Avance
genético promete revolucionar el tratamiento del cáncer
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Por RON WINSLOW
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Jesse Neider
for The Wall Street Journal
En 2010, los doctores le dijeron a Kellie Carey que tenía tres meses de vida. La mujer, que tiene cáncer de
pulmón, sigue luchando hoy gracias a un medicamento específicamente
desarrollado para su tipo de tumor.
El doctor de
Kellie Carey finalmente dejó de esquivar sus preguntas sobre cuánto tiempo le
quedaba de vida seis semanas después de haberle diagnosticado un cáncer de
pulmón.
"Quizás
tres meses", le dijo en su consulta en mayo de 2010, recuerda Kellie.
Y a día de
hoy sigue viva, a modo de testimonio de la extraordinaria década de progresos
en la lucha de la ciencia contra el cáncer de pulmón.
Las pruebas
revelaron que Kellie padecía un extraño
tipo de cáncer que los investigadores habían descubierto solamente tres años
antes al descifrar su código genético. A los 45
años de edad, Kellie decidió en 2010 tomar un medicamento que Pfizer Inc. PFE -0.82% estaba ensayando en aquellos
momentos para esa variante concreta de cáncer. Al identificarla, el medicamento
probablemente dio a Kellie más años de vida que los que le hubiera dado la
quimioterapia, asegura su doctor.
Esto es
excepcional ya que durante décadas el cáncer de pulmón ha resistido todos los
esfuerzos por alargar la vida media de los pacientes, incluso en unas pocas
semanas.
Pero la
explosión de conocimiento sobre las mutaciones genéticas que causan los tumores
es hoy la primera promesa real de una medicina que puede controlar el que se
considera el cáncer más común y más letal.
Kellie padece una de las al menos 15
variaciones de cáncer de pulmón identificadas en la actualidad y casi todas
ellas eran desconocidas para los científicos hace sólo diez años. Los investigadores han descubierto
esas variaciones, la mayoría en los
últimos cuatro años, al descodificar el ADN de los tumores.
Las nuevas
variantes encontradas han llevado a importantes centros oncológicos a modificar
sus tratamientos y se ha desencadenado una carrera entre las farmacéuticas por
encontrar los medicamentos que mejor combaten cada una de ellas de forma
específica.
Los doctores
hablan ahora de una "medicina de precisión" en la que estos
medicamentos pueden tratar el cáncer de manera mucho más eficaz que la
quimioterapia, que es más general.
"Estamos
asistiendo al comienzo de una revolución en terapias", señala Janet
Woodcock, directora del centro de evaluación e investigación de
medicinas de la Dirección de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus
siglas en inglés).
Una de las
señales de que la revolución está en marcha es que en junio de 2013 un estudio
desveló que los pacientes que habían sido tratados con fármacos que
específicamente atacaban a las variaciones genéticas del cáncer de pulmón que
padecían vivían 1,4 años más que los pacientes que se sometieron a
quimioterapia y cuyo cáncer no había sido analizado genéticamente.
De hecho, el
cáncer
de pulmón ya no es un diagnostico común, sino que es una creciente lista de
extraños cánceres que requiere, cada uno, un régimen específico de medicinas.
"Es probable que
más de la mitad de los tumores tengan alteraciones que podemos atacar con un
medicamento", explica John V. Heymach, especialista en cáncer
de pulmón del MD Anderson Cancer Center, en
Houston. "No todas ellas tendrían el mismo éxito, pero sabemos que
en muchos casos un agente enfocado funcionará muy bien".
Lo mismo
ocurre para otros males. En los últimos años, los científicos han descifrado el ADN de tumores de mama, colon, riñón,
piel y otros cánceres y han descubierto variaciones que anteriormente no sabían
que existían.
Diversos
hospitales de investigación, como MD Anderson, la Universidad Vanderbilt y el Hospital General
de Massachusetts se encuentran entre el creciente número de centros
oncológicos que descodifican de forma rutinaria el ADN de los tumores de sus
pacientes.
La lista de
nuevas variaciones ha revitalizado a la industria farmacéutica, con empresas
como Pfizer, Roche Holding AG ROG.VX +0.21% y Merck & Co compitiendo para desarrollar
medicamentos que combatan a cada una de esas variantes.
El año
pasado se desarrollaron clínicamente
cerca de 1.000 fármacos contra el cáncer, un 52% más que en 2006, según la
Asociación Americana de Investigación y Producción Farmacéutica. La "mayor
parte" de este incremento corresponde a medicamentos que combaten
mutaciones genéticas concretas, indica Bill Chin, director de regulación de la
asociación.
Tres nuevos
medicamentos están disponibles en el mercado para el tratamiento de mutaciones
genéticas recientemente identificadas. Docenas más están en fase de ensayo
clínico.
Al menos la mitad de los 27 fármacos en la actual lista
de tratamientos oncológicos en desarrollo clínico de Novartis
AG NOVN.VX +0.95% son específicos para mutaciones de cáncer. La
medicina de precisión "esta cambiando fundamentalmente la manera en la que
pensamos sobre el desarrollo de tratamientos oncológicos", asegura Hervé Hoppenot, presidente de la filial de oncología de
Novartis.
El
diagnóstico de Kellie en 2010 llegó justo en el momento en que todo comenzaba a
cambiar. La montaña rusa de remisiones y recaídas en el cáncer que vivió en los
siguientes tres años son una muestra de las promesas y deficiencias de la
medicina de precisión.
