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lunes, 11 de marzo de 2013

El dinero fácil convertirá a EEUU, RU, Japón y Alemania en países zombis cuando estalle la burbuja de activos por Nouriel Roubini,


El dinero fácil convertirá a EEUU, RU, Japón y  Alemania en países zombis cuando estalle la burbuja de activos por Nouriel Roubini,



Extraído de la edición impresa de Portafolio del diario El Comercio de Perú del domingo 10 d e marzo página 14


Caffe Reggio
Periodismo de opinión
Diez preguntas sobre la flexibilización cuantitativa, de Nouriel Roubini en Expansión

http://www.caffereggio.es/2013/03/07/diez-preguntas-sobre-la-flexibilizacion-cuantitativa-de-nouriel-roubini-en-expansion/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=diez-preguntas-sobre-la-flexibilizacion-cuantitativa-de-nouriel-roubini-en-expansion

OPINIÓN: EN PRIMER PLANO

El autor alerta de que los importantes beneficios a corto plazo de las políticas monetarias no convencionales pueden tener efectos colaterales graves y costes a largo plazo altísimos si se mantienen en vigor durante demasiado tiempo, como sucede en Estados Unidos. este párrafo no está en El Comercio
 




La mayoría de los observadores considera necesarias las políticas monetarias no convencionales, como la flexibilización cuantitativa (FC), para lograr que las anémicas economías actuales comiencen a crecer. Pero junto con esa percepción de necesidad, han comenzado a multiplicarse las preguntas sobre la eficacia y los riesgos de la FC.
En especial, diez potenciales costes asociados con esas políticas merecen atención.

En primer lugar, si bien una respuesta puramente “austríaca” (esto es, de austeridad) ante el estallido de las burbujas de activos y crédito puede conducir a una depresión, las políticas de FC que posponen excesivamente el necesario desapalancamiento en los sectores privado y público pueden crear un ejército de zombis: instituciones financieras zombis, hogares y empresas zombis y, finalmente, gobiernos zombis. Así que, en algún punto entre los extremos austríaco y keynesiano, es necesario eliminar paulatinamente la FC.

En segundo lugar, la FC reiterada puede ir perdiendo eficacia a medida que los canales de transmisión hacia la actividad económica real se van obstruyendo.
El canal de los bonos no funciona cuando sus rendimientos ya son bajos;

y el del crédito no funciona cuando los bancos atesoran liquidez y colapsa la velocidad.
De hecho, quienes pueden solicitar créditos (las empresas con elevadas calificaciones y los hogares en mejor posición) no desean hacerlo o no lo necesitan, mientras que quienes lo precisan -empresas muy apalancadas y hogares en peor situación- no pueden hacerlo por la restricción crediticia.
El canal de la bolsa de valores que conduce a la reactivación económica después de la FC sólo funciona a corto plazo si no hay una recuperación del crecimiento. Y la reducción de las tasas de interés reales por un aumento de la inflación esperada cuando se implementa una FC abierta presenta el riesgo de agudizar eventualmente las expectativas inflacionarias.

Juego de suma cero este renglón no está en el comercio

En tercer lugar, el canal de transmisión de la FC a través del tipo de cambio -el debilitamiento de la moneda que implica una flexibilización monetaria- es ineficaz si varios bancos centrales importantes la implementan simultáneamente. Cuando eso sucede, la FC se convierte en un juego de suma cero, porque todas las monedas no pueden caer y todos los balances comerciales no pueden mejorar simultáneamente. El resultado, entonces, es el reemplazo de las “guerras cambiarias” por “guerras de FC”.

En cuarto lugar, la FC en economías avanzadas conduce a flujos de capital excesivos hacia los mercados emergentes, que enfrentan un difícil desafío para sus políticas. La intervención esterilizada sobre el mercado cambiario mantiene elevadas las tasas de interés locales y alimenta la entrada de divisas.(como en Perú ) Pero una intervención no esterilizada, o reducir las tasas de interés locales, genera un exceso de liquidez que puede alimentar la inflación local y burbujas de activos y crédito. Simultáneamente, renunciar a la intervención y permitir que se aprecie la moneda erosiona la competitividad externa, y eso conduce a peligrosos déficits en el comercio exterior.
Sin embargo, es difícil implementar controles sobre los flujos de entrada de capitales y, a veces, esos controles son incompletos.
Los controles macroprudenciales sobre el crecimiento del crédito son útiles, pero a veces ineficaces para detener las burbujas de activos cuando las tasas de interés bajas continúan sosteniendo condiciones de generosa liquidez.

