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lunes, 1 de septiembre de 2014

La gran burguesía monopólica estatal y privada se pelea en Pakistán por el control del estado (ninguno de los 2 representa los intereses del pueblo) del diario el País y de la Wikipedia.


La gran burguesía monopólica estatal y privada se pelea en Pakistán por el control del estado (ninguno de los 2 representa los intereses del pueblo)


Nawaz Sharif, líder de la burguesía monopólica privada de Pakistán .


La toma de la televisión estatal en Pakistán empeora la crisis política

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/01/actualidad/1409554905_829754.html

Un grupo de 400 manifestantes antigubernamentales tomó la cadena durante unas horas

ANA GABRIELA ROJAS

Nueva Delhi

 1 SEP 2014

 21:39 CEST





Semana de protestas antigubernamentales en Pakistán. / REUTERS LIVE!


La televisión estatal de Pakistán (PTV) fue tomada este lunes por manifestantes en contra del Gobierno. Aunque el Ejército retomó el control unos momentos después, este ha sido un golpe muy representativo, uno de los más duros de la crisis política que sigue ahondándose en el país asiático. Este es la último acontecimiento en la ola de violencia que ha irrumpido el sábado en las principales ciudades del país tras más de dos semanas de protestas en contra del Gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, al que acusan de fraude electoral. El partido de Sharif ganó en mayo del año pasado 190 de los 342 escaños del Parlamento en unas elecciones que la mayoría de expertos consideró, si no perfectas, sí razonablemente justas.

Durante las protestas este fin de semana al menos tres personas han muerto y 500 han resultado heridas. La policía ha arrestado a más de 100 personas. Al frente de los manifestantes está Imran Khan, ex estrella del crícket convertido en político y el líder religioso musulmán Tahirul Qadri.


Durante la toma de la televisión estatal, el presentador anunció que los manifestantes entraron armados con palos y piedras. “Lo importante es que nos mantengamos tranquilos. No hay razón para entrar en pánico en este momento y vamos a tenerlos informados en cuanto sea posible”, dijo. Las televisoras privadas aseguraron que eran unos 800 manifestantes y mostraron imágenes de gente gritando contra el Gobierno y rompiendo el equipo de PTV. Unas horas antes los manifestantes también habían desafiado al Ejército rompiendo la puerta y entrado a un edificio del Gobierno de la ciudad. También han intentado entrar a la casa del primer ministro. No está claro si Sharif está en su residencia de Islamabad, o ha sido evacuado a Lahore, como aseguran algunos reportes.

Imran Khan negó la participación de los miembros de su partido, el Pakistan Tehreek-i-Insaf (que significa Movimiento por la Justicia), en la toma de la televisión estatal.

 El clérigo musulmán también pidió a sus seguidores que se retiraran. Sin embargo aseguran que no cesarán las protestas. “No me voy a marchar. No voy a aceptar esta monarquía. Quiero una democracia real”, dijo Imran Khan.

Tras una reunión de emergencia con los partidos de la oposición, Sharif, que fue depuesto por el Ejército en un golpe de Estado en 1999, aseguró que no va a renunciar y que no dejará que “el mandato del pueblo sea secuestrado por la intimidación”. Aunque algunos expertos opinan que esta crisis le está cobrando factura y que, si logra seguir en el poder, lo hará debilitado. El primer ministro, ha aceptado que se investigue su Gobierno por fraude electoral, aunque esto no ha logrado parar las protestas. En el Parlamento discutirá durante esta semana sobre las posibles salidas a esta crisis política.

Tras un encuentro con el Ejecutivo el domingo, el Ejército ha reiterado su “apoyo a la democracia”, en un comunicado en el que dice que “sigue con preocupación la crisis política y el giro violento que ha tomado”. Sin embargo algunos analistas miran con recelo al poderoso Ejército y piensan que podría estar detrás de los enfrentamientos en un intento de desestabilizar al Gobierno civil.

El Ejército niega estas acusaciones aunque en varias ocasiones se ha manifestado en contra de las políticas del Ejecutivo. El juicio por alta traición al expresidente y general Pervez Musharraf, que encabezó el golpe de Estado de 1999 y que se enfrenta a la pena de muerte por decretar el estado de emergencia en 2007, amenaza con alimentar la tensión. Por otro lado, la ofensiva en Waziristán del Norte contra la insurgencia separatista, que comenzó en junio y que Sharif retrasó en favor de un diálogo ahora estancado, fue otro blanco de las críticas por parte del Ejército.

La democracia en Pakistán ha sido desde su fundación en 1947 demasiado frágil. El Ejército ha irrumpido con golpes de Estado y ha estado al frente de cuatro Gobiernos militares (la mitad de la historia). Los Gobiernos civiles han sufrido de inestabilidad. El pasado Gobierno, liderado por el PPP fue la primera vez que un gobierno civil electo concluyó una legislatura sin inconvenientes. También las elecciones que pusieron a Sharif como primer ministro, representaron el primer cambio de poder entre dos gobiernos democráticamente electos.


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Nawaz Sharif

http://es.wikipedia.org/wiki/Nawaz_Sharif

Trayectoria empresarial[editar]

Aunque Sharif planeaba emprender un plan de modernización general de su negocio para adaptarlo a las necesidades del Pakistán de la década de 1970, tuvo que renunciar finalmente a dicha pretensión, ya que pocos meses después de asumir el control de la empresa familiar esta fue nacionalizada, en el marco de las políticas de estatalización del primer ministro del momento, Zulfikar Ali Bhutto.

