La predestinación europea:
Haga lo que haga Europa
bajo la bandera del capitalismo desde ahora en adelante le ira de regular a mal
pues otros países de la tierra ya pasaron del feudalismo al capitalismo algunos
como China con 1300 millones de habitantes, además de algunos países latino americanos,
etc. y les hacen la competencia con sus mismas reglas e incluso con el modelo
de capitalismo fascista. y Europa está atado a un estado de bienestar que tendrá
que ser desmantelado si quiere sobrevivir bajo las reglas del capitalismo. eso quiere
decir que se les viene una represión brutal en los próximos meses y años.
La solución para
el pueblo europeo es desempolvar los libros de
marxismo e iniciar la revolución socialista.
Berlín alerta de la “infección” de la crisis de
Italia al resto de Europa
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/27/actualidad/1361985356_699650.html
Los resultados electorales generan las primeras
disensiones en la Comisión Europea por la falta de resultados de la austeridad
Francia reclama un cambio de modelo
Europa mantendrá la austeridad pese al malestar italiano
CLAUDI
PÉREZ / MIGUEL MORA Bruselas / París 27 FEB 2013 - 21:39 CET352
Estudiantes protestan contra las políticas de austeridad
en Roma. / GIORGIO COSULICH (GETTY IMAGES)
La recesión que recorre el espinazo de Europa y la
incertidumbre asociada a la política italiana funcionan como dos caras de la
misma moneda: el método alemán —la
austeridad a ultranza que campa a sus anchas en Europa desde hace tres años— está llegando al límite. Las primeras
fisuras, todavía muy incipientes, están ahí: varias fuentes europeas aseguraron
este miércoles que una parte de la Comisión empieza a albergar dudas sobre la
política de ajustes a rajatabla concentrados en la periferia, pese a que en
público incluso los comisarios menos dogmáticos evitan referencias a ese
debate.
París reivindicó esta noche las
recetas que promulga el único Ejecutivo socialdemócrata de la eurozona: fuentes del Elíseo claman por “un nuevo modelo económico”.
El choque de trenes está servido: para extirpar
tentaciones de cambio, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang
Schäuble, comparó hoy a Italia con Grecia y alertó de que el escenario
político italiano “eleva el riesgo de inestabilidad en los mercados”. “Italia es un caso grave, contagioso, infeccioso para
Europa”, dijo. “La crisis no está cerrada”, vaticinó Schäuble,
que advierte así del peligro de caer en la tentación de un cambio.
Alemania manda mucho y advierte a sus socios que la
eurozona no ha salido del estado de excepción económica en el que está
instalada desde hace un lustro. Berlín mete miedo: Italia puede resucitar los
peores fantasmas de la complicadísima crisis del euro, según esa tesis. Justo
al otro lado, Francia reclama protagonismo agarrada a la constatación de que la
receta alemana, tijera sobre tijera, no acaba de funcionar.
Y en medio de la trifulca entre los dos grandes países
del euro, Bruselas está bastante perdida: la Comisión reconoce sotto voce que
puede que haga falta algo más que austeridad para salir de ésta, pero se niega
a admitir esas aún muy incipientes fisuras en público.
Mientras los comisarios cierran filas, varios altos
funcionarios constatan la dificultad de hacer un giro de política económica sin
la aquiescencia de Berlín.
No esconden el temor a que los mercados se
desestabilicen. Y, en fin, admiten que el debate sobre la política económica
europea está ahí, pero explican que es difícil salir de esa situación de
bloqueo sin que salga maltrecha la credibilidad de Bruselas después de defender
a capa y espada la bondad de los ajustes durante años.
Las
últimas previsiones económicas, que muestran a toda la eurozona en recesión,
son un claro aviso de que algo no acaba de funcionar.
Bruselas lleva tiempo
tratando de incorporar el crecimiento a su narrativa: la Comisión habla siempre
de combinarlo con la austeridad, aunque en la práctica no se ha visto
prácticamente ningún estímulo por ningún lado. Sí ha habido cierta relajación
en las metas de déficit (para Grecia, Portugal y España, y ahora de nuevo para
España y Francia) y una modificación de los métodos de cálculo del agujero
fiscal. Laxitud contable; nada más. Ni rastro aún de políticas que consistan en
poner dinero sobre la mesa.
