La
gran burguesía monopólica estatal y privada se pelea en Pakistán por el control
del estado (ninguno de los 2 representa los intereses del pueblo)
Nawaz Sharif, líder de la burguesía monopólica privada de Pakistán .
La
toma de la televisión estatal en Pakistán empeora la crisis política
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/01/actualidad/1409554905_829754.html
Un grupo de
400 manifestantes antigubernamentales tomó la cadena durante unas horas
ANA
GABRIELA ROJAS
Nueva
Delhi
1 SEP 2014
21:39 CEST
Semana de
protestas antigubernamentales en Pakistán. / REUTERS LIVE!
La
televisión estatal de Pakistán (PTV) fue tomada
este lunes por manifestantes en contra del Gobierno. Aunque el Ejército retomó
el control unos momentos después, este ha sido un golpe muy representativo, uno
de los más duros de la crisis política que sigue ahondándose en el país asiático.
Este es la último acontecimiento en la ola de violencia que ha irrumpido el
sábado en las principales ciudades del país tras más de dos semanas de
protestas en contra del Gobierno del primer ministro Nawaz
Sharif, al que acusan de fraude electoral. El partido de Sharif ganó en
mayo del año pasado 190 de los 342 escaños del
Parlamento en unas elecciones que la mayoría de expertos consideró, si no
perfectas, sí razonablemente justas.
Durante las
protestas este fin de semana al menos tres
personas han muerto y 500 han resultado heridas. La policía ha arrestado a
más de 100 personas. Al frente de los manifestantes está Imran Khan, ex estrella del crícket convertido en
político y el líder religioso musulmán Tahirul Qadri.
Durante la
toma de la televisión estatal, el presentador anunció que los manifestantes
entraron armados con palos y piedras. “Lo importante es que nos mantengamos
tranquilos. No hay razón para entrar en pánico en este momento y vamos a
tenerlos informados en cuanto sea posible”, dijo. Las televisoras privadas
aseguraron que eran unos 800 manifestantes y mostraron imágenes de gente gritando
contra el Gobierno y rompiendo el equipo de PTV. Unas horas antes los
manifestantes también habían desafiado al Ejército rompiendo la puerta y
entrado a un edificio del Gobierno de la ciudad. También han intentado entrar a
la casa del primer ministro. No está claro si Sharif está en su residencia de
Islamabad, o ha sido evacuado a Lahore, como aseguran algunos reportes.
Imran
Khan negó la
participación de los miembros de su partido, el
Pakistan Tehreek-i-Insaf (que significa Movimiento por la Justicia), en
la toma de la televisión estatal.
El clérigo musulmán también pidió a sus
seguidores que se retiraran. Sin embargo aseguran que no cesarán las protestas.
“No
me voy a marchar. No voy a aceptar esta monarquía. Quiero una democracia real”,
dijo Imran Khan.
Tras una
reunión de emergencia con los partidos de la oposición, Sharif, que fue depuesto por el Ejército en un golpe de Estado en
1999, aseguró que no va a renunciar y que no dejará que “el mandato del pueblo
sea secuestrado por la intimidación”. Aunque algunos expertos opinan que esta
crisis le está cobrando factura y que, si logra seguir en el poder, lo hará
debilitado. El primer ministro, ha aceptado que se investigue su Gobierno por
fraude electoral, aunque esto no ha logrado parar las protestas. En el
Parlamento discutirá durante esta semana sobre las posibles salidas a esta
crisis política.
Tras un
encuentro con el Ejecutivo el domingo, el Ejército ha
reiterado su “apoyo a la democracia”, en un comunicado en el que dice
que “sigue
con preocupación la crisis política y el giro violento que ha tomado”.
Sin embargo algunos analistas miran con recelo al poderoso Ejército y piensan que podría estar detrás de los enfrentamientos en un
intento de desestabilizar al Gobierno civil.
El Ejército
niega estas acusaciones aunque en varias ocasiones se ha manifestado en contra
de las políticas del Ejecutivo. El juicio por alta
traición al expresidente y general Pervez Musharraf, que encabezó el
golpe de Estado de 1999 y que se enfrenta a la pena de muerte por decretar el
estado de emergencia en 2007, amenaza con alimentar la tensión. Por otro lado,
la ofensiva en Waziristán del Norte contra la
insurgencia separatista, que comenzó en junio y que Sharif retrasó en
favor de un diálogo ahora estancado, fue otro blanco de las críticas por parte
del Ejército.
La
democracia en Pakistán ha sido desde su fundación en 1947 demasiado frágil. El Ejército ha irrumpido con golpes de
Estado y ha estado al frente de cuatro Gobiernos militares (la mitad de la
historia). Los Gobiernos civiles han sufrido de inestabilidad. El pasado
Gobierno, liderado por el PPP fue la primera vez que un gobierno civil electo
concluyó una legislatura sin inconvenientes. También las elecciones que
pusieron a Sharif como primer ministro, representaron el primer cambio de poder
entre dos gobiernos democráticamente electos.
………
Nawaz
Sharif
http://es.wikipedia.org/wiki/Nawaz_Sharif
Trayectoria empresarial[editar]
Aunque
Sharif planeaba emprender un plan de modernización general de su negocio para
adaptarlo a las necesidades del Pakistán de la década de 1970, tuvo que
renunciar finalmente a dicha pretensión, ya que pocos meses después de asumir el control de la empresa familiar esta
fue nacionalizada, en el marco de las políticas de
estatalización del primer ministro del momento, Zulfikar Ali Bhutto.