Esta situación llegó a amenazar la solvencia económica de la familia y fue el revulsivo que terminó por implicar a Sharif en la política pakistaní. De este modo, fue durante los años que siguieron a la estatalización de Ittefaq (el negocio familiar de los Sharif) cuando Nawaz tejió vínculos con el Jefe del Estado Mayor pakistaní, el general Zia ul-Haq, un hombre oriundo también del Punyab y con quien Sharif desarrolló una relación fluida.

En 1977 Muhammad Zia ul-Haq dio un golpe de Estado contra el Ejecutivo de Bhutto con el apoyo del Estado Mayor pakistaní y asumió el poder de manera indefinida. Este hecho fue bien recibido por Sharif, quien conocía y apreciaba a ul-Haq personal y políticamente. Esta buena relación entre ambos fue clave para que Ittefaq fuese devuelto a la familia Sharif casi inmediatamente después del golpe, acompañado de una indemnización para compensar los daños causados por la expropiación del negocio que había ordenado Bhutto. Además, ul-Haq autorizó en los meses siguientes la privatización de la mayoría de empresas nacionalizadas por el anterior gobierno, en un gesto que había sido persistentemente reclamado por los opositores a Bhutto.

Recuperado Ittefaq, Sharif rescató los planes de modernización que ya había pretendido aplicar antes de la estatalización de 1972. Además, contó para hacerlo con el dinero de la indemnización dada por el nuevo gobierno y con el apoyo activo de su hermano Shahbaz y de sus primos, que deseaban incrementar la posición social de la familia. Fue así como comenzó a exportar productos de acero por todo el Punyab y, a partir de 1981, a abrir nuevas fábricas y delegaciones por el territorio pakistaní. El negocio creció considerablemente a lo largo de la década de 1980 y Sharif lo renombró a Ittefaq Group, procediendo, a partir de 1985, a internacionalizarlo.

En este empeño para internacionalizar Ittefaq, Sharif halló de nuevo el apoyo del gobierno pakistaní y de ul-Haq, que lo había nombrado miembro del Consejo Consultivo de Punyab y con quien seguía manteniendo unas excelentes relaciones. De este modo, el éxito de las reformas modernizadoras de Sharif y el soporte institucional que recibió su grupo empresarial facilitaron en gran medida una internacionalización rápida y triunfal, que colocó a Ittefaq Group entre las corporaciones más grandes e influyentes de todo Pakistán. Así, los ingresos anuales de Ittefaq pasaron de ser de una media de 16 millones de dólares anuales en 1981 (cuando Sharif ya había comenzado a ampliar la fábrica familiar) a superar los 450 millones en 1990.

En los años noventa Ittefaq Group se consolidó como una de las corporaciones más grandes de Pakistán, alcanzando la cifra de cien mil trabajadores y ejerciendo cada vez más un papel de puntal económico del país. Fue entonces cuando Sharif decidió dotar el negocio de una obra social que proporcionase beneficios a los habitantes de Lahore. De esta idea nació la Academia Islámica Ittefaq, establecida en la capital del Punyab con el objetivo de ofrecer educación secular y religiosa a nivel primario y secundario. Después de convertirse Sharif en primer ministro, dicha academia se amplió y su radio de acción fue extendiéndose paulatinamente por diversos departamentos pakistaníes, hasta llegar a la capital, Islamabad.

Actualmente, Sharif sigue siendo el presidente del grupo empresarial Ittefaq, en cuya dirección figuran destacados miembros de su familia y otros empresarios y accionistas que se han unido también al grupo. Y es que a pesar de los conflictos políticos que obligaron a Sharif a exiliarse de Pakistán durante la década de 2000, el negocio apenas se vio afectado y siguió siendo en todo momento un punto de referencia industrial para la economía pakistaní. De hecho, la corporación ha remodelado parte de su comité ejecutivo recientemente y estudia nuevos cambios para mejorar su rendimiento en un momento de crisis global.

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Política internacional[editar]

Sharif mantuvo a lo largo de su primer mandato una política internacional muy abierta a Occidente y en especial a los Estados Unidos, que mantenían importantes relaciones comerciales con Pakistán y constituían el origen de la mayor parte de los inversores que ayudaron a industrializar el país en aquel momento. Ello no obstante, el mandato de Sharif se caracterizó también por un empeoramiento general de las relaciones diplomáticas con los países vecinos y, en especial, con India, país que ya de por sí era hostil a Pakistán, a raíz de fricciones originadas por las disputas fronterizas de Cachemira y por las guerras y refriegas vividas entre ambos desde 1947. En este sentido, el origen de la tensión derivó del plan armamentístico emprendido por Sharif, que aspiraba a modernizar su ejército y a hacerlo el más competitivo de la región, con el objetivo de convertir Pakistán en una potencia regional capaz de lidiar con las amenazas económicas y territoriales que había en una zona tan convulsa como el sur de Asia. Además, los avances que se realizaron durante aquellos años en relación a un programa nuclear empezado ya por ul-Haq alarmaron a India, que temía que Pakistán estuviese alejándose de los fines pacíficos que Sharif decía que dicho programa poseía.

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