Ahora
es un buen momento para Al-Qaeda para reclutar militantes en Egipto extraído
del diario la Nación
El
islamismo mira a Egipto en busca de pistas sobre cómo será su futuro
http://www.lanacion.com.ar/1613726-el-islamismo-mira-a-egipto-en-busca-de-pistas-sobre-como-sera-su-futuro
La pérdida
del protagonismo político de los Hermanos Musulmanes podría dejar lugar al
ascenso del extremismo
Por Ricard González | Para LA NACION
EL
CAIRO.- "El
peor momento llegará cuando nuestra sangre empiece a correr." Así
respondió el ex presidente islamista egipcio Mohammed
Morsi a uno de sus asistentes cuando, en una de las crisis políticas de
su mandato, le preguntaba si aquélla sería la fase más crítica de la
presidencia. El comentario de Morsi sintetiza a la perfección la visión del
mundo de los líderes de los Hermanos Musulmanes, con más experiencia en el
funcionamiento de las cárceles que en la gestión política.
Después de
la durísima represión que siguió al derrocamiento de Morsi por un golpe de
Estado, el 3 de julio pasado, sus
palabras parecen proféticas. O quizá podría tratarse de una predicción
autocumplida. Porque la tendencia de los Hermanos a la introversión, su
completa desconfianza hacia sus adversarios, les impidió tejer complicidades
más allá de su movimiento, dejándolos solos y aislados, a merced de los
golpistas.
Con sus
líderes arrestados y víctimas de una brutal campaña mediática en su contra, los
Hermanos Musulmanes, y en general el islamismo político egipcio, se encuentran
acorralados. Y todo ello es observado
con gran atención por los movimientos islamistas del mundo árabe, ya que,
por su dimensión demográfica e histórica, lo que sucede en Egipto acaba
afectando a toda la región.
Los Hermanos
están acostumbrados a la represión y la clandestinidad. Ésa fue la tónica dominante
de sus 85 años de historia. Sin embargo, el Estado nunca había golpeado tan
fuerte a la organización desde la revolución de 1952, liderada por Gamal Abdel
Nasser.
Ni tan siquiera el ex presidente
Hosni Mubarak, reciente bestia negra de los islamistas, se había atrevido a
cruzar la línea roja que suponía detener al guía supremo de la organización.
Gracias a
sus victorias electorales en estos dos años y medio de convulsa transición, la
cofradía desempeñó un rol de liderazgo dentro del movimiento islamista. No
obstante, su descabezamiento, probable ilegalización y el posible ascenso del
jihadismo ponen en cuestión su papel hegemónico.
Y es que el
islamismo egipcio es hoy más que los Hermanos Musulmanes. La revolución de
2011, y el consiguiente proceso de liberalización política, permitió a los
islamistas operar con total libertad, y se crearon decenas de nuevos partidos y
asociaciones.
De ellos, el más poderoso es el Partido Al-Nour, de tendencia salafista, una rama
ultraconservadora del islam. Situados a la derecha de los Hermanos, su gran
competidor electoral, hicieron gala de
un agudo pragmatismo político, pues bendijeron el golpe de Estado con la
esperanza de reemplazar a la cofradía como principal movimiento islamista.
JIHADISMO
EN ASCENSO
El tercer
gran actor dentro del espectro político islamista actual es el jihadismo. Los
expertos están preocupados ante la posible radicalización de los jóvenes de los
Hermanos Musulmanes. Históricamente, la relación entre la cofradía y los grupos
jihadistas fue de vasos comunicantes. Con sede
en la península del Sinaí, el islamismo radical y violento está dividido en una
quincena de grupúsculos unidos por una ideología que bebe de las fuentes de
Al-Qaeda.
Todos ellos
están envalentonados, pues sienten que el golpe de Estado y la represión del
islamismo moderado les otorga una ocasión de oro para erigirse en los
defensores de un islam asediado. "Ahora es un buen momento para Al-Qaeda
para reclutar", sostiene Khalil Anani,
un catedrático especializado en islamismo. Se teme que, gracias a los nuevos
reclutas, el jihadismo puede ampliar su
ámbito de actuación del Sinaí a las ciudades.
"Es cuestión de tiempo que haya una gran explosión en El Cairo",
afirma el experto antiterrorista Brian Fishman.
El resultado
de la pugna entre el islamismo pragmático de los Hermanos Musulmanes, el
ultraconservador de los salafistas y el violento de los jihadistas de Al-Qaeda
puede marcar durante los próximos años la evolución de esta poliédrica
ideología no sólo en Egipto, sino en toda la región. Y es que estos tres
actores están presentes en la mayoría de los países árabes con diferentes
nombres, pero con una misma lucha por liderar este heterogéneo movimiento
transnacional.
Después de
décadas de represión y exilio, y de asumir una ética de resistencia, la caída o
liberalización de varias dictaduras árabes ofrecieron al islamismo político una
oportunidad de oro de pasar de la oposición al gobierno de sus países. Una vez
consumada esa evolución en Egipto, Túnez y Marruecos, la "primavera
árabe" tenía el potencial de anclar en el sistema democrático al islamismo
mayoritario, clavando una daga en el corazón de Al-Qaeda.
Las
manifestaciones pacíficas de miles de jóvenes habían conseguido en poco tiempo
derrotar a regímenes a los que Al-Qaeda apenas hizo temblar con sus bombas. Sin
embargo, la asonada en Egipto puede alterar esta ecuación, dando alas a la
franja radical del islamismo que aboga por la lucha armada..
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