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martes, 11 de febrero de 2014

Alemania se prepara para castigar a Suiza. Extraído del diario español El País

Alemania se prepara para castigar a Suiza. Extraído del diario español El País.

Nota del autor del blog: La Unión Europea es una creación de Alemania y en menor medida de Francia, todo ello se empieza a derrumbar con el referendo en Suiza. Se supone que el castigo debe ser severo para que no cunda el mal ejemplo y debe ser antes de las elecciones del parlamento europeo. Un buen comienzo podría ser fiscalizar el dinero del paraíso fiscal de los bancos suizos a la fuerza. Podrían acusarlos de ser los banqueros de los nazis, de los narcotraficantes , de los dictadores de  África, etc.


La relación de la UE y Suiza se fractura

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/10/actualidad/1392063261_739157.html

LUCÍA ABELLÁN Bruselas 10 FEB 2014 - 23:37 CET611



La Unión Europea ha tomado como una afrenta la decisión del pueblo suizo de poner coto a la inmigración comunitaria. Diplomáticos y funcionarios europeos revisan a toda prisa las consecuencias de una decisión que quiebra el estrecho vínculo mantenido hasta ahora entre ambos territorios. Acabar con la libre circulación de personas implica también la pérdida de otros derechos, entre ellos la privilegiada relación comercial que existe con Suiza. "No podemos aceptar esas restricciones en los movimientos sin que tengan impacto en el resto de acuerdos que tenemos firmados", aseguró ayer la portavoz de la Comisión Europea. Uno de cada tres francos de riqueza suiza proviene de sus intercambios con la UE.

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Fuente: Oficina Federal de Estadística de Suiza. / EL PAÍS

La confederación helvética es el Estado con el que la UE guarda una relación más estrecha, con 120 acuerdos bilaterales. Participa en las becas Erasmus, en los programas de investigación, en el espacio Schengen de libre circulación y en la información estadística de Eurostat.

Todo eso puede ahora verse afectado por la crisis política que ha abierto el referéndum celebrado el domingo contra la llamada inmigración de masas. Un ajustadísimo 50,3% de la población aprobó introducir cuotas a la entrada de europeos y renegociar los acuerdos bilaterales entre ambos bloques.

Con ese escenario en mente, los Estados miembros evidenciaron ayer su malestar contra la iniciativa popular suiza. Uno de los más rotundos fue el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier: "Si Suiza se aprovecha de los beneficios, también tiene que aceptar los aspectos negativos [de su relación con la UE]". La comunidad de trabajadores extranjeros más numerosa en Suiza está compuesta por alemanes, que se sienten concernidos por la decisión.

También el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, lo consideró "un voto preocupante y paradójico porque implica el repliegue de un país que realiza el 60% de su comercio exterior con la Unión Europea".

Los ministros de Exteriores, reunidos en Bruselas, realizaron ayer un primer análisis de este giro suizo a su política migratoria. Pese a las palabras de rechazo vertidas, en última instancia el referéndum del país vecino enfrenta a Europa con sus propias contradicciones.
Porque la iniciativa sometida a referéndum es similar a las propuestas informales que ha lanzado Reino Unido para imponer cuotas a los propios ciudadanos comunitarios y se nutre de la creciente ola xenófoba y euroescéptica que recorre el continente.

Prueba de ello fue la reacción de Marine Le Pen, líder del ultraderechista francés Frente Nacional, que saludó "la lucidez del pueblo suizo para luchar contra la inmigración masiva", y aventuró que si los franceses fueran consultados sobre la cuestión, "votarían masivamente a favor". Nigel Farage, del populista británico UKIP, lo consideró "una maravillosa noticia" y el holandés de extrema derecha Geert Wilders concluyó: "Eso que pueden hacer los suizos lo podemos hacer también nosotros".

La realidad, sin embargo, es mucho más compleja. Todos los estudios demuestran que la libre circulación ha beneficiado enormemente a Suiza, un Estado de ocho millones de habitantes —el 23% de ellos, extranjeros— cuya economía estaba ralentizada en los noventa y comenzó a crecer con fuerza con la desaparición de fronteras para los europeos en 2002.

Las empresas del país necesitan mano de obra del exterior —en gran medida cualificada— para atender sus necesidades de innovación.

Más de la mitad de los extranjeros en Suiza tienen un título universitario.
Con este trasfondo, a Bruselas le cuesta creer que los ciudadanos de ese país hayan optado por renunciar a toda la relación bilateral. "No creo que en el debate que ha habido en Suiza se hayan expuesto bien todas las consecuencias que implica esa decisión", subraya un alto cargo europeo.

La ultraderecha europea ha celebrado la victoria del sí
De momento, Bruselas va a esperar a ver cómo el Gobierno suizo interpreta el voto del pueblo, que tendrá que trasladar a una ley.
Pero la Comisión es consciente de que lo aprobado (introducir cuotas, posibilidad de limitar las prestaciones sociales y renegociar en tres años los acuerdos bilaterales contrarios a esta idea) ofrece poco margen de maniobra. El Ejecutivo federal suizo tiene la intención de empezar a aplicar ya el mandato del referéndum, aunque probablemente todo el proceso legal consuma varios años.

No se demorará tanto el impacto político de este nuevo escenario. Para empezar, la Comisión congelará los contactos para que Suiza participe en el gran programa de investigación europeo Horizonte 2020 y en las becas Erasmus de los próximos años si Suiza paraliza un proceso que hasta ahora parecía puro trámite. Se trata del acceso de Croacia, miembro comunitario desde el pasado julio, a la libre circulación de personas. Es muy probable que las autoridades suizas decidan frenarlo a la vista de que contraviene claramente lo aprobado este domingo.

Alrededor de un millón de europeos trabajan en territorio helvético
Los representantes de los Estados miembros debían dar este mismo miércoles el visto bueno para negociar un nuevo marco institucional que estrecha lazos entre Berna y Bruselas. Todo está ahora en entredicho, ante el más que probable repliegue suizo.

Las autoridades europeas mostraban ayer más estupefacción que enfado ante el movimiento de sus vecinos.

 Los diplomáticos —y la mayor parte de las fuerzas políticas y económicas en Suiza— confiaron hasta última hora en que la ciudadanía rechazaría algo que le perjudica económicamente. Alrededor de un millón de europeos trabajan en territorio helvético y otros 230.000 cruzan la frontera diariamente para trabajar en un país donde la tasa de paro no excede del 3%.
Además, otros 430.000 suizos viven en alguno de los 28 países de la UE. Todos estos ciudadanos quedan ahora "en un limbo", según el citado alto cargo comunitario, aunque otras fuentes aseguran que las novedades no se aplicarán de manera retroactiva.


Una de las mayores inquietudes para la UE consiste en aclarar cómo gestionar el espacio Schengen de libre circulación con la nueva situación que impone Suiza. Aunque esa apertura de fronteras no está directamente ligada a los cupos a extranjeros, fuentes comunitarias avanzan que la UE denunciará los acuerdos en el momento en que Suiza empiece a realizar controles fronterizos, algo contrario a las reglas del espacio Schengen.

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