Esta
situación llegó a amenazar la solvencia económica de la familia y fue el
revulsivo que terminó por implicar a Sharif en la política pakistaní. De este
modo, fue durante los años que siguieron a la estatalización de Ittefaq (el negocio
familiar de los Sharif) cuando Nawaz
tejió vínculos con el Jefe del Estado Mayor pakistaní, el general Zia ul-Haq, un hombre oriundo también del
Punyab y con quien Sharif desarrolló una relación fluida.
En 1977 Muhammad Zia ul-Haq dio un golpe de Estado contra el
Ejecutivo de Bhutto con el apoyo del Estado
Mayor pakistaní y asumió el poder de manera indefinida. Este hecho fue
bien recibido por Sharif, quien conocía y apreciaba a ul-Haq personal y
políticamente. Esta buena relación entre ambos fue clave para que Ittefaq fuese devuelto a la familia Sharif casi
inmediatamente después del golpe, acompañado de una indemnización para
compensar los daños causados por la expropiación del negocio que había ordenado
Bhutto. Además, ul-Haq
autorizó en los meses siguientes la privatización de la
mayoría de empresas nacionalizadas por el anterior gobierno, en un gesto
que había sido persistentemente reclamado por los opositores a Bhutto.
Recuperado
Ittefaq, Sharif rescató los planes de modernización que ya había pretendido
aplicar antes de la estatalización de 1972. Además, contó para hacerlo con el dinero de la indemnización dada por el
nuevo gobierno y con el apoyo activo de
su hermano Shahbaz y de sus primos, que deseaban incrementar la posición social
de la familia. Fue así como comenzó a exportar productos de acero por todo
el Punyab y, a partir de 1981, a abrir nuevas fábricas y delegaciones por el
territorio pakistaní. El negocio creció considerablemente a lo largo de la
década de 1980 y Sharif lo renombró a Ittefaq Group,
procediendo, a partir de 1985, a internacionalizarlo.
En este
empeño para internacionalizar Ittefaq, Sharif halló de nuevo el apoyo del
gobierno pakistaní y de ul-Haq, que lo había nombrado miembro del Consejo Consultivo de Punyab y con quien seguía
manteniendo unas excelentes relaciones. De este modo, el éxito de las reformas
modernizadoras de Sharif y el soporte institucional que recibió su grupo
empresarial facilitaron en gran medida una internacionalización rápida y triunfal,
que colocó a Ittefaq Group entre las corporaciones más
grandes e influyentes de todo Pakistán. Así, los ingresos anuales de
Ittefaq pasaron de ser de una media de 16 millones de dólares anuales en 1981
(cuando Sharif ya había comenzado a ampliar la fábrica familiar) a superar los 450 millones en 1990.
En los años
noventa Ittefaq Group se consolidó como una de las
corporaciones más grandes de Pakistán, alcanzando la cifra de cien mil
trabajadores y ejerciendo cada vez más un papel de puntal económico del país.
Fue entonces cuando Sharif decidió dotar el negocio de una obra social que
proporcionase beneficios a los habitantes de Lahore.
De esta idea nació la Academia Islámica Ittefaq,
establecida en la capital del Punyab con el objetivo de ofrecer educación
secular y religiosa a nivel primario y secundario. Después de convertirse
Sharif en primer ministro, dicha academia se amplió y su radio de acción fue
extendiéndose paulatinamente por diversos departamentos pakistaníes, hasta
llegar a la capital, Islamabad.
Actualmente,
Sharif sigue siendo el presidente del grupo empresarial Ittefaq, en cuya
dirección figuran destacados miembros de su familia y otros empresarios y
accionistas que se han unido también al grupo. Y es que a pesar de los
conflictos políticos que obligaron a Sharif a exiliarse de Pakistán durante la
década de 2000, el negocio apenas se vio afectado y siguió siendo en todo
momento un punto de referencia industrial para la economía pakistaní. De hecho,
la corporación ha remodelado parte de su comité ejecutivo recientemente y
estudia nuevos cambios para mejorar su rendimiento en un momento de crisis
global.
……………
Política
internacional[editar]
Sharif
mantuvo a lo largo de su primer mandato una política internacional muy abierta
a Occidente y en especial a los Estados Unidos, que mantenían importantes relaciones comerciales con
Pakistán y constituían el origen de la mayor parte de los inversores que
ayudaron a industrializar el país en aquel momento. Ello no obstante, el
mandato de Sharif se caracterizó también por un empeoramiento general de las
relaciones diplomáticas con los países vecinos y, en especial, con India, país
que ya de por sí era hostil a Pakistán, a raíz de fricciones originadas por las
disputas fronterizas de Cachemira y por las guerras y refriegas vividas entre
ambos desde 1947. En este sentido, el origen de la tensión derivó del plan
armamentístico emprendido por Sharif, que aspiraba a modernizar su ejército y a
hacerlo el más competitivo de la región, con el objetivo de convertir Pakistán
en una potencia regional capaz de lidiar con las amenazas económicas y
territoriales que había en una zona tan convulsa como el sur de Asia. Además,
los avances que se realizaron durante aquellos años en relación a un programa
nuclear empezado ya por ul-Haq alarmaron a
India, que temía que Pakistán estuviese alejándose de los fines pacíficos que
Sharif decía que dicho programa poseía.
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