El WSJ analiza
la estructura del califato de Irak y Siria
Así como lo describe, es un verdadero nuevo país, con control
de territorios, con soberanía, con ministros, con impuestos, con exportaciones,
con ejercito, con legitimidad, etc. etc.
Detrás
del éxito de Estado Islámico
http://lat.wsj.com/news/articles/SB10001424052970204398304580148531638952008?tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204398304580148531638952008.html
Lazos tribales, tácticas eficaces de
reclutamiento y una estructura altamente organizada, entre otros
Por:
Siobhan Gorman,
Nour Malas y
Matt
Bradley
domingo,
14 de septiembre de 2014 11:40
EDT
Militantes
islamistas durante un desfile en la provincia siria de Raqqa.
REUTERS
El
impresionante éxito de Estado Islámico, que en semanas recientes
ha barrido por el norte de Irak y Siria, proviene de una estructura
altamente organizada encabezada por un fanático islámico que aprendió de los
errores de sus predecesores de Al Qaeda.
Con una
mezcla de actos terroristas tradicionales como carros bomba y tácticas
militares, el grupo se potencia a través de vínculos con tribus locales y las
aptitudes de los ex generales del
ejército de Saddam Hussein, indicaron autoridades occidentales y de Medio
Oriente que monitorean el movimiento extremista.
Además,
cuenta con una eficaz estrategia de
reclutamiento —les dicen a muchos jóvenes en zonas bajo su control que se
unan o morirán— combinada al dinero
procedente de la extorsión de empresarios locales y el atractivo para los fundamentalistas religiosos de tener un nuevo
"califato" islámico en tierras ocupadas.
Para sus
seguidores, Estado Islámico ha
presentado eficazmente la búsqueda de territorio como una lucha existencial
para los sunitas musulmanes de todo el mundo.
El resultado
es una nueva clase de organización terrorista. "Han superado lo que Al
Qaeda ha logrado, y lo han hecho a una escala mucho mayor", apunta
Bruce Hoffman, un especialista en terrorismo de la Universidad de Georgetown.
La
organización es encabezada por un grupo central de líderes que se conocen desde
hace mucho y cualquier persona de lealtad dudosa es eliminada.
Al igual que
el principal líder de Estado Islámico, Abu Bakr
al-Baghdadi, muchos de los integrantes del círculo íntimo estuvieron por
un tiempo bajo custodia estadounidense en el campamento Bucca, en el sur de Irak. De la detención, "salieron incluso
más radicales", precisa Hasan Abu Hanieh, un
experto jordano en Al Qaeda.
Estado
Islámico tiene una estructura unida de control con alrededor de doce líderes en la cúpula, indican autoridades
occidentales y árabes y rebeldes sirios que han presenciado la evolución del
grupo. Imitando la operación de un ejército, los extremistas a veces hacen una
pausa en sus operaciones militares para consolidar nuevos recursos y apuntalar
su infraestructura logística.
"Adoptaron una
estructura de gobierno que los otros no asumieron", dice el republicano
Mike Rogers, presidente de comité de inteligencia de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos.
El legislador
añadió que Estado Islámico designó recientemente a un ex ministro petrolero
para coordinar las instalaciones energéticas que han capturado.
En cambio, Al Qaeda —del que previamente formaba parte Estado
Islámico— generalmente no ocupa
territorio. En un video grabado en julio, un hombre, que los observadores
de yijadistas identificaron como Baghdadi, exigió que los musulmanes juraran
lealtad a su califato.
En 2010,
Baghdadi tomó control de un grupo que alguna vez fue conocido como Al Qaeda en
Irak, el cual había sido fundado después de la invasión estadounidense y
dirigido por el militante Abu Musab al-Zarqawi.
Entre 2006 y 2007, el grupo de Al Qaeda en Irak
creció hasta llegar a unos 10.000 guerrilleros. En ese periodo, un ataque aéreo
de EE.UU. dio de baja a Zarqawi.
En 2004,
Baghdadi fue detenido en el campamento Bucca, un recinto que en ocasiones tuvo
a más de 20.000 presos.