“El ajuste es necesario, imprescindible, pero viendo las
últimas cifras de recesión es evidente que falta simetría: algunos países, como
Alemania, podrían hacer más de lo que hacen”, señalan fuentes europeas. Si a
finales de este año —es decir: una vez pasen las elecciones alemanas— la
política económica europea no ha dado resultado va a ir siendo hora de dar un
viraje, afirman otras fuentes. En público, el vicepresidente Joaquín Almunia
defendió este miércoles que los motivos del resultado de los comicios en Roma
“están en Italia; no son achacables a Bruselas ni a la orientación de su
política económica”. Pero algunos comisarios han dado muestras, aquí y allá, de
que empieza a haber voces que piensan que la imprescindible austeridad no puede
ser la única receta. “Los italianos no quieren solo
sacrificios y más sacrificios”, explicó el lunes el vicepresidente Antonio Tajani. “Las previsiones económicas siguen
empeorando. Aparte de mantener la fe, ¿deberíamos hacer algo distinto?”, se
pregunta el comisario de Empleo László Andor.
Ese es el quid de la cuestión. Y puede que el debate —con
la boca pequeña— esté ya sobre la mesa, pero no hay que olvidar que hasta ahora
esa mesa cojea: siempre se decanta del lado de Alemania y de los mercados. Tras
el triunfo del socialista François Hollande en Francia, la Comisión pareció
iniciar hace casi un año un viraje político, orientado en mayor medida al
crecimiento. La cumbre de junio constató ese cambio de ritmo, esa nueva
melodía.
Pero la fiebre en los mercados y el poderío de Berlín
impidieron entonces pasar de las musas al teatro, más allá del programa de
compra de bonos del BCE y de la génesis de la unión bancaria.
“El colegio de comisarios cierra filas con el vicepresidente Olli Rehn. Pero en los servicios
internos sí hay una facción que admite que esto no se sostiene. La dificultad ahí
estriba en efectuar un viraje sin que Bruselas pierda credibilidad, tras las presiones del FMI, de EE UU, del G-20 o del G-7.
Por eso toda señal
de cambio se deja para más adelante, a la espera de que se constate si Alemania
se recupera o no, y sobre todo a la espera de las elecciones alemanas de
otoño”, indica una fuente de la Comisión.
El panorama dista mucho de estar claro: los analistas
esperaban un triunfo de la socialdemocracia en Italia, que hubiera hecho más
probable un frente común Roma-París-Madrid, más dudoso en este momento. Pero al
menos la rebelión ciudadana contra la corrupción de la casta política y contra
las recetas ultraliberales dictadas por Bruselas y Berlín ha inundado el
Parlamento italiano y empieza a tener algo de tracción en Europa. El resultado
del Movimiento 5 Estrellas, que recibió 8,6 millones de votos —Silvio Berlusconi
pierde seis millones respecto a 2008 y el Partido Democrático de Bersani se
deja 4,5 millones, por no hablar del fracaso sin paliativos del candidato
comunitario, Mario Monti—, es toda una novedad en Europa. El partido más votado
en la Cámara, que hace añicos el sistema de poder surgido del macroproceso
Manos Limpias, preconiza un referéndum sobre el euro y cuestiona las políticas
de austeridad. Sus 109 diputados y 54 senadores tienen ahora la llave de las
reformas en Italia y serán cruciales para el futuro de Europa.
Francia, el gran socio comercial de Italia, y
su espejo y modelo en tantas cosas, ha recibido los resultados con respeto
absoluto y mucha tranquilidad, a diferencia de Alemania, cuyos
máximos responsables no han dejado de lanzar voces alarmistas. Un portavoz del
Elíseo explica a este diario que el presidente solo valorará los resultados,
como es costumbre, cuando se haya nombrado al primer ministro, pero avanza que
el complejo desenlace electoral “refuerza la
estrategia de Hollande y su idea de que la austeridad sin crecimiento erosiona
la confianza de los ciudadanos en el proyecto europeo”.
Sin decirlo de forma explícita, para no escocer a
Alemania ni a Bruselas, París analiza el fragmentario
voto italiano como una seria llamada de atención contra las recetas que han
profundizado la recesión europea.
El Elíseo apela a la vigencia del reciente discurso de
Hollande ante el Europarlamento: “El crecimiento debe ser el corazón de la
estrategia, debemos ahorrar y equilibrar las cuentas sin debilitar la economía.
Demasiada austeridad solo conduce a menos actividad y más desempleo, y por
tanto a la desesperación de los ciudadanos. Italia confirma esa visión: tenemos
que impulsar la construcción europea, crear un nuevo modelo social y económico”.
A la vez, los asesores de Hollande niegan que esto
suponga un choque frontal con las políticas que propugna Merkel: “Hemos
intentado generar una nueva dinámica con Italia, con España y con Alemania, y
el discurso de Berlín ha evolucionado y se ha acercado a las posiciones
francesas”. Lejos de la postura del
Gobierno alemán y español, que han comentado con preocupación los resultados
electorales italianos, París mantiene un “respeto absoluto al voto soberano”,
según explicó el ministro Arnaud Montebourg
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