Le Monde
Diplomatique analiza el porqué del triunfo abrumador de Evo Morales en Bolivia.
Bolivia
está cambiando
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=d0a8a2c3-3548-4077-bcf8-7529afc26e5f
Nº: 229 Noviembre 2014
Ignacio
Ramonet
Para el
viajero que vuelve a Bolivia varios años después y camina despacito por las
empinadas calles de La Paz, ciudad encaramada entre barrancos escarpados a casi
cuatro mil metros de altitud, los cambios saltan a la vista: ya no se ven
personas mendigando ni vendedores informales pululando por las aceras.
Se percibe
que hay pleno empleo.
La gente va mejor vestida, luce más sana.
Y el aspecto
general de la capital se ve más esmerado, más limpio, más verde y ajardinado.
Se nota el
auge de la construcción.
Han surgido
decenas de altos edificios llamativos y se han multiplicado los modernos
centros comerciales, uno de los cuales posee el mayor
complejo de cines (18 salas) de Sudamérica.
Pero lo más
espectacular son los sensacionales teleféricos urbanos
de tecnología (1) futurista que mantienen sobre la ciudad un permanente
ballet de coloridas cabinas, elegantes y
etéreas como pompas de jabón.
Silenciosas
y no contaminantes.
Dos líneas
funcionan ya, la roja y la amarilla; la tercera, la
verde, se inaugurará en las próximas semanas, creando así una red
interconectada de transporte por cable de once
kilómetros, la más larga del mundo, que permitirá a decenas de miles de
paceños ahorrarse un promedio de dos horas diarias de tiempo de transporte.
“Bolivia cambia. Evo
cumple” afirman
unos carteles en la calle. Y cada cual lo constata.
El país es
efectivamente otro.
Muy distinto
al de hace apenas un decenio, cuando estaba considerado “el más pobre de América Latina
después de Haití”.
En su mayoría corruptos y autoritarios, sus gobernantes se
pasaban la vida implorando préstamos a los organismos financieros
internacionales, a las principales potencias occidentales o a las
organizaciones humanitarias mundiales.
Mientras las
grandes empresas mineras extranjeras saqueaban el subsuelo, pagándole al Estado
regalías de miseria y prolongando el expolio colonial.
País
relativamente poco poblado (unos diez millones de habitantes), Bolivia posee
una superficie de más de un millón de
kilómetros cuadrados (dos veces Francia).
Sus entrañas rebosan de riquezas: plata (piénsese en
Potosí...), oro, estaño, hierro, cobre, zinc, tungsteno, manganeso, etc.
El Salar de Uyuni tiene la mayor reserva de potasio y litio del mundo, este último considerado la
energía del futuro.
Nota del autor del blog dirá la
mayor fuente de almacenamiento de energía
Pero la principal fuente de ingresos hoy la
constituye el sector de los hidrocarburos, con las
segundas mayores reservas de gas natural de América del Sur, y petróleo,
aunque en menor cantidad (unos 16 millones de barriles anuales).
El crecimiento económico de Bolivia en estos últimos
nueve años, desde que gobierna Evo Morales, ha sido sensacional, con una tasa
promedio del 5% anual...
En 2013, el PIB llegó a crecer hasta el 6,8% (2), y en 2014 y 2015, según
las previsiones del FMI, también será superior al 5%... El porcentaje más elevado de América Latina (3).
Y todo ello con una inflación moderada y controlada, inferior al 6%.
El nivel de vida general se ha
duplicado (4).
El gasto
público, a pesar de las importantes inversiones sociales, también está
controlado; hasta el punto de que el saldo en cuenta corriente ofrece un
resultado positivo con un superávit fiscal de 2,6% (en
2014) (5).
Y aunque las
exportaciones, principalmente de
hidrocarburos y de productos de la minería, representan un papel
importante en esta bonanza económica, es la
demanda interna (+5,4%) la que constituye el principal motor del crecimiento.
