Brasil,
una señal de alerta para el resto de los países emergentes
http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304171804579124052093542222.html?mod=WSJS_inicio_LeftTop
Por LORETTA CHAO y JOHN LYONS CONNECT
Rodrigo Marcondes para The Wall Street Journal
Odete Meira
da Silva (arriba), de 56 años y dueña de un pequeño negocio, se endeudó, pero
no le alcanza el dinero para terminar su casa.
SÃO
PAULO—Al igual que
millones de brasileños pobres, Odete Meira da Silva se endeudó para agilizar su
ascenso a la clase media durante el auge económico del país. La madre soltera
compró una computadora, un televisor de pantalla plana y comenzó a construir
una vivienda de cemento en el sur de São Paulo.
Las compras
han terminado. La dueña de 56 años de un pequeño negocio ahora se aboca a un
aspecto menos glamuroso: pagar las deudas. Después de que las facturas de su
tarjeta de crédito excedieran lo que podía costear, redujo todos sus gastos y
paralizó la construcción de su casa. Una escalera de concreto que asciende
desde su sala de estar a un segundo piso sin terminar sirve como un
recordatorio de su propio ascenso a medias por la escalera económica de Brasil.
"Aún planeo terminar la casa, pero tendrá que hacerse poco a poco, quizás
en tres años", señala, sentada en la sala, la única parte que alcanzó a
completar antes de que se le acabara el dinero.
La mayoría
de las personas considera a Brasil —uno de los principales productores de
mineral de hierro y soya del mundo— un
país pobre que depende casi por completo de las exportaciones de materias primas.
Nota del autor del blog : el Banco
mundial les engaño haciéndole creer al proletariado que eran la nueva clase
media emergente.lea la entrada
en mi blog
Banco mundial (estafa, miente,
embauca, engatusa) al proletariado brasileño y continental haciéndoles creer
que son la casi nueva clase media emergente cuando en realidad solo son el
proletariado.por Juan Luis Bertererretche
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.com/2013/05/banco-mundial-estafa-miente-embauca.html
Pero gran
parte del reciente auge de la economía fue impulsado por compradores como
Silva, que aprovecharon que los créditos de consumo casi se duplicaran en cinco
años para bordear los US$600.000 millones.
Ahora,
algunos de estos nuevos consumidores están dejando de pagar tarjetas de crédito
cuyos intereses anuales pueden llegar a 80% o más.
Ante la perspectiva de afrontar más cesaciones de pago, los bancos son más
cuidadosos antes de extender nuevos préstamos.
El consumo,
por ende, está creciendo a su menor ritmo desde 2004. Eso agrava otros
problemas, como la caída de las exportaciones a China y un bajón manufacturero
causado por el fortalecimiento del real, que ya estaban desacelerando el
crecimiento. Se prevé que Brasil se expanda 2,4%
este año, frente al 7,5% alcanzado en 2010.
No es sólo
un problema de dinamismo. El boom del consumo contribuyó a disparar la inflación a 6% conforme la demanda por productos
superaba la habilidad de la economía de proveerlos. Esto ha obligado al banco
central a subir las tasas de interés para controlar la inflación, lo cual
podría disminuir el crecimiento aún más. Los economistas prevén que la entidad
eleve su tasa de referencia, que ya está en 9%, en
medio punto porcentual durante la reunión fijada para hoy.
Los
problemas de Brasil son una señal de advertencia para otros mercados emergentes
que han protagonizado uno de los acontecimientos económicos más atractivos de
la última década: el ascenso de los consumidores de clase media.
Desde Brasil a Indonesia y Sudáfrica, un crecimiento
acelerado sacó a millones de personas de la pobreza en los últimos 10 años y
depositó a muchas de ellas en la clase media, proporcionándoles por primera vez
acceso al crédito. Aunque los economistas consideran la expansión del crédito
como un fenómeno positivo, el caso de Brasil demuestra cómo un exceso de deuda
puede descarrilar el crecimiento de la clase media.
La deuda de
los hogares en Tailandia, por ejemplo, se
disparó 88% entre 2007 y 2012.
