Análisis
de la situación política de España editorial del diario Español El País.
Seísmo
político
http://elpais.com/elpais/2014/11/01/opinion/1414871207_412263.html
El catastrofismo de Podemos arrastra
a una ciudadanía harta; motivo de reflexión para todos
EL
PAÍS
2
NOV 2014 - 00:00 CET
No hay
certeza de que España se encamine hacia un vuelco electoral, pero es seguro que
la opinión pública vive ahora bajo los efectos de un tsunami
político, según se deduce del sondeo de Metroscopia
publicado hoy por este periódico.
La intención
de voto al Partido Popular cae con fuerza, el PSOE se sostiene con dificultades
y la bolsa de ira social que se ha formado en los últimos años cree haber
encontrado en Podemos la mejor oferta para propinar a los partidos
tradicionales el castigo demandado por el fracaso en el enderezamiento de la
situación económica y política. La foto del presente refleja el monumental enfado de la ciudadanía y arroja
incertidumbres respecto a las aún lejanas elecciones de 2015.
Aunque el
trabajo de campo ha coincidido con un periodo negro para el Partido Popular, es evidente que esta fuerza acumula
desgastes respecto al enorme depósito de confianza recibido en 2011 en los
diferentes niveles políticos. El PSOE sale mejor
librado y se observa una valoración de su nuevo líder, Pedro
Sánchez, claramente por encima de la de Mariano
Rajoy; no obstante, su recorrido es corto para considerarle una
alternativa y verificar si los simpatizantes de este partido resistirán la opa
electoral que Podemos le ha lanzado a las
claras, como a IU, a los partidos nacionalistas
e incluso al PP.
Nada menos
que 9 de cada 10 personas creen que la situación política
es mala o muy mala, y eso es un dato clave para comprender la razón de
que parte de la población compre el discurso de Podemos
como la opción catalizadora de la ira.
En todo
caso, este éxito traduce el fracaso de las organizaciones principales del sistema
político y delata el peligro latente de ruptura. Los graves defectos
demostrados por el paso del tiempo se deberían haber corregido con altura de
miras, reformas políticas de envergadura y un combate abierto contra la
corrupción.
Por eso es incomprensible que el PP, con mayoría absoluta en las Cortes, se haya dedicado a ningunear al
Parlamento y a confiar la resolución de la mayor parte de los problemas
políticos al simple paso del tiempo.
Su
agarrotamiento es tal que incluso se niega a debatir
sobre la corrupción en un pleno monográfico del Congreso, a sabiendas de
que el asunto preocupa muy seriamente a la opinión pública y que la
responsabilidad de los dirigentes sobre las fechorías o los abusos de sus
militantes no puede despacharse con un yo no sabía.
Todo esto no
justifica dejar a la sociedad en manos de Pablo
Iglesias y de Podemos, es decir, de un
grupo de diagnóstico catastrofista y
voluntad descalificadora, que niega ser de izquierdas ni de derechas para
ocultar lo que en realidad es: simple y vulgar populismo como el que, con otras
apariencias ideológicas, aparece en diversas partes de Europa.
El sondeo
muestra que los votantes potenciales de otros partidos, por críticos que sean
hacia estos, tampoco creen en Podemos como la única opción en que se puede
confiar.
Una cosa es criticar y otra muy
distinta ofrecer soluciones solventes y realistas a una sociedad necesitada de buena gestión.
Hasta el
momento, las únicas recetas que hemos escuchado en boca de los líderes de
Podemos son viejas, fracasadas o
delirantes.
La opinión
pública aparece hoy más dividida que en el último decenio. De la alta
concentración de votos en torno a dos partidos estatales —más algunos
nacionalistas— se ha pasado a una fragmentación de opciones.
El futuro no está escrito, pero hay que
prepararse para un posible escenario de Gobiernos de más de un partido, también
al frente del Estado.
Y una de las
condiciones necesarias es evitar crispaciones gratuitas y no polarizar a la
sociedad en opciones irreconciliables.
Para reparar
los efectos de un terremoto no basta con la táctica de jugar a Casandras
anunciadoras de desgracias; al contrario, se requieren muchos esfuerzos
constructivos.
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