Las
futuras guerras en Medio Oriente, El Magreb
y el Sahel por la tercerización del enriquecimiento
de uranio para las centrales nucleares europeas y japonesas y que sus
industrias sigan siendo competitivas frente a las de EEUU que tienen energía
barata producto de su gas de esquisto. Extraído del WSJ , del diario
español Elpais, de Swissinfo y la wikipedia. Parte 2
Los
expertos no divisaron la crisis financiera ni el auge energético de EE.UU.
http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304243904579198323452756620.html?mod=WSJ_ESP_CarouselHighglights_1
Sin embargo,
los aventureros previeron tanto el colapso inmobiliario como el 'boom' de la
energía de esquisto.
Por GREGORY
ZUCKERMAN
Una
operación de fracturación hidráulica en Colorado.
En los
últimos cinco años de historia empresarial, dos eventos han impactado y
transformado Estados Unidos. En 2007 y 2008, el mercado inmobiliario se
desmoronó y el sistema financiero colapsó, generando pérdidas de billones
(millones de millones) de dólares.
En esa misma
época, un puñado de desconocidos buscadores de petróleo
comenzaron a extraer cantidades significativas de crudo y gas de las
formaciones de esquisto en EE.UU.
Un país que
en algún momento estaba por quedarse sin
energía ahora se encamina a convertirse en el mayor productor mundial.
Lo más
sorprendente de ambos eventos es la reducida cantidad de expertos que los
previeron, y que un grupo de personas externas de alguna forma sí lo hizo.
Los
presidentes de la Reserva Federal Alan Greenspan y Ben Bernanke no anticiparon
el colapso financiero.
Los altos
ejecutivos bancarios quedaron pasmados e inversionistas líderes como Bill
Gross, Jim Chanos y George Soros no advirtieron de lleno la desaceleración.
Los grandes
ganadores fueron individuos como John Paulson, un experto en fusiones y
adquisiciones que comenzó a estudiar el sector de bienes raíces recién en 2006
y logró una cifra récord de US$20.000 millones para su fondo de cobertura.
Jeffrey Greene, un playboy que asistía a las mismas fiestas que Paris Hilton,
se embolsó US$500 millones al predecir las burbujas inmobiliarias.
En 2006, Andrew Lahde era un desempleado
de 35 años que vivía en un pequeño apartamento de una sola habitación; después
ganó decenas de millones de dólares apostando contra las hipotecas de alto
riesgo. Lo mismo hizo Michael Burry, un médico de California con síndrome de
Asperger que se convirtió en un inversionista.
Menos
conocida, aunque no
menos dramática, es la transformación energética de EE.UU., que tomó casi completamente por sorpresa a los gigantes de
la industria.
A principios
de los años 90, Ray Galvin un ambicioso
ejecutivo de Chevron CVX +1.20% formó un grupo
para perforar formaciones de esquisto difíciles y comprimidas en EE.UU. Sus
colegas se burlaron. Chevron dio por terminado el proyecto.
Exxon
Mobil XOM +0.01% tampoco
le prestó la debida atención a estas rocas, a pesar de que su sede en Irving, Texas, se halla directamente encima de una
enorme formación de esquisto. A la larga, la empresa pagaría US$31.000
millones para comprar una empresa pionera de esquisto. "Les mentiría si les dijera
que lo vimos venir, ya que francamente no fue así", reconoció Rex Tillerson, el presidente de Exxon Mobil, el año
pasado en una entrevista en el Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU.
El
renacimiento de la energía estadounidense provino de un grupo de audaces buscadores de petróleo que
descubrieron técnicas de fracturación hidráulica para perforar de forma
horizontal el esquisto y otras rocas.
Muchos de
estos hombres operaban en los confines de la industria petrolera, algunos de
ellos sin títulos universitarios ni mucha experiencia en perforación, geología
o ingeniería. A finales de los años 90, George Mitchell,
el hijo de un pastor de cabras griego, dirigía una empresa mediana con sede en
Houston con una producción decreciente de gas natural.
El precio de
su acción bajaba, la industria estaba postrada y al empresario de 79 años le habían diagnosticado cáncer.
Tras casi
dos décadas de intentos, su equipo no había sido capaz de extraer suficiente
gas natural de los campos de esquisto de Mitchell
Energy DVN -0.24% en Texas.
Pero en 1998, uno de los
ingenieros de Mitchell finalmente descubrió la forma de fracturar el esquisto
eficazmente y dio el puntapié inicial a la revolución energética estadounidense.
Harold
Hamm creció sin un
centavo en un pequeño pueblo en Oklahoma.
Comenzaba a
ir a la escuela durante la temporada navideña, una vez que hacía demasiado frío
para recoger algodón, y empezó su carrera limpiando tanques petroleros. En los
últimos seis años, Hamm y su empresa han descubierto tanto petróleo en Dakota del Norte que ahora tiene un patrimonio de US$14.000
millones.
Aubrey
McClendon y Tom Ward, de Oklahoma, lograron crear el segundo mayor productor de gas de EE.UU.
al encabezar la incursión en los campos de esquisto. Charif
Souki, un inmigrante libanés que sabía
más de comida que de fracturación hidráulica ahora dirige Cheniere Energy, LNG +0.74% una empresa de Houston que
va camino a convertirse en la primera en exportar gas
fuera de América del Norte.
Ir contra la
corriente siempre es arriesgado, pero la cautela y la complacencia en los
negocios también acarrean costos.
Para la
próxima gran revolución empresarial, sería acertado apostar otra vez a los
soñadores tenaces y extravagantes.
—Zuckerman es un redactor especializado de The Wall Street Journal y autor de los libros "The
Frackers: The Outrageous Inside Story of the New Billionaire Wildcatters"
(algo así como "Los frackers: la extravagante historia interna de los
nuevos exploradores multimillonarios de petróleo"). No hay planes
para traducirlo.
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