Latinoamericanos
impulsan el auge inmobiliario de Miami
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Pagan buena parte del precio en
efectivo y después alquilan los apartamentos
Por ARIAN CAMPO-FLORES y CONOR DOUGHERTY
MIAMI—Las grúas han vuelto a hacer su
aparición en esta ciudad, que se transformó en el emblema del colapso
inmobiliario que dio inicio a la crisis financiera de 2008. En esta ocasión,
sin embargo, el auge en la construcción de apartamentos no es impulsado por el
crédito barato de los bancos, sino por
inversionistas extranjeros, muchos de ellos latinoamericanos.
Numerosos e
imponentes edificios de condominios estuvieron desocupados durante varios años
después del estallido de la burbuja inmobiliaria.
El valor de
los condominios se desplomó casi 60% desde su
punto máximo a su mínimo, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de
Miami. El financiamiento se esfumó tanto para los compradores como para los
desarrolladores.
Reuters
Un edificio
de condominios en construcción en el área de la Avenida Brickell en Miami, en
febrero.
Hoy, casi
todas las unidades que estaban vacantes se han ocupado y la demanda supera a la
oferta. Se han propuesto 118 torres de apartamentos para la zona de Miami, de
las cuales 35 ya se están construyendo, indica la consultora de bienes raíces Condo Vultures LLC.
Los 41
edificios propuestos para el centro de Miami agregarán 12.100 unidades, una
cifra muy por debajo de las 22.200 unidades construidas entre 2003 y 2008,
durante el auge inmobiliario, pero de todos modos un repunte significativo si
se toma en cuenta que la construcción en la zona céntrica de la ciudad estuvo
prácticamente paralizada hasta 2011. "Este
boom evoca la situación en que nos encontrábamos hace una década",
dice Peter Zalewski, principal de Condo Vultures.
Aunque el
crecimiento puede guardar parecidos con la burbuja de hace unos años, que sigue
siendo un recuerdo doloroso en Miami, los promotores inmobiliarios subrayan que
la vigorosa demanda internacional ha creado un nuevo modelo de financiamiento
en efectivo que, en su opinión, es más seguro que los créditos bancarios que
alimentaron el auge anterior. Normalmente, los
compradores tienen que pagar al menos 50% del precio antes de cerrar el
negocio, lo que significa que los propietarios perderían su dinero si abandonan
la transacción.
Bajo el
nuevo sistema de pago, los desarrolladores urbanos dependen más de los
depósitos de los compradores, y menos de la deuda, para financiar la
construcción, lo cual, señalan, coloca
los proyectos sobre bases más sólidas.
Además, las
firmas constructoras con menos experiencia quedan al margen, puesto que los
bancos se han vuelto más estrictos en cuanto a las iniciativas que financian.
El
desarrollador Carlos Melo utilizó ese modelo de financiamiento para construir
23 Biscayne Bay, una torre de 17 pisos que el año pasado se convirtió en el
primer edificio terminado en el nuevo ciclo. Melo dice que el proyecto está
totalmente vendido y 90% de los propietarios compraron las unidades como
inversión y las están alquilando. "Buscan colocar su dinero en un lugar
seguro", añade.
Alrededor de
85% y 90% de los compradores de apartamentos
nuevos son extranjeros, en su mayoría de América
Latina, estima Alicia Cervera Lamadrid, socia gerente de Cervera Real
Estate, que gestiona las ventas de 16 iniciativas. "La estructura de pagos
separó a los especuladores de los que están bien financiados",
apunta.
Un estudio
de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami divulgado en noviembre
estima que entre julio de 2012 y julio de 2013, los
venezolanos representaron el mayor grupo de compradores extranjeros de
inmuebles en Miami, con 14% del total. Brasileños y argentinos ocuparon el segundo lugar, con
11% cada uno, mientras que colombianos y canadienses
quedaron en el tercer puesto, con 8% cada uno.
Los
compradores dicen que se sienten atraídos por el ambiente cada vez más
cosmopolita y los elementos culturales de Miami como el museo Pérez Art Museum
Miami, que se dispone a abrir sus puertas el 4 de diciembre.
Además
consideran que estas inversiones son más seguras que dejar su dinero en lugares
donde impera una mayor volatilidad económica, como Argentina
y Venezuela.
El mercado
de condominios de alta categoría en Miami ha demostrado ser especialmente
vibrante y su desarrollo ha ido de la mano de la llegada de tiendas de lujo en
el distrito financiero Brickell, en el centro, y
el Design District al norte. Algunos de los
proyectos han atraído a arquitectos estrella como Zaha
Hadid y Bjarke Ingels.
Umberto
Mascagni, un italiano de 24 años que se mudó a Miami hace tres años para
estudiar negocios internacionales, pagó en agosto un depósito para un
apartamento de dos habitaciones de US$700.000 en una torre propuesta con vista
a Biscayne Bay, pero que aún no ha comenzado a construirse. Su padre y él
empezaron a invertir en bienes raíces en Miami en 2008 y ahora poseen seis
condominios adicionales que alquilan. "En los últimos dos años, el mercado ha
estado loco", asegura Mascagni, quien dice que está a la caza de
otras oportunidades de inversión, pero "siempre con los ojos abiertos, siempre
con cautela".
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