Situación
nacional: SITUACIÓN DE LAS DOS COLINAS Y EL CASO DE LAS TRES TAREAS INCUMPLIDAS
E IMPOSIBLES DEL VIEJO ESTADO PERUANO
“El
principio fundamental, el primer precepto de todo movimiento sindical, consiste
en lo siguiente: no confiar en el ‘Estado’, confiar únicamente en la fuerza de
su clase.
El Estado es
la organización de la clase dominante... ...
¡No confiéis en las promesas, confiad
únicamente en la fuerza de la unión y de la conciencia de vuestra clase!".
“Nadie
ayudará a los pobres si permanecen aislados.
Ningún
'Estado' ayudará al obrero asalariado del campo, al brasero, al jornalero, al
campesino pobre, al semiproletario”. Citas de Lenin en “¡Elecciones, no!
¡Guerra popular, sí!” (Comité Central, Partido Comunista del Perú, 1990)
Al realizar
el análisis sobre la situación nacional siempre en todo momento (y en cada una
de los números de la revista) nos sujetamos con coherencia a ubicar claramente
la realidad y la situación de las dos colinas:
• La colina del pueblo y de sus luchas. En
esta colina se encarna el Partido Comunista del Perú que continúa inalterable e
ineluctablemente dirigiendo la guerra popular en el Perú, hasta la toma del
Poder en todo el país.
• Y la
colina de la reacción. La colina en la que se desenvuelve el viejo y podrido
Estado peruano, con toda su maquinaria de opresión y de explotación.
Empezaremos
por la colina de la reacción, la del viejo Estado peruano que, para mantenerse,
tiene necesidad de cumplir con sus tres tareas inconclusas e imposibles:
reestructurar el Estado, reimpulsar el capitalismo burocrático y aniquilar la
guerra popular. Tareas que, viendo el impulso luminoso de la lucha de clases,
el comportamiento deleznable y vende patria del capitalismo burocrático, el desenvolvimiento
de las instituciones reaccionarias cada vez más socavadas, corruptas y
desestructuradas, implica que estas tres tareas han sido, son y seguirán siendo
un imposible histórico y político, jamás las podrán cumplir.
Reimpulsar
el capitalismo burocrático Mantenemos vigente la caracterización de la sociedad
peruana (y citamos extensamente, porque cae redonda, oportuna y certeramente
para definir la situación actual): “…el Perú contemporáneo es una sociedad
semifeudal y semicolonial en la cual se desenvuelve un
capitalismo
burocrático; un tardío capitalismo atado a los
intereses de los terratenientes y que, en consecuencia, en modo alguno
busca la destrucción sino a lo sumo la evolución de la semifeudalidad; y lo que
es más importante, un capitalismo sometido
completamente al imperialismo, en nuestro caso yanqui principalmente y
que por tanto, no desarrolla las grandes fuerzas productoras potenciales de
nuestra patria, más aún las desperdicia, entraba o destruye y que de ninguna
manera desarrolla una economía nacional sino todo lo contrario, está
completamente al servicio de la explotación creciente del imperialismo y es
totalmente opuesto a los intereses nacionales, al de las mayorías, a las
básicas y más urgentes necesidades de las masas de nuestro pueblo.” “Así la economía peruana moderna nace defectuosa y enferma en sus
raíces, pues nace atada al caduco sistema semifeudal que pese a sus
cacareadas leyes agrarias, arteramente llamadas de ‘reforma agraria’, sigue
subsistente y marcando al país desde sus bases más profundas hasta sus más
elaboradas ideas y, en esencia, manteniendo persistente el gran problema de la
tierra, motor de la lucha de clases del campesinado especialmente pobre que es
la inmensa mayoría. Pero además, nace subyugado por el imperialismo, fase final
del capitalismo caracterizado magistralmente como monopolista, parasitario y
agonizante; imperialismo que si bien consiente nuestra independencia política,
según sirva a sus intereses, controla todo el proceso económico peruano: nuestras
riquezas naturales, productos de exportación, industria, banca y finanzas; en
síntesis chupa la sangre de nuestro pueblo, devora nuestras energías de nación
en formación y hoy concretamente nos exprime mediante
la deuda externa como lo hace con otras naciones oprimidas. En
consecuencia la economía moderna, el capitalismo burocrático desde su
nacimiento está atado al cadáver insepulto de la
semifeudalidad y sometido al agonizante imperialismo que cada vez vive
más de la sangre de los oprimidos, obtenida por la explotación garantizada por
sus propias armas y las de sus lacayos mientras se debate en incesante crisis y contienda por el dominio mundial.”
