México inicia reformas
estructurales para fascistizar el país y competir con China y pelearse el
debilitado mercado norteamericano.(Parte V)
Estimado lector parece que todo estaba conversado esta parte V es en realidad la parte I
del 24 de febrero fui retrocediendo en el tiempo en los periódicos es decir los
episodios están al revés en orden cronológico,disculpen la dificultad.
¿Le dará México la bienvenida a los buscadores
de petróleo? del WSJ
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323384604578324750986951868.html?mod=WSJS_inicio_section_SpanishOpinion
Por
MARY ANASTASIA O'GRADY
Ciudad de México
Durante las primarias del Partido Republicano en Estados
Unidos en 2012, Mitt Romney recomendó que los trabajadores indocumentados se "auto deporten". El
presidente Barack Obama parece apuntar al mismo propósito al perpetuar la postración económica: es probable que los
inmigrantes que no pueden encontrar empleo regresen a sus países por su cuenta.
¿Puede
el recién posesionado presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), hacer algo mejor por el pueblo mexicano?
Para tratar de encontrar una respuesta, me senté a
conversar la semana pasada con Luis Videgaray, el Secretario de Hacienda y Crédito Público
de México, quien es considerado ampliamente como el cerebro económico del gobierno de Peña
Nieto.
Setenta años de gobiernos corporativistas del PRI, que
apenas terminaron en 2000, dejaron a
México con una economía excesivamente regulada y una seria inercia burocrática.
Dos presidentes del partido de oposición a duras penas
hicieron mella en el status quo durante 12 años en el poder.
Ahora, el PRI está de regreso en el poder y las
expectativas de una reforma estructural están al alza.
Mi diálogo con Videgaray, quien
estudio en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), me
convenció de que tiene una aguda capacidad de diagnóstico y quedé impresionada
de los desafíos políticos que enfrenta.
La primera evidencia se encuentra en el sector de
energía.
Bloomberg News
Luis Videgaray.
Videgaray me recuerda que la estabilidad de precios de
México durante los últimos 17 años demuestra que la clase política ya ha
recorrido un largo camino desde el despilfarro que llevó a la crisis del peso
en 1994.
De todos modos, es rápido en señalar que la mera
estabilidad no le permitirá a México salir del subdesarrollo.
Un crecimiento anual del Producto Interno Bruto
en torno al 3% o 4%, anota, ciertamente no es suficiente para una
economía emergente que tiene casi la
mitad de su población viviendo en la pobreza. "Dados nuestros recursos humanos, nuestros recursos naturales y
nuestra posición geográfica, creo que todo el mundo está de acuerdo en que
México podría crecer más. La clave es la productividad".
El crecimiento de la productividad mexicana ha estado "básicamente estancado" durante
los últimos 30 años, observa.
La lista de culpables es larga:
una economía informal importante, .
energía costosa,.
servicios de telecomunicaciones deficientes,.
educación de baja calidad y .
un mercado laboral rígido.
El funcionario admite que se han logrado algunos avances,
pero se necesita mucho más.
"La
energía es muy importante", resalta.
"Es
muy difícil explicar por qué México es un país con energía cara cuando tiene
abundantes recursos", anota, y responde a su
propio acertijo al recordar una de las ideas que Peña Nieto defendió durante su
campaña.
"Dijo
que era hora de librarnos de nuestras limitaciones ideológicas y ser mucho más
prácticos".
Tales
"limitaciones" se remontan a la
Constitución de 1917, que estipula que el petróleo pertenece al Estado, y a la nacionalización del sector petrolero
en 1938.
Los políticos mexicanos han usado por mucho tiempo la
demagogia con los inversionistas extranjeros, insistiendo que el crudo es un
patrimonio nacional que no debe ser "robado".
Videgaray
recalcó que no hay un plan para privatizar Pemex.
Sin embargo, el desempeño del monopolio estatal petrolero
demuestra que "no puede hacer todo por sí mismo". Es por eso que es
importante abrir un espacio a la "participación privada, en particular
en los ámbitos donde la naturaleza y la geología brindan una oportunidad, pero
donde Pemex claramente no tiene ni el capital, ni la pericia",
señala.
Empresas petroleras privadas ya operan en México. Pero en
buena parte sólo tienen contratos de servicios. No son inversionistas que
asumen riesgos a cambio de la recompensa de encontrar y bombear petróleo.
Videgaray sostiene que esta situación ha producido "un mal equilibrio" en el que
Pemex asume todos los riesgos negativos y las empresas privadas disfrutan un
potencial beneficio muy limitado.
"El equilibrio no es muy bueno ni para
Pemex ni para los contratistas privados", expresó. Para poner
a disposición los contratos de "riesgo" a las empresas externas
"tenemos que trabajar en los detalles, pero esa es la dirección hacia la
que debemos avanzar", manifiesta.
Los mexicanos no necesitan mirar muy lejos para darse
cuenta de que los altos precios de la energía son una herida auto infligida.
"EE.UU. es de repente muy competitivo en energía y tenemos exactamente la
misma ideología", asevera. En lugar de explotarlo, "estamos importando gas
natural de América del Sur y Europa a cuatro veces el costo en que se produce
justo al otro lado de la frontera, en Texas".
Aún más ilógica es la política de la gasolina. "Ya
hemos privatizado la refinación de la gasolina. Lo único es que lo hacemos en
Texas, no en México. Exportamos crudo y estamos importando una cantidad cada
vez más grande de gasolina", la cual es luego subsidiada en las estaciones de servicio, explica.
México necesita "abordar la forma de tener costos de
refinación más bajos", sugiriendo que los recursos usados en los
subsidios de la gasolina serían mejor gastados en necesidades
"sociales".
¿Le preocupa a Videgaray estar tocando un área
muy delicada de la política mexicana? Sí y no. El ministro dice
que la
oposición más fuerte a las reformas no vendrá de los sindicatos de Pemex, sino
de la izquierda ideológica.
De todas formas, los asuntos que afectan la economía de
todos los mexicanos pueden superar las barreras ideológicas. "Cuando se explica que la meta es reducir el costo de la
energía para los hogares y para las empresas medianas y pequeñas, la razón por
la que estamos haciendo esto se vuelve mucho más clara. Es cierto, será muy
político. No estoy diciendo que será fácil. Pero es algo que el presidente ha
decidido hacer", indicó.
Escribir a O'Grady@wsj.com
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