas de estímulo. Puso fin a su programa de compra de
bonos el año pasado y se espera que empiece a subir las tasas de corto plazo
este año.
El plan de
compra de bonos del banco central fue una de las razones principales que
explica la baja volatilidad, puesto que esos miles de millones de dólares impulsaban
el precio de las acciones.
Ahora, en cambio, el desempeño
bursátil depende más de los resultados de una compañía que de las expectativas
sobre el estímulo de la Fed, y se prevé que el desempeño de las
empresas no sea tan bueno este año.
Detrás de estas
preocupaciones más inmediatas, hay un tema de fondo: la idea de que la economía
estadounidense no retomará los niveles de crecimiento de 3% anual a la que
estaba acostumbrada antes de la crisis financiera. EE.UU.
se ha expandido menos de 2,6% todos los años desde 2006.
Michael
Contopoulos, estratega de crédito de Bank of America Merrill Lynch, destacó en
un informe reciente que la inversión empresarial ha
sido débil durante más de una década. Las compañías que integran el
S&P 500 dedican hoy menos de la mitad de su flujo de caja a la inversión de
capital, escribió. Gastan más en dividendos y recompras
de acciones.
“No sólo los
presidentes ejecutivos no están invirtiendo en crecimiento, sino que al
devolver capital a los accionistas con el fin de apuntalar los retornos de las
acciones, están disminuyendo sus propios valores de recuperación en caso de que
la empresa tenga problemas”, sostuvo.
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