(“¡No votar! Sino ¡Generalizar la guerra de
guerrillas para conquistar el Poder para el pueblo!”, Comité Central, PCP, 1985).
El
capitalismo burocrático es un cadáver insepulto. Esto es una realidad. Y todos
los esfuerzos que denodadamente han hecho éste como los anteriores gobiernos
reaccionarios son vanos. Esto se demuestra en cómo se ha ido desenvolviendo la
economía, y cómo, desde el año pasado hasta el presente, han ido decreciendo
las voces entusiastas sobre la capacidad “emergente” de la economía peruana.
La economía
peruana ha ido, a medida que avanzaban los meses del año pasado, mermando sus
expectativas. Lo peor es que aún cuando diferentes organismos internacionales y
algunas consultoras económicas nacionales (todas reaccionarias) apuntaban
perspectivas a la baja, el gobierno reaccionario se esmeraba en manipular las
cifras para pintar una economía en auge. En el siguiente cuadro se expresa
claramente cómo de un 4% que se publicitara con bombos y platillos, el PBI
menguó hasta 2,10%.
¡Pero sólo para los analistas no
gubernamentales! Los funcionarios del ministerio de economía peruano seguían
manteniendo la farsa a pesar de que ya todos habían realizado análisis que
demostraban todo lo contrario. (Ver cuadro 1.) Otra alarma saltó en septiembre
del año pasado cuando lo que ya eran verdades inapelables hace tiempo
(inflación, déficit presupuestario, decrecimiento de las exportaciones del
cobre cuyo precio bajó contundentemente, y la crisis del imperialismo chino,
uno de los importantes beneficiarios de los recursos peruanos), se denunciaron
en los medios reaccionarios.
Standard
& Poors (S&P) da
el campanazo y, según un semanario peruano, “prevé que la calidad de los
estados financieros de las compañías peruanas se deteriorará a la par con los
errores en la gestión de las finanzas públicas por el MEF y el BCR” (Caretas,
Edición 2403, 17/09/2015).
En este
mismo medio se hacía un detallado catálogo de algunos de los problemas: “Parte
del problema es que el BCR continúa apuntalando el valor del Nuevo Sol,
quemando US$ 1,000 millones de sus reservas cada mes. La semana pasada revaluó
el Sol en vez de devaluarlo, de S/. 3.31 = US$ 1 a S/. 3.22 contraviniendo,
quizá con cierto sentido del humor, la ley de gravedad de las finanzas
internacionales. Igualmente, el BCR aumentó su tasa referencial de préstamo de
3.25% a 3.50%, sobre la base que frenaría la inflación.
La verdad es que no tendrá efecto alguno sobre
la inflación aunque así desacelerará aún más la economía, incrementando la
posibilidad de la estanflación de los años 70 y 80.