En fin, otro
éxito inaudito de la gestión del ministro de Economía,
Luis Arce: las reservas internacionales en
divisas de Bolivia, con respecto al PIB,
alcanzaron el 47% (6), situando a este país, por primera vez, a la cabeza de América Latina, muy por delante de Brasil, México o Argentina.
Evo Morales
ha señalado que, de país estructuralemente endeudado, Bolivia podría pasar a
ser prestamista, y ha revelado que ya “cuatro Estados de la región”, sin
precisar cuáles, se han dirigido a su Gobierno pidiéndole créditos...
En un país
en el que más de la mitad de la población es originaria, Evo Morales es el primer indígena, en los últimos
cinco siglos, que alcanzó, en enero de 2006, la presidencia del Estado.
Y desde que
asumió el poder, este presidente diferente desechó el “modelo neoliberal” y lo
cambió por un nuevo “modelo económico social comunitario productivo”.
Nacionalizó, a partir
de mayo de 2006, los sectores estratégicos (hidrocarburos, minería,
electricidad, recursos ambientales) generadores de excedentes e invirtió una parte de estos excedentes en
los sectores generadores de empleo (industria, manufactura, artesanía,
transporte, desarrollo agropecuario, vivienda, comercio, etc.).
Y consagró
otra parte de esos excedentes a la reducción de la pobreza mediante políticas
sociales (enseñanza, sanidad), incrementos
salariales (a los funcionarios y trabajadores del
sector público), estímulos a la inclusión [bono
Juancito Pinto (7), renta dignidad (8), bono Juana Azurduy (9)] y políticas de subvenciones.
Los
resultados de la aplicación de este modelo se reflejan no solo en las cifras
expuestas aquí arriba, sino en un dato bien explícito: más
de un millón de bolivianos (o sea, el 10% de la población) han salido de la
pobreza.
La deuda pública, que representaba el 80% del PIB, se redujo a apenas el 33% del PIB.
La tasa de desempleo (3,2%) es la más baja de América Latina,
hasta tal punto que miles de bolivianos emigrados en España,
Argentina o Chile empiezan a regresar, atraídos por la facilidad de
empleo y el notable incremento del nivel de vida.
Además, Evo
Morales ha emprendido la construcción de un verdadero Estado,
hasta ahora más bien virtual.
Hay que
reconocer que la inmensa y torturada geografía boliviana (un tercio, altas
montañas andinas, dos tercios, tierras bajas tropicales y amazónicas) así como
la fractura cultural (36 naciones etno-lingüísticas)
nunca facilitaron la integración y la unificación.
Pero, lo que
no se hizo en casi dos siglos, el presidente Morales está decidido a llevarlo a
cabo acabando con la dislocación. Primero, promulgando una nueva Constitución,
adoptada por referéndum, que establece por vez primera un
“Estado plurinacional” y reconoce los derechos de las diferentes
naciones que conviven en el territorio boliviano.
Y luego lanzando
una serie de ambiciosas obras públicas (carreteras,
puentes, túneles) con el objetivo de conectar, articular, comunicar
regiones dispersas para que todas ellas y sus habitantes se sientan parte de un
todo común: Bolivia. Nunca se había hecho.
Y por eso
hubo tantas tentativas de secesión, separatismo y de fraccionamiento.
Hoy, con
todos estos éxitos, los bolivianos se sienten –quizás por vez primera–
orgullosos de serlo.
Orgullosos de su cultura originaria y de sus
lenguas vernáculas. Orgullosos de su moneda que cada día se valoriza más con
respecto al dólar.
Orgullosos de tener el crecimiento económico
más alto y las reservas de divisas más importantes de América Latina.
Orgullosos
de sus realizaciones tecnológicas como esa red de teleféricos de última
generación, o su satélite de telecomunicaciones Túpac
Katari, o su canal de televisión pública Bolivia
TV (10). Este canal, que dirige Gustavo Portocarrero, realizó, el 12 de octubre pasado, día de las elecciones
presidenciales, una impactante demostración de su maestría
tecnológica conectándose en directo –a lo largo de más de 24h ininterrumpidas–
con sus enviados especiales en unas 40 ciudades en todo el mundo (Japón, China,
Rusia, la India, Irán, Egipto, España, etc.) en las que votaban, por
primera vez, los bolivianos residentes en el extranjero. Una proeza técnica y
humana que pocos canales de televisión en el mundo serían capaces de realizar.
