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jueves, 21 de noviembre de 2013

Las futuras guerras en Medio Oriente, El Magreb y el Sahel por la tercerización del enriquecimiento de uranio para las centrales nucleares europeas y japonesas y que sus industrias sigan siendo competitivas frente a las de EEUU que tienen energía barata producto de su gas de esquisto. Extraído del WSJ , del diario español Elpais, de Swissinfo y la wikipedia. Parte 2

Las futuras guerras  en Medio Oriente, El Magreb y el Sahel  por la tercerización del enriquecimiento de uranio para las centrales nucleares europeas y japonesas y que sus industrias sigan siendo competitivas frente a las de EEUU que tienen energía barata producto de su gas de esquisto. Extraído del WSJ , del diario español Elpais, de Swissinfo y  la wikipedia. Parte 2


Los expertos no divisaron la crisis financiera ni el auge energético de EE.UU.

http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304243904579198323452756620.html?mod=WSJ_ESP_CarouselHighglights_1

Sin embargo, los aventureros previeron tanto el colapso inmobiliario como el 'boom' de la energía de esquisto.


Por GREGORY ZUCKERMAN 

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Una operación de fracturación hidráulica en Colorado.

En los últimos cinco años de historia empresarial, dos eventos han impactado y transformado Estados Unidos. En 2007 y 2008, el mercado inmobiliario se desmoronó y el sistema financiero colapsó, generando pérdidas de billones (millones de millones) de dólares.

En esa misma época, un puñado de desconocidos buscadores de petróleo comenzaron a extraer cantidades significativas de crudo y gas de las formaciones de esquisto en EE.UU.

Un país que en algún momento estaba por quedarse sin energía ahora se encamina a convertirse en el mayor productor mundial.

Lo más sorprendente de ambos eventos es la reducida cantidad de expertos que los previeron, y que un grupo de personas externas de alguna forma sí lo hizo.
Los presidentes de la Reserva Federal Alan Greenspan y Ben Bernanke no anticiparon el colapso financiero.

Los altos ejecutivos bancarios quedaron pasmados e inversionistas líderes como Bill Gross, Jim Chanos y George Soros no advirtieron de lleno la desaceleración.

Los grandes ganadores fueron individuos como John Paulson, un experto en fusiones y adquisiciones que comenzó a estudiar el sector de bienes raíces recién en 2006 y logró una cifra récord de US$20.000 millones para su fondo de cobertura. Jeffrey Greene, un playboy que asistía a las mismas fiestas que Paris Hilton, se embolsó US$500 millones al predecir las burbujas inmobiliarias.

En 2006, Andrew Lahde era un desempleado de 35 años que vivía en un pequeño apartamento de una sola habitación; después ganó decenas de millones de dólares apostando contra las hipotecas de alto riesgo. Lo mismo hizo Michael Burry, un médico de California con síndrome de Asperger que se convirtió en un inversionista.

Menos conocida, aunque no menos dramática, es la transformación energética de EE.UU., que tomó casi completamente por sorpresa a los gigantes de la industria.
A principios de los años 90, Ray Galvin un ambicioso ejecutivo de Chevron CVX +1.20% formó un grupo para perforar formaciones de esquisto difíciles y comprimidas en EE.UU. Sus colegas se burlaron. Chevron dio por terminado el proyecto.

Exxon Mobil XOM +0.01% tampoco le prestó la debida atención a estas rocas, a pesar de que su sede en Irving, Texas, se halla directamente encima de una enorme formación de esquisto. A la larga, la empresa pagaría US$31.000 millones para comprar una empresa pionera de esquisto. "Les mentiría si les dijera que lo vimos venir, ya que francamente no fue así", reconoció Rex Tillerson, el presidente de Exxon Mobil, el año pasado en una entrevista en el Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU.

El renacimiento de la energía estadounidense provino de un grupo de audaces buscadores de petróleo que descubrieron técnicas de fracturación hidráulica para perforar de forma horizontal el esquisto y otras rocas.

Muchos de estos hombres operaban en los confines de la industria petrolera, algunos de ellos sin títulos universitarios ni mucha experiencia en perforación, geología o ingeniería. A finales de los años 90, George Mitchell, el hijo de un pastor de cabras griego, dirigía una empresa mediana con sede en Houston con una producción decreciente de gas natural.
El precio de su acción bajaba, la industria estaba postrada y al empresario de 79 años le habían diagnosticado cáncer.
Tras casi dos décadas de intentos, su equipo no había sido capaz de extraer suficiente gas natural de los campos de esquisto de Mitchell Energy DVN -0.24% en Texas.
Pero en 1998, uno de los ingenieros de Mitchell finalmente descubrió la forma de fracturar el esquisto eficazmente y dio el puntapié inicial a la revolución energética estadounidense.

Harold Hamm creció sin un centavo en un pequeño pueblo en Oklahoma.

Comenzaba a ir a la escuela durante la temporada navideña, una vez que hacía demasiado frío para recoger algodón, y empezó su carrera limpiando tanques petroleros. En los últimos seis años, Hamm y su empresa han descubierto tanto petróleo en Dakota del Norte que ahora tiene un patrimonio de US$14.000 millones.

Aubrey McClendon y Tom Ward, de Oklahoma, lograron crear el segundo mayor productor de gas de EE.UU. al encabezar la incursión en los campos de esquisto. Charif Souki, un inmigrante libanés que sabía más de comida que de fracturación hidráulica ahora dirige Cheniere Energy, LNG +0.74% una empresa de Houston que va camino a convertirse en la primera en exportar gas fuera de América del Norte.

Ir contra la corriente siempre es arriesgado, pero la cautela y la complacencia en los negocios también acarrean costos.
Para la próxima gran revolución empresarial, sería acertado apostar otra vez a los soñadores tenaces y extravagantes.

Zuckerman es un redactor especializado de The Wall Street Journal y autor de los libros "The Frackers: The Outrageous Inside Story of the New Billionaire Wildcatters" (algo así como "Los frackers: la extravagante historia interna de los nuevos exploradores multimillonarios de petróleo"). No hay planes para traducirlo.

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