En otras partes, los bancos centrales
están bajando las tasas de interés a casi cero, en un esfuerzo por avivar sus
economías recesivas. Por otro lado, están abaratando sus monedas contra el dólar, comenzando con los chinos, los
que se supone están comprando el cobre del Perú, el petróleo de Venezuela y los
BMW de Alemania. […] Pero el precio del cobre descendió aún más hacia US$ 2 por
libra. […]
A ese
precio, el déficit presupuestario del Perú en el 2016
será de 5%, como proporción del PBI, y no solo el 2 o 3 % proyectado por
el gobierno.” Otro indicador es cómo el conjunto de análisis que realizan
instituciones reaccionarias como el BBVA (Banco Bilbao
Vizcaya Argentaria, de España) que, irrisoriamente, trimestre a
trimestre ven menoscabarse sus datos. Observemos el siguiente cuadro de
síntesis, elaborado en base a sus diferentes informes, llamados
Situación
Perú (BBVA-Research),
del año pasado (cuadro 2): Así vemos que para el rubro de “Proyección del
crecimiento” han ido acomodando paulatinamente sus afirmaciones: mientras que
primero proyectaban un crecimiento de 3,1%, tuvieron que reajustar en el tercer
trimestre (acorde con el primer cuadro presentado, vox populi de los medios
internacionales) hacia el 2,5, hasta llegar en el último trimestre a un ladino
“por debajo de 3,0%”, ni chicha ni limonada, un “por si acaso”… Por otro lado,
este análisis muestra el mismo comportamiento en cuanto a la inflación dos
trimestres consecutivos (el 2º y el 3º) donde, según dicen ambiguamente, ésta
(la inflación) se mantiene “cerca del techo del rango de meta” o “por encima
del rango de meta” (¡uno cerca y el otro por encima!), mientras que ya en el
trimestre final concluyen con que la inflación (ya en perspectiva) “superará el
5%” en 2016. Sobre la
situación del viejo Estado terrateniente es revelador el mapa realizado en 2009
por la Revista Agraria y que no se ha movido ni un ápice (publicado en el libro
“El
capitalismo burocrático. Hacia una morfología del atraso”, David
Huamaní Pumacahua, Bubok Publishing S.L., 2010). Es revelador observar
cómo en Ancash un solo propietario es dueño de
16 mil hectáreas, en San Martín un solo
propietario es dueño de 20 mil hectáreas, en Lima un
solo propietario es dueño de 17.200 hectáreas y así, tal y como se muestra en
el cuadro indicado (cuadro 3 - “El nuevo mapa de la
grán propiedad rural”, pag. 12).
¿Esta situación ha mejorado con el genocida
Humala?
Absolutamente
no. Y no va a mejorar mínimamente con un nuevo gobierno impuesto por la
burguesía para gestionar al viejo Estado.
¿Toda esta realidad económica qué impacto
tiene en el proletariado peruano, en el campesinado, en la clase?
Simple y
llanamente en el hecho de que el viejo Estado tiene la labor de oprimir más al
pueblo peruano.
¿Por qué la
urgencia de establecer una ley de impacto económico como la “Ley pulpín”, que,
dicho sea de paso, las luchas del pueblo peruano revirtieron y aplastaron?
¿Por qué
todo la maquinaria estatal montada para refrendar contra viento y marea la ley
de criminalización, que no es sino la mayor reaccionarización del viejo Estado?
(No olvidemos que se encuentra vigente la “Ley de Licencia para matar” (Ley 30151) y otros
Decretos Supremos que buscan garantizar la impunidad de policías y militares al
hacer uso de la fuerza) ¿Por qué se necesita frenar a sangre y fuego o con
corruptelas funcionariales o sindicales a los innumerables levantamientos y
luchas del pueblo en contra de la situación minera? La burguesía peruana
requiere de mayores prebendas y ventajas para explotar.
No hubo ni habrá la gran industria que saque a este capitalismo
burocrático de la semifeudalidad y de la semicolonia, solo impulsarán (¡si eso!) empresas de
servicios, que servirán para sangrar más y mejor a la clase.
De la misma
forma que ha condonado deudas a las transnacionales
como Doe Run, ha mantenido los salarios de miseria para el proletariado
y para la pauperizada clase media.
Por lo que
es totalmente vigente y certero tener en cuenta lo que ya dijera el Partido:
“¿Quién
destruye las fuerzas productivas de una nación en formación como la nuestra?
¿Quién prohíbe al campesinado trabajar la
tierra que fue suya por generaciones?
¿Quién lo condena a labrar la tierra con
instrumentos desechados por la historia hace cientos de años?
¿Quién
exprime al proletariado hasta chuparle la sangre por un miserable salario?
¿Quién Impone que de cada 10 trabajadores sólo
uno pueda hacerlo adecuadamente?
¿Quién genera desocupación, alza del costo de
vida, pésimas condiciones de trabajo?
¿Quién
engendra la crisis que muele al pueblo y barre la pequeña y mediana propiedad?
¿Quién dilapida nuestras riquezas por pagos
irrisorios depredando el mar, hundiendo el campo, cerrando minas, esquilmando
selvas, ahogando ciudades en la miseria?
¿Quién agobia a la nación con deudas
descomunales, sojuzgándonos más? La semifeudalidad, el
capitalismo burocrático y el imperialismo; ellos son los destructores, y el
Estado peruano que los representa y a sangre y fuego los defiende”
(“Sobre las dos colinas”, PCP, 1991)
El caso es
que la tarea de reimpulsar el capitalismo burocrático no la han logrado ni la
lograrán, no han alcanzado los objetivos que se trazaron ni en la década del
90, ni en los cinco lustros que lleva el presente siglo, por tanto se cumple
también la ley del capitalismo burocrático de madurar las condiciones de la
revolución, en nuestro caso de incrementar exponencialmente las posibilidades del
avance de la guerra popular en curso. Reestructurar el viejo Estado A eso
apuntan sus elecciones, que ahora son más cruciales aún, ya que los cuatro años
del genocida Humala han agravado incluso con mayor rapidez lo que ya en tres
décadas significa un hundimiento cíclico y continuo, sin pausa. Esta es una
afirmación real, reconocida además por los mismos gestores reaccionarios. En
julio de este año el mismo Rospigliosi afirmaba
(remontándose a sus años de escarceos y contubernios con el viejo Estado) que
“Una de las cosas más preocupantes con Toledo fue la falta de
institucionalidad.
Confieso que
me equivoqué totalmente cuando entré a trabajar al Estado.
Pensé que
era una especie de buque que caminaba prácticamente solo, pero descubrimos que
la institucionalidad es sumamente precaria”
(Caretas 2393, 9/7/2015).
El viejo
Estado está minado, eso es obvio. El genocida Humala ha tenido que recomponer
continuamente su gabinete.
En febrero
de este año RPP noticias destacaba que “Hasta la fecha, han pasado por el Ejecutivo
seis presidentes del Consejo de Ministros, seis ministros del Interior… Con
estos nuevos nombramientos sumarán en total 57 los ministros que participan y
han participado en el Gobierno nacionalista.” (17/02/2015).
Un mes
después, ese gabinete volvía a rehacerse. Los problemas que tienen los
sucesivos gobiernos son los mismos: incapacidad de gestión, contradicciones
entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, imposibilidad de
establecer instituciones solventes, corrupción generalizada en todos los
niveles… Pero, sobre todo, hay que tener claro que estas son características
inherentes a las instituciones de esta “democracia” burguesa. La corrupción,
por ejemplo, es un sello de esta clase, del sistema en que se desenvuelve.
