Cristóbal
Colon descubre que las clases medias (o
pequeña burguesía) se están proletarizando, tal como predijeron las teorías marxistas
hace casi 2 siglos atrás.
Nota del autor del blog: solo por curiosidad
intelectual, lea el Manifiesto Comunista de Marx y Engels ; un librito de unas 50 páginas,
incluso esta gratis en la red, si no ha sido tergiversado por Regin.
La
clase media ya no es la burguesía
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/20/babelia/1416489741_282230.html
Se está
construyendo una clase peculiar formada por capas medias en cuanto a formación, pero con las condiciones de vida de
los estratos más bajos
JOAQUÍN
ESTEFANÍA
25 NOV 2014 - 19:46 CET2
El septenio que dura esta crisis la
convierte en la más larga desde la Gran Depresión.
Se inaugura
una fábrica textil y sólo emplea a un trabajador y a un perro: al trabajador
para que dé de comer al perro y al perro para que mantenga al trabajador
alejado de la maquinaria. Este chiste, que contiene una exageración, figura en
uno de los libros que se comentan, y sirve para dar idea de la gigantesca reestructuración que se ha
producido en el aparato productivo del capitalismo en los últimos tiempos.
Las fábricas
textiles fueron, en los siglos pasado y antepasado, uno de los centros de
trabajo más intensivos en mano de obra.
En ellas,
como en el resto de las industrias y de los servicios, se ha ido generando una
reestructuración consistente en reducir
el factor trabajo y aumentar el capital tecnológico para estimular la productividad
de las empresas.
Los despidos
se han acentuado por la crisis económica, pero ya estaban presentes en la vida
económica bastante antes.
En muchos
casos, los trabajadores despedidos o no
han vuelto a encontrar empleo jamás o han sido reabsorbidos en puestos peor
pagados y a un ritmo mucho menor de lo que acontecía después de las recesiones:
no se recuperan los antiguos puestos de trabajo pese a que lo peor de la crisis
pase y los beneficios empresariales se multipliquen.
Esta es una
de las explicaciones del debilitamiento actual de las
clases medias, que aparecen en el panorama social hace poco tiempo, y
que empiezan a desaparecer en algunos lugares cuando ni siquiera han llegado a
otras partes del mundo.
Si el
proletariado se consideró durante algún tiempo una clase potencialmente
revolucionaria, numéricamente mayoritaria y con tendencia a poner en entredicho
el orden constituido, la clase media
interpretó un papel "contrarrevolucionario", sin alterar los
equilibrios de la sociedad capitalista.
Los cambios
estructurales (de sociedades industriales a sociedades de servicios, de
sociedades autárquicas a sociedades abiertas…) modificaron ese papel, y
conforme avanzaba el siglo XX la clase
media devino en muchas zonas del planeta en la clase numéricamente fundamental
en el cuerpo electoral, en el objeto de deseo de los partidos políticos, en
la fuerza capaz de determinar la agenda política y en el verdadero motor de la
mayoría de las reformas que se adoptan.
Se
ha roto un pactosocial implícito segúnel cual el que cumplíalas reglas
conseguíala estabilidad
La Gran
Recesión iniciada en 2007, con sus secuelas de
empobrecimiento, desigualdad y mortandad de centenares de miles de empresas, ha
variado el estatus de esas clases medias.
El Banco Mundial ha puesto en circulación el concepto de clases
vulnerables, unas clases móviles compuestas por aquellos que una vez
consiguieron dar el salto desde las capas bajas a las medias o a las
medias-bajas y que como consecuencia de la movilidad descendente pueden volver a
la pobreza o a lo hondo del pozo.
Los sociólogos han vinculado el papel de los
consumidores al de las clases sociales y han hablado de la ryanair society, una sociedad masificada de rentas
medias y bajas, a la que las industrias y los servicios de bajo coste
garantizan el acceso a bienes y servicios, en otro tiempo reservados a las
clases más acomodadas (clase alta y burguesía).
En ella también hay una clase proletarizada o
con escaso poder adquisitivo (Robert Castel habla de los desafiliados), los
nuevos ricos (que son los nuevos invisibles porque se ocultan para no ser
objeto de la indignación), y las clases medias que pierden renta y seguridad.
Esta es la era que ha puesto fin a las expectativas crecientes (en muchos
lugares los hijos vivirán peor que sus predecesores) y el
final también de la seguridad ocupacional.
En el
interior de la crisis económica que dura ya más de un septenio (es la más larga desde la Gran Depresión, que sólo terminó
con una guerra mundial) la clase media es la clase del desencanto y la
indignación porque su futuro se muestra oscuro.
El mundo
tejido de vida estable y trayectorias laborales sostenidas o ascendentes se
está desvaneciendo, cada vez se tienen
menos recursos y menos oportunidades y sus esperanzas de mejorar son tan escasas
como su confianza en el sistema.
Se
prescinde de los profesionales con trayectoria y se sustituyen por otros de
menor coste, (nota del autor del blog: en mi país, Perú se están privatizando a los hospitales.)
por lo que disminuyen las exigencias respecto a los estándares de calidad de
las prestaciones.
Ello supone, en definitiva, la ruptura
de un pacto social implícitamente aceptado, según el cual quien cumplía las reglas del juego
conseguía la estabilidad; si uno trabajaba duro y cumplía su parte, la vida le
iba a ir bien.
La
clase media creía que una buena formación intelectual abría puertas, y que la
honradez y el trabajo eran las mejores cartas de presentación. Esto se acabó.
Explica Esteban Hernández en su libro El
fin de la clase media que sin estas transformaciones que están
construyendo una clase peculiar formada por personas que pertenecen a las capas medias en cuanto a formación, mentalidad y
atributos, pero que se encuentran con condiciones vitales propias de los
estratos más bajos, no se pueden entender fenómenos como el Frente Nacional en Francia, UKIP en Reino Unido, Syriza en
Grecia, el Movimiento 5 Estrellas en Italia o Podemos en España.
Aumentan las
evidencias de que los cambios más
profundos (políticos, económicos, sociológicos, ideológicos…) de la Gran
Recesión sólo están empezando a hacerse notar.
Entre ellos,
una estratificación social que puede definir un mundo en el que entre el 10% y el 15% de los ciudadanos será rico y gozará de
un buen nivel de vida, mientras
gran parte del resto tendrá sus salarios prácticamente estancados o incluso
descendentes en términos monetarios.
Algunos analistas entienden que esta
polarización supondrá el final de la sociedad liberal o, más ampliamente, el
final de la democracia.
El fin de la
clase media. Esteban Hernández. Clave Intelectual. Madrid, 2014. 386 páginas.
Se
acabó la clase media. Tyler Cowen. Traducción de Félix Alba. Antoni Bosch
Editor. Barcelona, 2014. 276 páginas.
El
fin de la clase media.
Massimo Gaggi y Edoardo Narduzzi. Traducción de Cuqui Weller. Lengua de Trapo.
Madrid, 2006. 144 páginas.
Historia
mínima del siglo XX. John Lukacs. Traducción de José Antonio Montano. El
Colegio de México y Turner Publicaciones. Madrid, 2014. 267 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario