Los
planes de una Europa más unificada pierden impulso
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Por MARCUS WALKER en Berlín y
GABRIELE
STEINHAUSER en Bruselas
Gabriele Parussini y William Horobin en París
contribuyeron a este artículo
La cruzada de
Europa por garantizar la supervivencia a largo plazo del euro, forjando una
unión política más profunda tras la crisis, está fracasando.
La cumbre de la Unión Europea, que concluye hoy,
originalmente tenía como objetivo allanar el camino para una mejor coordinación
de las políticas económicas, pero ahora se prevé que el progreso sea escaso.
Muchos funcionarios europeos afirman que están perdiendo la esperanza de que en
el próximo año se logre un acuerdo para construir elementos de un gobierno
común para los 17 países que usan el
euro, incluidos gastos, préstamos y apoyo compartidos para los bancos y los
depositantes.
Alemania lidera la resistencia.
En Vilnius, Lituania, el mes pasado, el ministro de Finanzas alemán Wolfgang
Schäuble orquestó una revuelta contra una propuesta para permitir que
las autoridades de la UE decidan cuándo los bancos de la zona euro deberían ser
reducidos o reestructurados.
Associated
Press
El ministro
alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
La propuesta
formaba parte de una llamada unión bancaria en la que Europa respaldaría a sus
prestamistas como un todo. Muchos países apoyan el concepto porque reduciría la
presión bajo la que se encuentran los gobiernos más débiles para sostener por
sí mismos a sus bancos.
Pero las autoridades alemanas ven
partes del proyecto como una luz verde para que los burócratas de la UE en
Bruselas gasten el dinero de Alemania para rescatar bancos en Irlanda o España.
Schäuble
formó una coalición en Vilnius para bloquear la propuesta y reclutó a miembros
de la UE, como el Reino Unido, que no usan el euro y no quieren que Bruselas
tenga más poder.
El intento
por concretar una unión más profunda nació el año pasado durante el punto
álgido del pánico en los mercados financieros de Europa, cuando había un miedo
extendido a que el euro pudiera colapsar.
La crisis
mostró que compartir una moneda entre 17
países con políticas distintas es una fórmula inestable.
Aunque los mercados financieros se han calmado
desde entonces, la zona euro aún tiene
problemas de deuda, desempleo y bancos frágiles, especialmente en el sur
del continente.
Los países
europeos ya tomaron varias medidas para impulsar su unión monetaria, creando un
fondo de rescate permanente, así como nuevas reglas para impedir el derroche
fiscal y un Banco Central Europeo más sólido que pueda estabilizar los mercados
de bonos y que pronto empezará a supervisar los grandes bancos de todo el
bloque.
Sin embargo, los partidarios de una integración
más fuerte creen que la zona euro necesita ir más lejos y tomar prestados
elementos del sistema de federalismo estadounidense.
Muchas propuestas reflejan una creencia de que
la zona euro necesita imitar parcialmente a Estados Unidos, donde el dólar funciona bien en todos los
estados, en parte debido a los presupuestos, bonos, supervisión financiera y
protección de los depositantes a nivel nacional.
Jörg
Asmussen, un miembro
alemán del consejo ejecutivo del BCE, afirma que
la crisis de la deuda mostró que la unión monetaria no está terminada. "Si
no la completamos, seguiremos vulnerables a las sacudidas", sostiene.
Pero a lo
largo del último año, los vientos políticos han cambiado de dirección.
Entrevistas con más de una decena de representantes en toda Europa revelan cómo
los planes para una integración más profunda se han estancado, conforme los
mercados financieros se han calmado y ha crecido la desconfianza entre centros de poder como Berlín,
Bruselas y París.
La campaña
por construir una unión monetaria más estable surgió durante una cena en mayo
de 2012, cuando líderes europeos encargaron un plan a altos funcionarios de la UE. Herman Van Rompuy, un político conservador belga
que preside las cumbres de la UE, lideró la iniciativa.
Zuma Press
Herman Van
Rompuy, político conservador belga que preside las cumbres de la Unión Europea.