Por tanto,
declaraciones sobre el Poder Judicial, como las de Enrique
Ghersi cuando dice que “el problema del Poder
Judicial es una crisis de representación” (26/12/2014), o las
afirmaciones de Feliciano Vázquez (Presidente de la
Corte Superior de Justicia de Cajamarca) en las que extrapola a toda la maquinaria estatal el problema de la corrupción
(“La corrupción
ha llegado hasta el mismo Poder Ejecutivo”, La República,
15/09/2015), es el reconocimiento y la confirmación de cómo se está
desenvolviendo la debacle estatal: bajo características que corresponden clara
y específicamente a la putrefacción de este viejo Estado. Tener en cuenta que
sobre este mismo punto podemos extendernos viendo la realidad amplia e
hipócritamente comprobada y aceptada del vínculo de las fuerzas armadas y
policiales reaccionarias con el narcotráfico, de cómo estas mismas
instituciones cancerberas y guardianas del viejo Estado se constituyen en una
mafia respaldada y consolidada para reprimir con mayor vileza y ferocidad a la
clase.
Esto también
conlleva a que determinado sector de la población busque justicia por sus
propias manos siendo utilizado por medios reaccionarios. Ante estas
“iniciativas” mediáticas y manipuladoras, sólo podemos afirmar y llamar a que
se tenga claro de que sólo con guerra popular se aplastará toda esta podre y
miseria de este descompuesto viejo Estado.
La
justicia popular sólo se logrará con el “mar armado de masas” que molerán sin misericordia al
viejo Estado burgués, dirigidas por el heroico combatiente: el Partido Comunista
del Perú.
El
acontecimiento de las elecciones, que ahora impulsa el viejo Estado es,
reiteramos una necesidad urgente. El genocida Humala, según las encuestas
(Caretas, 2415, 10/12/2015) está “alrededor de 15%
de popularidad… Nadine Heredia, ya va por 8%” y
este calcinado gobierno sigue en caída libre, se desmorona definitivamente.
De allí la
necesidad de avivar el juego del despiste y de engañifa
en que consisten las elecciones y que le permite
oxigenarse a esta “democracia” burguesa, frenar su hundimiento (un
absurdo absoluto) y así seguir aferrándose mínimamente al Poder, por ahora. La
burguesía precisa de forma apremiante recambiar el gobierno que sirva a este
viejo Estado. No está demás reiterar lo que Marx
destacó: “A los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años
¡qué miembros de la clase opresora han de representarlo y aplastarlos en el
Parlamento!”. La evolución de las diferentes “protagonistas” y
“advenedizos” ha ido articulándose en el transcurso del año. Todos están cumpliendo su papel.
El
revisionismo se ha
aglutinado alrededor de la iglesia, de los “defensores” de derechos humanos, de
los “ecologistas”, como ocurrió en los 80, para sustentar a las elecciones;
mientras que los de la LOD se han ido coludiendo
incluso con los etnocaceristas que no es sino el
embrión de un partido fascista, a eso les sirve la impostura de su Frente de Unidad y Defensa del Pueblo, con el que
quieren confundir a las masas. La desesperación de estos miserables, traidores,
viles y felones, es de tal magnitud, que se han creído todas los caramelos que
les ha cicateado el gobierno (roñosos puestos en municipios, labores ruines en
sindicatos, subvenciones menesterosas para sus patéticas ONGs o asociaciones…);
pero éste les ha dejado claro que los
utilizará sin garantizarles nada, sino solo cuando los necesite, obviamente
esto ocurrirá solo para frenar la guerra popular. Por otro lado los candidatos
no pasan de ser los mismos testaferros y corruptos de siempre. ¿Quiénes son sino Alan García, la Fujimori, el Kuczynski,
Toledo, el Ántero, Barnechea, Yehude Simon, etc., etc.? Los mismos que,
aparte de beneficiarse de las depravaciones de su anterior connivencia con el
viejo Estado, ofertan fraudulentas
promesas que ya de por sí saben que incumplirán de antemano. La misma
presencia de estos candidatos es otra demostración de lo difícil que es (cada
vez más) para el viejo Estado el hecho de conseguir recambio para cubrir la
vacante del gobierno que le garantice su supervivencia, su “legitimación”. Esta
“legitimación”, tal y como ya lo viera meridana y magistralmente claro el
presidente Gonzalo, es un objetivo político de su guerra contrasubversiva: “…la
llamada ‘legitimación’ como un objetivo político
de la guerra contrasubversiva, en su forma conocida como ‘guerra de baja
intensidad’, en tanto busca gobiernos salidos de
elecciones como medio de ‘darles legitimidad’ y ‘autoridad’ reconocida
por el pueblo; aparte, según dicen, de que ‘sirva a satisfacer las necesidades
del pueblo’. Así las elecciones son, pues, un
instrumento de la guerra contrarrevolucionaria.” (“¡Elecciones, no!
