La
industria de la marihuana LEGAL crece
exponencialmente en EEUU, pero en Perú se la quema y encarcela a los
exportadores que traen divisas.
Los
retos de abrir un negocio de marihuana
http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702304434104579379343289559208?mod=WSJS_inicio_MiddleTop&mg=reno64-wsj&url=http%3A%2F%2Fonline.wsj.com%2Farticle%2FSB10001424052702304434104579379343289559208.html%3Fmod%3DWSJS_inicio_MiddleTop
By :
IRIS DORBIAN
Feb. 13,
2014 12:57 p.m. ET
Jake George
apostó todo a la apertura de un dispensario de marihuana en Seattle,
Washington. Erik Johnson for The Wall Street Journal
En 2010,
Jake George detectó un mercado que esperaba ser atendido y apostó todo a una
empresa nueva: junto a su esposa Lydia, vendieron la mayoría de sus activos, se
mudaron a un apartamento más pequeño en el estado de Washington, Estados
Unidos, y consiguieron US$10.000 para financiar GreenLink
Collective.
La apuesta
dio buenos frutos. Las ventas se duplicaron anualmente, dice George, y la
pareja abrió una sucursal. Sería una historia clásica de pequeños negocios
excepto por lo que George vende: marihuana.
La hierba es legal en menos de la mitad del
territorio estadounidense y sigue siendo ilegal según la ley federal. Viene
con prejuicios culturales y asociaciones polémicas, pero una cantidad creciente
de emprendedores en EE.UU. como George están intentando convertir la marihuana
en un gran negocio.
Muchos son
impulsados por un entusiasmo misionero sobre los beneficios médicos de la droga
o una pasión por su uso recreativo.
Pero otros
lo ven como simplemente una gran oportunidad empresarial, y apuestan a que la
demanda en el mercado legal aumentará y el estigma se reducirá.
Defensores
de la industria ya están realizando predicciones optimistas.
El ingreso anual de la marihuana
legal podría oscilar
entre US$4.500 millones y US$6.000 millones en todo
EE.UU. para 2018, un aumento frente a los entre US$1.300 millones y
US$1.500 millones de 2013, según proyecciones de MMJ
Business Daily, una publicación comercial en línea que cubre la
industria.
ArcView
Group, una red de
inversionistas con sede en San Francisco que se especializa en la industria del
cannabis, estima que el mercado estadounidense de marihuana legal crecerá 64% a
US$2.340 millones en 2014 y alcanzará los US$10.200 millones en cinco años.
"Sin dudas se
puede ganar dinero", sostiene Beau Kilmer, codirector de
RAND Drug Policy Research Center, una organización de investigación sin
fines de lucro que estudia temas y tendencias relacionados con las drogas.
Contando las ventas legales e ilegales, estima, "el gasto minorista actual
en marihuana en EE.UU. se ubica en decenas de miles de millones de
dólares", y "se prevería que un mercado completamente legal
generará miles de millones de dólares en ingresos brutos".
Pero Kilmer
—y algunos funcionarios estatales— advierten que es imposible predecir un
mercado tan poco probado.
Gran parte del gasto actual en marihuana
ilegal compensa a los cultivadores y vendedores por el riesgo de arresto y
encarcelamiento.
Esa prima desaparecería si se
legaliza, dice Kilmer.
Y si la
marihuana pudiera ser cultivada abiertamente como otros productos agrícolas,
los precios caerían más con las economías de escala. "En este momento,
nadie sabe con seguridad", dice.
Además, los
emprendedores del cannabis enfrentan obstáculos que otros negocios novatos no
conocen. Bancos, arrendadores, líderes de la comunidad —incluso las familias de
los empresarios— a menudo ven las iniciativas con desaprobación. Es difícil que
estos negocios encuentren lugares para operar, obtener el dinero que necesitan
o incluso sentirse completamente seguros al hacer negocios.
Actualmente,
20 estados y el Distrito de Columbia permiten en EE.UU. el uso de marihuana
para propósitos médicos, y hay planes de presionar para lograr la legalización
en otros lugares, incluyendo Nueva York. Pero Colorado
y Washington han avanzado más en su intento por convertir el cannabis en
una industria masiva.
Los
defensores de la marihuana en estos dos estados apuestan a que hay una gran
base de usuarios que responderá a los esfuerzos en el mercado. Muchas personas
ajenas al rubro ya han ingresado al negocio, afirman emprendedores de la
industria.
