Dólar en la mira: ¿qué esperan los gurúes para los próximos días?
El tipo de cambio oficial avanzó en torno al 4% mensualizado en lo que va de abril. Analistas prevén que se anunciará una cuarta alza del tipo de interés para evitar desincentivos a la liquidación de exportaciones y no afectar la meta de reservas.
El Banco Central continúa acelerando la suba del dólar, tal como hizo en los últimos meses en línea con el objetivo acordado con el Fondo Monetario Internacional de mantener la competitividad del tipo de cambio real en el nivel de fines de 2021. Según la evolución de las últimas jornadas, convalidó un crawling peg (depreciación administrada del peso contra el dólar) en torno al 4% mensualizado en lo que va de abril.
Según el mercado, el sector privado espera que el dólar culmine 2022 a $154, de acuerdo con la mediana de las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), publicado este viernes por el Banco Central (BCRA).
De esta manera, el tipo de cambio oficial acumularía un alza de 51,1% durante todo el año corriente, una cifra que sin embargo se ubica por detrás de una inflación esperada del 59,2% para el mismo período. Mientras la suba de precios proyectada se elevó significativamente respecto del REM previo, la tasa de devaluación prevista se contrajo levemente.
Asimismo, para los próximos 12 meses (es decir, de acá a marzo de 2023) las consultoras y entidades financieras que participaron de la encuesta realizada en marzo estimaron un aumento del dólar del 53,5%, contra una inflación que sería del 55,4% en el mismo lapso de tiempo.
De este modo, el mercado sigue advirtiendo que el BCRA acelerará, como viene haciendo, el ritmo de devaluación, pero que el ajuste correrá bastante detrás de la inflación. Vale remarcar que cuando salta el dólar suele impactar en los precios a nivel local, lo cual implica un riesgo frente a la actual dinámica inflacionaria en el país, y en el mundo.
A pesar de que aún pasaron pocas jornadas del mes, esta cifra lo lleva a ser el avance más importante al menos desde enero de 2021. La entidad liderada por Miguel Pesce elevó el tipo de cambio oficial al 1,3% en diciembre, 2,2% en enero, 2,3% en febrero y 3,3% en marzo.
Sin embargo, por primera vez en el año, la depreciación del oficial supera a la tasa de interés en pesos. En 2022, el BCRA elevó tres veces la tasa de referencia. En enero la llevó del 38% al 40%, a mediados de febrero al 42,5% y en marzo al 44,5%. El mercado espera que ahora haya un nuevo incremento a raíz del nuevo ritmo de depreciación y después de la publicación del IPC de marzo (el Indec lo difundirá este miércoles), que podría rondar el 6%.
Andrés Reschini, de F2 Soluciones Financieras, sostuvo que su impresión es que el Central ya eligió el ritmo de depreciación para abril y que será de alrededor del 4%. “Si quiere sostener este ritmo de crawling peg, probablemente haya una nueva suba de tasas tras conocerse el IPC de marzo, porque aquellos que tienen que liquidar dólares saben que ganan más esperando que liquidando y colocando a tasa, y eso desincentiva la liquidación y afecta a las reservas”, planteó.
Adrián Yarde Buller, economista en Facimex Valores, coincidió en el análisis: “Se espera que acelere la tasa de devaluación a la zona de 3,8% mensual a partir de abril. El programa con el FMI estaba planteado con una devaluación de 40% que el BCRA venía respetando, pero eso estaba pensado para una inflación de 48% que rápidamente quedó desactualizada. Con una inflación que va a estar más cerca de 60% el BCRA tiene que acelerar el ritmo para no apreciar el tipo de cambio, especialmente teniendo en cuenta que la primera meta de reservas se cumplió con lo justo. Las subas de tasas miran más el frente cambiario que la inflación”.
“El BCRA necesita subir tasas si quiere seguir acelerando la tasa de devaluación, ya que si devalúa por encima de las tasas va a atentar contra su propio objetivo de reservas. Si no, termina desincentivando las exportaciones????, ya que los exportadores prefieren apalancarse y esperar a un tipo de cambio más favorable. Esto es crucial ya que el Central tiene un objetivo exigente de reservas netas y, si no acomoda las tasas de interés, va a tener dificultades para comprar dólares. Por eso la lógica sería ver una suba de tasas de magnitud importante la semana que viene”, agregó Yarde Buller.
Para Víctor Beker, director del Centro de Estudios para la Nueva Economía, la aceleración de la tasa de devaluación está ligada directamente con la tasa de inflación, en consonancia a lo acordado con el FMI, de que no haya atraso cambiario. “Con este nivel de inflación, el BCRA va a tener que incrementar la tasa de interés. Tanto la aceleración del crawling peg como la suba de tasas puede ayudar, en la medida que, puede generar una mayor venta de dólares por parte de los exportadores. Asimismo, una tasa más alta beneficia a las colocaciones en pesos y quita presión sobre el mercado de cambio paralelo, permitiendo achicar aún más la brecha”, señaló Beker.