Kellie, que
trabajaba en un negocio de venta de jets privados, sufrió una convulsión
mientras estaba en el gimnasio. Los médicos descubrieron un nódulo en uno de
sus pulmones que se había extendido al cerebro. Cirugía y radiación trataron el
tumor cerebral.
Pero cuando
su médico residente le anunció que probablemente le quedaban tres meses de
vida, "definitivamente pensé que no quedaban más opciones", explica.
En 2010 y
después de tres décadas de investigación, la sobrevivencia promedio de un
paciente con cáncer de pulmón había mejorado únicamente en un mes hasta ocho meses, señala el doctor Heymach, del MD
Anderson.
Kellie
encontró esperanza en las noticias de un nuevo fármaco que Pfizer estaba
ensayando contra un tipo de cáncer que los investigadores habían descubierto en
2007. Este cáncer estaba provocado por una mutación del denominado gen ALK,
que habitualmente desempeña un papel en
el desarrollo del cerebro, y Kellie quiso saber si se trataba del suyo.
En 2010, la
medicina de precisión era aún tan incipiente que Kellie tuvo que ser
inusualmente insistente. Eran muy pocos los doctores que hacían pruebas a los
tumores en busca de mutaciones.
Ella tuvo
que suplicar que le hicieran esa prueba.
"¿Estás ayudando a
salvar mi vida o esperando a que me muera?", recuerda haberle preguntado a su
médico.
La mutación
del gen ALK era sólo la segunda de las alteraciones que los investigadores
habían identificado hasta aquel momento. La primera había sido la del gen EGFR en 2004,
que había espoleado la búsqueda de más mutaciones.
La de Kellie
resultó ser la del gen ALK, que representa sólo un 5% de los casos de cáncer de pulmón.
De nuevo la insistencia la llevó a conseguir el medicamento Xalkori, cuyo genérico es el
crizotinib, y que Pfizer estaba ensayando en varios pacientes con
impresionantes resultados. Tras conseguir participar en uno de esos ensayos en
la Universidad de Chicago, al cabo de seis semanas dos de los tres nódulos de
sus pulmones habían desaparecido y el tercero se había reducido de forma
significativa.
Las
autoridades americanas autorizaron el medicamento de Pfizer
en 2011, tras haberlo ensayado en 250 pacientes,
y sólo cuatro años después de que se descubriera la mutación del gen ALK.
Kellie comenzó ese mismo año a comprar la medicina, que era cara —actualmente Pfizer cobra US$10.800 al mes por ella— pero cuyo
seguro cubría.
Este tipo de
precios genera cuestiones sobre si la medicina de precisión es asequible. Sin
embargo es cierto que su costo y la velocidad con la que estas medicinas llegan
al mercado han comenzado a cambiar la economía del desarrollo farmacéutico.
"La
medicina de precisión requiere que la gente cambie su manera de ver las
oportunidades", asegura Mace Rothenberg,
que dirige el desarrollo clínico oncológico de Pfizer.
En lugar de aplicar un medicamento al mayor número posible de pacientes,
es posible "demostrar un valor muy significativo del fármaco al paciente,
el doctor, los pagadores y la compañía".
El
descubrimiento de nuevas mutaciones
se aceleró y actualmente ya se conocen
15, que representan alrededor del 60% de todos
los cánceres de pulmón. Los expertos esperan identificar más.
La medicina
de precisión no es una cura. Un tumor con una mutación concreta no siempre
responde a un medicamento específico para combatirlo. El medicamento suele
reducir el tamaño del tumor en unas semanas, pero éstos pueden hacerse
resistentes y volver a crecer.
El cáncer de
Kellie reapareció a principios de 2012. Un análisis de su tumor mostró que la
mutación del gen ALK todavía está activa.
Los doctores
creen que muchos pacientes necesitarán una combinación de medicamentos de
precisión y quimioterapia. "El tumor seguirá esquivando nuestras
terapias", asegura Trever Bivona, investigador del cáncer de
pulmón en la Universidad de California San Francisco. "Acabaremos utilizando
terapias combinadas".
En la
primavera de 2012, Kellie dejó el crizotinib porque necesitaba otra ronda de
radiación cerebral y una vez superada, volvió a tomar la medicina.
Ese mismo
año, el interés de las farmacéuticas por desarrollar fármacos de precisión se
aceleró y hoy en día se está ensayando con al menos tres "nuevas generaciones de
crizotinib". Kellie participa en uno de esos ensayos que está
llevando a cabo Ariad Pharmaceuticals Inc. ARIA
-0.54%
No todos los
pacientes pueden participar en pruebas clínicas. Los medicamentos de precisión
sólo están aprobados para las alteraciones de los genes ALK y EGFR. Un paciente
con una mutación diferente debe buscar un fármaco en desarrollo e intentar
participar en sus ensayos.
Para varias
de las 15 variantes de cáncer de pulmón todavía no se conoce una medicina
prometedora.
En su
revisión del pasado mes de julio, el doctor que trata a Kellie le anunció que
el nuevo régimen de medicamentos está evitando que el tumor de sus pulmones
avance.
"Cuando
miro atrás, me sorprendo del ritmo de todo esto", dice. "Mi calidad
de vida es extraordinaria. La ciencia y las respuestas positivas que he
encontrado... Ahora no estaría viva sin ellas", concluye.
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