PhD de U de Georgetown Hector E. Schamis explica que la violencia y sicariato en Trujillo sede de los juegos deportivos bolivarianos
se debe a la baja movilidad social Extraído del diario español Elpaís
También vaticina el pronto colapso económico de Venezuela
y de Argentina y luego el declive de Perú y Chile
América
Latina: la inseguridad en países sin estado
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/18/actualidad/1384793494_869934.html
El modelo de
crecimiento económico ha fracasado rotundamente en términos de movilidad social
en la región
HÉCTOR E. SCHAMIS 18
NOV 2013 - 17:51 CET11
El reciente informe del Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo, PNUD, señala los avances
en materia de crecimiento, empleo, y disminución de la desigualdad. Al
mismo tiempo, sin embargo, el informe advierte que el
delito y la inseguridad también han crecido dramáticamente.
Una paradoja
de la América Latina del siglo XXI, según PNUD, en realidad puede ser tal sólo
a primera vista. Una lectura del contexto social, político, y hasta
internacional de este crecimiento sugiere una interpretación diferente sobre
esa supuesta incongruencia, tanto como sobre el futuro de la región y sus
grandes desafíos.
A pesar de
los avances en empleo y distribución del ingreso, el modelo de crecimiento económico ha fracasado rotundamente en
términos de movilidad social.
La baja movilidad ascendente es un dato
histórico y estructural en América Latina, un factor que no varía aun cuando el ciclo económico
es favorable.
Nota del autor del blog
Movilidad
social
http://es.wikipedia.org/wiki/Movilidad_social
La movilidad
social está vinculada a la teoría de las clases sociales y a la teoría de la
meritocracia y consiste en los movimientos o desplazamientos que efectúan los
individuos, las familias o los grupos dentro de un determinado sistema
socioeconómico.
Por ejemplo una movilidad horizontal
es por ejemplo cuando un obrero de construcción se vuelve obrero industrial o
si un ejecutivo de una empresa se vuelve ejecutivo de un banco, y movilidad
vertical es cuando por ejemplo un campesino se educa y se vuelve abogado o
medico es decir asciende pero cuando un rentista o adinerado pierde su dinero desciende en la categoría
social. Así la baja movilidad social significa que el campesino que es hijo de
campesino y sigue siendo campesino no asciende es decir no se mueve hacia
arriba en la sociedad eso significa baja
movilidad social ;el autor sostiene que a veces o la mayoría de veces no se asciende por prejuicios raciales por
ejemplo el autor narra que hay que tener
buena presencia para conseguir empleo así una persona indígena ,negra gitana
fea , etc, no conseguirá
empleo así tenga todos los meritos para lograrlo . Véalo más en la wikipedia
En
condiciones de crecimiento, la baja
movilidad exacerba la conflictividad social, porque cuanto más se expande
la economía, mayores son las expectativas. Si
estas permanecen insatisfechas—y téngase en cuenta que la movilidad social
es sobre todo una apuesta sobre el futuro—la
frustración social aumentará, inevitablemente.
En otras palabras, en América
Latina el producto per cápita podrá crecer, el coeficiente de Gini bajar,
y aun la educación superior masificarse.
Pero son el
color de la piel y el origen social, sino la
banalidad del atuendo y el apellido, lo que continúa definiendo el lugar que
uno ocupa en la estructura social—de ahí el eufemismo “buena presencia” en los avisos de empleo. La
constante en la región es aquello que la sociología de los años cincuenta
definía como “inconsistencia de status”, una marcada disonancia entre la
objetividad de los datos demográficos y la subjetividad
del prestigio y el reconocimiento social.
Ese contraste es hoy tan importante como
siempre, el status esta cristalizado en esas percepciones (léase, prejuicios) socio-culturales.
Hay
más plata, pero sin movilidad ascendiente, también mayor frustración social.
No es
extraño entonces que esa conflictividad
social derive en violencia.
Este cóctel
es particularmente explosivo entre los
jóvenes.
Como demuestra la biología evolutiva, el control de la agresión juvenil masculina
ha sido un desafío para cualquier colectividad humana en todo tiempo y lugar.
Abrumadoramente,
el crimen violento ha sido cosa de varones de entre 15
y 30 años de edad, y ser joven en
este siglo es aún más complicado, en America Latina y en todas partes.
Los indignados españoles, los
brasileños en las calles, los ocupantes de Wall Street y los que se inmolaron
en la Plaza Tariq tienen en común que el desempleo debajo de los 30 es invariablemente más alto que el promedio
de sus respectivas sociedades.
En
América Latina la población joven—que es mayoría—es más educada que sus mayores, pero
también más desempleada.
La ausencia
de las utopías sociales del pasado, a su vez, los hace más individualistas,
sino anómicos—si la gran reivindicación
social de Maduro es garantizar “que todo el
pueblo venezolano tenga un televisor de plasma”, no hay mucho que agregar.
La frustración social y la marginalidad están a la vuelta de la esquina. La violencia y el delito le siguen.
El componente urbano-regional tampoco
ayuda.
La región
sigue produciendo diseños urbanísticos basados en complejos habitacionales
cerrados, auto-contenidos hasta en la provisión de seguridad. Verdaderos enclaves privados, islas verdes y prósperas en un mar de indigencia,
muchas veces el contexto suburbano evoca un territorio ocupado.
Como los
asentamientos en la margen occidental del Jordán, ese paisaje en sí mismo
constituye una invitación ocular al conflicto y la violencia. Los más jóvenes son los más proclives a
vehiculizarla.
A pesar de sus raíces profundas y
antiguas, no obstante es el estado—es decir, su ausencia—quien generaliza el
delito.