¡Guerra popular, sí!”, PCP, Comité Central, 1990). Esto nos lleva a su tercera
tarea incumplida. Aniquilar la guerra popular En febrero de este año saltó a la
luz el acuerdo entre el imperialismo yanqui y el
gobierno peruano de incrementar sus fuerzas de intervención en el país.
La noticia era que “El Comando Sur y el presidente Humala acordaron la llegada
de un contingente de 3.200 marines a la selva amazónica
para asesorar a las Fuerzas Armadas en la lucha narco-subversiva”.
Algunos medios argumentaban que eso no era
sólo para Perú, sino que el Comando Sur requería
desplegar todas sus fuerzas en América del Sur como parte de un plan dentro de
la pugna económica, política y militar con las otras potencias. Sin embargo ya
para septiembre de este año las cosas estaban bastante claras: “… el Congreso de la
República autorizó el ingreso de tropas de los
Estados Unidos al territorio nacional, mediante la Resolución Legislativa
30302, aprobada el pasado 29 de enero. La operación cuenta con la
aprobación del Congreso norteamericano. Según declaraciones oficiales, el
ingreso de estas tropas serviría para mejorar en la lucha conjunta con los
soldados de la Marina peruana, contra los insurgentes y narcotraficantes. Las
fuerzas del ejército del Perú se enfrentan regularmente con el grupo
guerrillero Sendero Luminoso en la zona del Valle de los ríos Apurímac, Ene y
Mantaro (VRAEM), y Perú ha manifestado que requiere de al menos 2.500 efectivos
para redoblar la presencia de tropas, en las zonas menos accesibles. Las
mencionadas tropas norteamericanas se encuentran arribando al Perú en tres
etapas: el primer contingente, compuesto por 58 soldados, arribó a territorio
peruano el pasado 1 de febrero. Dicho contingente permanecerá en el Perú un
periodo de un año. El segundo contingente, formado por 67 soldados, ingresó al
país el pasado 15 de febrero y según recoge el documento que lo autoriza,
estarán por espacio de un mes y medio con fines de ‘entrenamiento’. El tercer y
último contingente desembarcará en los primeros días de setiembre de este año.
Dicho contingente … está conformado por nada menos que un total 3.600 soldados
norteamericanos, y de acuerdo con la solicitud efectuada, ingresaría
en calidad de ‘visita’ por un espacio de 6 días.” (Resumen Latinoamericano,
2/09/2015)
Si ya la
guerra popular había sido “vencida” desde el gobierno de Fujimori y “rematada”
en los sucesivos gobiernos, la pregunta cae redonda ¿para qué esta necesidad de
la invasión yanqui con sus tropas y toda su parafernalia militar? Porque la
guerra popular no ha cesado ni un minuto. Porque ésta obviamente constituye un
peligro para sustentar a sus títeres en el gobierno peruano. Y porque, a pesar
de la “guerra de baja intensidad” que ellos mismos planificaron y mantuvieron
en colaboración directa con las fuerzas armadas reaccionarias nacionales, el
PCP se mantiene inalterable en dirigirla triunfalmente, pese a quien le pese.
