EEUU
cambia de bando y prefiere una alianza con la burguesía islámica de Irán y prescinde
del feudalismo saudita del Ryad . extraído de Aurora Digital.
Nota 1 del autor del blog : preferible es una alianza
con una burguesía islámica, que con unos
cuantos feudales ¿no? Se repite la historia de Teng Xiao Ping pero esta vez en Irán.
Nota 2 del autor del blog : si EEUU
abandona a su suerte a Arabia Saudita se le viene la primavera árabe. Es decir
la revolución burguesa anti feudal . son decenas de miles de norteamericanos
que los cuidan .y el petróleo ya no es tan importante para EEUU pues tiene su
gas de esquisto como para exportar, además las mayores reservas de petróleo están
en Venezuela y todo ese petróleo fluye a EEUU con un TLC de facto asimismo la
importancia de Israel como guardián del petróleo para occidente en Medio Oriente ya casi no tiene tanta
importancia.
El
camino de Teherán
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Oriente_Medio/55198/
Jonathan Spyer
Un informe
del periodista de investigación, que escribe desde Washington, Hussein Abdul Hussein, en el diario kuwaití “Al Rai” revela los pormenores de un canal
de comunicación indirecto de Estados Unidos con
Hezbollah.
El informe
llega, por supuesto, pisándole los talones al acuerdo provisional, alcanzado en
Ginebra, entre las potencias mundiales -aglutinadas en el Grupo 5 + 1- e Irán, que le permite a éste último seguir
enriqueciendo uranio.
Las noticias
sobre los detalles que están apareciendo también sugieren una división tajante entre EE.UU. y Arabia Saudita
sobre la política regional en general, y hacia Siria
en particular. Las autoridades sauditas están expresando oficialmente su alarma
por la dirección de la política estadounidense.
Echando leña
al fuego jubilosamente, algunos medios de comunicación asociados a Irán han
sugerido que Washington está tratando activamente de contener al jefe de
la inteligencia saudita, el príncipe Bandar bin
Sultan, que es partidario de una línea dura contra la interferencia
iraní en la región.
Mientras
tanto, se ha llegado a un acuerdo sobre la largamente postergada conferencia “Ginebra
2 “, para discutir la guerra en Siria.
La
conferencia se llevará a cabo porque los representantes de la oposición siria,
respaldada por Estados Unidos, abandonaron su exigencia de que el presidente
Bashar Assad no podría tener ningún papel en ninguna de las fases de transición
de gobierno en ese país.
¿Qué significa todo esto?
Hay un
número creciente de voces que perciben un proyecto que está tomando forma
detrás de todos estos detalles: es decir, un esfuerzo de la actual
administración de EE.UU. para convertir al régimen
iraní de adversario a socio.
El
método: acceder, parcial o totalmente, a las
principales demandas iraníes.
Echemos un
vistazo a cada punto con más detalle.
El informe
del generalmente fiable Abdul Hussein detalla el
mecanismo por el cual EE.UU. está hablando con
Hezbollah, a pesar de que esa organización ha sido incluida dentro de su
lista de grupos terroristas. Los que están llevando adelante la conversación
son diplomáticos británicos.
El canal de
comunicación entre funcionarios del Reino Unido
y el “brazo político” del movimiento fue restablecido recientemente, en
sintonía con la mejora de las relaciones entre Londres y Teherán.
Ahora sirve para transferir mensajes entre Washington y Teherán.
Una fuente
diplomática anónima, citada por Abdul Hussein, explicó que este diálogo fue “concebido
en correspondencia con los cambios en la región y el mundo, y con el potencial
retorno de Irán a la comunidad internacional”.
El
funcionario explicó que, debido a que EE.UU. no acuerda con la división
[británica, enteramente ficticia] de Hezbollah en dos alas: “ política” y “
militar”, el diálogo directo en la actualidad no es posible.
El informe
continúa señalando las ocasiones, en los últimos meses, en las que EE.UU. se vio en el mismo bando que
Hezbollah.
Uno de
ellos, muy notablemente, fue en junio pasado, cuando el ejército libanés, junto
a los combatientes de Hezbollah, luchó contra los partidarios del predicador salafista pro-Al Qaeda, Ahmad al Assir, en
la ciudad libanesa de Sidón. EE.UU. apoyó al
ejército, sin hacer referencia al papel clave desempeñado por los combatientes
de Hezbollah en la acción - que resultó en la derrota de al Assir -.
El otro fue la condena estadounidense de los
recientes atentados con explosivos de grupos vinculados a al Qaida contra la Embajada iraní en Beirut.
La condena,
muy destacada en el Líbano, no contenía ninguna referencia a la presencia de
los combatientes iraníes y de Hezbollah en Siria.
