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domingo, 30 de junio de 2024

Hizbullah a “Israel” y Washington: No lo hagan (1)

 


Hizbullah a “Israel” y Washington: No lo hagan (1)

La descripción de la situación actual de los resultados de la batalla Diluvio de Al-Aqsa después de más de ocho meses en varios frentes representa una introducción obligatoria para comprender la naturaleza de la trampa estratégica en la cual “Israel” queda atrapada en opciones amargas similares a las de un tablero de ajedrez amenazado con un jaque mate.

El dron de Hizbullah sobrevoló Haifa, identificó objetivos, apuntó y amenazó. No pasó mucho tiempo antes de que los medios de comunicación de la resistencia libanesa publicaran un video titulado A quien corresponda, el cual contenía coordenadas de sitios secretos y sensibles.

Si las primeras imágenes fueron claras en cuanto al mensaje, las segundas no dejaron lugar a dudas sobre el significado del mensaje transmitido: Hizbullah es capaz de devolver a “Israel” a la Edad de Piedra, tanto en palabras como en acciones.

En otras palabras, Hizbullah estará obligado a pasar de una victoria por puntos sobre “Israel” a una por nocaut si este último impone una guerra total contra Líbano. Esto está en línea con la advertencia de Nawaf Al-Musawi, miembro de Hizbullah, de que la próxima guerra, si ocurre, será el final.

Todo refuerza tanto la credibilidad como la realidad de esta conclusión de que no son solo las amenazas y la explicación detallada en el último discurso del secretario general de Hizbullah durante la conmemoración del martirio del Abu Taleb, sino también porque tiene su base en una experiencia de campo de más de ocho meses.

Durante este tiempo, la resistencia libanesa demostró con imágenes en vivo, pruebas sensoriales y reconocimientos israelíes las capacidades y los medios para llevar a cabo sus amenazas y alterar todos los cálculos israelíes previos, ya que algunas de sus expectativas y preparativos enemigos fallaron ante lo presenciado en el terreno y revelado en el frente de apoyo.

A partir de esto, ¿qué quedará de “Israel” si las cosas marchan en dirección a una guerra abierta en la cual la mayoría de sus sitios vitales, estratégicos y sensibles, tanto civiles como militares, son destruidos, en especial si esto ocurre junto con una incursión en Galilea?

Preguntas después del dron

El ejército de ocupación admitió que el incidente del dron, sin precedentes en la historia del conflicto (el Diluvio de Al-Aqsa en general, con sus diferentes frentes, es un conjunto de precedentes en la historia del conflicto, lo cual tiene su significado), causó un daño grave en la conciencia israelí.

Todos los mensajes dejados por el dron fueron discutidos de manera extensa por los medios hebreos, y plantearon una serie de preguntas en los estudios de análisis. La propaganda del ejército israelí alcanzó a tambalearse al intentar minimizar el daño, lo cual empeoró la situación.

El público israelí comprendió lo filmado y lo no mostrado como si fuera en realidad atacado, porque la distancia entre mostrar las coordenadas y alcanzarlas era una cuestión de decisión. Aquí surgen varias preguntas:

Si los logros del dron cumplieron su propósito al mostrar altas capacidades de inteligencia y un conocimiento detallado sobre un banco de blancos cualitativo y avanzado, ¿por qué continuaron, menos de una semana después, los análisis del video A quien corresponda?

De acuerdo con la información exclusiva de Al Mayadeen, esta es la primera vez que Hizbullah insinuó la posesión de misiles puntuales de mayor precisión, peligro y exactitud.

Asimismo, si las escenas mostradas la semana pasada, además de lo contenido en el discurso del Sayyed Hassan Nasrallah, eran claras, ¿cómo podemos entender la continua advertencia estadounidense e internacional sobre el peligro de una expansión del conflicto, lo cual sugiere ser una posibilidad?

¿A qué apuesta Benjamín Netanyahu y la institución militar sionista ante un costo alto esperado e inédito, el cual “Israel” no sería capaz de soportar en caso de una guerra extendida contra el Líbano?

¿Cómo entender las encuestas de opinión que indican que la mayoría de los israelíes apoyan la ampliación de la guerra, a pesar de todas las imágenes y hechos disuasorios mostrados por Hizbullah, los cuales deberían frenar tal tendencia en cualquier persona razonable?

¿Puede “Israel” sobrevivir sin electricidad, al menos mínimamente?