Por su parte, Martín Carro, integrante del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV, advirtió sobre la dicotomía que enfrenta el Central. “Entre los objetivos del equipo económico está mantener la competitividad porque se necesita de un superávit comercial de bienes para hacer frente a todos los usos de divisas y para engrosar las reservas. Sin embargo, una depreciación brusca puede complicar la aceleración de los precios e impactar en el crecimiento”, planteó.
En este sentido concluyó: “Una suba de tasas es probable, por un lado, por las señales que dio el BCRA ante la aceleración inflacionaria y, por otro, el mercado prefirió inversiones más cortas, porque se espera que haya una nueva suba. Los bancos actualmente colocan lo menos posible en plazos largos en el BCRA. Asimismo, una tasa de depreciación superior a la tasa de interés desincentiva la liquidación de exportaciones. Por eso uno esperaría un alza en las tasas de interés ya que da más margen para poder depreciar a distintas velocidades sin lograr desincentivos y evitar problemas en el frente externo, donde está bastante estrangulado y con objetivos a cumplir de engrosar reservas, en torno a u$s5.000 millones anuales”.
"Las perspectivas inflacionarias continúan deslizándose al alza por encima del 60%", dijo la consultora Delphos Investment y señaló que "en el aspecto monetario, la esterilización durante el primer trimestre de este año estuvo a cargo del Tesoro en lugar del Banco Central. Sin embargo, el BCRA retomaría su rol contractivo en materia monetaria en los próximos meses, al tiempo que decidiría nuevas subas de las tasas de interés para no perderle pisada al ritmo inflacionario".
"Las bajas expectativas de cumplimiento del acuerdo con el FMI en materia fiscal y monetaria -agravadas por la guerra en Europa-, la elevada inflación en el punto de partida, la necesidad de recomponer algunos precios relativos luego del fracaso de las anclas nominales 'electorales', son algunos de los elementos que sugieren que, una vez más, las pautas de inflación oficiales serán superadas por la realidad", dijo Daniel Artana, de FIEL.
"La posibilidad de ir cumpliendo las pautas del plan con el FMI de equilibrio financiero podría dar pie a mayor estabilidad y chances de recuperación de valor en los sufridos papeles locales", dijo VatNet research, aunque señaló que "sin embargo, las acendradas disputas políticas y sociales agregan otro factor de tensión ante el eventual surgimiento de novedades inesperadas, sugiriendo la conveniencia de una estrategia preponderantemente conservadora".
"Argentina ha probado hasta ahora con recetas mágicas: dólar fijo, tasas de interés, precios máximos o cuidados. Siempre visiones parciales de la realidad, en vez de tener un programa antiinflacionario integral y convergente: todas las variables –fiscal, monetaria, cambiaria, ingresos- deben apuntar a una inflación descendente que ancle las expectativas, que ahora se mueven como un barco sin rumbo, sin un sendero correcto", dijo en declaraciones radiales el ex presidente del Banco central (BCRA) Martín Redrado.
"A la espera del dato de inflación (...), que se descuenta mostraría una aceleración, los operadores se encuentran atentos al mayor ritmo que viene desplegando el banco central (BCRA) en el 'crawling-peg', y como correlato de todo ello una posible nueva suba en la tasa", señaló Gustavo Ber, de Estudio Ber.
"Cuando hablan de programas mágicos que resuelven de la inflación de la noche a la mañana, como la dolarización, hay que tener en cuenta qué efectos tiene eso en los ingresos de las personas. ¿A qué tipo de cambio dolarizaríamos? La pauperización de nuestros ingresos es la discusión más importante, más allá de una solución mágica que sabemos que no existe en la economía", estimó en declaraciones radiales la economista Candelaria Botto.
"La urgencia por conseguir resultados en el corto plazo tiende a subestimar los costos de mediado plazo y sobrevalorar los beneficios de corto plazo. Pero aun así, las actuales restricciones del 'start up' harían muy difícil la implementación de la dolarización a corto plazo por los costos que ello implica", dijo Gustavo Reyes, de IERAL de Fundación Mediterránea.
"La autoridad (BCRA) monetaria mantiene su postura compradora en el mercado único y libre de cambios -MULC-, pero con un margen de maniobra cada vez mas limitado", estimó Portfolio Personal Inversiones.
"Las primeras ruedas de abril están siendo marcadas por una menor liquidación del agro. El sector agroexportador viene liquidando a un ritmo promedio diario de 138 millones de dólares retrocediendo con respecto al promedio diario de marzo en 142 millones", explicó.
"Si bien la economía retornará a sus niveles máximos el próximo año, esto no indica que ya se haya recuperado el terreno perdido en los últimos años: por un lado, el consumo distará de ser lo que era entonces, debido a un salario real que lejos estará de empardar su nivel de 2017; por otro, se dará en un contexto de pobreza más de 10 pp superior. Ambos síntomas reflejan el principal problema: la población habrá crecido 6% en el período, por lo que la misma torta se tendrá que repartir entre más gente", estimó Ecolatina.
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