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lunes, 12 de junio de 2017

La Fed subirá la tasa de interés este miércoles en 0.25% y las repercusiones en Reino Unido, Japón , la Eurozona y China

            

La Fed subirá la tasa de interés este miércoles en 0.25% y las repercusiones en Reino Unido, Japón , la Eurozona  y China

La Fed apuntará que la estrategia de salida 'sigue viva', reafirmando la senda de tipos prevista

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Intermoney | La Reserva Federal se convertirá en la auténtica protagonista de la semana, pues el miércoles continuará con su proceso de normalización de la política monetaria estadounidense.


Así, la entidad basará su decisión en el carácter temporal del freno de la inflación y el crecimiento en EEUU, apoyándose en el segundo caso en la mejora de los datos durante el 2tr17, en especial, de los relativos al consumo. De hecho, durante la semana conoceremos que las ventas minoristas estadounidenses excluyendo partidas volátiles (automóviles y gasolineras) mantuvieron sus avances en mayo, estimando el consenso de Bloomberg un repunte del 0,3% m. Mientras tanto, los indicadores adelantados seguirían apuntando el buen desempeño del gasto de las familias con la confianza del consumidor de Michigan estable en niveles de 97 en el mes de junio.

Las referencias del sector residencial americano también serán positivas, pues tanto las construcciones iniciadas como los permisos de construcción volverán a superar el umbral de los 1,2 mill. a. en mayo. Por su parte, la producción industrial estadounidense desacelerará en dicho mes de mayo ante la difícil continuidad de los dinámicos avances del sector automovilístico de abril (+5,0% m.), convergiendo así con lo apuntado por el freno de la componente de actividad del ISM manufacturero.

No obstante, el gran dato en clave de la Reserva Federal serán las cifras de IPC que conoceremos el mismo miércoles y éstas no entorpecerán la subida de tipos hasta el rango 1-1,25%. El índice general sufrirá el abaratamiento de los bienes energéticos y continuará su senda de moderación hasta el 2,0% a., si bien lo importante para la autoridad monetaria estadounidense es el índice subyacente y éste se estabilizará en 1,9% a. Dicha circunstancia reforzará la tesis de enfriamiento pasajero de la inflación, ligado al descenso de los precios de la telefonía (-8,8% a. fija y -12,9% a. móvil en abril) y a la normalización de los vinculados a los servicios sanitarios.

Los anteriores factores serán claves para explicar la más que posible revisión a la baja de las previsiones del PCE central por parte de la Fed. La proyección de la referencia de inflación de la institución será revisada a la baja desde el 1,9% estimado en marzo para este año, sin que podamos descartar ajustes de las estimaciones para 2018 y 2019. Otra cuestión serán las previsiones de crecimiento para EEUU que se sitúan en 2,1% para 2017 y 2018 y 1,9% para 2019, pues son más prudentes que las del consenso de mercado. Así, dado el modesto inicio de año del PIB y el retraso de los prometidos estímulos, como mucho, se podría dar un ligero recorte de las estimaciones del presente año que sería compensado con la revisión al alza de las del próximo ejercicio. Las proyecciones de la Fed se alinearán con la tesis de que la desaceleración de los precios en el arranque del año y la moderación de la actividad durante el 1tr17 en EEUU, responden a factores “transitorios” cuya incidencia disminuirá en el futuro. En consecuencia, la autoridad monetaria apuntará que la estrategia de salida “sigue viva”, reafirmando la senda de tipos prevista y cuyo nivel de llegada se sitúa en el 3% en 2019.

No obstante, lo más importante en el seno de la Reserva Federal es el debate sobre el futuro del balance y éste tomará fuerza, una vez que en el encuentro de mayo ya se esbozase un sistema de tapering de las reinversiones. Ahora, será el momento de limarlo, proponer cantidades y, sobre todo, plantear cuándo empezará, aunque la mayoría de los consejeros del FOMC defendían (semanas atrás) que pondrían darse las condiciones para activarlo en la parte final del año. Así, la intervención de Yellen se tornará más importante que en otras ocasiones, ante las potenciales pistas a este respecto.

