Según su valoración, la aviación naval rusa está neutralizando las BEC de un modo que recuerda a aquel periodo, ya que estos drones se detectan a simple vista. Subrayó el tamaño muy reducido de la lancha no tripulada, visible sobre la superficie del agua solo con ayuda de prismáticos.

A su juicio, aeronaves rusas como el Su-30 no cuentan con sistemas de puntería específicos para BEC: no disponen de equipos capaces de fijar o seguir automáticamente este tipo de blancos de superficie. El experto señaló que un piloto de aviación naval debe primero localizar una BEC a ojo y luego intentar destruirla de manera visual con el armamento disponible a bordo.

Explicó que el piloto puede atacar el dron con bombas de racimo, cohetes, bombas convencionales y, por supuesto, fuego de cañón.

Las BEC (embarcaciones no tripuladas) son drones marítimos de ataque operados a distancia mediante internet satelital. Pueden desplazarse a gran velocidad y de forma parcialmente sumergida, lo que, unido a su pequeño tamaño, las convierte en objetivos de baja visibilidad y muy difíciles de interceptar. Su uso en combate es directo: el operador guía la embarcación hasta el blanco. La potente carga explosiva que transportan permite a estos drones provocar daños graves o incluso hundir casi cualquier barco.