El informe
de Abdul Hussein, también nos dice que el “empeño” de EE.UU. hacia Irán no se
limita solamente al expediente nuclear. Más bien, incluso antes de que se
llegara a algún acuerdo global; Washington parece haber comenzado a desmantelar
prolijamente la estructura diplomática montada para tratar de contener las
ambiciones regionales de Irán.
Incluso
Hezbollah - el “proxy” de Teherán, que asesinó a 241 marines estadounidenses en
Beirut en 1983 - es ahora, evidentemente, es un sujeto conveniente para la
comunicación, como parte del retorno de Irán a la comunidad internacional.
Los informes
que hablan de los esfuerzos estadounidenses para contener a Bandar son algo menos confiables,
viniendo -de donde vienen - de los medios de comunicación pro-iraníes y pro
-Hezbollah (al Manar y la agencia de noticias Fars
asociada a la Guardia Revolucionaria iraní). Pero sin duda, las profundas
frustraciones sauditas con la dirección de la política de EE.UU. no son una
invención de los propagandistas pro - iraníes.
Nawaf
Obaid, un alto asesor de
la familia real saudita, acusó a Washington de engañar a Riad sobre el acuerdo
nuclear con Irán. “Se nos mintió, nos ocultaron las cosas”, dijo Obaid a una
audiencia en Londres, tal como fue citado por el The
Daily Telegraph.
Luego
prometió la continua resistencia saudita frente a las maquinaciones de Irán en
la región. En particular, expresó la determinación de Arabia Saudita para hacer
retroceder a los iraníes en Siria.
“No podemos aceptar a
la Guardia Revolucionaria correteando en Homs”, dijo el asesor.
Pero este
tono desafiante aparece en marcado contraste con la posición que está
desarrollando EE.UU.
Se ha
programado que la conferencia de Ginebra 2 se lleve a cabo el 22 de enero. Es
un asunto patrocinado por Estados Unidos. Aún no está claro si el propio Irán
estará allí. Pero lo que está claro es que la
conferencia se llevará a cabo en su totalidad de acuerdo con el orden del día
del régimen de Assad y sus partidarios.
Eso es - la
Coalición Nacional Siria, respaldada por Estados Unidos, enfrentará
directamente al régimen; mientras que el gobierno de Assad rechaza ahora de plano cualquier idea de dimisión.
Canturreando
la vieja retórica baasista, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria
dijo, en un comunicado, que “ La delegación oficial siria no va a
Ginebra a entregar el poder... La era del colonialismo, con la instalación y el
derrocamiento de gobiernos, ha terminado. Deben despertarse de sus sueños”.
Los rebeldes
armados no van a enviar representantes a la conferencia.
Financiados
y armados por Arabia Saudita y Qatar, han
formado un nuevo “Frente Islámico” que está luchando contra el régimen en torno
a Damasco, en Alepo y en la región fronteriza de
Qalamoun. La ventaja militar continúa en flujo y
reflujo.
Pero el fuerte
contraste entre la diplomacia, encabezada por Estados Unidos, y los
acontecimientos sobre el terreno es un claro recordatorio de hasta que punto la
posición de Washington se ha alejado de la confrontación, lejos de Riad - y en dirección a Teherán.
Assad ha
recuperado la suerte en el transcurso de 2013, principalmente debido a la
asistencia masiva que ha recibido de Irán. Washington, que apoya oficialmente a
la oposición, parece estar patrocinando una conferencia que coronará ese logro.
Entonces,
¿está EE.UU., de hecho, cambiando de
bando en la disputa entre Irán y las fuerzas regionales que buscan contener y
hacer retroceder su avance?
Michael
Doran, del Instituto Brookings, sugirió que Washington está en la
primera fase de la búsqueda de una “asociación estratégica”
con Irán, una “entente cordiale” que vería a una alianza entre EE.UU. e
Irán como formando una pieza clave de la estabilidad regional.
Si esto es
realmente lo que el cúmulo de pruebas detalladas anteriormente presagia;
entonces el Oriente Medio se dirige hacia un periodo
verdaderamente peligroso. Como Doran también señala, no hay razón alguna
para pensar que los planes de Irán para la hegemonía regional hayan sido
abandonados.
El efecto de
las propuestas de Estados Unidos a Teherán y el debilitamiento de los aliados
será el de alimentar el apetito de los iraníes. Esto servirá para que
intensifiquen sus continuos esfuerzos de expansión.
Los
esfuerzos correspondientes de otras potencias regionales, principalmente Israel
y Arabia Saudita para resistir este proceso también aumentarán.
A su vez, es
probable que esto signifique una mayor inestabilidad en toda la región - y
también una eventual colisión directa podría resultar.
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