La
iglesia católica entra en campaña a favor de los candidatos implicados en el
caso Lava Jato de Brasil y en contra de los candidatos nuevos para justificar
su sueldo de US$9000 mensuales, sostiene que votar por los candidatos nuevos es
pecado, el arzobispo recibe dinero del Estado: gana el 80% del sueldo de un
viceministro (D.S.146-91 de Fujimori,
la sra Keiko no esta implicada en este caso, la foto es referencia
el 2do es PPK el tercero es el dr Alan Garcia, el cuarto es Alejandro Toledo
Votar
y pecar
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-votar-y-pecar-2242482
Luis
Davelouis:
“Hay
candidatos […] que han dicho abiertamente, como Alfredo
Barnechea y Verónika Mendoza, que están a favor del aborto y del matrimonio gay.
Un católico no puede votar
por ellos. ¡Es pecado!”, clama el arzobispo de Arequipa, Javier del Río.
El cura predica lo que considera bueno según sus creencias, le habla a gente
que comparte su fe y uno es libre de creer lo que quiera y expresarse en
consecuencia siempre que no jorobe al resto.
Aunque lo
que diga Del Río me parezca una necedad, él se está expresando como cualquier
ciudadano. Llama a no votar por determinados candidatos en razón de su fe como
otro ciudadano podría llamar a no votar por alguien “porque es pro terrorismo”
o “porque se cree marqués” o “porque su viejo no ha pagado un sol de reparación
civil al Estado”.
La
diferencia está en que el arzobispo recibe dinero del Estado: gana el 80% del sueldo
de un viceministro (D.S.146-91 de Fujimori, quien llegó al poder con
el voto evangelista: desleal desde el principio). El arzobispo, por lo tanto,
debería cerrar el pico porque, para todo efecto práctico, el sueldo se lo pagamos todos, incluyendo Bernechea y
Mendoza. Puede recomendar y desaconsejar, pero no amenazar. Y exclamar
“¡es pecado!” es una amenaza; que uno no se la crea es otra cosa.
Del Río está
acostumbrado a que le hagan caso. Un lubricado congresista (va a la reelección)
mantiene una posición “pro vida” y “antimatrimonio igualitario” solo para
retener el apoyo del arzobispo. El congresista –cuyo sobrino gay está
felizmente casado en EE.UU.– sería más decente si de verdad se lo creyera. Y
sería más decente que Del Río, en lugar de estar desperdigando odio a minorías
y mujeres violentadas, se hiciera cargo de encontrar y acusar a los curas de su
diócesis que anden tocando niños y adolescentes de forma inapropiada.
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