Actualmente
gana terreno un boicot económico mundial contra Israel por su fanatismo, intransigencia
y abuso contra la población palestina a la que le ha robado y le sigue robando sus territorios y por el
Guetto de Gaza.
Las
presiones para boicotear productos e inversiones en Israel ganan terreno
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/02/actualidad/1391373178_403663.html
Empresas e instituciones extranjeras
ceden al llamamiento de organizaciones palestinas y desinvierten en Israel en
respuesta a la política de ocupación
CARMEN RENGEL Jerusalén
2 FEB 2014 - 22:55 CET32
El muro de
separación rodea un barrio de Jerusalén Este. / AHMAD GHARABLI (AFP)
La campaña
de boicoteo, desinversión y sanciones (BDS)
empieza a afectar a los intereses de Israel, lenta pero firmemente. Desde 2005, unas 200 asociaciones palestinas tratan de
castigar “su política de ocupación, las colonias, el muro y la discriminación
racial de los árabes”, resume uno de sus promotores, Omar Barghouti.
En su diana están su economía nacional, su
educación y su cultura. La decisión de Scarlett Johansson de abandonar la ONG
Oxfam —contraria a las colonias y de la que ha ejercido como embajadora durante
ocho años— para mantener su contrato con la empresa Sodastream, ubicada en el
asentamiento de Maale Adumim, ha sido el último ejemplo de la presión creciente
de esta estrategia.
Sus
impulsores se han anotado recientemente varios logros.
La
caja de ahorros y pensiones holandesa PGGM ha decidido dejar de invertir “por motivos éticos” en los
cinco bancos israelíes con los que colaboraba, pues sus socios tienen
sucursales en asentamientos de Cisjordania.
El
Ministerio de Finanzas noruego ha excluido de su fondo de pensiones a dos firmas israelíes, Danya Cebus
e Israel Investments, por idéntico motivo.
En
diciembre, la Asociación de Estudios Americanos,
una organización con 5.000 socios, avaló un boicoteo académico contra Israel.
Nunca antes un ente de semejante tamaño se había sumado a la iniciativa desde
Estados Unidos.
Desde 2007,
el BDS calcula que ha logrado bloquear contratos o proyectos por valor de “varias decenas de miles” de millones de euros.
Israel nunca
ha dado una cifra de daños y minimiza, en cambio, la euforia de sus oponentes.
No obstante,
hasta el Consejo de Ministros lo ha incluido en su agenda en las últimas
semanas.
Está
dividido entre quienes quieren una contraofensiva —el ministro de Inteligencia—
y los que sostienen que eso es hacerle el juego a un movimiento menor
—Exteriores—.
En
2011 se aprobó una ley que fija sanciones para quien promueva el boicoteo.
“Para [el primer
ministro] Benjamín Netanyahu, esta es ya una amenaza estratégica”, indica Barghouti. El analista Ben
Caspit entiende que estamos ante una “llamada de atención” que demuestra que el
BDS ha saltado de una minoría de izquierda más movilizada y está extendiéndose
por sectores más templados.
Añade más
preocupación la Unión Europea, que ha aprobado una directiva que impide
cualquier colaboración con personas o instituciones relacionadas con las
colonias, y que de momento tiene en jaque 700 millones de euros de inversión en
investigación. Las peticiones de un etiquetado separado para los productos
elaborados en suelo ocupado se intensifican en Bruselas cada vez que se
anuncian nuevas ampliaciones de estas villas.
Solo en el
último año, y según las asociaciones palestinas, se ha
bloqueado en Europa la apertura de tiendas de cosmética Ahava y se han cancelado pedidos de la firma de seguridad privada G4S, por ejemplo. La presión llega a
empresas internacionales que prestan servicio en las colonias, donde residen
cerca de 600.000 personas. Solo la francesa Veolia ha
perdido contratos por 5.400 millones de euros en un año.
En el caso
del boicoteo académico, Curtis Mares, presidente de la Asociación de Estudios
Americanos, explica que tomaron la medida “por el impacto que la ocupación
tiene para los académicos y estudiantes palestinos”. Este paso, criticado por
la Asociación de Universidades o la de Profesores de América (62 campus, más de
48.000 miembros), es polémico porque, explica Manuel Trajtenberg, profesor de
la Universidad de Tel Aviv, es una “afrenta” al “flujo libre de ideas, la
tolerancia de opiniones y la convicción de que el marco académico y la
discusión abierta y sin prejuicios es el vehículo apropiado para enfrentarse a
problemas de todo tipo”. Va contra la esencia de la práctica académica,
“negando los fundamentos universales” de ese mundo, cuando es en las aulas
donde “florece la crítica”. “¿A nosotros nos van a boicotear? ¿A los
críticos?”. La reacción que se genera, advierte, es la contraria: un cierre de
filas.
Nota del autor del blog:
Noruega y Holanda tiene partidos de extrema derecha de alrededor del 15% al igual que Dinamarca, Bélgica y Finlandia supongo que por allí aparecerán mas sanciones.
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