España y Francia reconocen a Palestina
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La
UE se divide ante la decisiva votación en la Asamblea General de la ONU
Rajoy zanja el debate interno y de decide por el sí
frente a la abstención
Miguel González / Miguel Mora Madrid / París 27 NOV 2012
- 21:17 CET579
Rajoy y Erdogan pasan revista a las tropas en el Palacio
de la Moncloa. / Foto: ULY MARTÍN
La
incipiente política exterior de la UE ha vuelto a naufragar en las procelosas
aguas de Oriente Próximo. Ante su impotencia para consensuar una
posición común sobre la admisión de Palestina como Estado observador no miembro
de la ONU —lo que equivale políticamente al reconocimiento del Estado
palestino— los 27 socios han optado por
tirar cada uno por su lado.
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España
y Francia decidieron este martes dar un paso al frente y respaldar la causa del
presidente palestino, Mahmud
Abbas, que el jueves presentará su candidatura ante la Asamblea General de
Naciones Unidas.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, anunció ante la Asamblea Nacional de
su país que, “cuando la cuestión [del reconocimiento del Estado palestino] se
plantee, Francia dirá sí, por coherencia”.
Por su parte, el presidente español, Mariano Rajoy, evitó adelantar el sentido del voto
español, apelando a que aún no conocía el texto definitivo de la propuesta de
resolución, pero desgranó los argumentos que justifican el apoyo al Estado
palestino.
El Gobierno, declaró, en una rueda de prensa conjunta con
el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan,
que es partidario de “una solución
negociada, justa, global y duradera” para el conflicto árabe-israelí, con
“dos Estados que convivan en paz, seguridad y prosperidad”. Ésta ha sido la
posición tradicional de España, recordó Rajoy, quien subrayó que goza además de
una amplio respaldo en la opinión pública y del apoyo de la totalidad de las
fuerzas políticas.
Rajoy se remitió incluso a la resolución aprobada el
pasado día 22 por el Parlamento europeo, que instó a los 27 a apoyar la
concesión a Palestina de un nuevo estatus en Naciones Unidas, aunque obvió que
la mitad de los eurodiputados del PP votaron en contra o se abstuvieron. Erdogan, que acababa de abordar este asunto con
Rajoy, mostró su “convicción total” de que España votaría a favor.
Más allá de la ambigüedad de Rajoy, fuentes
gubernamentales confirmaron a EL PAÍS que el presidente ha zanjado el debate
interno y ha optado por el voto positivo, tras haber deshojado en las últimas
semanas la margarita entre el sí y la abstención. Responsables del Ministerio
de Asuntos Exteriores y del Departamento de Internacional de Presidencia del
Gobierno mantuvieron varias reuniones para fijar la posición española —la
última de ellas el pasado domingo—; en medio de fuertes
presiones por parte del primer ministro israelí,
Benjamin Netanyahu, que habló dos veces con Rajoy, y de los países
árabes, que movilizaron a sus embajadores en Madrid.
Pese a ello, fuentes gubernamentales negaron la
existencia de tensiones entre Moncloa y el Palacio de Santa Cruz y recordaron
que el jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas
—a quien fuentes diplomáticas situaban ente los partidarios de la abstención—
negoció en nombre del PP con la entonces ministra de Asuntos Exteriores, la
socialista Trinidad Jiménez, el ingreso
de Palestina en la Unesco en octubre del año
pasado.
La número dos del PSOE,
Elena Valenciano, a quien este martes llamó el
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel
García-Margallo, para consensuar la posición española en la ONU, celebró
que, “aunque tarde, el Gobierno haya tomado finalmente la decisión correcta”.
Austria anunció también su voto favorable a la propuesta
palestina, sumándose a una lista que integran Irlanda,
Portugal, Malta, Luxemburgo o Bélgica.
En el bando del no
se alinean República Checa, Holanda o Italia, mientras que Reino Unido y
Alemania, que aún no se han pronunciado, podrían abstenerse.
El Estado palestino, que el año pasado vio rechazado su
ingreso como miembro de pleno derecho de la ONU —ante el veto de EE UU en el
Consejo de Seguridad— tiene asegurada ahora la victoria en la Asamblea General,
donde cuenta con unos 140 de los 193 miembros,
según fuentes palestinas. Una victoria pírrica, pues esta solo puede otorgarle
un estatuto devaluado, el de Estado observador no miembro, el mismo que tiene
el Vaticano.
Aun así, Israel ha
emprendido una intensa campaña diplomática para atraer a los países europeos a
su bando, en el que ya figura Washington. Y no solo por razones políticas,
sino porque la UE aporta el 50% de los fondos que la comunidad internacional
destina a Palestina. EE UU ya ha anunciado que suspenderá la entrega de fondos
al Gobierno de Ramala e Israel ha amenazado,
entre otras represalias, con suspender la entrega de los impuestos que recauda
en su nombre, por lo que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) podría verse
abocada al colapso financiero. Catar, entre otros países árabes, ha prometido
apoyo económico a Abbas para evitarlo.
El
punto más peliagudo para Israel es el que el nuevo estatuto
permitirá a Palestina acceder a las agencias de la ONU y, en particular, a la Corte Penal
Internacional (CPI). EE UU y varios países europeos han presionado a
Abbas para que renuncie expresamente a denunciar a Israel ante los tribunales
internacionales, pero este se ha negado en redondo, por considerar que se trata
de un derecho irrenunciable. Solo se ha mostrado dispuesto a aparcarlo
temporalmente; o reservarlo para por crímenes cometidos a partir del ingreso de
Palestina en la ONU. Aunque Israel no
reconoce a la CPI, teme que una orden internacional de detención contra de sus
dirigentes les confine en su propio país.
