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lunes, 3 de junio de 2024

Las claves del triunfo de Sheinbaum y Morena en la elección de México

 


Las claves del triunfo de Sheinbaum y Morena en la elección de México

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Las claves del triunfo de Sheinbaum y Morena en la elección de México

El triunfo de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México, duplicando en votos a su rival más cercana, así como el fortalecimiento del poder político del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), de centro izquierda, debido a los resultados regionales y legislativos, significa un afianzamiento del progresismo latinoamericano.

Una victoria del conservadurismo mexicano hubiera significado, de cuajo, el fin del segundo ciclo progresista latinoamericano tomando en cuenta los últimos resultados derechistas en Argentina y Ecuador, pero el triunfo de Morena este domingo paró en seco el avance que tenía la derecha y ubica a México como un centro protagónico de la región en varias direcciones.

La primera de ellas, y quizá la más importante por la ubicación de México, es el posicionamiento en las relaciones de toda América Latina y el Caribe con Washington. Independientemente de quien salga electo presidente en las elecciones del 5 de noviembre en EE.UU., podríamos pensar que de seguir la línea trazada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la nueva presidenta de seguro tendrá una relación compleja con el país del norte.

AMLO mantuvo una relación bastante pragmática, incluso con Donald Trump, pero a su vez siempre puso por encima la defensa de la soberanía de los pueblos de América Latina, sin importar que eso molestara al inquilino de turno en la Casa Blanca.

AMLO logró revivir el espíritu de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac), organizando la cumbre de presidentes en 2021 con una nutrida asistencia de mandatarios de diversa índole ideológica, y profundizó los lazos del ente con China. También pidió en varias ocasiones la desaparición de la Organización de Estados Americanos (OEA). Resulta bastante probable que en el nuevo sexenio que inicia el próximo 1 de octubre, esta sea la línea a seguir del nuevo gobierno mexicano.

Además de esto, ante la amenaza que se cierne con un hipotético regreso de Donald Trump, quien resulta bastante agresivo para con América Latina y especialmente contra México, el triunfo de Sheinbaum puede seguir operando como un atemperador de las relaciones, como una especie de colchón, de amortiguador, para que las relaciones de EE.UU., independientemente de quien sea su presidente, tiendan a ser con respeto no solo hacia México sino hacia toda América Latina.

Hay que recordar también que AMLO fue muy pragmático, con el tema de la migración, en las negociaciones con Trump. En cierta forma logró cumplir su promesa de atender las olas migratorias que venían en forma de largas caminatas desde Centroamérica, para que no impactaran tan duramente en la política doméstica estadounidense.

El triunfo de Sheinbaum puede seguir operando como un atemperador de las relaciones, como una especie de amortiguador, para que las relaciones con EE.UU., independientemente de quien sea su presidente, tiendan a ser con respeto no solo hacia México sino hacia toda América Latina.

De la misma forma, México se ha comportado un tanto distante de la emergencia de las nuevas formas de organización internacional como los BRICS. Más bien ha apostado, aunque con importantes reformas, a revigorizar el tratado de libre comercio con América del Norte.

Por otra parte, el gobierno saliente se sumó a la demanda presentada por Sudáfrica en contra de Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Seguramente la nueva presidenta hará su política de manera autónoma pero podríamos esperar, no solo por el triunfo de ella sino por la clara victoria de Morena en una cantidad importante de gobernaciones y de escaños en el Congreso, que es bastante probable que su política exterior mantenga similitudes con la de AMLO.

Cómo leer el triunfo de Morena

Para comprender el impacto internacional y geopolítico del triunfo de Sheinbaum es menester analizar el triunfo interno que tuvo el partido Morena este domingo. 

Primero, la presidenta electa consigue casi el 60 % de los votos, duplicando a su rival más cercana, Xóchitl Gálvez, según los resultados preliminares del conteo rápido. Segundo, Morena consigue 7 de las 9 gobernaciones que estaban en juego el domingo, expandiendo su dominio a 24 de las 32 del total de entidades del país. Pero además, porque está muy cerca de conseguir la mayoría calificada de la Cámara de Diputados, y posiblemente del Senado, algo con lo que no contaba AMLO, lo que le conferiría mucho mayor margen de maniobra para establecer cambios importantes.

Es decir, Morena fortaleció el dominio político en el país, y eso, después de tan agónica oposición, quiere decir que se perfila como el nuevo actor de poder para los próximos años, mientras su competencia se empequeñece, en algunos casos, como el otrora poderoso Partido de la Revolución Institucional (PRI), casi hasta su extinción.

Ya internamente, el triunfo de Claudia y de todo Morena a lo largo del país da cuenta de algo muy interesante para la cultura mexicana. Se está corroborando una cierta indiferencia histórica de los mexicanos por la alternabilidad en el gobierno. Ya el PRI gobernó durante 70 años seguidos, controlando durante ese tiempo no solo el gobierno central sino la gran mayoría de gobernaciones y curules legislativos.

Morena fortaleció el dominio político en el país y se perfila como el nuevo actor de poder para los próximos años, mientras su competencia se empequeñece.

Con el resultado del domingo, Morena logra verificar el golpe de timón que ha habido desde la centroderecha del PRI, hacia la centroizquierda de Morena, pero perpetuando una sólida hegemonía de un solo partido en la política mexicana, lo que genera estabilidad en las directrices internas y externas.

Esta es una de las primeras razones para entender por qué AMLO prefirió no reelegirse, como lo han hecho muchos presidentes de la región y decidió más bien pasar el testigo, con el fin de mantener el dominio de Morena como partido. Es decir, la influencia de los partidos, así como lo hizo el PRI en su momento, no se basa primordialmente en los liderazgos sino en las estructuras partidarias.

En esto, AMLO ha copiado al PRI, quien no aceptó la reelección a sus presidentes, lo que utilizó como método exitoso para renovarse y mantener la hegemonía.

Esta es la apuesta de AMLO y esperemos a ver si sucede con éxito. Para eso habrá que esperar que termine el sexenio que le espera a Claudia. Finalmente, y en la misma línea, el otro triunfo de Morena este domingo es el de Clara Brugada en Ciudad de México, un cargo de representación que fue el trampolín de AMLO y Sheinbaum, lo que la coloca, desde ya, como la más probable sucesora.

Con esta estructura y el resultado de este domingo, Morena proyecta su dominio en el tiempo y en el territorio mexicano.

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