¿Por qué se han disparado los precios del gas?
ENERGÍA
La escalada es consecuencia de una serie de factores, desde los cuellos de botella en el suministro ruso hasta la falta de viento en el mar del Norte
Los precios del gas en Europa se han disparado en las últimas semanas y han alcanzado un máximo de 25 dólares (21,3 euros) por millón de unidades térmicas británicas (gráfico 1, panel superior). La escalada es consecuencia de una serie de factores, desde los cuellos de botella en el suministro ruso hasta la falta de viento en el mar del Norte. A medida que se acerca el invierno, los países más dependientes del gas (para calentar hogares y generar electricidad) podrían sentir el frío.
El gas ya escaseaba antes de la reciente subida de precios. Un prolongado invierno boreal hizo que los países europeos echaran mano de sus reservas, que se redujeron en un 25% por debajo de la media histórica (gráfico 1, panel inferior). Las interrupciones de las importaciones procedentes de Rusia y Noruega, que representan casi la mitad del gas europeo, dificultaron la reposición de las existencias. El flujo procedente de Noruega se vio limitado por unas obras de mejora de las infraestructuras del país; un incendio en una planta de procesamiento en Siberia y la necesidad de rellenar los propios depósitos tras un invierno brutal estrangularon la producción rusa.
La reducción de la oferta se ha agravado con la falta de alternativas. El aumento de la demanda de gas natural licuado en Asia, a medida que las economías de ese continente se recuperan de la recesión provocada por la Covid-19, ha hecho subir los precios. Mientras tanto, las turbinas eólicas, productoras de un 10% de la energía europea, han disminuido su producción durante un verano inusualmente tranquilo.
Normalmente, las compañías eléctricas europeas recurren al carbón cuando suben los precios del gas y las fuentes de energía alternativas. Sin embargo, la disminución de la oferta de las minas europeas y la gran demanda de China también han hecho subir el precio de ese mineral. Y lo mismo ha ocurrido con el coste de los permisos europeos de emisión de carbono, que los productores de carbón deben comprar para compensar sus emisiones. De unos 30 euros por tonelada a principios de año, alcanzaron la cifra récord de 63 euros a principios de septiembre (gráfico 2). Y, si se quema una mayor cantidad de carbón para compensar la escasez de gas natural, el aumento de la demanda de derechos de emisión hará subir aun más su precio.
Normalmente, las compañías eléctricas europeas recurren al carbón cuando suben los precios del gas y las fuentes de energía alternativas. Sin embargo, la disminución de la oferta de las minas europeas y la gran demanda de China también han hecho subir el precio de ese mineral. Y lo mismo ha ocurrido con el coste de los permisos europeos de emisión de carbono, que los productores de carbón deben comprar para compensar sus emisiones. De unos 30 euros por tonelada a principios de año, alcanzaron la cifra récord de 63 euros a principios de septiembre (gráfico 2). Y, si se quema una mayor cantidad de carbón para compensar la escasez de gas natural, el aumento de la demanda de derechos de emisión hará subir aun más su precio.
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De The Economist, traducido para La Vanguardia, publicado bajo licencia. El artículo original, en inglés, puede consultarse en www.economist.com.
Traducción: Juan Gabriel López Guix