En
Sudáfrica, los préstamos
de consumo llegaron a casi 40% del PIB, mientras
que.
los consumidores rusos
gastaron casi 80% más en sus tarjetas de crédito en 2012 que el año
previo.
China, por su parte, está en medio de una
ofensiva para incentivar el consumo.
De todos
modos, los problemas del crédito de consumo en Brasil sobresalen entre las
grandes economías en desarrollo. Este tipo de crédito creció a una tasa anual
promedio de 25% en los cuatro años tras la crisis
financiera global de 2008. Hasta junio de 2013, cerca de 5% de los préstamos de consumo brasileños
acumulaban un retraso de 90 días, el doble de la
tasa en India y más que en México, Sudáfrica y Rusia,
según la calificadora Fitch Ratings.
"Todas
estas personas han estado gastando más de lo que tienen, generando una ilusión
de crecimiento económico", afirma Vera Remedi, ejecutiva de
Procon São Paulo, una agencia gubernamental que asesora a gente como
Silva sobre cómo manejar o renegociar sus deudas.
Parte del
problema, señalan algunos economistas, es que Brasil se centró demasiado en
políticas para estimular el consumo en lugar de
terminar puertos y carreteras que sirven para aumentar la productividad a largo
plazo. Los brasileños compraron muchos televisores de pantalla plana,
pero los puertos del país siguen tan atascados que algunos buques los pasan por
alto en vez de esperar su turno.
Funcionarios
brasileños dicen que atribuir los recientes problemas económicos a políticas
mal diseñadas no tiene sentido. El ministro de
Hacienda, Guido Mantega, y otros funcionarios sostienen que Brasil es
parte de una desaceleración global y que la situación sería peor sin las
medidas para aumentar el consumo.
Pese a los
problemas, no se prevé que Brasil vuelva a vivir las crisis que destruyeron la
clase media en generaciones pasadas, aclaran los economistas. El total de préstamos pendientes de los bancos de Brasil, una
cifra que abarca deuda de consumo y comercial, se
ubica alrededor de
55% del PIB, una cifra baja para los estándares internacionales.
Igualmente, los bancos están bien capitalizados y las
reservas del banco central rondan los US$372.000 millones, 10 veces más
que hace una década.
Sin embargo,
los temores generados por la deuda de consumo han provocado un replanteamiento
sobre hasta dónde ascenderá la nueva clase media brasileña, y cuán rápido. El
porcentaje del ingreso familiar dedicado a pagar deudas es inusualmente alto.
En Brasil supera el 20%, según el banco central,
mientras que en EE.UU. es de 10%, según la
Reserva Federal.
Las ventas
de autos son un ejemplo de cómo se gestó el auge crediticio. Los préstamos automotores
crecieron más de tres veces entre 2004 y 2010, a unos US$70.000 millones al
año. Los bancos prestaban sin exigir un pago inicial, un concepto antes
impensable en el país. "En un momento, vendía autos con
financiación a 80 meses a personas que ganaban US$500 al mes",
cuenta Adalberto Fava, gerente de ventas de un concesionario de Hyundai en un
barrio de clase obrera en las afueras de São Paulo. "Sabía que no podían
pagarlo".
Los líderes
políticos se esforzaron para expandir el consumo, con la esperanza de cerrar la
brecha entre ricos y pobres. Bajo la batuta del ex presidente Luiz Inácio Lula
da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, el gobierno contrató a decenas de miles
de trabajadores y amplió la red de seguridad social. Subsidió la gasolina y la
electricidad, y le indicó a los bancos que entregaran miles de millones en
préstamos de consumo.
La
estrategia ayudó a elevar los estándares de vida y alimentó el crecimiento. Pero las autoridades no lograron
acompañarla con medidas para mejorar la productividad y el crecimiento a largo
plazo, señalan muchos economistas.
En tanto,
personas como Silva en su casa sin terminar en São Paulo deben encontrar formas
de recortar sus gastos. Su familia apaga las luces y toma duchas cortas para
ahorrar energía. De a poco, va pagando sus deudas. Pero se avecinan otros
desafíos y conseguir un préstamo esta vez será más difícil. Silva no parece
preocupada: "Creo que las cosas están mejorando", señala.
No hay comentarios:
Publicar un comentario