Sequía
histórica pone en aprietos a Brasil (¡¡¡recortaran el agua durante 4 días a la
semana a millones de brasileños !!!)
http://lat.wsj.com/articles/SB11340654013753224549404580566930028832708?tesla=y
Reed
Johnson y
Rogerio
Jelmayer
miércoles,
8 de abril de 2015 0:02
EDT
Una serie de
favelas se han edificado en torno al reservorio Billings, que tiene agua
contaminada en São Paulo. Paulo Whitaker/Reuters
Nota del autor del blog: otros artículos dicen que las aguas cloacales se descargan directamente al lago Billings de Brasil sin haber sido tratadas ¡increíble!
SÃO
PAULO— Parado al lado de
la represa que es la última esperanza para que esta mega ciudad brasileña pueda
evitar el racionamiento de agua, Valdir Mastrocezari,
que trabaja en una marina, advirtió un problema. También lo olió.
Cocinándose
bajo el sol del mediodía, cerca de la enorme reserva Billings, con la costa a
la vista debido a la sequía, había un caldo desagradable de cloacas y
excremento humano.
El gobierno estatal planea usar agua
potabilizada sólo de las partes del reservorio que no están contaminadas para aliviar la sequía que ha
devastado el sureste de Brasil, la región más rica del país.
La
propuesta, sin embargo, ha recibido críticas, dado que científicos advierten
que los altos niveles de bacterias fecales y otros contaminantes lo vuelven
peligroso y caro.
Es una de
varias polémicas propuestas para solucionar una crisis de escasez de agua que
muchos brasileños, incluido Mastrocezari, creen que es mayormente creada por el
hombre y podría haber sido aminorada, si no evitada.
“Si quieren usar el
agua, primero tendrán que detener esta (polución)”, dijo Mastrocezari, de 56 años, quien
culpa a los contaminantes por un sarpullido severo en sus brazos. “La
gente no nada aquí. Evitamos meter los pies en el agua”.
Algunos
funcionarios y administradores de empresas de servicios públicos afirman que
tienen la situación bajo control y han acusado a los medios de tratar el
problema con sensacionalismo.
La peor sequía que padeció el sureste
de Brasil en 80 años ha dejado millones de residentes sin
agua hasta por varios días. Cuando la estación seca de seis meses recién
comienza, algunos expertos indican que es probable que el gobierno imponga un
racionamiento severo para millones de personas más este año.
Aunque
precipitaciones inusualmente fuertes durante la estación de lluvias de Brasil
han causado un alivio temporal en algunas regiones, los niveles de agua en
varios reservorios del Gran São Paulo siguen en niveles peligrosamente bajos.
Funcionarios públicos y agencias de servicios públicos se esfuerzan por hallar
arreglos de corto plazo y soluciones de largo plazo.
Entre los
proyectos costosos y complejos que se están considerando está la propuesta de
São Paulo de usar el decrépito reservorio de Billings, que no se usa como
fuente de agua potable desde hace décadas. Funcionarios de Rio de Janeiro, por
su parte, buscan construir una costosa planta de
desalinización.
Los
críticos, no obstante, afirman que esas medidas probablemente son insuficientes y llegan demasiado tarde,
además de ser sumamente caras. Incentivos como
fuertes aumentos del precio del agua y códigos de construcción más estrictos se
deberían haber implementado hace meses o años para alentar la conservación,
aseguran. También denuncian una falta de inversión en la capacidad de
almacenamiento y proyectos para reusar agua desechada, como motivos de la
actual crisis.
“Trabajamos después de
que estalló la bomba, y estas medidas anunciadas ahora son paliativas”, dijo Paulo Skaf, presidente de la
poderosa Federación Industrial del estado de São Paulo y ex candidato a
gobernador. “Son obras que llevarán cuatro y cinco años, y no resolverán el
problema de 2015”.
Otras
alternativas mejores y más baratas siguen sin ser exploradas, aseguran algunos
analistas. Por ejemplo, São Paulo desperdicia alrededor
de 30% a 35% de su suministro de agua debido a pérdidas, comparado con 7% en San Francisco, Estados Unidos.
