El dinero fácil convertirá a EEUU, RU, Japón y Alemania
en países zombis cuando estalle la burbuja de activos por Nouriel Roubini,
Extraído de la edición impresa de Portafolio
del diario El Comercio de Perú del domingo 10 d e marzo página 14
Caffe Reggio
Periodismo de opinión
Diez preguntas sobre la flexibilización
cuantitativa, de Nouriel Roubini en Expansión
http://www.caffereggio.es/2013/03/07/diez-preguntas-sobre-la-flexibilizacion-cuantitativa-de-nouriel-roubini-en-expansion/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=diez-preguntas-sobre-la-flexibilizacion-cuantitativa-de-nouriel-roubini-en-expansion
OPINIÓN: EN PRIMER PLANO
El
autor alerta de que los importantes beneficios a corto plazo de las políticas
monetarias no convencionales pueden tener efectos colaterales graves y costes a
largo plazo altísimos si se mantienen en vigor durante demasiado tiempo, como
sucede en Estados Unidos. este párrafo no está en El Comercio
La mayoría de los
observadores considera necesarias las políticas monetarias no convencionales,
como la flexibilización cuantitativa (FC), para
lograr que las anémicas economías actuales comiencen a crecer. Pero junto con
esa percepción de necesidad, han comenzado a multiplicarse las preguntas sobre
la eficacia y los riesgos de la FC.
En
especial, diez potenciales costes asociados con esas políticas merecen
atención.
En primer lugar, si bien una respuesta puramente
“austríaca” (esto es, de austeridad) ante el
estallido de las burbujas de activos y crédito puede conducir a una depresión,
las políticas de FC que posponen excesivamente el necesario desapalancamiento
en los sectores privado y público pueden crear un ejército de zombis: instituciones financieras
zombis, hogares y empresas zombis y, finalmente, gobiernos zombis.
Así que, en algún punto entre los extremos austríaco y keynesiano, es necesario
eliminar paulatinamente la FC.
En segundo lugar, la FC reiterada
puede ir perdiendo eficacia a medida que los canales de transmisión hacia la
actividad económica real se van obstruyendo.
El
canal de los bonos no funciona cuando sus rendimientos ya son bajos;
y el
del crédito no funciona cuando los bancos atesoran liquidez y colapsa la
velocidad.
De hecho, quienes pueden solicitar créditos (las empresas
con elevadas calificaciones y los hogares en mejor posición) no desean hacerlo
o no lo necesitan, mientras que quienes lo precisan -empresas muy apalancadas y
hogares en peor situación- no pueden hacerlo por la restricción crediticia.
El canal de la bolsa de valores que conduce a la
reactivación económica después de la FC sólo funciona a corto plazo si no hay
una recuperación del crecimiento. Y la reducción de las tasas de interés reales
por un aumento de la inflación esperada cuando se implementa una FC abierta
presenta el riesgo de agudizar eventualmente las expectativas inflacionarias.
Juego
de suma cero este renglón no está en el comercio
En tercer lugar, el canal de transmisión de la FC a
través del tipo de cambio -el debilitamiento de la moneda que implica una
flexibilización monetaria- es ineficaz si varios bancos centrales importantes
la implementan simultáneamente. Cuando eso sucede, la FC se convierte en un
juego de suma cero, porque todas las monedas no pueden caer y todos los balances
comerciales no pueden mejorar simultáneamente. El resultado, entonces, es el
reemplazo de las “guerras cambiarias” por “guerras de FC”.
En cuarto lugar, la FC en economías
avanzadas conduce a flujos de capital
excesivos hacia los mercados emergentes, que enfrentan un difícil desafío para
sus políticas. La intervención esterilizada sobre el mercado cambiario
mantiene elevadas las tasas de interés locales y alimenta la entrada de divisas.(como en Perú )
Pero una intervención no esterilizada, o reducir las tasas de interés locales,
genera un exceso de liquidez que puede alimentar la inflación local y burbujas
de activos y crédito. Simultáneamente, renunciar a la intervención y permitir
que se aprecie la moneda erosiona la competitividad externa, y eso conduce a
peligrosos déficits en el comercio exterior.
Sin
embargo, es difícil implementar controles sobre los flujos de entrada de
capitales y, a veces, esos controles son incompletos.