Al gobierno y al ejército israelíes no les faltan razones para ampliar la guerra contra Hizbullah.

En los últimos meses, los medios israelíes hablaron de la humillación que sufre el ejército en el norte del país, del daño irreparable en términos de disuasión e imagen, y de los resultados filtrados en la conciencia de los colonos y de todos quienes observan en la región.

Además de las promesas hechas por los responsables políticos y de seguridad, junto con las continuas pérdidas económicas, morales, políticas, de seguridad y humanas.

Estas razones tratadas hasta ahora intentan cobrar un alto precio a Hizbullah, pero sin poder detenerlo o cambiar las reglas de enfrentamiento, y también con más amenazas explícitas y filtradas por los medios, los cuales en ciertos momentos insinuaron su inminencia e inevitabilidad, y solo una cuestión de tiempo, como ocurrió en la semana anterior a la revelación del dron y el mensaje A quien corresponda.

El público israelí no estaba ajeno, ni antes ni después del dron, al hecho de que cualquier guerra total con Hizbullah no sería similar a la de julio de 2006. También vio, escuchó y experimentó parte de esa guerra, ya sea por medio de lo transmitido por los medios de Hizbullah la semana pasada o lo ocurrido en los últimos meses.

Hace años, el conocimiento general israelí indicó la posesión de Hizbullah de misiles precisos, drones y sistemas de defensa antiaérea, y parte de este conocimiento provino de lo que Hizbullah decidió revelar como ocurrió durante la disputa marítima sobre el campo de Karish, y otras veces a través de mensajes y discursos oficiales, y algunas de ellas ofrecidas en las evaluaciones de centros de investigación israelíes.

Pero ese aprendizaje es una cosa, y otra bien distinta los ataques precisos y sus posibles efectos en términos de conciencia.

Con anterioridad, el periódico israelí Yedioth Ahronoth estimó que el número de muertos en “Israel” podría llegar a 15 mil como resultado de las repercusiones de una tercera guerra con el Líbano.

El director general de la Administración de Sistemas Eléctricos señaló la imposibilidad de “Israel” de sobrevivir sin electricidad después de 72 horas y esa situación podría durar más tiempo.

Según el Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Washington tendría dificultades para defender a “Israel” en su guerra con Hizbullah.

Para cerrar la brecha entre la percepción de lo posible a suceder y su efecto disuasorio, los mensajes visuales y sensoriales de la semana pasada actuaron como estímulos adicionales para diferentes segmentos de la población israelí y posiblemente para los estadounidenses. 

A su vez, involucrar los sentidos en los mensajes psicológicos puede fomentar el sentimiento de peligro y sacudir a aquellos sumidos en la apatía mental si esa mente aún no es capaz de producir una realidad percibida.

Todo ello fue completado con un golpe preciso adicional al sistema de defensa antiaérea israelí Cúpula de Hierro, encargado de enfrentar a los drones.

Estos acontecimientos coincidieron con insinuaciones israelíes y declaraciones sobre la inminencia de una operación militar amplia contra el Líbano, junto con afirmaciones sobre la próxima finalización de la operación en Rafah y el inicio de la tercera fase en todo el sector.

Y en ese contexto, Netanyahu declaró que su "ejército" está listo para una operación intensiva en el Líbano si es necesario y prometió devolver la seguridad a la frontera norte.

Mientras tanto, el "ejército" de ocupación anunció la aprobación de planes operativos para llevar a cabo un ataque en el Líbano. 

Un comunicado del ministro de Relaciones Exteriores de “Israel”, Israel Katz, afirmó: “Estamos muy cerca del momento en que decidiremos cambiar las reglas del juego contra Hizbullah y el Líbano en una guerra total, en la cual la resistencia será eliminada y el Líbano severamente golpeado".

Pero, ¿qué sucedió después de eso y dónde estamos hoy? Es útil recordar los discursos del verano ardiente israelí y observar su declive cada vez que alcanza el pico de la intimidación, patrón repetitivo durante meses el cual sugiere volverá a aparecer en próximos eventos predecibles.

El pasado viernes 28 de junio, el Canal 14 israelí, alineado con la extrema derecha, informó que no estallará una guerra entre "Israel" y Hizbullah en el corto plazo, y es muy probable que no ocurra.