“Una de las formas más
baratas y fáciles de que una ciudad aumente su ‘suministro’ es básicamente
asegurarse de que lo que se tiene no se vaya a perder”, dijo Newsha Ajami, directora de
políticas de agua urbana del Instituto Stanford Woods para el Medioambiente en
California, quien visitó São Paulo el año pasado. “Soluciones de infraestructura
grandes y enormes, creo, deberían ser un último recurso, no el primero”.
Desde el año
pasado, cuando los niveles de los reservorios comenzaron a caer
estrepitosamente en São Paulo, Rio de Janeiro y
otros estados, la sequía récord ha afectado a agricultores, fábricas y millones de residentes que soportan apagones y
una menor presión del agua.
Los casos de
fiebre de dengue han aumentado conforme los residentes se ven obligados a
guardar agua en baldes y otros contenedores, creando medios para la
reproducción de mosquitos.
Muchos
científicos y expertos en medio ambiente creen que la prolongada
sequía en Brasil anuncia un cambio climático permanente, exacerbado por
la deforestación del Amazonas y la mala gestión de recursos, y no en la
creencia brasileña de que San Pedro, santo de la Iglesia Católica, controla las
precipitaciones.
“Nuestra crisis del
agua no es culpa de San Pedro”, sostuvo Savio Souza Cruz, CRUZ3.BR -0.39% secretario del medioambiente del estado de
Minas Gerais. “De hecho, San Pedro sólo sirvió para dejar en claro nuestros
propios problemas”.
El impacto
de la sequía ha sido más notorio en el sureste, ubicado
a cientos de kilómetros del río Amazonas y que depende de redes de
reservorios regionales.
En el Gran São Paulo, la mayor metrópolis de Brasil y su
centro financiero, la situación es grave. El año pasado, cuando la temporada de
lluvias terminó oficialmente el 31 de marzo, el principal sistema de
reservorios que abastece a la ciudad, Cantareira,
funcionaba a 39% de su capacidad, con un total de 380.000 millones de
litros.
El
lunes, Cantareira
funcionaba a 19,4% de su capacidad, incluido el “volumen muerto” de agua que requiere del uso de bombas especiales
si se desea acceder a él. En el pasado, el reservorio abasteció a casi 9 millones de residentes de paulistas, pero esa
cantidad ahora se redujo a menos de 6 millones
conforme la ciudad traspasó clientes a otros reservorios más pequeños.
En el seco noreste del país, los sistemas de suministro de
agua de más de 50 municipalidades están colapsados, una
cantidad que podría duplicarse pronto si no llueve, dijo la semana
pasada Gilberto Occhi, ministro de Integración Nacional. Brasil también enfrenta posibles problemas de suministro de
electricidad este año ya que dos tercios de la
energía de país provienen de
plantas hidroeléctricas.
Críticos
sostienen que el gobernador de São Paulo, Geraldo
Alckmin, y otros funcionarios están negando la seriedad de la situación.
El gobierno anunció un posible plan de emergencia para
cortarle el suministro de agua a millones de residentes y empresas de São Paulo
durante hasta cuatro días por semana si Billings y otros proyectos
hídricos planeados no comienzan a funcionar a tiempo. Pero en lugar del término
“racionamiento”, los funcionarios usan el vocablo más suave “rodizio”, o
rotación.
Benedito
Braga, secretario estatal de sanidad y recursos hídricos de São Paulo, rechazó acusaciones de que el gobierno
estatal ha sido poco franco al hacer frente a la importancia de la escasez. “No
hay falta de transparencia; estamos informando sobre el nivel de los
reservorios diariamente”, dijo.
Rafael
Cortez, un politólogo de
la consultora Tendencias, con sede en São Paulo, dijo que la crisis del agua es
agravada porque partidos políticos rivales a nivel federal y estatal buscan
culparse entre sí. Por ese motivo, afirmó, los políticos han evitado admitir la
posibilidad de un racionamiento del agua y la electricidad este año.
“La historia muestra
una pérdida de popularidad relevante para cualquier gobierno que lleva adelante
un racionamiento. Lo que están haciendo Alckmin y Dilma
es evitar asumir la autoridad sobre este problema”, dijo Cortez, en referencia a la
presidenta brasileña Dilma Rousseff.
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