Los
bancos centrales no logran contener la ola de ventas en los países emergentes
http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702303973704579351412209515066?mod=WSJS_inicio_LeftTop&mg=reno64-wsj&url=http%3A%2F%2Fonline.wsj.com%2Farticle%2FSB10001424052702303973704579351412209515066.html%3Fmod%3DWSJS_inicio_LeftTop
By :
KATIE MARTIN y
TOMMY STUBBINGTON
Además contribuyeron :
Tom Lauricella,
Joe Parkinson,
Clare Connagham
y Serena Ruffoni
Jan. 30, 2014 12:02 a.m. ET
Trascurrido apenas un mes de 2014, los inversionistas desde
Illinois hasta Estambul están encontrando que la marea está saliendo más rápido
de lo esperado para las monedas, acciones y otras inversiones riesgosas.
Después de
años de que un estímulo monetario sin precedentes apuntalara los mercados
financieros del mundo, los inversionistas están obligados a afrontar la
realidad del fin del programa de compra de bonos de la Reserva Federal de
Estados Unidos, un panorama económico incierto y turbulencias en los mercados
emergentes.
El miércoles, varios bancos centrales de
economías en desarrollo intentaron infructuosamente frenar el declive de sus divisas con alzas sorpresivas de las tasas de
interés, lo que reactivó una ola de ventas generalizadas a lo largo de los
mercados globales.
La
iniciativa del banco central de Turquía de
apuntalar la lira con un alza masiva de las tasas proporcionó apenas un beneficio pasajero
para la moneda turca.
Sudáfrica hizo
un aumento menor de las tasas, pero no pudo evitar una caída del rand a un
mínimo de cinco años.
Y un alza inesperada de intereses a principios
de esta semana en India no protegió a la rupia
de las pérdidas del miércoles.
La caída de
los mercados emergentes se extendió a los valores de Estados
Unidos y Europa.
El Promedio Industrial Dow Jones cayó por sexta vez en
siete días, perdiendo 1,2%, o 189.77 puntos,
hasta cerrar en 15.738,79, lo que hizo que la caída acumulada desde principios
de año ascendiera a 5%.
El Índice
Stoxx Europe 600 registró un descenso de 0,6% a 322,38.
A su vez,
los precios de los bonos del Tesoro estadounidense y el yen japonés (un activo
de refugio que se beneficia en momentos de estrés) repuntaron.
El rendimiento del bono del Tesoro a
10 años cayó por debajo de 2,7%.
Una casa de
cambio en Estambul. Associated Press
Lo que se
preguntan los inversionistas es si los bancos centrales tendrán la capacidad de
contener la ola de ventas que ha sacudido a los mercados emergentes desde que
la semana pasada se publicaran
cifras sobre una desaceleración en el
sector manufacturero de China.
Los
estrategas de política monetaria de Turquía sorprendieron a los mercados
después de una reunión de emergencia el martes que concluyó a la medianoche, al
anunciar un alza de tasas mucho mayor de lo que los economistas esperaban.
Después de haber resistido por meses el aumento de los tipos de referencia por
temor a asfixiar el crecimiento económico, el banco central más que duplicó la tasa de préstamos interbancaria a una semana, o
repo, de 4,5% a 10%.
Inicialmente,
los movimientos impulsaron la lira, arrastrando el dólar a la baja 4% a menos
de 2,17 durante la jornada en los mercados asiáticos. Otras divisas de los
mercados emergentes, incluyendo aquellas que tienen problemas para atraer
fondos extranjeros en momentos en que la Reserva Federal de EE.UU. sigue
adelante con su reducción del estímulo, también subieron (Lea más sobre el
programa de estímulo de la Fed en esta página).
Nota del autor del blog dice que bajara
la emisión en 10,000 millones de dólares otra vez hasta solo emitir 65,000
millones
Las acciones en Asia subieron,
mientras que el yen cayó.
Pero ninguno
de estos giros en el mercado duró mucho. A medida que avanzaba la jornada
europea, la lira se hundió de nuevo a los
niveles en los que estaba antes de la decisión del banco central, ligeramente
por debajo de 2,25 frente al dólar. Monedas con
escasa relación, como el real, el peso mexicano, el zloty polaco y el florín
húngaro también cayeron precipitadamente, lo que sugiere que los operadores y
los inversionistas tratan de evitar apuestas más arriesgadas en general.
A pesar de
que la lira perdió terreno durante la jornada del miércoles, la moneda sigue
estando considerablemente por encima de la cotización de principios de esta
semana, cuando el dólar se acercó a 2,39 la lira.
Las tensiones políticas locales se han sumado a la presión sobre la divisa en
las últimas semanas.
Una
investigación de corrupción lanzada 17 de diciembre se ha expandido a los
aliados del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, lo que obligó a un cambio de
gabinete, intensificando aún más la ola de ventas.
Para los
inversionistas, los vaivenes subrayan que si bien este aumento en las tasas de
Turquía es un tónico para el país, no es una repetición de la declaración del
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de
hacer "lo que sea necesario", en relación a la intención
del BCE de salvar el euro a mediados de 2012, que resultó ser un cambio
fundamental duradero para las apuestas arriesgadas en todos los niveles.
"Esto definitivamente no es un
momento Draghi que cambia todo. No está completamente claro que funcione; las
tensiones en Turquía son impulsadas por factores fundamentales. Pone al país en
la dirección correcta, pero esto podría ser grotescamente doloroso para la
economía nacional.
La posibilidad de una fuga de
capitales en Turquía es significativamente menor, pero todavía es
posible", dijo Paul McNamara, gestor de portafolio de deuda de
mercados emergentes de GAM en Londres, firma que gestiona unos US$6.000
millones en activos.
Turquía no es el único país que lucha por
mantener los flujos de dinero extranjero sin ahogar el crecimiento de la
economía.
India, que
tiene presiones similares, también elevó las tasas de interés de forma
inesperada a principios de esta semana, con un modesto aumento de 0,25 puntos porcentuales.
El banco central de Sudáfrica sorprendió a los mercados
el miércoles con un aumento de medio punto porcentual en la tasa de interés de
referencia, a 5,5%.
Analistas
dicen que el aumento de tasas de Turquía y Sudáfrica sólo podrían aumentar la
presión sobre otros bancos centrales en los mercados emergentes que sufren de
un deterioro de sus balanzas de pagos.
—Tom
Lauricella, Joe Parkinson, Clare Connagham y Serena Ruffoni contribuyeron a
este artículo.
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