Todas estas
hazañas –económicas, sociales, tecnológicas–
explican en parte la rotunda victoria de Evo Morales y de su partido (Movimiento al Socialismo, MAS) en las elecciones del
pasado 12 de octubre (11).
Icono de la
lucha de los pueblos indígenas y originarios de todo el mundo, Evo ha
consiguido romper, con este nuevo triunfo, varios graves prejuicios.
Demuestra
que la gestión de gobierno no desgasta, y que después de nueve años en el
poder, cuando se gobierna bien, se puede volver a ganar holgadamente.
Demuestra,
contrariamente a lo que afirman racistas y colonialistas, que “los indios”
saben gobernar, y hasta pueden ser los mejores gobernantes que jamás haya
tenido el país.
Demuestra
que, sin corrupción, con honestidad y eficiencia, el Estado puede ser un
excelente administrador, y no –como lo pretenden los neoliberales– una
calamidad sistemática.
En fin, demuestra que la izquierda en el poder
puede ser eficiente, que puede llevar a cabo políticas de inclusión y de
redistribución de la riqueza sin poner en riesgo la estabilidad de la economía.
Pero esta
gran victoria electoral también se explica por razones políticas.
El
presidente Evo Morales consiguió derrotar,
ideológicamente, a sus principales adversarios reagrupados en el seno de la
casta empresarial de la provincia de Santa Cruz, principal motor económico del país.
Este grupo
conservador que lo intentó todo contra el presidente, desde la tentativa de
secesión hasta el golpe de Estado, ha acabado por rendirse y por sumarse en
definitiva al proyecto presidencial, reconociendo que el país ha puesto rumbo
hacia el desarrollo.
Es una
victoria considerable que el vicepresidente Álvaro
García Linera explica en estos términos:
“Se logró integrar al oriente boliviano y unificar el país, gracias a la
derrota política e ideológica de un núcleo político empresarial
ultraconservador, racista y fascista, que conspiró por un golpe de Estado y
trajo a gente armada para organizar una secesión del territorio oriental. En
segundo lugar, estos nueve años han mostrado a las clases medias urbanas y
sectores populares cruceños que tenían desconfianza, que hemos mejorado sus condiciones
de vida, que respetamos lo construido en Santa Cruz y sus particularidades.
Por
supuesto, somos un Gobierno socialista, de izquierdas
y dirigido por indígenas. Pero tenemos la voluntad de mejorar la vida de todos.
Nos hemos enfrentado a las empresas petroleras extranjeras, igualmente a las de
energía eléctrica, y las hemos golpeado para luego, con esos recursos,
potenciar al país, fundamentalmente a los más pobres, pero sin afectar lo que
poseen las clases medias o el sector empresarial. Por eso pudo realizarse un
encuentro entre Gobierno y Santa Cruz muy
fructífero. Nosotros no cambiamos de actitud, seguimos diciendo y haciendo lo
mismo que hace nueve años.
Los que han
cambiado de actitud frente a nosotros son ellos.
A partir de
ahí empieza esta nueva etapa del proceso revolucionario
boliviano, que es el de la irradiación territorial y la hegemonía
ideológica y política.
Ellos empiezan a entender que no somos sus
enemigos, que si hacen economía sin meterse en política les va a ir bien.
Pero si,
como corporaciones, tratan de ocupar las estructuras del Estado y quieren
combinar política con economía, les va a ir mal.
Así como no
puede haber militares que también tengan el control civil, político, porque ya
tienen el control de las armas”.