A pesar del
surgimiento de la LOI, que no es sino revisionismo armado que se busca vender al viejo
Estado o al mejor postor como buenos
mafiosos y mercenarios que son; o como la LOD que ladina, rastreramente y
criminalmente (su papel de delatores y soplones contra los mejores hijos del
pueblo jamás será olvidada) reptan y se envilecen tras las migajas que les
arroja o les desperdiga con usura el viejo Estado. A
pesar del incremento bestial en infraestructura bélica (el presupuesto de Defensa
de Perú para 2016 aumentará en más de 140 millones de dólares. Infodefensa.com, 02/09/2015.), de todo el refuerzo
de suministros militares y, en síntesis, de la militarización de regiones del
Perú, que no es sino fascistización en toda regla.
El Partido ha permanecido fiel a la Base de
Unidad Partidaria, en dura brega para salir del recodo y estableciendo como
vórtice de la lucha de dos líneas a su Comité Central. Se han aplastado en los
distintos aparatos las desviaciones y ha triunfado la línea roja, que ha salido
cada vez más afilada, fulgurante y armada. No se ha dejado sacar cabeza a los
oportunismos de “izquierda” que sólo veía acciones armadas sin tener en cuenta
la politización, la movilización de las masas, se ha combatido a aquellos que
no consideraban esto como parte fundamental en el avance y en el desarrollo del
Partido, se ha aplastado a aquellos que sólo aplaudían acciones armadas sin
tener en cuenta que para conquistar el Poder en todo el país se requiere la
construcción de nuevo Poder para continuar las acciones, y esto no se logrará
si el partido no está en lo profundo de las masas, si el partido no está al
abrigo de las masas, emboscado y apertrechado en ellas, con ellas. Por eso el
PCP avanza inexorablemente, manteniendo el rumbo, refrendando en sí mismo el
cumplimiento de los tres principios de un auténtico partido que dirige guerra
popular: 1) el mando nunca muere, 2) la bandera roja de la guerra popular una
vez izada, jamás será arriada y 3) sólo con guerra popular se llegará hasta el
dorado comunismo.
El partido
tiene claro y presente que: “Sin Partido las masas ni siquiera podrán
pertrecharse de un plan y es indispensable que el Partido dirija con un buen
plan; sabemos que un plan es una ideología, y el plan del Partido es marxistaleninista-maoísta,
pensamiento gonzalo. Hecho el plan, el Partido debe mover aparatos orgánicos
diversos porque una política no se puede plasmar sin una forma orgánica que la
concrete, sean aparatos partidarios, sea ejército, sean organismos generados,
sean órganos de Poder u organismos creados por las masas hondas y profundas. Y.
que las masas plasmen esa gran movilización ideológica de enarbolar, defender y
aplicar el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo como verdad
universal y el pensamiento gonzalo como específicamente principal para nosotros
en cuanto aplicación creadora a nuestra realidad; y, que las acciones armadas
remachen esas ideas. [...] Así, sólo el Partido Comunista puede manejar ese
gran proceso de agitación y propaganda masivas. El Presidente Mao nos enseñó:
‘Mientras haya masas y Partido toda clase de milagros serán hechos’.” (“Sobre
Campaña de Rectificación con ‘¡Elecciones, No! ¡Guerra Popular, Si!’”, PCP,
Comité Central, 1991)
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.pe/2016/01/analisis-de-la-situacion-politica-del.html
miércoles,
20 de enero de 2016
atención a todos
ResponderEliminar¿Está buscando una empresa privada de préstamos de buena reputación y acreditada que da préstamos a oportunidad de tiempo de vida. Ofrecemos todo tipo de préstamo de una manera muy rápida y fácil. ¿Ha sido rechazado por los bancos y otras instituciones financieras? ¿Necesita un préstamo de consolidación o una hipoteca? Quiero utilizar este medio para informarle que prestamos asistencia fiable y beneficiario y estaremos encantados de ofrecerle un préstamo.
Así envíenos un correo electrónico hoy en: (maryannalfredo@gmail.com) para aplicar ahora para un préstamo.