En 2007, Baghdadi se incorporó a la división de Al Qaeda en Irak, que para ese momento era conocida
como Estado Islámico de Irak y donde se originó la organización actual.
Al tomar
control de Al Qaeda en Irak, Baghdadi heredó una organización con una
estructura piramidal, según Charles Lister, un
académico en el centro de estudios Brookings Doha.
Hasta donde
se ha podido determinar, un ex oficial del ejército iraquí con el nombre de
guerra de Abu Ali al-Anbari ejerce el rol de
segundo al mando. El militante dirige gran parte de las operaciones del grupo
en Siria, señalaron algunos analistas.
Otro
colaborador importante de Baghdadi es Fadel Ahmed
Abdullah al-Hiyali, según Hisham al-Hashimi, un
experto sobre los militantes que operan en Bagdad.
Hiyali
—con el nombre de batalla Abu Muslim Al Turkmani— es, al igual
que Anbari, un ex general de la época de Saddam Hussein.
Anteriormente
practicó una forma moderada de Islam. Tras la llegada de las fuerzas
estadounidenses, se unió a los insurgentes sunitas musulmanes para luchar
contra los estadounidenses, dice Hashimi. Algunos analistas describen a Hiyali
como de igual rango que Anbari.
Baghdadi tiene un gabinete de guerra y un consejo de Shura, un grupo de académicos
religiosos para legislar, dijo Lister, de Brookings.
Además, Estado Islámico tiene un gabinete de
ministros y un consejo de gobernadores provinciales.
Baghdadi
actúa como general en comando y no se inmiscuye en los detalles de las
operaciones, apuntan funcionarios de EE.UU. Tiene un servicio de mensajería para entregar decretos religiosos,
órdenes militares y otros asuntos delicados.
Su liderazgo
posee un "auténtico sentido de paranoia y un enfoque en la lealtad
indiscutida", según Lister. El académico dijo que cuando tomó las
riendas hace cuatro años, Baghdadi presidió una campaña de asesinatos contra
cualquiera de sus comandantes sospechoso de deslealtad. El liderazgo militar
ahora se encuentra en las manos de hombres que Baghdadi conoce y en quienes
confía plenamente.
A medida que
conquista territorios, Estado Islámico
ha delegado gran parte del trabajo de gobernar a funcionarios locales. Eso
lo ha ayudado a no alienar a la población. Su captura de territorios como
yacimientos petrolíferos y sucursales de bancos también le ha llenado los
bolsillos.
Cuando asume
el control de un territorio, dice Hashimi, la estrategia es explotar alianzas
con líderes de tribus locales, que son aliados con una mentalidad parecida o
han sido intimidados, sobornados u obligados a proveer santuario y apoyo.
El grupo
aprovechó el descontento de las facciones sunitas con el ex primer ministro de
Irak Nouri al-Maliki, cuyo favoritismo hacia los musulmanes chiitas produjo
divisiones sectarias.
Estado
Islámico también ha desarrollado un
patrón de operar a una distancia cercana de quienes considera sus enemigos, en
particular los chiitas, para proveer combatientes con un celo ideológico.
"Su
estrategia siempre es que lucharán en un entorno sunita, cerca de un enemigo
chiita, y eso es lo que los motiva", afirma Hashimi.
La capacidad
de Estado Islámico para retener territorios ha intensificado la percepción de
que pasa por un buen momento y está ganando, dicen funcionarios de los
servicios de inteligencia de EE.UU. Eso lo ayuda a reclutar nuevos
combatientes, entre otros efectos.
La
revitalización del grupo, después de un declive, empezó alrededor de 2012. Para
junio de este año, antes de que Estado Islámico arrasara en Irak y asumiera el
control de las ciudades de Mosul y Tikrit, volvió a tener hasta 10.000
guerrilleros, según funcionarios de inteligencia estadounidense.
El grupo
emplea una gama de tácticas de reclutamiento, a menudo obligando a personas a
unirse a sus filas. Desde julio, más de 6.000
combatientes se han integrado a Estado Islámico, de los cuales casi 5.000 son
sirios, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una entidad de
la oposición siria.
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