Aparte de EEUU, Japón también se convertirá en el escenario donde transcurrirá la actualidad de la política monetaria, si bien el BoJ no debería dar lugar a sorpresas en su próxima reunión y mantener su postura actual centrada en el mantenimiento del tipo oficial en -0,1% y la referencia para los bonos a diez años en torno al 0%. De forma que las novedades podrían venir del lado de un tono más positivo hacia el crecimiento, después de que la economía japonesa haya registrado cinco trimestres consecutivos de avance. No obstante, esta cuestión seguirá viéndose compensada por los bajos niveles de inflación existentes (0,4% a. en abril).

En Reino Unido, en la semana posterior a la celebración de las elecciones, el BoE apostará por mantener su estrategia (tipo oficial en 0,25%, compras de deuda en 435 mm. £ y de deuda corporativa en 10 mm. £), respaldado por la desaceleración de la inflación subyacente en mayo aunque se sitúe en 2,3% a. En el corto plazo, el banco central británico seguirá aceptando tasas mayores de precios a cambio de mantener la estabilidad financiera y moderar el freno de la actividad, como volverá a quedar claro el próximo jueves.

De hecho, los datos británicos continuarán dibujando un panorama cada vez menos positivo para la economía, especialmente, de la mano de las ventas minoristas. Éstas retrocederán en abril tras el fuerte repunte del mes anterior y presentarán un desempeño pobre, al igual que los indicadores que conocíamos en la jornada del viernes. Por un lado, la balanza comercial de abril reflejaba el deterioro tanto de las exportaciones (-0,1% m.) como de las importaciones (- 5,1% m.) y, por otro, la construcción se hundía un -1,6% m. en abril lastrada, principalmente, por la caída en la edificación de viviendas nuevas (-7,1% m.). Todo ello aderezado por la decepcionante producción manufacturera, que cedía un -0,7% en términos trimestrales.

En relación a la UEM, la actividad institucional vendrá marcada por la reunión del Eurogrupo del jueves que, esta vez, debería ser decisiva en cuanto a Grecia. Tanto Atenas como Bruselas reconocen los avances logrados y el cumplimiento de los requisitos del rescate, al tiempo que se urge al desbloqueo de los nuevos préstamos. No obstante, continúan las reticencias de Alemania y el FMI, sobre todo, a la hora de conceder un alivio a las finanzas públicas helenas. En suma, ante esta situación, no debemos descartar que se vuelvan a apurar los plazos y que el próximo desembolso del rescate llegue en julio.

En relación a los datos, las cifras finales de inflación de mayo confirmarán la desaceleración de los precios a lo largo de los países de la zona euro (1,4% a. en el agregado de la UEM) lastrados por los carburantes y los servicios turísticos. Estos últimos, además, jugaban un papel clave en la moderación de la inflación de los servicios y, por ende, de la subyacente. La volatilidad de la inflación será confirmada, si bien ésta respondería a factores exógenos (diferencias entre el calendario de 2016 y 2017, caídas en la energía y revalorización del euro) y coincidiría con los mensajes lanzados desde el BCE. De forma que lo importante sería tomar perspectiva en un escenario en el que los riesgos de deflación habrían quedado atrás.

Junto a los datos de IPC de mayo, en el agregado de la UEM también conoceremos las cifras de producción industrial y balanza comercial del mes de abril, las cuales convivirán con la publicación de los índices ZEW de confianza de analistas e inversores alemanes. Éstos darán continuidad a su tendencia ascendente en junio, pues los mercados europeos siguen viviendo un momento positivo apoyándose en la mejora de la actividad en la Eurozona y en el mantenimiento de la política generosa del BCE. Así, lo más interesante será analizar qué lectura realizan dichos analistas del futuro de la inflación.

Respecto a los mercados, aunque los próximos pasos de la Fed ya estén descontados por los inversores (se asigna una probabilidad del 100% a la subida de tipos), la rentabilidad de los T-Notes debería moverse al alza después de que ésta haya tocado niveles mínimos desde noviembre. En las divisas, la libra esterlina volverá a ser la principal protagonista, pues su cotización continuará marcada por los titulares políticos que se den a conocer durante la semana, en un entorno caracterizado por las presiones a la baja sobre la misma. Por último, las bolsas seguirán muy soportadas salvo sorpresas como, por ejemplo, en la política estadounidense, ante un escenario donde cuestiones como las referencias chinas han quedado en un segundo plano. Así, la importancia de las ventas minoristas y la producción industrial de mayo en el gigante asiático será comedida.  

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