Ante la división de la UE, Margallo y su homólogo holandés, Frans Timmermans, han impulsado una
declaración que sería difundida inmediatamente después de la votación de la ONU
y suscrita por los 27 para intentar recomponer los platos rotos. La UE animará
a israelíes y palestinos a reanudar las negociaciones de paz en enero, después
de las elecciones isralíes y del relevo de Hillary Clinton al frente de la
diplomacia estadounidense.
………………………………….
EE UU advierte de que la votación es un paso
atrás para los palestinos
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Estados Unidos todavía no ha anunciado oficialmente su
voto
Antonio Caño Washington 27 NOV 2012 - 21:42 CET25
Estados Unidos considera un paso atrás la decisión de la
Autoridad Palestina de solicitar su reconocimiento como estado observador en la
Asamblea General de Naciones Unidas y, aunque no ha anunciado
oficialmente su voto, es seguro que se pronunciará en contra en la sesión que
este jueves se celebrará en Nueva York. Pese a que la Administración de Barack
Obama intentará compensar esa posición con un nuevo intento de revitalizar las
conversaciones de paz, la votación puede acarrear represalias de parte del
Congreso norteamericano.
Esta histórica sesión de la ONU, en la que los palestinos
cuentan de antemano con votos suficientes como para ser aceptados como miembros
de la Asamblea General sin categoría de estado de pleno derecho, está cargada
de reminiscencias del pasado y de mensajes sobre el difícil presente y el
imprevisible futuro. Para EE UU es, además, una muestra de lo complicado que
resulta su papel de promotor de la paz mientras conserva su compromiso con la
protección de Israel.
La votación se producirá exactamente el mismo día en el
que, 65 años antes, esa misma Asamblea General, aunque entonces con 57 países
miembros, votó a favor de la partición de la colonia británica de Palestina en
dos estados: uno para los árabes y otro para los judíos. Los árabes rechazaron
esa decisión e iniciaron una guerra que perdieron.
Tanto han cambiado las cosas desde entonces que ahora los
palestinos, no solo no aspiran a tener la mitad de aquella Palestina, sino un
mero reconocimiento testimonial de su soberanía sobre un territorio mucho menor
en Cisjordania y Gaza. Pero algo no ha cambiado: la incapacidad de ambos bandos
para encontrar un mínimo espacio de entendimiento.
Para EE UU es una muestra de lo complicado que resulta su
papel de promotor de la paz mientras conserva su compromiso con la protección
de Israel
La votación en la ONU es, en realidad, la certificación de que nada se ha
conseguido en 65 años por el camino de la negociación. Con ese nuevo
estatus, la Palestina que sea reconocida como observador tendrá, entre otras
ventajas simbólicas, acceso al Tribunal Internacional de Justicia, donde Israel
podría ser eventualmente condenado por abusos en los territorios ocupados. Eso
puede reafirmar la legitimidad de la causa palestina y acentuar el aislamiento
diplomático de Israel, que, con el voto de la mayoría de los países europeos a
favor del reconocimiento palestino, quedará únicamente con EE UU como gran
valedor.
Pero, desde el punto de vista norteamericano, ese gesto,
pese a toda su fuerza simbólica, no permitirá ningún progreso en lo que
realmente se necesita: una solución pactada para que los palestinos tengan de
una vez su estado independiente. “Creemos que es un error”, ha comentado la
portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
“Esto no va a acercar a los palestinos a un estado propio”.
Israel ha amenazado con represalias
como el reinicio de algunas construcciones de asentamientos en territorios
palestinos. EE UU, que ya congeló los fondos de ayuda a los palestinos cuando
éstos fueron aceptados en la UNESCO y, el año pasado, cuando solicitó su plena
aceptación como estado en la ONU, podría ahora tomar medidas similares.
Aparentemente, no es ese el camino preferido por la
Administración, pero sí es el que exige el Congreso, donde el apoyo a Israel es
más explícito y más incondicional. El Gobierno de Obama ha renunciado a la vía
de las presiones a los miembros de la Asamblea para que el reconocimiento de
los palestinos no prospere. Entre otras cosas, porque sería inútil. De los 193
miembros de la ONU, 132 han reconocido ya al estado palestino. La única duda sobre la votación de mañana es la magnitud de
la derrota de Israel y EE UU.
Para la diplomacia norteamericana eso constituye,
indudablemente, un revés, en la medida en que va a enconar los ánimos de los
principales protagonistas del conflicto, pero no cambia esencialmente la
estrategia de Obama. El presidente estadounidense seguirá apostando por el
presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que hablará ante la
Asamblea antes de la votación, como su mejor opción para una solución
negociada.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, lo dejó claro
en su visita de la pasada semana a la zona, en la que incluyó una escala en
Ramala para entrevistarse con Abbas, pese a que era evidente que éste no tenía
ningún papel en la crisis de ese momento, la guerra en Gaza. El cese del fuego
obtenido dejó a Hamás en una posición fortalecida, lo que, a su vez, desde la
perspectiva de Washington, hace más necesario que nunca el fortalecimiento de
Abbas.
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