Cálculos de costo y beneficio

¿Esto sugiere que todas las amenazas israelíes son solo una guerra psicológica e intimidación? Probablemente sí, pero no de manera absoluta y concluyente ya que siempre existe la posibilidad de una escalada, aunque sea mínima.

Cabe señalar que hay varios niveles de posibles escaladas, pues existe una diferencia entre una operación limitada y una preventiva sorpresiva y grande.

Quizás también sea útil distinguir entre los diferentes niveles de actores con capacidad para tomar la decisión de ampliar la guerra contra el Líbano. Teóricamente, estos actores son Washington, Netanyahu y el "ejército" israelí. ¿Qué quiere cada uno de estos decisores en la guerra?

Antes de responder a eso, es útil revisar algunos ejemplos presentados en "Israel" en los últimos días, los cuales son puntos de vista y posturas aparecidas en la prensa durante meses.

En lugar de desvanecerse, estas posturas reforzaron con los desarrollos posteriores. Algunos medios de comunicación israelíes describieron como arrogantes las amenazas de los políticos y oficiales sobre la capacidad de "Israel" para causar daño a Hizbullah.

Algunos opinaron que, a pesar de que el norte de "Israel" está en llamas, la invasión del Líbano no resolverá nada y el precio será mucho mayor que el logro.

Para la vicepresidenta del Consejo de Seguridad de “Israel”, la guerra contra Hizbullah será más compleja y sus consecuencias mucho más difíciles para el país.

Tal vez esto sea una expresión moderada en comparación con lo dicho por el general de reserva Yitzhak Brik, quien declaró: "Si atacamos el Líbano, eso llevará a la destrucción del Tercer Templo".

La ecuación de costo-beneficio sigue presente ante el decisor israelí en cualquier ataque ampliado al Líbano. Pasar de una situación mala a una peor no es ciertamente lo que busca Netanyahu, a pesar de sus motivos para prolongar la guerra.

Causar un gran daño a la retaguardia y arriesgarse a destruir lo que queda de las bases sobre las cuales está asentado el estado sin que esto conlleve una solución definitiva al peligro de Hizbullah no solo aumentaría la indignación contra los niveles político y militar, sino también podría hacer perder la esperanza en la viabilidad de permanecer en Palestina y erosionar aún más su resiliencia.

En este sentido, el periódico Yedioth Ahronoth argumentó hace unos días que cualquier guerra total contra el Líbano resultará en muerte, destrucción y ruina, y el final inevitable será un acuerdo.

Por otro lado, consideró la disponibilidad de alcanzar ese tipo de acuerdo ahora en forma de un intercambio para liberar a los prisioneros, detener la guerra en Gaza y alejar a Hizbullah de la frontera.

En otras palabras, plantea la ecuación de costo-beneficio y sugiere que un acuerdo con Gaza y el fin de la guerra sería menos costoso y más efectivo que cualquier resultado obtenido mediante la guerra.

Hoy, ya no hay debate dentro de "Israel" y los funcionarios del gobierno y del ejército, expertos y retirados, reconocen la capacidad de Hizbullah de causar un daño sin precedentes en la retaguardia, en las instalaciones vitales y militares.

Sin embargo, la opción de la guerra es una amenaza, aunque a menudo viene acompañada de la opción de la diplomacia, lo cual es significativo. En este contexto, puede observarse que cuando los israelíes alcanzan el pico de la amenaza, descienden a un nivel medio de amenaza acompañado de diplomacia.

En el camino hacia la ampliación de la guerra, los funcionarios israelíes no carecen de motivos y razones explicados y analizados en profundidad   por Sayyed Hassan Nasrallah.

Una de las principales razones de esta tendencia es escapar de la esquina donde hoy “Israel” está acorralado, una situación descritas por los medios de la siguiente manera: el gobierno y el ejército son incapaces de liberarse de la trampa estratégica profunda extendida desde el pasado 7 de octubre.

Pero el dilema israelí no está limitado a esta descripción realista; el problema es que esta trampa es flexible y móvil, y sus límites pueden expandirse y profundizarse con la extensión de la guerra.

Esto es algo que el exministro de Relaciones Exteriores de Irán, Houssein Amir Abdullahian, advirtió de manera repetida en términos diplomáticos, lo cual lleva a pintar el escenario actual desde el primer discurso del Sayyed Hassan Nasrallah hasta el último, y hay una buena razón para esta revisión.