En quinto lugar, la FC reiterada puede conducir a burbujas de activos, tanto en su lugar de implementación como en aquellos países sobre los cuales se derrama.
 Esas burbujas pueden tener lugar en mercados de acciones, mercados de vivienda (Hong Kong y Singapur), mercados de productos básicos, mercados de bonos (hay quienes advierten sobre una burbuja que está creciendo en EEUU, Alemania, Reino Unido y Japón) y en mercados de crédito (donde los diferenciales en algunos mercados emergentes, y en la deuda corporativa de alto rendimiento y calidad se están reduciendo excesivamente).
 Si bien la FC puede estar justificada frente a débiles aspectos centrales económicos y de crecimiento, mantener las tasas demasiado bajas durante demasiado tiempo puede ocasionalmente alimentar esas burbujas.
Es lo que sucedió entre 2000 y 2006, cuando la Reserva Federal estadounidense recortó agresivamente la tasa sobre los fondos federales al 1% durante la recesión de 2001 y la débil recuperación posterior, y luego las mantuvo bajas, alimentando las burbujas de crédito/vivienda/de alto riesgo.

En sexto lugar, la FC puede crear problemas de riesgo moral al debilitar el incentivo de los gobiernos a implementar las reformas necesarias. También puede demorar una necesaria austeridad fiscal si se monetizan grandes déficits y, al mantener los tipos demasiado bajos, se impide que el mercado imponga disciplina.

En séptimo lugar, abandonar la FC es difícil. Si la salida es demasiado lenta y tardía, puede generarse inflación y burbujas de activos/créditos.
 Además, si la salida se da mediante la venta de los activos a largo plazo adquiridos durante la FC, un brusco aumento en los tipos de interés puede asfixiar la recuperación y generar grandes pérdidas financieras para los tenedores de bonos a largo plazo.
Y si la salida se ejecuta aumentando los tipos de interés sobre el exceso de reservas (para esterilizar el efecto de un excedente en la base monetaria sobre el crecimiento del crédito), las pérdidas en los balances de los bancos centrales podrían ser significativas.

Golpe a los ahorradores y acreedores

En octavo lugar, un período prolongado de tipos de interés reales negativos implica una redistribución del ingreso y de la riqueza de los acreedores y ahorradores a los deudores y prestamistas. De todas las formas de ajuste que pueden conducir al desapalancamiento (crecimiento, ahorro, reestructuración ordenada de la deuda o impuestos sobre la riqueza), la monetización de la deuda (y ocasionalmente una mayor inflación) es la menos democrática y golpea seriamente a los ahorradores y acreedores, incluidos los jubilados y los fondos de pensiones.

En noveno lugar, la FC y otras políticas monetarias no convencionales pueden tener graves consecuencias no deliberadas. Eventualmente puede estallar una excesiva inflación, o el crecimiento del crédito puede desacelerarse en vez de aumentar, si los bancos -al enfrentar márgenes netos muy reducidos sobre las tasas de interés- deciden que la relación entre riesgo y recompensa es insuficiente.

Finalmente, existe el riesgo de perder de vista los bloqueos a las políticas monetarias convencionales. Algunos países están dejando de lado sus políticas orientadas a controlar la inflación y entrando en territorios inexplorados, donde podrían no existir anclas para las expectativas de precios. EEUU ha pasado de la FC1 a la FC2 y, ahora, a la FC3, que es potencialmente ilimitada y está vinculada a una meta de desempleo. Las autoridades están discutiendo activamente las ventajas de las políticas de tipos negativos. Y los políticos han optado por una arriesgada estrategia de flexibilización del crédito en vista de la menor eficiencia de la FC.

En resumen, las políticas están volviéndose menos convencionales, no más, y la claridad sobre los efectos a corto plazo, las consecuencias inesperadas y los impactos de largo plazo es escasa.
 Por cierto, la FC y otras políticas monetarias no convencionales tienen importantes beneficios a corto plazo.
Pero si esas políticas se mantienen durante demasiado tiempo, sus efectos colaterales pueden ser graves y los costes a largo plazo altísimos.
 Nota El Comercio cita a Project Syndicate como al fuente original

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