"Realmente, es
fascinante la clase de inversionistas que ahora quieren formar parte de este
sector. Muchos lo ven como la próxima gran industria estadounidense",
afirma Jay Czarkowski, cofundador del dispensario de
marihuana médica Boulder Kind Care y actualmente socio gerente de Canna
Advisors, una consultora de Boulder, estado de Colorado, que ayuda a aspirantes
a lanzar empresas de marihuana.
Brendan
Kennedy, un cofundador de Privateer
Holdings, una firma de
inversión de Seattle que se centra en empresas de cannabis, afirma que las
propuestas que recibe de potenciales blancos de inversión son "mucho más
profesionales que hace tres años".
Actualmente,
Privateer tiene una empresa portafolio: el sitio web y aplicación móvil Leafly,
donde los usuarios pueden reseñar tipos de marihuanas y dispensarios.
Cuando
Privateer compró Leafly en 2011, registraba unas 180.000 visitas al mes y
"esencialmente cero ingresos", dice. Ahora, la facturación mensual es
de US$125.000, y en agosto alcanzó tres millones de visitas, asegura.
Pero otros
expertos y funcionarios piden cautela al especular sobre las perspectivas de la
industria. Brian White, vocero del Consejo de Control de Bebidas Alcohólicas
del Estado de Washington, afirma que su estado espera que el cannabis legal
pueda convertirse en una fuente de ingresos significativa. Pero señala:
"Nadie sabe con seguridad cuánto será generado por las ventas de marihuana
legal. De hecho, nuestra legislatura no ha registrado ingresos de ventas".
Muchos
emprendedores están decididos a que si el mercado despega, estarán allí para
cosechar los beneficios. El caso de George es un ejemplo. Original del estado
de Washington y ex representante de ventas de electrónicos, decidió ingresar al
rubro tras una visita a un dispensario local en 2008 para comprar marihuana
recetada con fines médicos. George esperaba encontrar un ambiente profesional,
pero se sorprendió al ver "mucha gente hablando a la vez con un médico en
un garaje".
La
experiencia lo inspiró para intentar ofrecer una mejor alternativa. El negocio
que abrió —con un jardín para cultivar plantas, un mostrador y una panadería
para convertir la droga en comida para los pacientes que no fuman— hace lo
mismo que muchas pequeñas empresas. Ofrece incentivos como tarjetas de
fidelidad y se promociona en línea en Leafly.
Pero el
emprendedor enfrenta obstáculos,
principalmente encontrar un banco, un problema que surge a menudo entre
aquellos que quieren abrir un negocio de cannabis. George afirma que su negocio
debe operar sólo con efectivo. Ningún banco le permite abrir una cuenta debido
a su conexión con la marihuana, dice, y sin una cuenta no puede aceptar
transacciones con tarjetas de crédito o débito.
Hay
esfuerzos políticos en marcha que podrían aliviar las preocupaciones bancarias.
Por ejemplo, el fiscal general de EE.UU., Eric Holder, dijo hace poco que el
gobierno federal establecerá lineamientos para permitir que empresas legales de
cannabis obtengan acceso a entidades bancarias.
Sin embargo,
quedan muchos obstáculos. Conseguir espacio de oficina puede ser un gran
problema: muchos afirman que las ciudades tienen reparos ante la apertura de
dispensarios.
A pesar de
todos, algunos emprendedores del sector dicen que sus empresas son tratadas
como cualquier otro negocio. Dan Williams, presidente de Canna Security
America, con sede en Denver, que ofrece servicios de seguridad para operaciones
de marihuana, señala que no ha tenido problemas con agentes federales o bancos.
"Creo que es porque somos un proveedor de servicios y no manejamos el
cannabis".
En su
negocio, dice, el único problema real ha
sido "mantener el ritmo del
crecimiento exponencial de la industria".
Nota del autor del blog: Será un
buen negocio en EEUU mientras dure la prohibición, luego se sembrara en parques públicos y
jardines y alrededor de otros cultivos. Luego
será una hierba silvestre que EEUU exportara y amenazara a países como Perú que
no le compren así como las antiguas guerras del opio entre Inglaterra y China.
Al que le irá mal con la legalización de la
droga norteamericana será a las bandas de narcotraficantes de México que
entraran en crisis y se volverán ya no exportadores sino en simples bandidos y merodeadores
y secuestradores etc., etc.
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