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jueves, 7 de abril de 2016

La muy frágil recuperación de Europa y el débil crecimiento de EEUU retrasando o terminando el aumento de las tasas de interés de la FED hace que un poquito de dinero vuelva a los emergentes dándoles un momentito de alivio en sus alicaídas economías, pero eso termino en Perú, no tanto por la economía sino por la incertidumbre política.//Por RICHARD BARLEYencontrado en el WSJ

La muy  frágil recuperación de Europa y el débil crecimiento de EEUU retrasando o terminando el aumento de las tasas de interés de la FED hace que un poquito de dinero vuelva a los emergentes dándoles un momentito de alivio en sus alicaídas economías, pero eso termino en Perú, no tanto por la economía sino por la incertidumbre política.

Los mercados emergentes disfrutan de un momento dulce, pero ¿durará?

http://lat.wsj.com/articles/SB11971805258026393649304581647882051499372?tesla=y




La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.


La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. PHOTO: ASSOCIATED PRESS

Por RICHARD BARLEY

jueves, 7 de abril de 2016 19:03 EDT

Los inversionistas de mercados emergentes han tenido, finalmente, motivos para celebrar.
Las divisas, los bonos y las acciones han repuntado y el dinero ha estado llegando.

El problema es que los fundamentos para justificar el optimismo son débiles.

Los respiros de alivio de los gestores de fondos son entendibles.

El pesimismo sobre estos activos resultó exagerado y los mercados emergentes se han recuperado, al menos en parte.
El índice MSCI Emerging Markets acumula un alza de 1,9% este año, en comparación con una caída de 2,5% del índice mundial de mercados desarrollados.

Las monedas han repuntado. El real, por ejemplo, ha subido 7,4% frente al dólar, el rublo ruso 5,8% y la lira turca 1,9%. El desempeño de los bonos de economías emergentes denominados en dólares y en moneda local también ha mejorado.


El dinero que ingresa a los fondos dedicados a los mercados emergentes alcanzó en marzo US$36.800 millones, su mayor nivel en 21 meses, según los cálculos del Instituto de Finanzas Internacionales. El banco estadounidense J.P. Morgan señala que los inversionistas han sumado la mayor cantidad de posiciones en bonos en moneda local y divisas de países emergentes desde que empezó a encuestarlos en 2001.

No obstante, una buena parte del repunte tiene que ver con las decisiones de los bancos centrales de los países desarrollados y, en particular, la aparente renuencia de la Reserva Federal de Estados Unidos a subir las tasas de interés todo lo que se preveía.

El debilitamiento del dólar ha provisto un respiro. Una política más expansiva de la Fed, relativa a las expectativas, les otorga a los bancos centrales de las economías emergentes un mayor margen de maniobra a medida que se alivia la presión a la baja sobre sus monedas.

Esta especie de tregua monetaria también ha allanado el camino de los mercados y alentado el apetito por el riesgo. El índice VIX de volatilidad accionaria alcanzó la semana pasada su menor nivel desde mediados de 2015, antes de que un mal ejecutado cambio en la política cambiaria china hiciera cundir el pánico en los mercados. No obstante, en la medida que la política monetaria está volviendo a suprimir la volatilidad, no hace más que aplazar el momento de la verdad.

Los mercados emergentes no dependen solamente de la generosidad de los bancos centrales de las economías desarrolladas. Los temores a una devaluación del yuan han disminuido y las autoridades del país han mejorado sus comunicaciones.

Los inversionistas también aguardan cambios políticos en Brasil, donde el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff lucha por su supervivencia.

 Aunque Rusia ha sido víctima de la inestabilidad geopolítica, su manejo del derrumbe del precio del petróleo la ha hecho recobrar la confianza de los inversionistas.

Igualmente, en los próximos meses la atención de los mercados se volverá a trasladar a Europa, donde la situación de Grecia y la votación en el Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea están generando inquietud. Los mercados emergentes se pueden beneficiar de no encabezar la lista de preocupaciones de los inversionistas.

De todos modos, para que se produzca una verdadera recuperación, los inversionistas tienen que ver indicios de reformas y crecimiento sostenible. Si las recientes alzas son producto principalmente de los ajustes de los tipos de cambio y las expectativas de tasas de interés en EE.UU., los mercados emergentes son vulnerables a que la tendencia se revierta. Incluso una aceleración del crecimiento estadounidense se puede transformar en un gran problema, puesto que probablemente conducirá a un endurecimiento de las condiciones de crédito en el mundo de cara a un sesgo más restrictivo de parte de la Fed.

Un mundo en el que una recuperación más dinámica de la economía estadounidense constituye una preocupación es un mundo que no inspira ninguna confianza duradera de que los mercados emergentes ya salieron del atolladero. El momento dulce no puede durar para siempre.


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