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viernes, 1 de marzo de 2013

Los ultra ortodoxos ponen a Israel ante una trampa económica del diario israelí Aurora Digital


Los ultra ortodoxos ponen a Israel ante una trampa económica

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La economía nacional afronta a largo plazo una peligrosa "trampa demográfica" por el vertiginoso crecimiento de la población ultra ortodoxa, que vive de las ayudas sociales y dobla su número cada 17 años.

La pobreza en la que vive esta comunidad, que junto a la árabe-israelí encabeza las estadísticas de hogares con menos ingresos en el país, son uno de los mayores problemas de la sociedad y la economía, según el Banco de Israel y estudios de la OCDE.

"Los ortodoxos crecen muy rápido y eso es muy peligroso. Su población se duplica cada 17 años (...) y en 50 años representarán un 26 por ciento del total de la población", afirmó el gobernador del banco central, Stanley Fischer, en un reciente encuentro en Jerusalén.

La problemática con esta comunidad, cuyos miembros están además exentos del servicio militar de tres años, tiene una doble dimensión, tanto religiosa como demográfica.

La primera se origina en que por creencias religiosas el hombre debe dedicar la mayor parte del día al estudio de las escrituras sagradas, la Torá, por lo que no trabaja y deja esa función en manos de sus mujeres, generalmente poco cualificadas y que cuando salen al mercado laboral lo hacen por media jornada.

La segunda dimensión tiene que ver con los índices de natalidad en la comunidad, que inspirada en la orden bíblica de "creced y multiplicaos" supera los 4,2 hijos por mujer, casi el triple que la población judía laica.

"El tamaño de la familia, el nivel educativo y los bajos salarios están interrelacionados", aseguró Fischer al exponer la relación que esos tres factores tienen con su situación de pobreza, de la que organismos internacionales como el PNUD o la OCDE llevan años alertando.

Ambos detectaron que Israel tenía el mayor índice de mano de obra desperdiciada de todas las economías occidentales y que demasiada gente dependía de las ayudas sociales.

La situación en la que los ortodoxos dependen del resto de la población no es soportable a largo plazo, no cuando su número crece de forma desproporcionada.

"El resto de la población no podrá mantenerlos (...) el país no puede seguir por ese camino", explicó Fischer, que en junio dejará su cargo.

Hace sólo una década un ultra ortodoxo con 10 hijos -no es nada extraño- costaba a las arcas del Estado



en todo tipo de asistencias unos 10 mil shékels libres de impuesto (1.919 euros o 2.058 dólares de entonces), es decir, el equivalente a un sueldo de 17 mil shékels (3.262 euros o 3.497 dólares) si trabajasen.
Becas de estudio en seminarios, descuentos fiscales, asistencias para viviendas y otras bonificaciones sociales y, sobre todo, asistencias por hijos, eran los mecanismos de subsistencia de una comunidad acostumbrada a vivir a cuenta del Estado.

Distintos estudios demuestran una relación de dependencia entre el número de hijos y el monto de la subvención (a mejores subvenciones mayor crecimiento demográfico ortodoxo), aunque desde 2003 estas ayudas han descendido progresivamente.

Hoy, cada ultra ortodoxo cuesta a la sociedad poco más de la mitad que hace una década, pero su rápido crecimiento demográfico anula el ahorro como grupo.

Un estudio difundido en 2012 por el periódico económico "Calcalist", agregaba al coste general de los ultra ortodoxos un daño al PBI equivalente a 8.500 millones de shékels (unos 1.750 millones de euros o 2.310 millones de dólares) por no contribuir a la productividad.

En los últimos años se está produciendo un ligera corrección y, poco a poco, los comúnmente conocidos como "jaredim" ("temerosos" de dios) llegan a aceptar que "la situación no puede continuar o, quizás mejor, que el país no puede continuar así", en palabras de Fischer.

"Los ortodoxos están redefiniendo su papel", aseguró.

Gracias a ello la fuerza laboral en el país está creciendo y los niveles de pobreza bajando, tímidamente pero de forma sostenible.

Las primeras medidas correctoras fueron introducidas a raíz del ingreso de Israel en la OCDE en 2010, e incluyen las de favorecer el nivel educativo de ultra ortodoxos y árabes para poder introducirlos en el mercado de trabajo con buenas posibilidades de encontrar empleo cualitativo.

"Hay una rápida incorporación al mercado laboral por parte de los varones, de un 38 por ciento en 2009 a un 45 por ciento en 2011", asegura un informe del Banco de Israel sobre los ultra ortodoxos.

Los programas del Gobierno aspiran a que en 2020 un 63 por ciento de los varones de esta comunidad participen en la fuerza laboral con el fin de desactivar una bomba de relojería no sólo económica sino también social, a juzgar por los resultados en las últimas elecciones de los partidos que exigen un reparto más igualitario de las obligaciones. EFE


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