A pesar de la crisis económica, el sur de
Europa sigue fiel al euro
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323495104578310691033708604.html?mod=WSJS_inicio_MiddleSecond
Nota del autor del blog
Pienso que las encuestas están mal hechas, la forma de la encuesta debe ser:
¿Ud. prefiere volverse pobre por una salida del euro y una devaluación masiva de su nueva moneda?
O ¿Ud. prefiere volverse pobre por despidos masivos y recortes astronómicos de sueldos de todos?
Por
MARCUS WALKER y ALESSANDRA GALLONI
MONFORTE
D'ALBA, Italia—Durante años, el euro ha sido un lastre para
el viticultor Elio Grasso. La fortaleza de la moneda reduce las ganancias de
sus exportaciones a Estados Unidos, mientras que sus clientes italianos sufren
los estragos de la larga recesión del país.
Pero el responsable de los vinos Barolo no quiere que
Italia abandone el euro. "Si
estuviéramos solos, tendríamos mayores problemas que Grecia", afirmó
en una de las bodegas de su viñedo.
Marcus Walker/The Wall Street Journal
Elio Grasso, responsable de los vinos Barolo, en Italia,
es un defensor del euro.
La
moneda común ha dejado a los países del sur de Europa postrados, endeudados y
con muchos problemas para competir internacionalmente.
Pero incluso en medio de la campaña para las elecciones
nacionales este mes, la permanencia de Italia en el euro no ha sido un tema de
debate.
En el país, al igual que en España, Portugal y otros
miembros del bloque afligidos por la crisis, el apoyo popular hacia el euro
sigue firme.
Los
habitantes de la periferia de Europa temen que un regreso a las monedas
nacionales reanude la inflación, elimine los controles
sobre la corrupción y descarrile las ambiciones nacionales de formar parte del
círculo más estrecho de Europa.
Estas dudas pesan
más que las sombrías perspectivas de crecimiento que han llevado a muchos
economistas estadounidenses y británicos a pronosticar una separación de la
zona euro.
El PIB del bloque económico se contrajo 0,6% durante el
cuarto trimestre del año pasado, y la debilidad de las
economías del sur, como Grecia, Italia, España y Portugal arrastró a Francia y
Alemania.
Apenas 20% de los italianos cree que dejar el euro
beneficiaría a la economía, comparado con 74% que opina que sería malo o
desastroso, según un sondeo reciente de Ispo, una firma de investigación de
Milán.
Sólidas mayorías en España, Portugal, Grecia e Irlanda
también rechazan una salida del euro, según encuestas recientes.
La férrea voluntad de los europeos de seguir siendo parte
de la moneda única jugará un papel importante en la evolución de la crisis del
euro este año.
Conforme se alivia el pánico de los mercados financieros,
la supervivencia del euro depende de que los países pasen por un repliegue
doloroso y prolongado.
El partido de centro-izquierda de Italia que encabeza las
encuestas promete mantener las medidas de austeridad requeridas para defender
el lugar del país en Europa.
Incluso el ex primer ministro conservador, Silvio
Berlusconi, ha bajado el tono de su retórica contra el euro de cara a las
elecciones del 24 y 25 de febrero.
La voluntad popular de permanecer en el euro no es
ninguna garantía de que ningún miembro se marche.
Una
parálisis política o una corrida bancaria podrían, en teoría, obligar a un país
a imprimir su propia moneda para impedir un colapso financiero.
El apoyo popular tampoco garantiza el éxito del euro.
La complicada
situación de Europa ha resucitado las antiguas advertencias de que una moneda
compartida por economías distintas puede conducir a crisis y dificultar las
soluciones.
La experiencia sugiere que es más fácil
recuperarse de una crisis financiera si un país devalúa su moneda, abaratando
sus exportaciones.
La
única opción disponible para los países en apuros de la zona euro, en cambio,
es reducir los sueldos y los precios frente a las principales economías del
bloque.
El proceso probablemente añadirá sufrimiento a regiones
que ya han soportado cinco años de recesión.
A salvo de críticas
Muchos europeos del sur están decepcionados con las
instituciones y los líderes de la Unión Europea, e irritados por los efectos de
los planes de austeridad.
Pero el euro se ha salvado de las críticas.
"Los
europeos que ahora usan el euro no tienen ningún deseo de abandonarlo y
regresar a su antigua moneda",
de acuerdo a una encuesta del Centro
de Investigación Pew. Asimismo, encuestas recientes indican que 70% o
más de los españoles y portugueses quieren seguir usando el euro.
Incluso
en Grecia, donde la economía y el empleo se han reducido más de 20%, sólo una
de cada cinco personas quiere volver a usar las dracmas.
Por otra parte, la antipatía
hacia el euro se ha intensificado en los países europeos que no lo adoptaron.
La crisis ha fortalecido la convicción de los británicos,
los suecos y los daneses de que tuvieron razón en mantener sus propias monedas,
según los sondeos de la Unión Europea.
Muchos electores italianos, sin embargo, señalan que, más
allá de sus actuales penurias, abandonar el euro es un salto al vacío. "La respuesta no es desprenderse del
euro, sino revisar lo que no está funcionando y arreglarlo", manifestó
Giovanni Ricci, un geólogo de Turín. "Si
todos volvemos a nuestras monedas nacionales y devaluamos, habría una guerra
comercial en Europa", observó.
La historia reciente de los países periféricos de la zona
euro ofrece una explicación al persistente apoyo al proyecto europeo.
Ricci ayudó a construir la primera etapa de un túnel
ferroviario de alta velocidad que conectará a Turín con la ciudad francesa de
Lyon.
En su opinión, el euro también representa la adhesión de
Italia a Europa, lo que considera la mejor esperanza del país de crecimiento a
largo plazo. "Tenemos que seguir siendo parte del corazón de Europa",
puntualizó.
La crisis dañó la imagen color de rosa de Europa que
tenían países como Portugal, pero "la asociación cultural de Europa con la
modernización sigue vigente", apuntó Antonio Costa Pinto, politólogo de la
Universidad de Lisboa.
España, que carga con el amargo legado de la dictadura de
Francisco Franco y sus divisiones regionales, "ha desarrollado su
identidad democrática contemporánea en torno a la idea de Europa", lo que
deja al país "sin un Plan B", señaló Antonio Moreno, historiador de
la Universidad Complutense de Madrid.
En
estos países afectados por la crisis, la desconfianza hacia los políticos
nacionales y las burocracias gubernamentales es una poderosa razón por la que
pocos quieren dejar el euro. La mayoría cree que los líderes nacionales,
actuando sin el yugo del euro, causarían trastornos incluso mayores en las
economías nacionales.
Símbolo de cohesión
En Italia, el euro es, más que una moneda, el símbolo más
fuerte de la pertenencia a Europa, una relación que muchos italianos esperan
les enseñe mejores prácticas de gobierno. El país ha tenido 58 gobiernos en 65
años, lo que ha frustrado los esfuerzos por corregir la burocracia, reducir la
evasión fiscal y dinamizar el sector empresarial.
La esperanza de que Europa discipline al país se escucha
a viva voz aquí en la región de Piamonte, un centro de exportaciones en el
norte del país. "No nos ha ido tan bien con el euro como a Alemania porque
no nos dirigen las personas capaces de traer los beneficios potenciales a
Italia", dijo Grasso.
El vinicultor dice que ha librado una batalla permanente
contra la burocracia italiana. "Incluso tengo que demostrar a los
inspectores que las manchas de pintura en el techo no caerán dentro de los
barriles", apuntó. "Necesitamos menos reglas, pero una implementación
estricta", como en el norte de Europa, aseveró.
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