En su despacho
del Palacio Quemado, el ministro de Presidencia,
Juan Ramón Quintana, me lo explica con una
consigna: “Derrotar e integrar”. “No se
trata –me dice– de vencer al adversario
y de abandonarlo a su suerte, corriendo el riesgo de que se ponga a conspirar
con su resentimiento de vencido y se lance a
nuevas intentonas golpistas. Una
vez derrotado, hay que incorporarlo, darle la oportunidad de sumarse al
proyecto nacional en el que caben todos, a condición de que cada cual
admita y acate que la dirección política, por decisión democrática de las
urnas, la llevan Evo y el MAS”.
¿Y
ahora?
¿Qué
hacer con una victoria tan aplastante?
“Tenemos un
programa (12) –afirma tranquilo Juan Ramón Quintana– queremos erradicar la pobreza extrema, dar
acceso universal a los servicios básicos, garantizar salud y educación de
calidad para todos, desarrollar la ciencia, la tecnología y la economía del
conocimiento, establecer una administración económica responsable, tener una
gestión pública transparente y eficaz, diversificar nuestra producción,
industrializar, alcanzar la soberanía alimentaria y agropecuaria, respetar a la
Madre Tierra, avanzar hacia una mayor integración latinoamericana y con
nuestros socios del Sur, integrar el Mercosur, y alcanzar nuestro objetivo
histórico, cerrar nuestra herida abierta: recuperar nuestra soberanía marítima
y la salida al mar” (13).
Por su
parte, el presidente Morales ha expresado su deseo de que Bolivia se convierta
en el “corazón energético de América del Sur” gracias a sus enormes
potencialidades en energías renovables (hidroeléctrica,
eólica, solar, geotérmica, biomasa) además de los hidrocarburos (petróleo y gas), lo que se completaría
con la energía atómica civil producida por una
central nuclear de próxima adquisición.
Bolivia
cambia. Va para arriba. Y su prodigiosa metamorfosis aún no ha terminado de
sorprender al mundo.
(1) La
empresa constructora es la sociedad austríaca Doppelmayr-Garaventa.
(2) Léase
Economía Plural, La Paz, abril de 2014.
(3) Léase
Página Siete, La Paz, 12 de octubre de 2014.
(4) Entre 2005 y 2013, el PIB per capita creció más de dos veces
(de 1.182 dólares a 2.757 dólares). Bolivia dejó
de ser un “país de bajos ingresos” y fue declarado “país de ingresos medios”.
Léase “Bolivia, una mirada a los logros más importantes del nuevo modelo
económico”, en Economía Plural, La Paz, junio de 2014.
(5) El buen
manejo de las finanzas públicas ha permitido a Bolivia situarse como el segundo
país con mayor superávit fiscal de América Latina en los últimos ocho años.
(6) En cifras
absolutas, las reservas internacionales de Bolivia son de unos 16.000 millones
de dólares. El PIB, en 2013, fue de unos 31.000
millones de dólares.
(7) De una
suma de 200 bolivianos anuales (23 euros), se entrega por cada alumno/a de
primaria y secundaria, de la enseñanza pública, que haya seguido con asiduidad
todos sus cursos. Su objetivo es luchar contra el abandono escolar.
(8) Una
pensión que cobran todos los bolivianos a partir de los 60 años, incluso
aquellos que nunca pudieron cotizar a una caja de pensiones.
(9) Una
asistencia económica de 1.820 bolivianos (unos 215
euros) que se entrega a las
mujeres embarazadas y por cada niño y niña de menos de 2 años, con la
intención de disminuir los índices de mortalidad infantil y materna.
(10) http://www.mixbolivia.com/2013/08/ver-en-vivo-canal-bolivia-tv.html
(11) Léase
Atilio Borón, “¿Por qué ganó Evo?”, América Latina en movimiento, ALAI, Quito,
13 de octubre de 2014.
(12) Agenda
patriótica 2025: la ruta boliviana del vivir bien, En 2025 se cumple el
bicentenario de la independencia y fundación de Bolivia.
(13) Bolivia
ha recurrido al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Léase El libro
del mar, Ministerio de Relaciones Exteriores, La Paz, 2014.
Nota del autor del blog: El supuesto
socialismo de Evo Morales en realidad es una especie de triunfo de la burguesía
estatal a diferencia de la burguesía estatal de Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario