EFETokio19 abr. 2022

El yen extendió hoy su caída frente al dólar y alcanzó un nuevo mínimo en casi dos décadas, lo que aumenta la presión inflacionaria sobre la tercera economía mundial, altamente dependiente de la importación de materias primas y energía.

La continuada devaluación que experimenta la divisa japonesa se ha acelerado en lo que va de semana hasta situar el precio del billete verde en la franja baja de los 128 yenes hoy en el mercado tokiota, un nivel que no se veía desde mayo de 2002.

El yen acumula una caída del 7,6 % frente al dólar solo en el último mes, y cercana al 12 % desde comienzos de año.

El euro, por su parte, se compraba este martes a más de 138 yenes, lo que marca una depreciación próxima al 5 % de la moneda japonesa en el último mes y su mínimo en siete años.

Este tendencia bajista del yen se atribuye a la amplia estrategia de flexibilización monetaria que mantiene en marcha el Banco de Japón (BoJ) desde 2013, y que contrasta cada vez más con las políticas de subidas de tipos de interés anunciadas por la Reserva Federal estadounidense (Fed) y las medidas similares que prepara el Banco Central Europeo (BCE).

DOBLE EFECTO EN LA ECONOMÍA NIPONA

El Gobierno japonés volvió a expresar hoy su preocupación por esta tendencia, a través del ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, quien reafirmó la importancia de la "estabilidad" en el mercado de divisas.

Suzuki dijo que las autoridades niponas "están en estrecha comunicación con las de Estados Unidos" para "responder de manera adecuada" al desplome de la divisa nipona, en declaraciones a los medios antes de viajar hoy a Washington para participar en la reunión de titulares del ramo del G20 que se celebra el miércoles.

En una intervención previa en el Parlamento nipón, el ministro señaló que la deprecación del yen "se está acelerando", y aunque admitió que esto tiene "un aspecto positivo" para la economía japonesa, también puede conllevar "un fuerte impacto negativo" para las empresas obligadas a asumir los crecientes costes de productos y materias primas importadas.

El gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, afirmó en la misma línea que la rápida caída del yen es considerada como beneficiosa de forma general para la economía nacional, aunque al mismo tiempo "eleva la incertidumbre para las empresas niponas y dificulta sus planes de negocio".

La debilidad del yen en los últimos años ha favorecido a los grandes exportadores nipones, al engordar sus beneficios al repatriarlos y hacerlas más competitivas en el extranjero.

Pero una devaluación tan rápida como la actual es considerada perjudicial especialmente en el contexto de inflación global, debido a que reduce drásticamente los márgenes de beneficio de las compañías japonesas, tradicionalmente reacias a elevar los precios de consumo.

LA ENCRUCIJADA DEL BOJ

La inflación "negativa" o derivada de la coyuntura global ya comienza a notarse en Japón, donde se espera que los precios de consumo avancen más de un 2 % este mes y se acelere conforme el encarecimiento global de las materias primas, y especialmente de las importaciones de crudo, haga más mella en la tercera economía mundial.

El Banco de Japón lleva años tratando de alcanzar un objetivo de inflación interanual precisamente del 2 %, pero su plan era alcanzar esa meta a través de un círculo virtuoso de liquidez para el sector privado, subidas salariales y expansión económica sostenida que aún no se ha materializado.

El instituto emisor nipón, que celebra la próxima semana una reunión de su junta de política monetaria, sigue considerando necesaria la continuidad de su estrategia de flexibilización en la situación actual, según viene repitiendo Kuroda.

Mantener este rumbo conlleva el riesgo de ahondar la depreciación del yen y de castigar con mayores subidas de precios a empresas y consumidores, pero el BoJ no contempla subidas de tipos ni la retirada de otros estímulos, al considerar que la economía nacional todavía no se encuentra lo suficientemente robusta.

Los analistas nipones prevén que la divisa japonesa siga a la baja y llegue en fechas próximas hasta el nivel de 130 yenes frente al dólar, ante la constante especulación sobre las subidas de tipos adicionales en Estados Unidos para tratar de contener la inflación galopante en la primera economía mundial.

La Bolsa de Tokio también se ha visto divida en los últimos días por el doble efecto que conlleva un yen barato para las empresas japonesas, y tras caer en la víspera, su principal indicador, el Nikkei, terminó este martes con un avance del 0,69 %.