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sábado, 19 de octubre de 2013

Por qué EE.UU. merece que se rebaje su calificación. del WSJ

Por qué EE.UU. merece que se rebaje su calificación

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Por Michael J. Casey

El mundo ha perdido la fe en Estados Unidos. Ya no merece tener una calificación crediticia "AAA".

Esta percepción se vio reflejada en los gestos de aprobación observados el viernes pasado en una concurrida conferencia de banqueros internacionales en Washington, cuando el presidente ejecutivo de BlackRock, Laurence Fink, dijo visiblemente molesto a los asistentes que EE.UU. no es una "nación con principios".

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Un empleado del servicio de parques retira el aviso de "cerrado" del monumento a los caídos en la Guerra de Corea.

Cuando los hombres y las mujeres que controlan decenas de billones de dólares en inversiones estadounidenses dicen que están perdiendo la fe en EE.UU., surge la interrogante de si el país merece estar al centro de las finanzas mundiales. Entonces, ya sea que Fitch Ratings mantenga o no el status de "observación negativa" en que colocó el martes la máxima calificación crediticia de EE.UU., está claro que el sistema político disfuncional estadounidense ya no justifica una calificación "AAA".

No importa que EE.UU. haya llegado a un acuerdo para extender su límite de deuda y evitar una cesación de pagos. Los países con calificación "AAA" no se comportan de esta manera.

En los países con la máxima calificación, los políticos no usan instrumentos como el límite de la deuda federal como herramienta política de extorsión. Al permitir esto, EE.UU. está evadiendo sus responsabilidades como emisor de la moneda de reserva del mundo y protector de la "tasa libre de riesgo".

Las interminables confrontaciones políticas ya son negativas. Lo que empeora la situación es que la deuda bruta del gobierno se encuentra en 109% del producto interno bruto, un nivel incómodamente alto, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. En tanto, la Oficina de Presupuesto del Congreso proyecta que los pagos para programas de seguridad social y salud crecerán en forma exponencial durante las décadas venideras.

Con tanto en juego, EE.UU. no puede depender de inversionistas extranjeros para renovar sus deudas solo porque la condición de moneda de reserva del dólar los mantiene atados a ese tipo de operaciones. No es coincidencia que la agencia china de noticias Xinhua publicara el lunes una columna de opinión en que pide un "mundo des-Americanizado".

Las calificaciones son conceptos relativos. La de EE.UU. solo puede ser considerada en contraposición con las de otros países.
 Y si uno mira las cerca de 15 calificaciones soberanas "AAA" de Standard & Poor's Ratings, Moody's MCO +1.74% Investors Service y Fitch, se encuentra con sistemas políticos y programas de gestión de deuda que generan mucha más confianza que los de EE.UU.

En Australia, por ejemplo, donde el FMI estima que la deuda pública bruta llega a solo 27,6% del PIB, las contribuciones obligatorias para empleadores y empleados han acumulado US$1,5 billones en activos de pensiones privadas -la cuarta reserva más grade de su tipo en el mundo después de las economías estadounidense, japonesa y británica, que son mucho más grandes.

Luego está Noruega, que no tiene deuda, sino solo activos: US$785.000 millones para ser exactos, más de 150% del PIB. Ese dinero, procedente de las gigantescas reservas petroleras del país, es invertido por un fondo soberano administrado en forma independiente cuyas reglas lo obligan a invertir pensando en el largo plazo e impone estrictos límites a la forma en que puede gastar sus ganancias.

Y en Alemania, los políticos están dando una lección a los estadounidenses sobre cómo llegar a acuerdos. Aunque la recientemente reelecta canciller Angela Merkel tendrá que hacer algunas concesiones políticas al opositor Partido Socialdemócrata, nadie duda que su colectividad, la Unión Demócrata Cristiana, será capaz de formar un gobierno de coalición estable y eficiente con su rival.

El contrapunto a esto es un argumento del principal analista de riesgo soberano de la agencia calificadora canadiense DBRS Inc., Fergus McCormick. Aunque DBRS se adelantó a Fitch al poner a EE.UU. en observación para una posible rebaja la semana pasada, McCormick argumenta que la naturaleza profundamente "institucionalizada" del sistema financiero estadounidense -la centralidad del dólar en el sistema mundial y la profundidad de sus mercados de capitales- en definitiva justifican su calificación "AAA". Por tanto, McCormick estima que EE.UU. debería, por ahora, ser rebajado solo en caso de una cesación de pagos efectiva sobre su deuda.


Fitch piensa de otra forma, y, a mi juicio, es correcta. Este es el párrafo más importante de su comunicado del martes: Las "prolongadas negociaciones para elevar el techo de la deuda (...) riesgos que socavan la confianza en el rol del dólar como la principal moneda de reserva mundial, al plantear dudas sobre la plena fe y crédito de EE.UU. Esta 'fe' es la principal razón porque la calificación 'AAA' de EE.UU. puede tolerar un nivel sustancialmente más alto de deuda pública que otros países con calificación 'AAA'". Fitch cree que EE.UU. puede merecer una rebaja, aunque finalmente pague sus deudas, simplemente porque ya no se puede confiar en él.

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