Si la
palabra “globalización” tiene algún sentido (el capitalismo siempre fue global) es porqué nos dice que los bienes,
los servicios, las personas, la cultura y la información son hoy más móviles
que nunca, y que las nociones
tradicionales de soberanía—el estado—constituyen
formas de control obsoletas.
A veces el
argumento es exagerado, pero tiene bastante sentido en América
Latina, sobre todo porqué el
problema es endémico: el estado siempre ha
sido débil, frágil, defectuoso, a menudo fallido y casi siempre capturado por grupos privados.
Nota del autor del blog en términos de
marxismo seria el capitalismo burocrático dependiente del imperialismo y la feudalidad
un capitalismo al servicio de ellos y que no sirve a los intereses de la burguesía
nacionalista .
De hecho, el
mapa del estado como aparato burocrático y legal no coincide con el mapa
político en casi ningún país de la región.
En vastas
zonas de la periferia no hay presencia estatal, son actores privados quienes administran justicia, cobran impuestos y
monopolizan el uso de la fuerza, o más bien una caricatura de todo eso. Narcos, guerrillas, traficantes de personas y contrabandistas,
sino un conglomerado de todos esos negocios, compiten con el estado por el
control territorial, o sea, por la soberanía, y muchas veces lo hacen con
éxito.
Las
fronteras porosas facilitan la internacionalización de las actividades
criminales,
Nota del autor del blog eso es lo
que pasa en Libia donde los grupos insurgentes armados pasan ahora a Europa y están
preocupados, muy preocupados no solo no les llega el petróleo sino que ahora
les llega gente armada.
lo cual diversifica el riesgo y los hace
flexibles. Plan Colombia y similares esparcieron los laboratorios a otras
latitudes, y la tecnología hizo el resto. Una cocina de cocaína es hoy tan
móvil como los cocineros, solo hace falta lavandina (lejía, en España) y un
horno de micro-ondas. Desde Ciudad Juárez hasta Buenos Aires, y de allí a Rotterdam y Valencia, no hay
actividad económica más global que el narcotráfico, y al mismo tiempo
con una capilaridad tan profunda que se la encuentra hasta en la política,
sobre todo a nivel sub-nacional, y las
barras bravas del fútbol, incluyendo los fichajes de los jugadores que les
pertenecen.
Mirando al
futuro, la gran
incógnita es cuando y como se desacelerará el crecimiento, y con qué efectos
sociales.
La estrategia de desarrollo en la
región ha sido básicamente aprovechar el enorme beneficio de precios
internacionales favorables, rentas basadas en términos de intercambio sin
precedentes en más de cuarenta años.
Cuando cambie el ciclo de precios,
que siempre cambia, el aterrizaje será forzoso o suave, dependiendo de las previsiones
anteriores; Venezuela
y Argentina, por ejemplo, ya están en vísperas de una crisis macroeconómica de proporciones.
Pocos países
han aprovechado el boom de estos años para producir un efecto cascada de tipo
institucional, es decir, usar los recursos para construir instituciones que
permitan hacer política económica contra-cíclica, la única manera de suavizar
los cambiantes ciclos económicos, la gran causa de la desigualdad en el largo
plazo.
La forma de hacer política entre los
bolivarianos, a su vez, sólo ha contribuido a agravar
esta realidad.
Se hizo redistribución de ingresos, pero bajo
una estrategia paternalista de dominación. En consecuencia, no fue definiendo
derechos y ampliando ciudadanía.
Los pobres han sido meros clientes
políticos.
Sin norma
establecida, cuando el boom de las
commodities se agote, la redistribución podrá revertirse sin que nada cambie
demasiado.
El estado no es sólo control social,
poder coercitivo y distribución de recursos. En
democracia, también es distribución de derechos y construcción de ciudadanía, y
esa dimensión se ha debilitado profundamente.
En conclusión, no hay paradoja alguna en este
crecimiento con inseguridad. La única paradoja de esta historia es que esta
década también será una década perdida. La de los ochenta lo fue por la crisis
de la deuda, la recesión profunda y la inflación indomable que victimizaron a
los más pobres.
Esta
década será perdida por la destrucción de instituciones, por haber perdido la
oportunidad de usar los abundantes recursos materiales para construir estados.
Y sin estado, habrá más violencia, habrá más desigualdad y no habrá prosperidad
duradera.
Hector
E. Schamis es profesor
en la Universidad de Georgetown, Washington DC.
http://csis.org/expert/hector-schamis
Hector
Schamis, oriundo de Argentina, enseña en el Centro de la Universidad de
Georgetown de Estudios Latinoamericanos. Anteriormente, fue profesor en Brown,
Cornell y Columbia Universidades. Dr. Schamis era también un miembro del Centro
Internacional Woodrow Wilson para Académicos, en Washington, DC Es autor de
libros y artículos sobre la democratización, el populismo y la privatización en
América Latina y Europa del Este. Además de su enseñanza y de registro de
publicaciones, el Dr. Schamis ha trabajado en el diseño e implementación de
programas y talleres educativos en materia de corrupción, las estrategias de
privatización y la administración electoral en las nuevas democracias, en
asociación con los gobiernos, los donantes, las universidades y los organismos
internacionales. Ha sido consultor de la Agencia de
EE.UU. para el Desarrollo Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la
Organización de los Estados Americanos, entre otras instituciones, y es
un colaborador habitual de La Nación y Clarín
y NTN24, el cable estadounidense canal de noticias
América. Recibió su licenciatura en sociología de la Universidad de Buenos Aires y el doctorado en
Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia.
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