En aquella
época, una gran fuga de capital de Italia y España amenazaba el euro.
Observadores
en ambos lados del Atlántico decían que la zona euro necesitaba un "momento Alexander Hamilton", en
referencia a la medida en 1790 cuando el
secretario del Tesoro de EE.UU. asumió las deudas de los estados, con lo que
convirtió a EE.UU. en una unión política y económica más profunda.
A mediados
de 2012, Van Rompuy y sus colegas trabajaron en
propuestas que reflejaban la visión de muchos economistas en EE.UU. y Europa:
la zona euro necesitaba imitar algunas de las funciones de las autoridades
federales de EE.UU.
Para
funcionar correctamente, creían las autoridades de la UE, la zona euro
precisaba de un presupuesto central, que ayudara a países afectados por una
crisis, por ejemplo,
financiando
algunos de los gastos como las prestaciones por desempleo.
El
presupuesto acabaría siendo financiado por bonos garantizados colectivamente
por la zona euro.
En un
informe escrito, el grupo encabezado por Van Rompuy también propuso una unión bancaria, con una red de
contención común para bancos en problemas, y un seguro federal de depósitos.
Además,
abogó por un mayor alineamiento de las políticas económicas de los miembros e
indicó que las autoridades centrales reforzadas de Europa deberían ser electas
o rendir cuentas ante funcionarios electos.
A fines de
junio, los federalistas europeos ganaron
su primera gran victoria: la canciller alemana,
Angela Merkel, acordó desplegar la fortaleza financiera colectiva del
bloque para salvar a los bancos atribulados, aliviando la presión sobre los países
con problemas de liquidez. A cambio, el bloque acordó unificar la supervisión
de los acreedores de la región.
Para fin de
año, la promesa del BCE de intervenir en los mercados de bonos había calmado el
pánico de los mercados financieros.
La
iniciativa les dio tiempo a los gobiernos para ocuparse de las fallas del euro.
Pero también redujo la presión para adoptar medidas políticamente impopulares.
Schäuble,
el ministro de Finanzas alemán, peleó para diluir la unión bancaria a la que había asentido Merkel en
junio bajo la presión de Francia, Italia y España.
Una cumbre
en Bruselas en diciembre resultó un punto de inflexión. Antes de ir a la
reunión, Merkel describió el informe de Van Rompuy —supuestamente la base del
futuro del euro— como un mero "documento de referencia".
Cuando
llegó, la canciller alemana rechazó el presupuesto de Van Rompuy. Afirmó que podía ofrecer financiación a pequeña escala
para reformas económicas pero no para seguros de desempleo en toda Europa o
gasto de estímulo para salir de recesiones, según personas presentes.
Alemania ya había mostrado suficiente "solidaridad" al apoyar el
fondo de rescate del bloque, les dijo a sus colegas.
Van
Rompuy pensó que podía
contar con el apoyo francés, pero cuando buscó el respaldo del presidente François Hollande, éste se quedó callado, señalan funcionarios al
tanto de la conversación.
Este año,
Merkel cambió el tono sobre la "unión política" que había defendido
en 2012. La persistente crisis económica había volcado la opinión pública
contra instituciones de la UE como la Comisión Europea. Alemania, el miembro más
poderoso de la zona euro, consideró que la Comisión
estaba demasiado ansiosa por gastar el dinero alemán y que era demasiado suave
con países endeudados del sur europeo.
Guntram
Wolff, director del centro de estudios Bruegel, en Bruselas, afirma que en muchos temas, "Alemania
cree cada vez más que deberíamos volver a un modelo donde los países son
responsables por sí mismos". Sin una unión fiscal, política y
bancaria, argumenta, "tendremos un euro que sobrevive, pero
que no funciona bien".
Nota del
autor del blog: La Comisión Europea es el órgano
ejecutivo de la Unión Europea encargado de proponer la legislación, la
aplicación de las decisiones, la defensa de los tratados de la Unión y del día
a día de la UE. http://es.wikipedia.org/wiki/Comisi%C3%B3n_Europea
.
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