Los controles macroprudenciales sobre el crecimiento del
crédito son útiles, pero a veces ineficaces para detener las burbujas de
activos cuando las tasas de interés bajas continúan sosteniendo condiciones de
generosa liquidez.
En quinto lugar, la FC reiterada puede conducir a
burbujas de activos, tanto en su lugar de implementación como en aquellos
países sobre los cuales se derrama.
Esas burbujas
pueden tener lugar en mercados de acciones, mercados de
vivienda (Hong Kong y Singapur), mercados de
productos básicos, mercados de bonos (hay quienes advierten sobre una burbuja
que está creciendo en EEUU, Alemania, Reino Unido y Japón) y en mercados
de crédito (donde los diferenciales en algunos mercados emergentes, y en la
deuda corporativa de alto rendimiento y calidad se están reduciendo
excesivamente).
Si bien la FC puede estar justificada frente a débiles
aspectos centrales económicos y de crecimiento, mantener las tasas demasiado
bajas durante demasiado tiempo puede ocasionalmente alimentar esas burbujas.
Es lo que sucedió entre 2000 y 2006, cuando la Reserva
Federal estadounidense recortó agresivamente la tasa sobre los fondos federales
al 1% durante la recesión de 2001 y la débil
recuperación posterior, y luego las mantuvo bajas, alimentando las burbujas de
crédito/vivienda/de alto riesgo.
En sexto lugar, la FC puede crear
problemas de riesgo moral al debilitar el incentivo de los gobiernos a
implementar las reformas necesarias. También puede demorar una necesaria
austeridad fiscal si se monetizan grandes déficits y, al mantener los tipos
demasiado bajos, se impide que el mercado imponga disciplina.
En séptimo lugar, abandonar la FC es
difícil. Si la salida es demasiado lenta y tardía, puede generarse inflación y
burbujas de activos/créditos.
Además, si la
salida se da mediante la venta de los activos a largo plazo adquiridos durante
la FC, un brusco aumento en los tipos de interés puede asfixiar la recuperación
y generar grandes pérdidas financieras para los tenedores de bonos a largo
plazo.
Y si la salida se ejecuta aumentando los tipos de interés
sobre el exceso de reservas (para esterilizar el efecto de un excedente en la
base monetaria sobre el crecimiento del crédito), las pérdidas en los balances
de los bancos centrales podrían ser significativas.
Golpe a los ahorradores y acreedores
En octavo lugar, un período
prolongado de tipos de interés reales negativos implica una redistribución del
ingreso y de la riqueza de los acreedores y ahorradores a los deudores y
prestamistas. De todas las formas de ajuste que pueden conducir al desapalancamiento
(crecimiento, ahorro, reestructuración ordenada de la deuda o impuestos sobre
la riqueza), la monetización de la deuda (y
ocasionalmente una mayor inflación) es
la menos democrática y golpea seriamente a los ahorradores y acreedores,
incluidos los jubilados y los fondos de pensiones.
En noveno lugar, la FC y otras
políticas monetarias no convencionales pueden tener graves consecuencias no
deliberadas. Eventualmente puede estallar una excesiva inflación, o el
crecimiento del crédito puede desacelerarse en vez de aumentar, si los bancos
-al enfrentar márgenes netos muy reducidos sobre las tasas de interés- deciden
que la relación entre riesgo y recompensa es insuficiente.
Finalmente, existe el riesgo de perder
de vista los bloqueos a las políticas monetarias convencionales. Algunos países
están dejando de lado sus políticas orientadas a controlar la inflación y
entrando en territorios inexplorados, donde podrían no existir anclas para las
expectativas de precios. EEUU ha pasado de la FC1 a la FC2 y, ahora, a la FC3,
que es potencialmente ilimitada y está vinculada
a una meta de desempleo. Las autoridades están discutiendo activamente las
ventajas de las políticas de tipos negativos. Y los políticos han optado por una arriesgada estrategia de flexibilización
del crédito en vista de la menor eficiencia de la FC.
En resumen, las políticas están volviéndose menos
convencionales, no más, y la claridad sobre los efectos
a corto plazo, las consecuencias inesperadas y los impactos de largo plazo es
escasa.
Por cierto, la FC y otras políticas
monetarias no convencionales tienen importantes beneficios a corto plazo.
Pero si esas políticas se mantienen durante demasiado
tiempo, sus efectos colaterales pueden ser graves y los costes a largo plazo altísimos.
Nota El Comercio cita a Project Syndicate como al fuente original
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