La trampa estratégica

Hay razones para creer que la decisión de “Israel” de dirigirse a la batalla de Rafah hace unas semanas, a pesar de las líneas rojas declaradas por Estados Unidos, es resultado de la necesidad de Netanyahu de prolongar la guerra y su incapacidad para asumir los costos y riesgos de esta ambición si avanza hacia el frente norte.

Netanyahu vinculó entonces la operación en Rafah con el argumento de lograr la victoria absoluta y desmantelar a Hamas, mientras una serie de artículos y filtraciones publicadas en la prensa israelí en ese momento socavaron este argumento, negaron la existencia de objetivos estratégicos detrás de esta operación, salvo los propósitos personales y privados de Netanyahu y algunos miembros de su coalición.

Con el reciente anuncio de Netanyahu y sus allegados sobre la inminente finalización de la operación en Rafah, además de las operaciones ampliadas en todo el sector de Gaza y el inicio de la tercera fase, la cual incluye operaciones focalizadas, lo cual conlleva la necesidad de reducir el número de tropas, unidades operativas y recursos allí, las instituciones política y militar no tienen muchas excusas ante el público israelí para no abordar el problema inminente del norte, donde el estado sufre humillación e insulto, según la descripción de algunas de sus élites.

La descripción de la situación actual de los resultados de la batalla Diluvio de Al-Aqsa después de más de ocho meses en varios frentes representa una introducción obligatoria para comprender la naturaleza de la trampa estratégica en la cual “Israel” queda atrapada en opciones amargas similares a las de un tablero de ajedrez amenazado con un jaque mate.

A continuación, presentamos algunos de los componentes más destacados del panorama actual:

Primero, la fecha de las elecciones estadounidenses representa un hito crítico y posiblemente fatal para la administración Biden en relación con los desarrollos vinculados al Diluvio de Al-Aqsa.

Desde ahora hasta las elecciones programadas para noviembre próximo, Netanyahu no es el único jugador en ejercer presión y chantaje sobre la administración estadounidense.

A pesar de todos sus intentos de posicionarse y parecer un mediador, Estados Unidos es y será el principal decisor en cuanto a la guerra.

Si esta administración Biden y el Pentágono detrás de ella tuvieran estimaciones de que los beneficios de una guerra contra Hizbullah superan los costos para sus intereses en la región, incluida la garantía de la seguridad de "Israel", habrían alentado a “Israel” a la guerra como sucedió en 2006.

Segundo, el escenario internacional sigue gobernado por las mismas ecuaciones influyentes en los intereses internacionales desde el inicio de la guerra ruso-ucraniana.

A pesar de todo el apoyo recibido por “Israel" del sistema occidental atlántico, las prioridades de este último en el contexto de la guerra rusa le impiden dedicar tiempo y atención a los deseos y caprichos de "Israel" y sus gobernantes.

Toda la retórica occidental e internacional, envuelta en un tono humanitario, advierte sobre las consecuencias de una guerra ampliada y las posibles catástrofes para los pueblos de la región, y expresa un temor a las repercusiones de esta guerra sobre los propios intereses occidentales.

En este sentido, hay preocupaciones compartidas entre Estados Unidos y la OTAN, como la seguridad de "Israel", cuestiones energéticas, comercio mundial y el riesgo de deslizarse hacia escenarios extremos. Sin embargo, también hay diferencias, como la posible amenaza a los intereses estadounidenses en la región si el conflicto crece.

Tercero, si "Israel" estuviera en una situación de estancamiento con reglas de enfrentamiento fijas (statu quo) debido a las confrontaciones con los frentes de apoyo, podría construir estimaciones basadas en alcanzar el pico de un arco en el indicador de condiciones adversas.

Pero una parte de su dilema es que no puede garantizar que la situación no empeorará debido al aumento de las operaciones de los frentes de apoyo, mientras persiste el estancamiento y el desgaste en el frente de Gaza.

Hay indicios de esto, como el descubrimiento de nuevos misiles y armas en Yemen y la amenaza de pasar a la quinta fase de operaciones. También lo mencionado por el jefe del consejo ejecutivo de Hizbullah, Hashem Safieddine, durante el funeral del mártir Abu Talib, donde dijo que Hizbullah intensificaría sus operaciones en términos de fuerza, cantidad y calidad.

Esto también fue reflejado en los discursos del secretario general de Hizbullah en los últimos meses, lo cual justifica revisar lo anunciado en su primer discurso después del Diluvio de Al-Aqsa.

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