Todos
los candidatos presidenciales de EEUU republicanos y demócratas han prometido
poner altos aranceles a China (un
arancel de 45% contra China, 35% a México y 10% al resto del mundo) con lo cual
el déficit comercial de EEUU con el mundo aumentaría en mas de US$ 1 billón (millón
de millón equivalente al PBI de España en un año) y se perdería un millón de empleos
Nota del autor del blog: 736,000,000,000
actual + 275,000,000,000 (si el dólar se revaloriza en 5
% ) = US$ 1,011,000,000,000
Sin
importar quién sea presidente, EE.UU. va camino a una pelea comercial con China
.
http://lat.wsj.com/articles/SB11120785027813274841604581631302293804560?tesla=y
Los
candidatos republicanos Donald Trump (der.) y Ted Cruz, al igual que los
demócratas, han prometido sancionar a China por sus practicas comerciales.
PHOTO: MARK KAUZLARICH (L) AND BRIAN SNYDER/REUTERS
Por BOB DAVIS
miércoles,
30 de marzo de 2016
19:15 EDT
En una
campaña presidencial estadounidense en la que los ataques contra el libre
comercio han abundado tanto en el Partido Republicano tanto como en el
Demócrata, ninguna amenaza puede competir con las proferidas Donald Trump en contra de China como parte de una
estrategia para reducir el déficit comercial y repatriar empleos a Estados
Unidos.
“Si no se
portan bien”, advirtió el empresario republicano en un debate este mes, las
compañías chinas durante la presidencia de Trump podrían enfrentar aranceles de 45% sobre sus exportaciones a EE.UU.
Ahora que Hillary Clinton y otros postulantes a la Casa Blanca
también han prometido medidas punitivas, la
campaña presidencial está encaminando a EE.UU. a un
enfrentamiento comercial con China. Los economistas advierten que esto
podría volverse en contra de EE.UU., reduciendo sus exportaciones y amenazando
un millón de empleos en el país.
El
economista de la Universidad Brandeis Peter Petri,
quien es ampliamente respetado por sus proyecciones sobre el impacto del
comercio, calcula que el gravamen de 45% que Trump propone desataría repercusiones
en todo el mundo.
Los bienes producidos en China
podrían desplazarse a otros países con mano de obra barata para ser exportados
a EE.UU., dice.
Para
bloquear completamente las importaciones, EE.UU. tendría erigir un muro global arancelario de alrededor de 10% y márgenes más
altos a países con salarios bajos como México,
indicó en cálculos realizados para The Wall Street Journal
Si se
incluyen las represalias contra las exportaciones estadounidenses que
inevitablemente ocurrirían, Petri estima que el déficit
comercial de EE.UU. que el año pasado alcanzó US$736.000 millones, se elevaría
en US$67.000 millones.
Si el dólar
se aprecia apenas 5% durante ese período, lo que
ocurre a menudo a medida que aumenta la inestabilidad global, las exportaciones
estadounidenses se verían más golpeadas y el déficit
comercial se incrementaría en US$275.000 millones.
“Las políticas de altos
aranceles son como acuerdos comerciales al revés”, dice Petri. “Trasladan empleos de las
empresas más eficientes y orientadas a la exportación a las menos eficientes
que compiten con las importaciones, lo que lleva a una menor productividad y,
probablemente, salarios más bajos”. Esta difícil transición le costará
a EE.UU. incluso más del millón de empleos que los economistas calculan que
están en riesgo, advierte Petri.
Las críticas
al libre comercio no son ninguna novedad en las campañas presidenciales de
EE.UU., particularmente entre los demócratas, pero Trump
se ha apartado de la ortodoxia republicana y lanzado amenazas contra las
importaciones chinas y mexicanas, convirtiéndolas en uno de los ejes de su
campaña para repatriar empleos manufactureros a EE.UU.
“Nuestro
país, nuestro comercio, nuestros acuerdos y, lo más importante, nuestros
empleos se están yendo al infierno”, dijo durante un debate organizado
por CNN en marzo. “Construiremos nuestras propias fábricas aquí y crearemos
nuestros propios productos”.
La portavoz
de Trump Hope Hicks señaló que “la gente que rinde pleitesía al comercio” lleva
mucho tiempo diciendo que un endurecimiento de las políticas comerciales
golpearán a la economía estadounidense, “pero es precisamente porque nos hemos
negado a hacer cumplir las reglas comerciales que nuestra economía se ha visto
diezmada”, observó.
Otros
candidatos también han lanzado amenazas, aunque en una escala mucho menor.
Clinton, que lidera los comicios demócratas,
dijo que impondría sanciones a China y otros países por
“manipular” sus divisas para favorecer sus exportaciones. Su
contrincante, el senador por Vermont Bernie Sanders,
ha adoptado una postura similar. El gobernador republicano del estado de Ohio, John Kasich, ha señalado que combatirá las
prácticas de divisas de China, pero no ha dicho cómo. Ninguno de los tres ha
especificado si impondrá aranceles y de qué magnitud.
China ha
sido desde hace tiempo el blanco de críticas. A los exportadores
estadounidenses les fastidian las exigencias de formar empresas conjuntas si
desean vender sus productos en China. Las siderúrgicas y otros fabricantes
insisten que no pueden competir con bienes chinos que se venden en EE.UU. a
precios por debajo del mercado.
EE.UU. registró un déficit comercial de US$365.700 millones con
China el año pasado. Un equipo de académicos estadounidenses atribuyó la
pérdida de cerca de 2,4 millones de empleos en EE.UU.
entre 1999 y 2011 a la competencia de las importaciones chinas.
Sin embargo,
otros economistas sostienen que la competencia china ha incentivado la
innovación entre las empresas estadounidenses y que los consumidores se han
beneficiado de las importaciones baratas de China.
Los
gobiernos de Barack Obama y George W. Bush presentaron casos contra China ante
la Organización Mundial del Comercio y aprobaron demandas presentadas por
industrias que aseguran que China hace “dumping” en EE.UU., es decir que vende
productos a precios inferiores a los del mercado. Las querellas pueden ser el preludio de la imposición de aranceles.
No obstante,
ningún gobierno estadounidense ha tratado de imponer aranceles
generalizadas contra China, como amenazan los candidatos presidenciales.
Una razón es que no cabe duda de que China emprenderá represalias, dicen los expertos
comerciales. Las empresas estadounidenses con fábricas
en China son especialmente vulnerables.
Petri, el
economista de Brandeis, examinó el impacto económico que tendría la imposición
de un arancel de 45% contra China, 35% a México y 10% al
resto del mundo.
Tales
medidas probablemente perturbarían a los mercados globales y fortalecerían al
dólar.
Los
aranceles reducirían las importaciones de mercancía estadounidense en
US$383.000 millones,
calcula, pero las exportaciones sufrirían un impacto
mucho mayor y caerían en US$658.000 millones.
Aunque las
estimaciones están sujetas a una “considerable incertidumbre”, enfatiza,
ofrecen una idea de los perjuicios económicos que EE.UU. podría sufrir. Los
consumidores y sectores estadounidenses enfrentarían costos de importación más
altos y quizás escasez, a medida que las empresas adaptan sus procesos para producir
localmente.
Gordon
Hanson, economista de la Universidad de California en San Diego señala que tras
la imposición de aranceles altos la economía estadounidense se volvería más
autosuficiente, pero los costos aumentarían en forma significativa para muchos
exportadores.
“Eso le
quitaría el dinamismo al auge del sector tecnológico y socavaría el estándar de
vida de muchas form
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